viernes, 15 de julio de 2016

PARA TENER MISERICORDIA, NO JUZGAR

Aunque sea verano, no hay que dejar nunca de practicar la Palabra. Aquí tienes unos textos para reforzar la de este mes de julio, (aparte de que durante el mes a menudo la releas y medites):



NO JUZGUÉIS…

…todos queremos que en el Juicio Final “el Señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho en la vida”… “Si tú juzgas continuamente a los otros, con la misma medida serás juzgado”...
“Mírate en el espejo, pero no para maquillarte, para que no se vean las arrugas. No, no, no, ese no es el consejo. Mírate al espejo para ver cómo eres. ‘¿Por qué miras las brizna que hay en el ojo de tu hermano y no te fijas en la viga que tienes en el tuyo’? ¿Y cómo nos califica el Señor cuando hacemos esto? Una sola palabra: hipócrita, quita antes la viga de tu ojo y entonces verás bien para quitar la brizna del ojo de tu hermano”.
… “parece que el Señor se enfada un poco aquí” y llama hipócrita a aquel que se pone “en el lugar de Dios”. Se trata de algo que quiere el demonio, como ya hizo con Adán y Eva: “ponerse en el lugar de Dios”…
Por eso es tan feo juzgar. ¡El juicio sólo es de Dios, sólo es suyo! A nosotros nos corresponde el amor, la comprensión, rezar por los otros cuando vemos cosas que no son buenas, pero también hablarles a ellos: ‘mira, yo veo esto y quizás…Pero nunca juzgar. Nunca. Esto es hipocresía”.
Cuando uno juzga “nos ponemos en el puesto de Dios” pero “nuestro juicio es un pobre juicio” y “nunca puede ser un juicio verdadero…”.
“¿Y por qué el nuestro no puede ser como el de Dios? Porque  a nuestro juicio le falta la misericordia. Y cuando Dios juzga, juzga con misericordia…”

PAPA FRANCISCO, Homilía matutina en Misa capilla Sta. Marta, 20 junio 2016





CALLAR LO QUE PUEDE DIVIDIR

“San Ambrosio reprochó que la virtud del silencio no consiste en el no hablar, sino en saber callar, y en saber hablar a tiempo.
¿Os parece a vosotros, que se respeta esta virtud si, en cada momento y con una impasibilidad creciente, nos comunicamos sin ninguna discreción, por ejemplo, el espectáculo del dolor, buscándolo más bien, incluso instigándolo con todos los recursos? 
Tengo que hacer callar todo en mí para descubrir la voz de Dios
Y hace falta extraer esta voz, como se aparta un diamante del barro: limpiarla, exhibirla y dejarse conducir de ella.”


SERGIO ZAVOLI, Comunicare, ma con quali parole?



No hay comentarios:

Publicar un comentario