martes, 15 de noviembre de 2016

CON ÉL, TODO

VIDA DE LA PALABRA                          primeras semanas de NOVIEMBRE 

Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de vida de noviembre, («Todo lo puedo en Aquel que me conforta», Flp 4, 13) y la de octubre («Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados», Si 28, 2):

1.-        En el hospital cada vez voy teniendo más tarea. Bonita, después de la experiencia personal adquirida años pasados con mi padre y también con mi madre.
            A veces, después de haber estado varias horas allí visitando, al poco de llegar a casa, me llaman urgentemente para administrar el sacramento de la unción. Mi “perdonar” es ir con diligencia y amabilidad, y darme del todo tanto al enfermo (en esas ocasiones, ya está inconsciente, pero lo último que se pierde es el oído), como a los acompañantes.
En una de esas ocasiones, no estaba ningún familiar, (habían salido todos), solo una enfermera contratada de otro centro; con lo cual, quise quedarme un ratito más… y el Señor se lo llevó a los pocos minutos estando yo allí, tratando de hablarle y acompañarle como justo hacía un año habíamos hecho toda la familia con mi padre.
En otra de las ocasiones… (me ha pasado varias veces, que sólo dan el aviso “in extremis”), con amabilidad y cariño insinué a los familiares que yo había estado toda esa mañana por allí, incluso por ese
mismo pasillo aunque no tenía yo ninguna visita ahí… que ellos llevaban allí varios días… y que no pedir la Unción es privar a la enferma de la Gracia especial que Dios da no sólo para el momento decisivo, sino para la edad avanzada, para una operación importante, para una enfermedad grave: es el acompañamiento y cercanía que Jesús quiere dar. Para vivir “como Dios manda”, (y nunca mejor dicho), la ancianidad y una enfermedad importante. Intenté ser delicado para que no se quedaran mal…
Ellos me habían comentado momentos antes que el médico de paliativos era una persona excepcional, y que les había dicho todo claramente pero con una exquisitez que… debería haber no sólo “hojas de reclamaciones”, sino también de felicitaciones; y yo le sugerí que, aunque no la hubiera, pidieran un folio y expresaran su agradecimiento. Después de la pequeña “corrección fraterna” que intenté hacerles con toda delicadeza a pesar de mi “dolor” interior (por ver a un prójimo que hasta el último momento le dejan privado de los auxilios espirituales que tanto bien le pueden hacer también previamente tanto espiritual como corporalmente), me dijeron los familiares: “es verdad, después de administrarle el sacramento, ha movido piernas y ojos, cosa que hacía tiempo que no se producía; y tu presencia y tus palabras, primero con ella y con todos, y ahora aquí fuera con nosotros dos, también nos han venido muy bien a la familia; en esa ‘hoja de felicitaciones’, también te mencionaremos a ti”.

2.-        Hablando con una pareja que están viviendo juntos sin haberse casado todavía, fiándome del “todo lo puedo en Aquel que me conforta” les hablé de la verdadera grandeza y de la libertad que lleva a la felicidad auténtica, (es decir, que, porque te quieren, exijan lo mejor de mí mismo y decidas darlo, hacerlo), y me atreví a proponerles que, ya que no podían volver a las respectivas casas paternas (una en otro país), vivieran “como hermanos”, en absoluta continencia, (dándoles también la hoja de la PdV de este mes con su explicación: “todo lo puedo en Aquel me conforta”).
Me sorprendió la disponibilidad que mostraron: realmente “percibí” la Gracia sobre cada uno. Casi estaban anhelándolo, pero no se atrevían a decírselo mutuamente porque no pensara el otro que era menor cariño; todo lo contrario, ahora se daban cuenta que era una muestra de mayor amor: “habíamos elegido mal, el camino fácil: dejar de comulgar. Ahora nos damos cuenta que es mejor confesarnos, vivir simplemente como hermanos y poder comulgar al menos cada domingo. Queremos cada uno y los dos estar muy cerca de Dios. Y prepararnos bien, si de verdad Él nos llama para casarnos”.

3.-        Entre parroquia (donde vivo) y capellanía del hospital, (además, de seguir atendiendo, aunque ya no a diario, el Centro Mariápolis de Las Matas), bastantes jornadas son de 10 ó 12 horas (casi sin respiro para comer) empalmando, una cosa con otra, (pero con paz, ¡eh!); hace 2 viernes, de 9 de la mañana a 12:05 de la noche. Y contentísimo y feliz. Me ayuda la PdV: “todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
            Por fin, pude irme esta semana 48 horas a mi pueblo. Pero
inesperadamente hubo que llevar a mi madre por cuestión del ojo, (tuvo un trombo en marzo), a urgencias del hospital de Albacete, (en el de nuestro pueblo, no hay oftalmólogo en urgencias): de 3:30 a 23:00, (casi todo el tiempo yo de pie, y con los abrigos en las manos). Ya no se puede hacer nada por ese ojo, pero por lo menos que no duela a rabiar: tendrán que practicarle una pequeña cirugía en breve, en cuanto le hagan la operación que tenía pendiente desde abril de las dos hernias.
Contento de poder acompañar a mi madre: ella, en medio del dolor, recordaba a Jesús Abandonado (diciendo de vez en cuando: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”), pero con una paz admirable.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de noviembre, («Todo lo puedo en Aquel que me conforta», Flp 4, 13), la de octubre («Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados», Si 28, 2) y la de septiembre («Todo es vuestro; y vosotros de Cristo y Cristo de Dios», 1 Co 3, 22-23):

1.-        “al párroco le hizo muchísima ilusión. El lunes pasado en la Adoración comentó lo del "grano de mostaza...". Dijo que le gustaría mucho ver uno. Recordé que en nuestro viaje a Tierra Santa cogí varios granitos. Los tenía
guardados con mucho cariño en el joyero, por su valor para mí...: más que las joyas que hay!, así que busqué una bolsita pequeñita que cerraba muy bien y puse dos. Anoche se lo di. No sabes qué ilusión le hizo!! Dijo: "vaya regalo que me has hecho!!” Y me dio dos besos... Algo no muy habitual en él

2.-        “la PdV de octubre me ha ayudado a acoger y amar concretamente a cada persona tal como es, sin pararme en lo que haya podido molestarme, también a sentir más en profundidad el perdón de Dios en mí.
2b.-     Te cuento brevemente algunas experiencias concretas:
            Fallece un familiar que vive en una ciudad un poco alejada, en un primer momento dudo en ir al entierro y recuerdo que “él no vino al de mi madre”, pero la PdV me ayuda a comprender su situación y en seguida organizo todo para ir al sepelio. Me detengo a rezar por él y lo comparto con otras personas, segura de que la oración en unidad con los hermanos es más potente ante el Padre. Me parece que ha crecido el amor recíproco con los demás familiares.

2c.-     Me entretengo en hacer una cosa más de lo necesario antes de ir a Misa: cuando voy de camino me siento mal, diciéndome que voy a llegar tarde y que debería haberlo acabado luego... Pido perdón a Jesús. Llego a la Iglesia y ¡justo en ese momento va el sacerdote hacia el altar! Experimento de cerca, como dice esta PdV, que ”…en cuanto lo pidas te serán perdonados tus pecados”.

2d.-     Llama una amiga por teléfono, estoy preocupada por otro tema y apenas la atiendo. Aunque no se ha enfadado, siento que algo entre nosotras puede quedar dañado y esa misma mañana le pido perdón.

2e.-      Conozco a un joven de otro país con muy pocas posibilidades económicas: se ofrece para dar clases de informática y como mis conocimientos son escasos, le pido que me dé algunas clases. No me agrada por la lentitud de sus explicaciones y tras un par de días pienso que mejor sería dejarlo, pero siento que Jesús me da la posibilidad de ayudarle y valorar su dignidad; continuaremos durante este curso.

2f.-      Una amiga enferma de forma inesperada y su carácter cambia completamente. Trato de ayudarla, pero tantas veces su reacción es negativa y nada agradecida. Aunque muchas veces siento una gran impotencia, estoy segura de que el amor siempre da frutos: sigo visitándola y ofreciéndole mi apoyo a ella y a su familia.

2g.-     Voy a hacer unas gestiones. La chica que me atiende, después de un largo tiempo allí, no termina de solucionar el asunto. Tengo que volver otro día y al final surge una conversación sobre las empleadas de hogar, (nada relacionado con el tema que nos ocupaba); me dice que le gustaría dar de alta a la que va a su casa, pero que no sabe lo que tendría que pagar…, le digo que yo sí la tengo asegurada y que es algo que debemos hacer. Al volver a casa busco la información y le llevo fotocopia al día siguiente. Se queda muy sorprendida y me da las gracias.

2h.-     Este año soy la presidenta de la comunidad de vecinos donde tengo un apartamento de verano. Hay una vecina que no abona la cuota hace unos años. En la última reunión se decide denunciarla. Siento que debo volver a hablar antes con ella, lo que no es nada fácil.
Me desplazo a esa ciudad por varios motivos de la presidencia y subo a su piso, es una de los dos propietarios que vive allí todo el año, pero no me abre la puerta. Con el otro vecino hay buenas relaciones, me ayuda en algunas gestiones y a la siguiente vez que me desplazo, vamos juntos a hablar con ella, nos abre y se vislumbra una solución…, esta experiencia continúa, pero ya doy gracias a Dios que me hace ver una vez más que siempre hay un camino positivo cuando se intenta amar e involucrar a otros en ese camino.
Gracias, Paco, por tu fidelidad en darnos un nuevo empuje a mitad de mes y por tus primeras experiencias

3.-        “no imaginas cómo me identifico en el capítulo del coche cada mañana: todos los días tengo una hora para ir y otra para volver al trabajo y el ejercicio de tranquilidad, paciencia y respeto que hay que hacer cada mañana es grande.
Doy fe, de que con la práctica se consigue, así que ¡ánimo!...
         Muchas gracias por tu tiempo y dedicación



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