VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de NOVIEMBRE
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la vida diaria la Palabra de vida de noviembre, («Todo lo puedo en Aquel que me conforta», Flp 4, 13) y la de octubre («Perdona
a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados»,
Si 28, 2):
1.- En el
hospital cada vez voy teniendo más tarea. Bonita, después de la experiencia
personal adquirida años pasados con mi padre y también con mi madre.
A veces, después de haber estado varias horas allí
visitando, al poco de llegar a casa, me llaman urgentemente para administrar el
sacramento de la unción. Mi “perdonar” es ir con diligencia y amabilidad, y
darme del todo tanto al enfermo (en esas ocasiones, ya está inconsciente, pero
lo último que se pierde es el oído), como a los acompañantes.
En una de esas ocasiones, no estaba ningún familiar, (habían salido
todos), solo una enfermera contratada de otro centro; con lo cual, quise
quedarme un ratito más… y el Señor se lo llevó a los pocos minutos estando yo
allí, tratando de hablarle y acompañarle como justo hacía un año habíamos hecho
toda la familia con mi padre.
En otra de las ocasiones… (me ha pasado varias veces, que sólo dan el
aviso “in extremis”), con amabilidad y cariño insinué a los familiares que yo
había estado toda esa mañana por allí, incluso por ese
mismo pasillo aunque no tenía yo ninguna visita ahí… que ellos llevaban allí varios días… y que no pedir la Unción es privar a la enferma de la Gracia especial que Dios da no sólo para el momento decisivo, sino para la edad avanzada, para una operación importante, para una enfermedad grave: es el acompañamiento y cercanía que Jesús quiere dar. Para vivir “como Dios manda”, (y nunca mejor dicho), la ancianidad y una enfermedad importante. Intenté ser delicado para que no se quedaran mal…
mismo pasillo aunque no tenía yo ninguna visita ahí… que ellos llevaban allí varios días… y que no pedir la Unción es privar a la enferma de la Gracia especial que Dios da no sólo para el momento decisivo, sino para la edad avanzada, para una operación importante, para una enfermedad grave: es el acompañamiento y cercanía que Jesús quiere dar. Para vivir “como Dios manda”, (y nunca mejor dicho), la ancianidad y una enfermedad importante. Intenté ser delicado para que no se quedaran mal…
Ellos me habían comentado momentos antes que el médico de paliativos era
una persona excepcional, y que les había dicho todo claramente pero con una exquisitez
que… debería haber no sólo “hojas de reclamaciones”, sino también de
felicitaciones; y yo le sugerí que, aunque no la hubiera, pidieran un folio y
expresaran su agradecimiento. Después de la pequeña “corrección fraterna” que
intenté hacerles con toda delicadeza a pesar de mi “dolor” interior (por ver a
un prójimo que hasta el último momento le dejan privado de los auxilios
espirituales que tanto bien le pueden hacer también previamente tanto
espiritual como corporalmente), me dijeron los familiares: “es verdad, después de administrarle el
sacramento, ha movido piernas y ojos, cosa que hacía tiempo que no se producía;
y tu presencia y tus palabras, primero con ella y con todos, y ahora aquí fuera
con nosotros dos, también nos han venido muy bien a la familia; en esa ‘hoja de
felicitaciones’, también te mencionaremos a ti”.
2.- Hablando
con una pareja que están viviendo juntos sin haberse casado todavía, fiándome
del “todo lo puedo en Aquel que me conforta” les hablé de la verdadera grandeza
y de la libertad que lleva a la felicidad auténtica, (es decir, que, porque te
quieren, exijan lo mejor de mí mismo y decidas darlo, hacerlo), y me atreví a
proponerles que, ya que no podían volver a las respectivas casas paternas (una
en otro país), vivieran “como hermanos”, en absoluta continencia, (dándoles
también la hoja de la PdV de este mes con su explicación: “todo lo puedo en
Aquel me conforta”).
Me sorprendió la disponibilidad que mostraron: realmente “percibí” la
Gracia sobre cada uno. Casi estaban anhelándolo, pero no se atrevían a
decírselo mutuamente porque no pensara el otro que era menor cariño; todo lo
contrario, ahora se daban cuenta que era una muestra de mayor amor: “habíamos elegido mal, el camino fácil: dejar
de comulgar. Ahora nos damos cuenta que es mejor confesarnos, vivir simplemente
como hermanos y poder comulgar al menos cada domingo. Queremos cada uno y los
dos estar muy cerca de Dios. Y prepararnos bien, si de verdad Él nos llama para
casarnos”.
3.- Entre
parroquia (donde vivo) y capellanía del hospital, (además, de seguir
atendiendo, aunque ya no a diario, el Centro Mariápolis de Las Matas), bastantes
jornadas son de 10 ó 12 horas (casi sin respiro para comer) empalmando, una
cosa con otra, (pero con paz, ¡eh!); hace 2 viernes, de 9 de la mañana a 12:05
de la noche. Y contentísimo y feliz. Me ayuda la PdV: “todo lo puedo en Aquel que me conforta”.
Por fin, pude irme esta semana 48 horas a mi pueblo. Pero
inesperadamente hubo que llevar a mi madre por cuestión del ojo, (tuvo un trombo en marzo), a urgencias del hospital de Albacete, (en el de nuestro pueblo, no hay oftalmólogo en urgencias): de 3:30 a 23:00, (casi todo el tiempo yo de pie, y con los abrigos en las manos). Ya no se puede hacer nada por ese ojo, pero por lo menos que no duela a rabiar: tendrán que practicarle una pequeña cirugía en breve, en cuanto le hagan la operación que tenía pendiente desde abril de las dos hernias.
inesperadamente hubo que llevar a mi madre por cuestión del ojo, (tuvo un trombo en marzo), a urgencias del hospital de Albacete, (en el de nuestro pueblo, no hay oftalmólogo en urgencias): de 3:30 a 23:00, (casi todo el tiempo yo de pie, y con los abrigos en las manos). Ya no se puede hacer nada por ese ojo, pero por lo menos que no duela a rabiar: tendrán que practicarle una pequeña cirugía en breve, en cuanto le hagan la operación que tenía pendiente desde abril de las dos hernias.
Contento de poder acompañar a mi madre: ella, en medio del dolor, recordaba
a Jesús Abandonado (diciendo de vez en cuando: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”), pero con una paz
admirable.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de noviembre, («Todo lo puedo en Aquel que me conforta», Flp 4, 13), la de octubre («Perdona
a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados»,
Si 28, 2) y la de septiembre («Todo
es vuestro; y vosotros de Cristo y Cristo de Dios», 1 Co 3, 22-23):
1.- “…al párroco le hizo muchísima ilusión. El
lunes pasado en la Adoración comentó lo del "grano de mostaza...". Dijo
que le gustaría mucho ver uno. Recordé que en nuestro viaje a Tierra Santa cogí
varios granitos. Los tenía
guardados con mucho cariño en el joyero, por su valor para mí...: más que las joyas que hay!, así que busqué una bolsita pequeñita que cerraba muy bien y puse dos. Anoche se lo di. No sabes qué ilusión le hizo!! Dijo: "vaya regalo que me has hecho!!” Y me dio dos besos... Algo no muy habitual en él…”
guardados con mucho cariño en el joyero, por su valor para mí...: más que las joyas que hay!, así que busqué una bolsita pequeñita que cerraba muy bien y puse dos. Anoche se lo di. No sabes qué ilusión le hizo!! Dijo: "vaya regalo que me has hecho!!” Y me dio dos besos... Algo no muy habitual en él…”
2.- “…la PdV de octubre me ha ayudado
a acoger y amar concretamente a cada persona tal como es, sin pararme en lo que
haya podido molestarme, también a sentir más en profundidad el perdón de Dios
en mí.
2b.- Te
cuento brevemente algunas experiencias concretas:
Fallece un familiar que vive en
una ciudad un poco alejada, en un primer momento dudo en ir al entierro y
recuerdo que “él no vino al de mi madre”, pero la PdV me ayuda a comprender su
situación y en seguida organizo todo para ir al sepelio. Me detengo a rezar por
él y lo comparto con otras personas, segura de que la oración en unidad con los
hermanos es más potente ante el Padre. Me parece que ha crecido el amor
recíproco con los demás familiares.
2c.- Me
entretengo en hacer una cosa más de lo necesario antes de ir a Misa: cuando voy
de camino me siento mal, diciéndome que voy a llegar tarde y que debería
haberlo acabado luego... Pido perdón a Jesús. Llego a la Iglesia y ¡justo en
ese momento va el sacerdote hacia el altar! Experimento de cerca, como dice
esta PdV, que ”…en cuanto lo pidas te serán perdonados tus pecados”.
2d.- Llama
una amiga por teléfono, estoy preocupada por otro tema y apenas la atiendo.
Aunque no se ha enfadado, siento que algo entre nosotras puede quedar dañado y
esa misma mañana le pido perdón.
2e.- Conozco
a un joven de otro país con muy pocas posibilidades económicas: se ofrece para
dar clases de informática y como mis conocimientos son escasos, le pido que me
dé algunas clases. No me agrada por la lentitud de sus explicaciones y tras un
par de días pienso que mejor sería dejarlo, pero siento que Jesús me da la
posibilidad de ayudarle y valorar su dignidad; continuaremos durante este
curso.
2f.- Una
amiga enferma de forma inesperada y su carácter cambia completamente. Trato de
ayudarla, pero tantas veces su reacción es negativa y nada agradecida. Aunque
muchas veces siento una gran impotencia, estoy segura de que el amor siempre da
frutos: sigo visitándola y ofreciéndole mi apoyo a ella y a su familia.
2g.- Voy
a hacer unas gestiones. La chica que me atiende, después de un largo tiempo
allí, no termina de solucionar el asunto. Tengo que volver otro día y al final
surge una conversación sobre las empleadas de hogar, (nada relacionado con el
tema que nos ocupaba); me dice que le gustaría dar de alta a la que va a su
casa, pero que no sabe lo que tendría que pagar…, le digo que yo sí la tengo
asegurada y que es algo que debemos hacer. Al volver a casa busco la
información y le llevo fotocopia al día siguiente. Se queda muy sorprendida y
me da las gracias.
2h.- Este
año soy la presidenta de la comunidad de vecinos donde tengo un apartamento de
verano. Hay una vecina que no abona la cuota hace unos años. En la última
reunión se decide denunciarla. Siento que debo volver a hablar antes con ella,
lo que no es nada fácil.
Me desplazo a esa ciudad por
varios motivos de la presidencia y subo a su piso, es una de los dos
propietarios que vive allí todo el año, pero no me abre la puerta. Con el otro
vecino hay buenas relaciones, me ayuda en algunas gestiones y a la siguiente
vez que me desplazo, vamos juntos a hablar con ella, nos abre y se vislumbra
una solución…, esta experiencia continúa, pero ya doy gracias a Dios que me
hace ver una vez más que siempre hay un camino positivo cuando se intenta amar
e involucrar a otros en ese camino.
Gracias,
Paco, por tu fidelidad en darnos un nuevo empuje a mitad de mes y por tus
primeras experiencias…”
3.- “…no
imaginas cómo me identifico en el capítulo del coche cada mañana: todos los
días tengo una hora para ir y otra para volver al trabajo y el ejercicio de
tranquilidad, paciencia y respeto que hay que hacer cada mañana es grande.
Doy
fe, de que con la práctica se consigue, así que ¡ánimo!...
Muchas gracias por tu tiempo y dedicación…”
Si quieres leer más
experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos
navegadores eso no funciona,
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