miércoles, 30 de julio de 2014

EFICACIA DE ORAR EN COMUNIÓN

VIDA DE LA PALABRA segunda mitad mes de Julio
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de vivir la la Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21) y la de julio («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo [=consenserint, en latín] en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt18, 19-20):
1.-      WhatsApp grupal de mi prima: “pues vaya suerte haber ido a Israel hace 1 mes: Ahora están tirando misiles...”. Sí, ciertamente fuimos afortunados en climatología y en ambiente político-militar. No dejo de recordar, sobre todo, la Gracia que supuso esa semana (ya te lo conté; lo colgué luego en este blog: mis impresiones en Tierra Santa). No dejo de pensar en tanta gente que allí sufre. Así que, recordando la palabra de vida, se me ocurre involucrar a todo el grupo (hermanos, sobrinos y primos) en ponernos de acuerdo para rezar cada día a las 12:00 uniéndonos al “time out"
mundial (minuto de oración, o al menos de silencio) para pedir por la paz en Oriente Medio. Se adhieren todos con entusiasmo. Sobre las 12 nos lo recordamos mutuamente (en el whatsApp ponemos el emoticono de un "reloj con la hora de las 12 en punto" o "manos juntas rezando") y cada uno hace ese minuto en cuanto puede.

2.-        Unos buenos amigos míos con los que hace tiempo no tenía contacto tienen un problema matrimonial desde hace varios años, enconado estos últimos 4 meses. Uno de los cónyuges me manda un mensaje y quedamos para hablar por teléfono. Llamé y estuvimos hablando de 22.00 a 23.00. Acabamos con un consenserint. (orar, previamente puestos de acuerdo en lo que pedir algo al Padre, -aquí tienes varios textos, uno de los cuales lo explica muy bien- y realizarlo con la fe puesta en Jesús "donde dos o más…", según explica la PdV de julio). A la mañana siguiente me manda un whatsApp: "Paco, ayer me pasó algo curiosísimo: a los 5 minutos de colgar el tlf. Apareció por casa…, que tenía que recoger algo, ¿te lo puedes creer? Le dije que había hablado contigo y lo que me comentaste por encima: no me dijo que sí, pero le noté como alegría al transmitirle tu saludo. He pensado que si te parece bien lo podrías llamar o mandarle un whatsApp,  él sabe que te conté nuestro problema y puede ser que le dé alegría contar con tu apoyo como amigo. Gracias de
nuevo". No es que se haya solucionado…, ni será fácil que eso ocurra en pocos meses… pero… por algo se empieza… Precisamente el domingo, (el Evangelio de ese día afirmaba que "todo sirve para el bien de los que aman a Dios"), vino a verme un cónyuge de otro matrimonio que ya consideraba caso perdido a pesar de que llevamos rezando 6 meses; en aquel entonces hice con la otra parte un consenserint lleno de fe aun en la más absoluta "negrura". Este domingo, al acabar de hablar, cuando se marchó, conté por encima a un compañero sin detalles la situación, enseguida este se santigua y me invita a hacer juntos un "consenserint" pidiendo la sabiduría para ellos y para saber nosotros cómo ayudarles.

3.-      Unos más que amigos míos tienen un tremendo problema con uno de sus hijos. Cuando estuvieron en casa antes de salir uno de ellos de viaje, al acompañarlos luego al coche, ahí en la calle rezamos los 3: nos pusimos de acuerdo en qué pedir y luego yo iba diciendo frase por frase y ellos la repetían entre lágrimas.
            Cuando luego ella me escribió, me expresó lo bonito de aquel momento y su descubrimiento "práctico" de este tipo de oración en comunión. Le ofrecí seguir haciéndolo
aunque esté ella en otro país, así que, en cuanto allí y aquí estamos en un sitio con WiFi, nos mandamos un whatsApp a ver si coincidimos y, (hasta ahora todos los días en algún momento), "por turno", uno de los 2 va "escribiendo" la plegaria en trocitos y el otro manda un "emoticono" a cada parte de la oración asegurando que desde su lugar la ha repetido ya.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de Vida de junio la de julio:
1.-        "… si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo". Volvía a casa del hospital en una ambulancia. El paisaje estaba bañado por esa luz veraniega cercana al atardecer que satura los colores: el amarillo de los rastrojos era dorado, la tierra de los barbechos oscura, las viñas en todo su esplendor de follaje llenando de verde intenso un paisaje más vivo que nunca cuando todo alrededor está agostado. Me sentí plenamente feliz por poder contemplar este espectáculo. Echo de menos poder salir a la carretera todos los días y contemplar la naturaleza. Mi enfermedad me había recluido al paisaje urbano. Durante toda mi vida laboral he tenido que viajar y he sentido como un privilegio poder
contemplar los paisajes: el paso de las estaciones, que no es sino ser consciente del paso del tiempo; el cielo azul, las nubes pasajeras, la lluvia, la nieve, el calor, el frío; la luz distinta en las distintas horas del día... La vida como un fluir continuo.          
            Por el camino, y también a lo largo del día, distintas reflexiones. La doctora me ha dicho que el equipo del hospital está sorprendido por mi rápida mejoría, extraordinaria respuesta al tratamiento. No me había dicho nadie hasta hoy la verdadera gravedad de mi enfermedad: en un principio era una situación terminal, probablemente me quedasen sólo unas semanas; hoy la esperanza se alarga, quizá pueda retornar al final del tratamiento a una vida casi normal, alterada solamente por ciertas precauciones y por las periódicas revisiones.
            Durante este tiempo de enfermedad he descubierto muchas cosas a mis 50 años de edad. Necesito devolver a los demás todo lo que tanta gente me ha dado y me sigue dando. Necesito que esa necesidad se materialice cada vez más en acciones concretas. Y, sobre todo, he descubierto la suave caricia de Dios, Padre amoroso, que me está colmando de bendiciones continuamente. No me cabe ninguna duda de que esto es producto de las muchas oraciones que
mucha gente en este tiempo habéis hecho por mí…"    [de hecho, un grupo de 5 estuvimos 9 días pidiendo en unidad al Señor por intercesión de Luminosa tu curación plena y pidiendo por tu familia: el primero que nos acordábamos, daba un "toque" a nuestro grupo de whastApp (bien reenviando la estampa de Luminosa con la oración, bien con el "emoticono" de las manos juntas rezando) y cada uno rezábamos unidos en la distancia esa oración de Margarita Bavosi, "Luminosa"
 y al concluir poníamos un  "ok" o el signo del "pulgar alzado" o "¡hecho!".]

2.-        “Gracias, Paco, de nuevo. Esas pequeñas experiencias que cuentas, me resultan vivificantes. Tengo limitadas mis posibilidades de actuación y mis posibilidades de contacto con otros que piensen y sientan como yo. Esas cosas que cuentas, son las que uno siempre puede hacer, y que a veces me parecen insuficientes, pero leyéndolas en tu correo, veo que sí pueden ayudar a otros. También me siento en "comunión" contigo y con los que te rodean, y con tu madre, con la que estoy de acuerdo: Si Él, que todo lo puede, te deja en unas determinadas circunstancias, es porque es lo mejor para todos, lo que no quita que oremos y que pidamos. Por eso, (y porque para Dios no hay separaciones de espacio ni de tiempo), te ruego que pidas conmigo (“cuando dos se reúnen para pedir...”) al Eterno Padre, en nombre de Jesús, en medio de nosotros, unidos en su nombre y por la intercesión de María, por tu familia y por la mía, y cada una con sus necesidades que Él conoce (te dije que la única religiosa "oficialmente" de mi familia era yo, y digo oficialmente porque el interior del corazón humano solo Dios lo conoce), y también por mí, para que le siga al máximo.
Dios es tan bueno, que aunque tengo "dificultades serias" en mis posibilidades de acercamiento a grupos de fe, etc, siempre me da lo que necesito para sobrevivir espiritualmente, aunque a veces es a cuentagotas. Como a Elías me manda al cuervo en los momentos difíciles, con el pan: "Come y bebe, que el camino es superior a tus fuerzas". Él me envía el pan, pero mi dolor es que muchas veces no lo aprovecho, y eso es lo que deseo que pidas para mí. Y hoy tú has sido, con tu correo, un trocito de pan.
Muchas gracias de nuevo, y sigue diciendo en las misas lo de que envías correos, porque puede venirle bien a otros, como a mí…”


3.-        “presumo que mi marido te habrá contado lo del Colegio…  Yo tenía tanta serenidad... pues se lo dejé a "Luminosa" en sus manos para que intercediera ante el Señor. Y ya sabes que al lunes siguiente lo contrataron. Y ahora le pido otro MILAGRO:
vamos a ver, que sea lo que convenga.... se va a hartar de mí, jejejejeje.
            …puedes mandar a publicar esto que he escrito para Luminosa y para ti...; el gran milagro que ha hecho con mi marido en el Colegio...: después que le habían dicho que no le renovaban el contrato... ¡le han dado uno mejor...! Oremos mucho, "Luminosa" es una Santa que trasparenta a Cristo... sólo con su mirada... Pura Luz como su nombre y calor como su mirada



jueves, 17 de julio de 2014

ORAR JUNTOS

VIDA DE LA PALABRA durante las primeras semanas del MES DE JULIO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de vivir la la Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21) y la de julio («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt 18, 19-20):
1.-       Dos días bonitos en el tren.
Jueves. Por la mañana, en la estación encuentro a un amigo: hace 8 años empezó a cambiarle la vida gracias a estos saludos matinales. Esta ocasión estaba de nuevo particularmente triste. Saludo un instante en el andén (y luego en el vagón) a otras personas que suben o bajan, pero sin dejar de prestarle atención a él, a quien noto demasiado abstraído.
En principio no hay dos asientos juntos, pero se da cuenta la señora que estaba junto al que ocupó él y me hace seña por si yo quiero intercambiar con ella mi puesto, (¡qué atenta, qué detalle!), y así yo me sitúo al lado de él.
Durante la media hora del viaje, me cuenta sobre su hija adolescente… Acojo esos dolores y preocupaciones como míos; le prometo oración, recordándole precisamente la Palabra de Vida de este mes (desde hace esos 8 años se la estoy mandando). Me despide: “¡Muchas gracias por escucharme! Sí, rezamos unidos. Yo sigo pidiendo por tu padre”.

1b.-          A media mañana me llama al trabajo una amiga, conocida en abril: “como me dijiste que, además de rezar cada uno desde su lugar, te llamara para pedir juntos según explica la PdV, aquí me tienes”. Le recuerdo la explicación que da la PdV. “Consenserint” en latín significa “se pongan de acuerdo”. Y después de hacerlo, y pensando todo sólo para mayor gloria de Dios, empiezo y ella va repitiendo: “Eterno Padre…, en nombre de Jesús en medio de nosotros…, unidos en su Nombre…, y por intercesión de María Santísima…, te pedimos la Gracia de…”.

  1c.-        Por la tarde, antes de tomar el tren de vuelta, y después de la tremenda granizada, en Chamartín saludo a dos dependientas. Me conocen ya por su compañera, la que en enero me pidió oraciones por su matrimonio; la semana anterior estuve con ella hablando de eso más de media hora cuando acabó su jornada. Me dicen el bien y el alivio que supuso para la amiga esa charla. Una añade entonces: “pues yo tendría que hablar contigo”. “¡Pecadora!”, le contesta la otra, más jovencilla. “No es eso. Soy agnóstica. Mis padres quisieron dejarnos libres para que de mayores decidiéramos. Pero me gusta intercambiar puntos de vista. Además, sí le vamos a decir a otra compañera que aún no conoces, que hable contigo. Lo está pasando fatal y seguro que encuentra consuelo o respuesta. Porque… la fe… ayuda… ¿verdad…?”. Asiento, ¡por supuesto!, y, reiterando mi disponibilidad, les doy mi tarjeta para aquella (a ellas se las acababa de dar un rato antes).

1d.-          Viernes. Vuelta a empezar. En el tren de ida me encuentro a una conocida a la que hace tiempo que no veo. Le comento que me vienen devueltos estos correos quincenales que le mando: “¡qué raro!, porque me llegan… Por lo menos el del martes, y el de hace unas semanas con la invitación a tus bodas de plata. ¡Felicidades, por cierto!”.
            Me cuenta lo que le está gustando el libro “Roma, dulce hogar” y le recomiendo “Testigos de esperanza” (del Card. Van Thuan), que ya va por su 14ª edición. Poco a poco, empieza con cosas más delicadas, hasta que... "mi hijo con 20 años acaba de abandonar nuestra casa; dice que no nos aguanta; yo precisamente... creía haberlo hecho todo muy bien con él; le he dicho como el padre del hijo pródigo, que aquí siempre tendrá su hogar". Logra contener las lágrimas de madre varias veces, aunque en algunos momentos se le ponen los ojos vidriosos. Acordándome de la Palabra de julio, le propongo rezar juntos ahí mismo en el vagón del tren.


1e.-          Al bajar, en Chamartín, me tropiezo con un misionero de paisano (está en Rusia). Por facebook sé que su padre está muy grave con cáncer y estoy rezando por él. Iba yo esa vez ya con bastante retraso, ¡y me gusta ser puntual! Pero hay cosas más importantes. Así que le pregunto y me cuenta todo. Va precisamente al hospital. Le propongo antes (con la PdV en mente) que nos pongamos de acuerdo (“consenserint”) y rezar ahí mismo, así que
yo voy diciendo y él repite: “Eterno Padre…, en nombre de Jesús…, te pedimos la Gracia… de la salud de nuestros padres… de que las familias lo llevemos bien todo… y la Gracia de la salud espiritual… de unos y otros… Gloria al Padre…”. Por si no la conserva a mano, le ofrezco mi tarjeta por si necesita algo estos días, nos damos un abrazo fraterno y cada uno continúa su marcha.
            Y todos estos días continúa la sensación (además, era la PdV de junio) que “Yo estaré con vosotros todos los días”, “donde dos o más… allí estoy Yo”… en la estación, en el tren, a través del teléfono…

 1f.-         En Chamartín, de nuevo, pero ya por la tarde, me tropiezo a aquella dependienta, especialmente desanimada (también la vi la mañana anterior, y “simbólicamente”, para que sonriera, le “puse en el brazo” una “inyección” de ánimo); esa tarde estaba más triste aún: “ya no hay posibilidad”. La animo. Recuerdo que ella me pidió que rezara hace meses (y lo vengo haciendo). Le explico la eficacia de la oración puestos de acuerdo (lo que asegura la PdV del mes). Corro el riesgo ya de entretenerme demasiado (antes me había parado otros
minutillos con otra de sus compañeras, verdaderamente contenta de verme, que me da su correo-e.: “sí, tú recomiéndame los libros y las películas que consideres oportuno”).
Me fío de la Providencia, de que acabaremos de hablar justo a tiempo. “¿Nos ponemos de acuerdo en qué pedir… y rezamos aquí mismo?”: cambiar uno y otra, y… perdonar, acoger, pedir perdón. Y discretamente ahí, luego vamos pidiéndolo en un “consenserint”: “Padre…, en nombre de Jesús…”.

1g.-          La vuelta, efectivamente, no la tengo como siempre hacia Las Matas, (hay cada media hora), sino en tren “media distancia” hacia mi pueblo.
Yo tenía necesidad de aprovechar las dos horas y media para rezar y dormir (era hora de siesta) sabiendo las noches que me iban a esperar cuidando a mi padre. Saludo por amabilidad a una chica en la fila de adelante, (prácticamente la única persona del vagón). A los pocos instantes se vuelve y me pide prestado el cargador del móvil. ¡Naturalmente! ¡Coinciden las marcas!
Poco a poco, continúa hablándome… Visto que al final permanece vacío el asiento al lado de ella, le propongo adelantarme yo ahí, para que no nos dé tortícolis. Ella no cesa de contarme y yo trato de estar atento a todo, ¡incluso al bolso que se acaba de comprar y está medio arrepentida porque no le conjunta con el vestido que llevará en una boda! Si es su preocupación, también es la mía. Aunque es brasileña, resulta que tenemos una amistad común: una monjita. De las pocas cosas que puedo hablar (no sé cómo salió el tema) es sobre un amigo mío, Cardenal brasileño: se queda literalmente “alucinada” de su historia. Así que me da su correo-e. para que se la mande (por cierto, si tú no la leíste cuando la envié en enero de 2012, la he colgado ahora aquí en el blog: Card. Joâo Braz de Avis).
Los indicadores y altavoces del tren van confundidos, menos mal que yo me sé el trayecto: la aviso de que llegamos a donde ella debe bajar y la acompaño a despedirla a la puerta del tren. Cada pequeña cosita siempre es oportunidad de actos concretos de amor al prójimo” viendo en él a Jesús.
Me quedaron 5 minutillos de viaje para cerrar los ojos, relajarme y afrontar la tarde.

2.-       El fin de semana atendiendo a mis padres, muy bonito, (lo cual no quita para que haya sido difícil). Duro porque hacía unas semanas que no veía a mi padre y ha “caído en picado” en la evolución de sus 13 años de parkinson. Prácticamente sin hacer otra cosa; acariciándole el brazo o la espalda a menudo. En algún momento creo que me ha reconocido. En la impotencia de verlo en una fatiga (y a veces manifiesto dolor) casi continuamente (y encima el neurólogo no quiere recibirlo hasta el 21 de agosto) y de no saber qué hacer. Esas 3 noches durmiendo muy poco (él y consecuentemente nosotros).
            Temo por mi madre (bastante “repuestilla” tras las 3 operaciones de años anteriores) y por mi hermana que están cotidianamente con él: los demás hermanos vamos un fin de semana al mes cada uno, pero ellas se siguen levantando igual casi todas las veces esos días que estamos nosotros.
            Mi madre dice: “llevo unos años que ya solo pido al Señor: ‘danos a cada uno lo que Tú sabes que necesitamos y mejor nos conviene’. Así que, será que él y nosotros necesitamos pasar por todo esto. Por tanto, nos viene muy bien. Que sea para Su gloria”. Ciertamente nos ayuda a amar “a fondo perdido”, a darnos y volcarnos.
            El lunes por la tarde, ya en Las Matas, visita de mi hermano y poniéndonos de acuerdo, en la capillita rezamos por papá: “Eterno Padre… en nombre de Jesús en medio de nosotros… y presente en la Eucaristía… te pedimos…”

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21) la de julio  («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt 18, 19-20):
1.-        “…ya que la PdV del mes habla del “consenserint”, (la oración hecha en común puestos previamente de acuerdo), he aprovechado para tomarme más en serio el que se hace cada mediodía, a las 12:00, en todo el planeta, (y que los jóvenes llaman “time out”), pidiendo por la paz en el mundo, especialmente donde sea más necesaria, y en el corazón de cada persona para que la difunda a su alrededor.
            Este mes parece que es una llamada, una bonita ocasión, para recordarlo a todos nuestros amigos y conocidos para que se incorporen cotidianamente a esa “cita” mundial…

2.-      “…me ha encantado el artículo sobre tus saludos en el tren… y es muy ameno! ¡Muchísimas gracias! Hay cosas que cuestan tan poco y pueden tener tantos frutos...
Yo tengo la suerte de tener a mi hermana, y veo todos los días cómo una sonrisa suya, una palabra, o incluso a veces sólo su presencia en su silla de ruedas llena de alegría o cambia el interior de una persona.
En una ocasión, estábamos en Misa… y al terminar se le acercó un señor a darle las gracias. Mi hermana muy sorprendida le preguntó por qué, y no me acuerdo exactamente qué contestó, pero más o menos le dijo que llevaba viéndola varios días en Misa, con una sonrisa y fortaleza increíbles y que le había llenado de alegría y de esperanza. Le contó que estaba pasando por un momento difícil con su familia y que verla a ella con tanta fe le había acercado a Dios.
Este tipo de cosas le pasan continuamente y es precioso presenciarlas…

3.-     “Paco, tal como ha dicho el Párroco de Santa María en la misa por tus 25 años de sacerdocio, yo también he encontrado "un tesoro" esta mañana y ha sido TU HERMOSA, PROFUNDA Y SENCILLA ESPIRITUALIDAD, por eso me he emocionado tanto cuando he podido saludarte personalmente, tanto que me ha impedido casi el habla pues tenía la impresión en el "corazón", que me anulaba el intelecto, de estar ante una persona excepcionalmente bondadosa. También mis personales contradicciones espirituales, que expongo en mi página, han contribuido a ese estado de ánimo. Te doy las gracias por todo lo que me has aportado esta mañana y espero que puedas vivir tu ministerio sacerdotal muchos años más, continuando haciendo el bien como lo estás haciendo...

4.-        “…el otro día fui paseando y todo eran rebajas estupendas. Pensé, en cambio, que “solo el Señor es mi único Bien” y deseché cosa tras cosa con la sola idea de que solo Dios vale. Traté, además, de no desordenar en las tiendas lo que veía (y más si no lo compraba), y no me parecía perder tiempo, sino pensar en el orden de la persona que atiende. Regresé con alegría y paz...

5.-       “me ha venido muy bien la Palabra del Evangelio de este mes; justamente me acaba de llamar mi hermano para contarme que mi sobrina (la única chica de cuatro hermanos y la más joven) acaba de perder su última oportunidad de acceder a una beca para iniciar su vida laboral… y la situación del sector, como sabes, es lamentable; … y ya no sabe hacia dónde orientar sus pasos. Todos estamos consternados. Por eso al encontrarme el mensaje de Jesús de que todo lo que pedimos dos o más en su nombre se nos concederá, quiero pedirte que te unas a nuestra oración para que encuentre su camino en la vida y pueda llevar adelante su realización profesional.

            Me ha alegrado mucho compartir la celebración de tus bodas de plata con tu narración y comentarios de la misma y de nuevo te mando mi enhorabuena...



martes, 15 de julio de 2014

ORACIÓN EN UNIDAD

Te ofrezco varios textos que nos ayuden
para que la pongamos en práctica más concretamente y mejor:
UNANIMIDAD EN ORAR
[Nadie se reúne con otros para rezar] "fiándose de su virtud, sino de la comunidad y del acuerdo, que Dios tiene siempre en máxima consideración y por el que se conmueve y aplaca. "Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre -ha dicho [Jesús]-, allí estoy Yo en medio de ellos"… Lo que en realidad uno no puede obtener rezando solo, lo obtendrá rezando juntamente con la comunidad. ¿Por qué? Porque si la virtud propia no tiene una gran fuerza, la tiene, sin embargo, la unanimidad: "Donde dos o tres están reunidos…"
SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre la II carta a los Tesalonicenses


CONDICIONES DEBIDAS PARA OBTENER
         "…¿cómo es, pues, que no consiguen todo lo que piden? Porque hay muchas causas que les impiden conseguirlo. En primer lugar, muchas veces piden cosas inconvenientes… Otros no están a la altura [de pedir]… Jesús, en efecto, busca a los que son semejantes a los Apóstoles mismos. De ahí que diga: "Si dos o
más de entre vosotros", es decir, de entre los que practican la virtud, de los que llevan vida verdaderamente evangélica... Otros, en fin, piden misericordia sin arrepentirse de sus pecados…
         Mas si se dan todas las condiciones debidas: pedir lo que conviene, hacer todo lo que está de tu parte, llevar vida apostólica, tener la unidad de pensamiento y el amor con tu prójimo, no hay duda que alcanzarás lo que pidieres, pues misericordioso es el Señor"
SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilías sobre San Mateo


ORAR CON HUMILDAD 
         "…nos creamos indignos de conseguir lo que deseamos y, por eso, nos unamos con otros que tengan el mismo modo de pensar y de sentir. En realidad quien pide y obtiene solo, a menudo se ensoberbece; en cambio se contiene dentro de los límites de la humildad, si son varios quienes piden y obtienen"

ANASTASIO EL SINAÍTA




ORACIÓN COMUNITARIA: “CONSENSERINT”

Existe un modo de oración comunitaria, llamada “consenserint… El término viene de la cita: “Os digo también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, mi Padre del cielo se la concederá. Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos” (Mt 18, 19-20).
Como nosotros hacíamos era:
  • alguien ‘dirige’ la oración (se va turnando, o según parezca) e inicia la oración con frases cortas.
  • el resto del grupo va repitiendo alternativamente esas palabras de quien dirige.
  • se tienen en cuenta las intenciones particulares del grupo, de la Iglesia… puede dejarse un espacio para que quien lo desee lo haga en alto…
Una idea que siempre me impresionaba, y que solía terminar la oración, era: “Te pedimos por lo que Tú mismo pedirías al Padre”. Tenía la fuerza de quien quiere hacer su oración junto al mismo Jesús, de su parte…

Esta forma de oración me suscitaba la convicción de que no éramos sólo nosotros quienes rezábamos por una intención concreta, sino que toda la Iglesia lo hacía a la vez.



ORACIÓN QUE DIRIJAMOS JUNTOS A DIOS
“…pueden dar frutos solamente cuando los cristianos viven y trabajan juntos en armonía. De esta manera será más fácil contribuir en la construcción de relaciones de respeto y pacífica convivencia...
La unidad, a la que anhelamos sinceramente, es un don que viene de lo alto y que se funda en nuestra comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cristo
mismo prometió: «donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Caminemos… hacia la unidad, unidos fraternalmente en la caridad y teniendo como punto de referencia constante a Jesucristo, nuestro hermano mayor... Que el Padre misericordioso escuche y acoja las oraciones que le dirigimos juntos. Depositemos nuestras esperanzas en Él, «que en todo tiene poder para hacer mucho más de cuanto podamos pedir o concebir» (cf. Ef 3, 20).”
PAPA FRANCISCO, DISCURSO AL PRIMADO DE LA COMUNIÓN ANGLICANA
Viernes 14 de junio de 2013


 NO INDIVIDUALISMO, SINO UNIDAD
          "...¿cómo se puede despreciar la reunión de la Iglesia y afirmar que las oraciones de los individuos se han de anteponer a las de la venerable asamblea, si el Señor promete estar presente en medio de dos o tres reunidos y concederles todo lo que pidan?". Dios no aprecia, por tanto, el individualismo, sino la unidad.

SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 132

lunes, 7 de julio de 2014

SOBREVIVIÓ A DISPAROS, HOY ES CARDENAL

Testimonio de un amigo sacerdote brasileño que te servirá incluso de meditación. Hoy día es Cardenal, (desde 2011 Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica , es decir, ayuda al Papa directamente en el servicio de cuidar y atender a todos los religiosos/as, monjes/as del mundo). Ordenado Obispo en 1994, Joâo Bras de Avis fue de 2004 a 2011 Arzobispo de Brasilia. 
Esto nos escribió en 1999 hablando sobre la unidad y la oración, 
(aunque largo, es “alucinante”):
       «Salía de mi casa después del almuerzo para celebrar la Eucaristía en una capilla, a unos 130 kilómetros de distancia. Iba a mitad de camino, en donde tenía que dejar la parte asfaltada y tomar dirección por un camino de tierra, cuando vi sobre un pequeño puente un automóvil detenido y dos hombres inclinados sobre el motor. Como amenazaba
llover, me detuve y les ofrecí ayuda. Los dos se volvieron con las armas en mano: me pidieron las llaves del coche, el reloj, el dinero y me retuvieron con ellos.
     Colocaron los dos automóviles de tal modo que impidieran el tránsito. Después de algunos minutos llegó el furgón blindado de un banco y comenzó el tiroteo al estilo “Far West”. Los asaltantes no eran solamente dos, sino seis. El furgón, cercado por los cuatro lados, no podía seguir porque le dispararon a las llantas. Sin embargo los ladrones no lograban hacer salir a los guardias que se defendían desde dentro.

Entonces, uno de los ladrones, apuntándome con su arma, me dijo: “¡coloca las manos sobre la cabeza y ve a convencer a los guardias para que salgan del furgón!”. Le hice notar lo absurdo de esa intentona, pero fue inútil: “¡o vas o mueres!”.
Apenas hube dado los primeros pasos, partió desde el furgón un disparo doble de escopeta, que me
dio de lleno desde la cabeza a los pies y me tumbó por tierra.
Sentí un dolor muy fuerte en un ojo, que se me oscureció, en los pulmones y en el abdomen. Me salía sangre por la boca y no podía moverme por los dolores y, además, por el miedo de que me disparasen de nuevo para terminar de matarme. Los ladrones emprendieron la fuga en los dos vehículos más un taxi que interceptaron, para repartirse. Y le dijeron al taxista: “No nos hagas perder tiempo, que acabamos de matar a un sacerdote”. No se podía pensar otra cosa. Comenzó a caer una llovizna.
En ese momento sentí una profunda soledad, y lo absurdo de lo que estaba sucediendo. Pero al mismo tiempo experimenté la paternidad de Dios que me cobijaba. Todo se derrumbaba, pero permanecía la fe
en su amor: y Dios me daba la fuerza de ofrecer todo por la Iglesia, por la Obra de María… Ese sentido de soledad, ese sufrimiento humanamente absurdo, eran el rostro de Jesús crucificado y abandonado, y tuve la fuerza para abrazarlo enseguida y, tanto como me era posible, con alegría. En el fondo de mi corazón no sentía la angustia por vivir o morir, sino la certeza de que Dios haría lo que mejor conviniera.
Quedé dos horas por tierra, bajo la lluvia, sin poder moverme. Dos horas de intensa oración, en las que pedí a Jesús perdón por mis pecados, perdoné de corazón a los ladrones y a quien me había disparado...
Finalmente oí el ruido de un coche: el conductor se detuvo, pero, probablemente por el miedo, se fue rápidamente. Pasó otro coche, se detuvo y oí el comentario: “Aquí ha habido un violento tiroteo, y hay un muerto”, y se marcharon. Finalmente llegaron dos policías. Se acercaron con las armas empuñadas: entendí que me podían dar el “tiro de gracia” para acabarme, como en ocasiones hacen con los ladrones y, con un hilo de voz, alcancé a susurrar: “soy un sacerdote, no me maten”.
En el hospital el médico que me recibió hizo una observación humorística: “Me parece que han
exagerado con el plomo...”. En efecto, los rayos X revelaron 117 municiones, una que iba directa al corazón fue detenida por
un bolígrafo de metal. Otra me atravesó un ojo de lado a lado, y sin embargo no perdí la visión. Otra atravesó el intestino para detenerse luego en una vértebra, sin tocar la médula espinal. Tres horas en la sala operatoria para suturar el estómago y el intestino. Una traqueotomía para facilitar la respiración y después... todo en manos de Dios.
Los médicos dijeron que tenía muchas posibilidades de sobrevivir y que comenzaría a hablar después de tres o cuatro días. Pero a la media hora de haber salido de la sala de operaciones, ya estaba hablando con mi hermano sacerdote y con muchos amigos que habían venido de todas partes.
En un clima de gran serenidad, mi hermano me administró la Unción de los Enfermos.
Tiempo después recibí una carta de una joven que había participado de ese momento: “Hace mucho tiempo que estaba
alejada de Dios, pero aquella tarde en el hospital, viendo su paz, me di cuenta que sólo Dios podía hacer algo así. Entendí que todo lo demás no importa: ¡sólo Dios! Y quien le pertenece, transmite la paz. Había ido para darle una ayuda, pero en cambio ha sido usted quien me ha dado a Dios... Ha comenzado para mí una vida nueva”.
La noticia del incidente se difundió en breve tiempo por todas partes, dando inicio a una “competición” de amor. Médicos, enfermeras, religiosas, parroquianos… cada uno aportó su colaboración. Los sacerdotes hicieron turnos durante día y noche para que siempre estuviese alguien conmigo.
La recuperación de mi salud sorprendió a los mismos médicos, pero lo que más les sorprendió fue el amor fraterno que vivíamos entre los sacerdotes. El responsable del hospital nos comentó: “ni siquiera imaginaba que existiera una Iglesia así, donde todos se aman como hermanos”.

El Obispo siempre estuvo presente con su amor
de padre, y al día siguiente vino a visitarme para comunicarme también los saludos y las oraciones de toda la comunidad diocesana. Las hermanas del hospital y las enfermeras, que se sentían como aplastadas por el clima de violencia que se había desatado durante los últimos años, después me escribieron: “Lo que hemos visto nos ha hecho reflexionar. Mira -nos hemos dicho- qué bella es la Iglesia de la unidad”.»
(Publicado en revista Gen's - Traducción mía) 
Card. Joao B. de Aviz ante la tumba de "Luminosa" Bavosi
en el Centro Mariápolis de Las Matas (Madrid)
Abril 2012


Info sobre el libro-entrevista con su biografía en español 




jueves, 3 de julio de 2014

YO EN MEDIO DE VOSOTROS

VIDA DE LA PALABRA segunda mitad de JUNIO
Mis y vuestras (entremezcladas esta vez)… EXPERIENCIAS (mejor dicho, una única experiencia subdividida en mil facetas) tratando de vivir la  Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21):
1.-        Será por vivir en todo el mundo esa Palabra de Vida, será por ser el mes del Corazón de Jesús, será por… pero lo cierto es que junio ha sido un mes especialmente precioso, y no sólo por la peregrinación a Tierra Santa y por celebraciones de aniversario sacerdotal.
            Cada encuentro con una persona, cada confesión… yo trataba de ser más consciente de esa su promesa ("Yo estoy con vosotros"). Había ratitos que me emocionaba, pues lo que decían unos u otros, o el ejemplo que me daban, o su fidelidad y delicadeza para con Dios y con los demás… era realmente como si me hablara Él o me corrigiera o me animara o me iluminara por dónde seguir creciendo. Incluso con 3 ó 4 personas, (alguna vez por descuido mío, ¡nunca por pretenderlo!), parecía que se había enfriado o incluso estropeado la amistad…, pero buscando el diálogo, pidiendo perdón y creyendo en la misericordia del otro… al final, en cambio, la relación de amistad ha salido purificada y reforzada, y se nota más que "donde dos o más están unidos, allí estoy Yo…".

2.-        El haber estado en los Santos Lugares me hace ahora meditar el Evangelio más "visualmente", lo mismo que rezar el Rosario… Ya te conté alguna de mis impresiones; añado aquí un detalle aparentemente marginal, pero que me hizo mucho bien. El guía nos paró en una tienda de diamantes (por lo visto Israel es famoso por tallarlos). Al bajar del bus, un matrimonio me dice: "a nosotros no nos hace falta, ¿verdad? Ya tenemos un diamante". Otro matrimonio luego me dice: "se refieren el uno al otro, ¿no? ¡Qué bonito!". Pero les contesto:
"ciertamente lo son el uno para el otro; pero se refiere a otro "Diamante": a "Jesús en medio" de "dos o más unidos en su nombre…", como Tesoro y centro del Castillo Exterior": "Tú, Señor, eres mi único Bien".
Ya en la tienda… este otro matrimonio… el marido pretendía regalarle un diamante a su esposa y ella no quería: ¡fue un "show" él y el vendedor "persiguiéndola" por toda la tienda...! Y este estaba "alucinado", pues siempre es al revés: la mujer suplicándole al marido que le compre un diamante u otra piedra preciosa. Todo ese dinero (aparte de otro que ya traían reservado para ello) se lo dieron a los focolarinos que vinieron a hablarnos la última noche; me decían: "seguro que les vendrá bien a ellos y a las comunidades que atienden; y así tenemos un "tesoro" en el cielo, ¿verdad?". Y al Diamante más cerca de ellos, y de unos y otros. "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Por otra parte, los cristianos allí están relegados y marginados por todos, y si no fuera por gestos como esta, y por comprar en tiendas de ellos la artesanía religiosa… porque la colecta del Viernes Santo por los Santos Lugares… muchas veces se olvida.

3.-        La celebración en Las Matas de las bodas de diamante sacerdotales de José y mías de plata ha sido un auténtico "derroche" de cariño, detalles y horas por parte de todos. Por lo visto, ¡cuántos ratos previos ideando con ilusión, perdiendo la propia idea y acogiendo la del otro todos a una, proponiendo, discurriendo en unidad… Y eso se notaba, ¡y mucho! ¡Hasta las cosas "hablaban" de la presencia de Jesús!: antes de empezar la Misa,
 llegando al Centro Mariápolis, experimenté (quizá más palmariamente que nunca) lo que mucha gente (sobre todo niños) dicen: "al entrar aquí parece que entras en otro mundo, que todo te envuelve". ¡Ciertamente!, porque "yo estaré con vosotros…" y "donde dos o más están unidos... allí estoy Yo…". El salón abierto al hall y las sillas perfectamente alineadas (¡luego supe el esfuerzo y los diálogos que requirió!) hablaba ya de una presencia: ¡Jesús en medio! Lo mismo el comedor: elegancia exquisita plasmada en la sencillez ¡con platos y vasos de plástico! Y en la capilla las albas perfectamente alineadas y dobladas en los bancos para que luego nos revistiéramos los concelebrantes. Todo “hablaba”: todo gritaba “amor”; amor concreto de tantos y, (detrás de ello), amor de Dios por mí y por todos.

3b.-     Antes de la celebración subí a la estación de cercanías a recoger a mi hermana y mi sobrina (dieron muchas vueltas y cambios hasta tomar el tren correcto). Y al llegar, me encuentro a una amiga ucraniana, que venía también a participar, pero que ya no sabía hacia dónde dirigirse… Así que no salía de su asombro cuando oyó su nombre y me vio… para ella fue providencial: "Yo estaré con vosotros".

3c.-      Era la primera vez que mis padres (él lleva 20 días bastante delicado, con sus 13 años de parkinson) no estaban en un acontecimiento familiar. Y eso nos hizo a todos los hijos tener la emoción a flor de piel, (mejor dicho "a flor de garganta y de ojos"), como me pasó en el saludo inicial y un par de veces en la homilía, o a mi hermana en el texto que leyó al acabar la Misa agradeciendo a Dios por su "hermanito mayor"; o los 2 parrafillos que leyeron mis sobrinos, agradeciendo a Dios que el tío Paco juega con ellos y les hace cosquillas; luego cantaron una canción mis hermanos, sobrinos y mi cuñada, precisamente el salmo "Tú, Señor, eres mi Bien", sin saber ellos que, añadiendo (aunque en sí va implícito), "único", (mi único Bien), es algo que repito a menudo (aprendido de Chiara Lubich) y me ayuda a situar la "brújula" del corazón en la auténtica dirección, eliminando apegos: “¡Tú, Señor, eres mi único Bien!”.
Y después, de parte de mi madre, rezaron la "oración de la familia" (que recita ella siempre que nos reunimos). Al final (¡menos mal que no me la leyeron al principio…!) me dieron la notita de mi madre diciéndome que, en el último momento antes de salir, veía que era Voluntad de Dios quedarse con papá (a pesar de que hay una persona de confianza que lo cuida): "Paco, recuerda que siempre he dicho al Señor que eres más suyo que mío. Estaré todo el día muy unida a ti. Que todo sirva para su gloria y que le seamos fieles toda la familia en cada momento. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores".

3d.-     El clima de fraternidad luego en la sencilla comida, entremezclados familia, "familia espiritual", amigos de parroquias anteriores, amigos más recientes… fue a decir de unos y otros espectacular. Nuevas amistades entre todos, compartir alegrías y proyectos habiéndose conocido minutos antes... De hecho, al acabar la Misa les dijimos que un buen regalo era precisamente que se conocieran entre unos grupos y otros y compartieran entre ellos, y los que conocían las instalaciones del Centro Mariápolis, se las enseñaran en grupitos a los demás...
            Y después de la sobremesa, de nuevo en el salón, un juego de los jóvenes: la sala subdividida en 2 equipos que tenían que adivinar si cada pregunta que aparecía en pantalla se refería a José o a mí (¡aunque alguna era a ambos!); todos reímos como niños. Después, sorpresa: en pantalla fueron apareciendo brevísimos videos o  mensajes escritos (con foto) de tantos amigos que no podían estar (desde Sevilla, Valencia, Murcia… desde Colombia, Loppiano, Rocca di Papa, Costa de Marfil…). La famosa, (hilarante también), "poesía de la carcajada" compuesta para José hace años. Y, para finalizar, un "power point" con fotografías de toda la vida de José (y de fondo la música de "Vieni e seguimi" y "Servo per amore", del GenRosso) y de mi vida (con la canción "Come il pellicano", homenaje del GenVerde a los sacerdotes en el Año Sacerdotal).

7.-        Muchos ecos hubo luego, de palabra o por correo, whatsApp o sms… Tantos han afirmado que en esas horas han notado la presencia de Dios, se han encontrado con Él. Vale este como muestra de muchos.: "…no te puedes ni imaginar el bien que me hizo ir a la celebración de tus bodas de plata sacerdotales. Me emocionó toda la referencia familiar: el ejemplo de tus padres, la oración de tu familia, la música, y el agradecimiento de tus hermanos y hasta lo de que seas el mayor (como yo lo soy, es algo que me interpela). Me voy a regalar esta noche la lectura de tu homilía, que tanto me gustó...
            Me encantó ir al Centro Mariápolis, pues ya hacía unos años que no tenía oportunidad de acercarme.
            ¡Un regalo del cielo contigo como instrumento!
            La verdad es que todo cuadró muy bien porque, además, conseguimos llegar a tiempo luego a...  Mi marido, que andaba preocupadillo por eso, me comentó que se había quedado  encantado de haber ido."

8.-        Y casi como si se tratara de una conclusión del mes y de todas estas celebraciones, (aunque en mi pueblo haremos otra el domingo 6 para que puedan estar mis padres y otros familiares y amigos), anteayer estuve en una ordenación sacerdotal en la catedral de Toledo, justamente donde fui ordenado el día 9 hará los 25 años. Siempre es precioso y emocionante poder revivir y renovar todo en una ceremonia similar, ¡pero más por la significación del aniversario!

            Y, en la Consagración…, me emociona (y no me acostumbro) cada día, sí, pero más cuando es cantada, como anteayer, (¡y con las magníficas bóvedas góticas como caja de resonancia a la voz de más de 100 sacerdotes!) y más por ser justo casi 25 años después
de haber pronunciado yo por primera vez "esto es mi Cuerpo… esta es mi Sangre…" ¡y allí!…, el abundante incienso ascendente que se mezclaba con los rayos de luz del mediodía radiante que las vidrieras dejaban entrar… y en el los instantes de la elevación, la trompetería suave del imponente órgano del emperador que ponían melodía al silencio sagrado... Todo como si Jesús me quisiera recordar, (como cada día pero más que nunca), que "Yo estoy con vosotros siempre, pero sobre todo aquí y… a través de ti", (aunque yo sea un desastre y un pecador). Él, el Amor de los amores, para llenar nuestro corazón y, así, recíprocamente podamos querernos fraternalmente con ese Su mismo Amor, como hijos del mismo Padre, y así pueda el estar entre “dos o más…”. "He aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo".