VIDA DE LA PALABRA correspondiente a la segunda mitad de ABRIL
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de vida de abril (“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a
otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros”, Jn 13, 34):
1.- El viernes estaba yo
esperando desde hacía rato una videoconferencia importante con Roma por
ordenador. En esto, me llega el correo de una amiga comunicando un grave
sufrimiento (añadido a los muchos que ya lleva). Pensé escribirle unas líneas…
¡Pero seguramente eso no bastaba!: llamar y hablar directamente era más amar,
aunque sabía que debía ser un rato largo. Estuvimos charlando más de media
hora: su voz, irreconocible al principio por el llanto amargo (aunque siempre
pleno de fe), se fue serenando y aclarando; sólo cuando "ya era
ella", empecé a despedirme:
verdaderamente había sido vivir mutuamente el
mandamiento nuevo como hermanos, así que me atreví a "mandarle" un "abrazo-achuchón
de parte de Dios Padre que es Amor".
A los
pocos segundos de colgar el teléfono, empezó el ordenador a dar la señal para mi
videoconferencia.
Al día
siguiente me escribió: "…cómo te agradezco el "achuchón
telefónico". Muchas gracias!!".
2.- El Triduo Pascual lo vivimos aquí en el Centro
Mariápolis no sólo con toda la comunidad y el vecindario, sino con la
"escuela de familias" y un grupo de 71 jóvenes de toda España.
Precioso todo: los temas, los "talleres", la corresponsabilidad, la
preparación y vivencia de los oficios litúrgicos cada día (sobre todo el
principal, la "Vigilia Pascual"…)
El último día, durante la hora
conclusiva en la que cada uno contaba su vivencia de estos días y de los
últimos meses, o manifestaban con libertad preciosa y apertura sus dudas, y
otros con gran sabiduría les proponían y aconsejaban desde su experiencia,
etc., me emocioné (era el día de Pascua) porque me parecía asistir, (no sé si
ellos se daban cuentan), a las "huellas" del Resucitado, (paz,
alegría, libertad plenamente sana, sabiduría, haber entendido cosas nuevas…),
según relata el Evangelio de Juan: "…estaban hablando de estas cosas…
cuando se puso Jesús en medio de ellos y les dijo: "Paz a vosotros".
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor y…", etc.
3.- Un grupo tenía que
preparar un encuentro. Otros años también estaba yo en ello y durante estos
meses me venía la tentación de preguntarles cómo iba; lo único que hice era estimularles
de vez en cuando para que lo hicieran.
Al final,
pocos días antes, había bien poco claramente definido. Así que, tratando de no
juzgar, (me costaba, ¡eh!), me puse yo manos a la obra; pero queriendo que
fuera expresión de unidad, del amor recíproco, recabé la ayuda de un compañero
y al día siguiente de otro amigo. Ambos momentos "cundieron" mucho y
quedó lo fundamental bastante bien organizado. Se vio la acción del Espíritu
Santo fruto de la presencia de Jesús en medio "donde dos o más…". Y sobre
todo durante el encuentro también, pues rápidamente se orientaban bien los
flecos que quedaban en el aire. Al final todos los participantes quedaron
realmente contentos y satisfechos. Alguno decía que era el mejor de este tipo
que habíamos hecho en los últimos años.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de vida de marzo (“Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que
yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”, Jn 15, 10) y de abril (“Os doy un
mandamiento nuevo:
que os améis unos a otros; como yo os he amado,
amaos también unos a otros”, Jn 13, 34):
1.- “…estos días de
semana Santa, he vivido muy cerca de Jesús ofreciéndole mi dolor... varias
personas queridas no cumplieron
con su palabra, varias han cerrado la puerta a
la verdad, varias han sido un poco injustos... Buena semana de reflexión y de
muerte para mí, como así de alegre resurrección a la vida nueva…”
2.- “…Qué acertadas y oportunas tus palabras!!
Eres el mejor terapeuta del alma que se pueda
tener!! Hoy tampoco me encontraba con muchas ganas de ir a inglés, una parte de
mí decía: "ve: cuanto más faltes peor será, porque no te enterarás de la
gramática"; y otra parte de mí decía: "no vayas a clase, si total no
vas a aprobar este curso, porque no haces los ejercicios en casa y no estudias
tanto como el año pasado". Pero me he acordado de ti y de tus palabras:
"por Ti, Jesús". No sólo he ido a clase, sino que además el profesor
me ha elegido a mí para mantener una conversación con él durante 6 minutos y,
para mi sorpresa, no me he quedado "muda" como me ha sucedido en
otras ocasiones: las palabras surgían de mi boca sin cesar, y las respuestas
aparecían en mi cabeza rápidamente. He salido muy contenta, ha sido como un empujón
para continuar en la recta final del curso.
Otra cosa maravillosa ha ocurrido ésta tarde:
me ha llamado la catequista para decirme que el Rito de Bienvenida que tenemos
que hacerle a mi hija y a otro chico de confirmación (no estaba bautizado, su
madre es musulmana), se va a realizar… …me haría muy feliz que nos
acompañaras!!
Y otra sorpresita: un trabajito de 10 horas
semanales.
No ha estado nada mal el día de hoy, muchas
gracias por tus indicaciones, tus enseñanzas y sobre todo ¡gracias a Dios! No me
puedo quejar de nada. Es cierto que todo podría ir mejor si mejorara el tema
laboral, pero todo a su debido tiempo.
Continúo orando por vosotros los sacerdotes,
no sé cómo he podido estar desprendida de la Iglesia tantos años, con el alivio
tan grande que ahora siento…”
3.- “…gracias por la fidelidad de tus escritos y las luces que aportan en el
camino...
Preciosa, especialmente, la reflexión
sobre el dolor amado... El miércoles de Ceniza me operaron y he podido vivir
una particular Cuaresma. Experimentar cómo aceptando el dolor, (es decir,
amándolo), se produce esa alquimia que lo transforma en Amor, y Amor diverso...
por un lado, mayor sensibilidad para apreciar el que te ofrecen los demás; por
otro, más capacidad para darlo; sentir nuevos matices: el Amor de la Obra de
María, de la "Unidad"... Sí, he sentido más luz, paz y alegría que
han convertido esta prueba física en un yugo suave... y si en algún momento he
sentido la soledad "humana", me ha consolado la certeza de que Dios
me ama y está conmigo siempre…”
4.- “…la primera semana de la Cuaresma. Ya era tarde y estaba
trabajando cuando mi amiga me llamó y dijo que tenía muchas ganas de ir a
iglesia. Me pidió que la acompañara. Mi impulso primero era que no quería ir
(cansancio, etc.), pero sentí que era justo (¡principio de la Cuaresma!).
Cuando me encontré con mi amiga, le pregunté por qué quería ir a la iglesia
tanto y ella respondió que quería rezar por sus parientes y por la familia de
su ex-marido (hacía algunas semanas que la pobrecita se había divorciado). ¡En
mi
opinión, este deseo de rezar para los que no la trataban bien durante el
divorcio es digno de mucho respeto y evidencia de verdadero amor cristiano! En
cuanto a mí, también hice una cosa buena aquella tarde: en la iglesia una señora,
que estuvo en la cola antes de mí, dijo que no tenía dinero para encargar
oración por su pariente enferma. Entonces, di yo el donativo por ella.
En diciembre vi un
anuncio en nuestra intranet de trabajo. Uno de mis colegas pedía donar sangre
para un hombre que estaba al hospital con cáncer y necesitaba transfusiones
frecuentes. Su tipo de sangre era el mismo que el mío. Decidí donar y llamé a
mi colega. Muy agradecido, me
Querido Paco, quería
compartir contigo qué personas bondadosas tengo alrededor. ¡Gracias por tus
correos, que dan inspiración!…”
Si
quieres leer más experiencias similares,
de
gente de todo el mundo,
puedes
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Es fundamental comprender que el amor es reciprocidad, para sentirnos amados y apoyados, para no sentirnos abandonados por la persona que está con nosotros en el momento que más la necesitamos, como una enfermedad grave o un grave problema personal de trabajo o de dinero, hay que estar en las malas situaciones, y no desechar tanto como se hace actualmente a la gente fracasada. Porque sin sensibilidad y empatía no puede existir el amor, tenemos que ponernos en la situación de los demás. Cuando nos percatamos que no hay amor compasivo en la relación, si necesitamos que nos cuiden y nos tienen abandonados, las sensaciones que sentimos ante la indiferencia, no es la del despecho o la infidelidad, sino la pura desilusión, de que todo se desvanece y se viene abajo, de que ya da todo igual.
ResponderEliminarEn el amor es preciso ser incondicional cuando la situación lo requiere. La conmiseración consiste en compartir el dolor ajeno, identificarnos y ponernos en la situación de los demás, y hacerlo nuestro. Cuando las cosas van mal, la mayoría de las veces es porque el amor llega disfrazado de omnipotencia e intentamos imponer nuestras opiniones e ideas al otro, y ese es un grave error. Si hay amor, la obligación por ayudar y proteger a la persona que amamos, nace de nuestro interior sin condiciones, con sosiego, y sin obsesión y sin apego. Cuando el amor se instala en el corazón de una persona, sobran los convencionalismos, las normas sociales, la moral e incluso la virtud. Todo sale con fluidez, sin esforzarse en exceso, y sin necesidad de luchar mucho por ello, con desenvoltura. El amor nos da valor, energía, constancia, disciplina, cuando se ofrece con total sencillez, no existen balanzas para compensar favores, ni cuentas que cobrar ni pagar, y nunca se reclaman compensaciones cuando es sincero.
El amor completo no se deteriora con el placer del sexo, ni con su extinción, ni tampoco consiste en procurar que esté a gusto el otro a cualquier precio y circunstancia, procurando el bienestar de la persona a la que amamos, que nace de la libertad y el sosiego, es necesario pues para amar estar avezados siempre para el sacrificio, porque el amor se enaltece y se agranda en la renuncia que muchas veces la vida nos obliga a soportar.
Suele suceder que cuanto más das de ti, no siempre se cumple porque lo mismo has hecho el primo, y te entregas a tu pareja, familia o amigos, incluso desconocidos, tanto más recibes a cambio, a veces de maneras imprevistas. Pero no importa no ser correspondido porque por el hecho de dar te hace sentirte bien... al contrario ocurre que la gente más infeliz es la que solamente espera recibir sin ofrecer nada, sin importar lo que des, ya sea tiempo, dinero, cosas, amor, compañía, amistad... lo mismo se te devuelve con el tiempo de alguna manera, no es una regla fija, pero funciona para que tú mismo te encuentres a gusto contigo mismo.
No hay correspondencia en el amor si no existe reciprocidad, si así sucede, hemos dirigido nuestros sentiemientos a la persona no adecuada... Pero no siempre lo que damos debe ser devuelto con exactamente lo mismo, hay muchas formas de dar, es ver si compensa lo que recibes para continuar la relación. Para uno si puede compensar y para otros no porque es muy subjetivo el amor... No admitas que el amor que tienes o hayas tenido se convierta en la más grande desilusión de tu vida...
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©