VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de febrero
1.- Empecé a vivir la PdV de este mes con mucha ilusión,
pues ya hace años hubo un tema parecido, (“nuestro único Bien”), que
recuerdo por el mucho fruto y alegría interior. Me “asusté” en cambio, cuando
en varias ocasiones a principio de mes, me acordé que había que repetirle
interiormente ese salmo al Señor y… no lo hice, continué con lo que estaba… Vi
que necesitaba la gracia de la confesión y, con esta, empezando de nuevo, ha
habido muchas oportunidades de elegir al Señor como primero y único: y el gozo
interior crece.
P.ej., anteayer fui a ducharme y no empezaba a salir agua caliente, ni templada
siquiera; ya que estaba dentro, decidí ducharme con agua fría, (ese día, uno de
los más fríos, ¡casi helada!), repitiendo “tú, Señor, eres mi único Bien”.
Luego, pensando en los demás de casa cuando se levantaran, (aunque voy cada
mañana con el tiempo más que medido), me puse a mirar la caldera…: se había
estropeado; intenté reiniciarla… ver si podía arreglarla… Corría el riesgo de
no tener tiempo para desayunar… y, lo que es peor, perder luego el tren… Volví,
no obstante, a intentarlo. Además, me di una vuelta por todos los radiadores de
la casa, (la caldera es para agua y calefacción), por si goteaban. A cada
minuto: “Tú, Señor, eres mi único Bien”.
2.- En el vestíbulo de la estación de tren hay
mostradores cuyos empleados, (aunque todo el mundo vamos rápido al trabajo o al
tren de vuelta), a menudo te interpelan para que te hagas cliente. En uno de
estos, me paran de vez en cuando, les dedico la mejor de las sonrisas, un
“buenos días” y, casi sin detenerme, un desearles buen trabajo con toda mi
amabilidad.
Una de estas empleadas, hace 2 semanas, después de pararme, al mirar,
se dio cuenta que ya era la tercera vez que lo intentaba (no soy muy reconocible…
con abrigo,
bufanda y gorra…) y medio se disculpó…: agradeció la sonrisa y los
buenos deseos. Desde ese día nos damos los buenos días con alegría y le digo
una palabra rápida amable mientras paso.
El viernes pasado me para: “necesito que me hagas un favor”. Le
contesté: “¿que me apunte a la tarjeta?”. “¡No!”, –mira ella
hacia lo alto–, “que me eches un cable 'con El de arriba'”; hace días se
debió dar cuenta de mi alzacuellos, incluso con bufanda y solapas del cuello
subidas. “Mi marido está a punto de volver; yo no quiero separarme: llevamos
casi 25 años casados. ¡Reza por nosotros! Acuérdate de ‘echar un rezo’ esta
tarde en Misa, ¿vale?”. Me encantó la petición y la confianza… en medio de
una gran estación. Le dije: “tengo varios ‘asuntos’ similares estos días,
así que, me acordaré; y, además, por doble motivo, pues yo también hago mis
“bodas de plata”, pero sacerdotales, este año”. “Sí, sí; reza. Que yo
quiero celebrar mis bodas de plata con mi marido”.
¡Y bien que lo estoy haciendo! Y, de paso, cuento contigo y con
vosotros para ello…
Alguna
de vuestras EXPERIENCIAS tratando de
vivir la Palabra de Vida de febrero ("dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios"), la de enero ("Jesucristo, único
cimiento de la Iglesia") y la de diciembre (“el Señor os haga rebosar
de amor mutuo y de amor a todos”):
1.-
“…gracias por todos tus envíos y por la comunión de experiencias que
se produce, aunque yo llevo un tiempo que no me prodigo mucho comunicándolas.
Hace unos días teníamos una reunión con el grupo de Tierra Santa y cada vez
alguien cuenta su vivencia: esta vez le tocó a mi marido, que me pidió ayuda y
que se la pasara al ordenador.
Empecé a hacerle algunas correcciones, pero enseguida
me di cuenta de que mi actitud tenía que cambiar: era su experiencia, no la
mía, y yo lo único que tenía que hacer era escucharle hasta el fondo, amarle de
tal modo que Jesús en él sacara lo mejor de sí. Experimentamos que si sus
palabras nos viven hasta hacer de nosotros palabras vivas, fructifica y genera
la unidad. Fue preciosa su experiencia; tanto, que muchos pidieron que se la
enviara …”
1b.-
“…viviendo esta palabra de vida de enero, dado que hay una de
nosotras que lleva dos meses enferma y de gravedad, era el momento de ponernos
a preparar un trabajo que hace ella en tres días, pero nosotras no teníamos
mucha idea, tratamos entre todas de recopilar información: buscar listados,
preparar etiquetas, comprar sobres, papel, etc.; informarnos en Correos. Nos
pusimos en un garaje donde ella lo preparaba para hacer esta tarea: enviar los
paquetes con las miles de hojas de la Palabra de Vida de tres meses. Fue una
experiencia única de vivir el "donde dos o más...", parecía una
maratón del amor recíproco. Logramos por fin hacer el envío, la única
diferencia: que habíamos tardado más…”
Ayer tarde, cuando viniste a darle la unción de los
enfermos y la comunión…, ¡no sabes cómo se preparaba para esta visita, estaba
concentrada en Él! Fue el Cielo que vino a ella, todo era sacro por Su
presencia viva en ella.
Luego, la otra cara de la moneda: tuvo un
rato terrible, donde sólo puedes estar, amar, consolar y pedir a Jesús que
alivie ese dolor, (cuando la pasan por la tarde a la cama y la asean, es 'Jesús
crucificado y abandonado' vivo, esas escaras que tiene...: es Jesús en la cruz
que grita). Luego cuando se le va pasando, te dice: “perdóname y lo repite
hasta la saciedad”…”
2.-
“…la palabra de
este mes me viene como un asombro con una experiencia de hace dos días. Sabes
que llevo con un problema judicial en el que sufrimos toda clase de
argucias y absurdos, y lentitud en todos los sentidos, por parte del abogado
contrario, con la única idea de continuar el robo, ya que la lentitud de la
justicia le favorece económicamente, y (aun perdiendo y pagando costas como ya
le salió en la primera sentencia) él sigue ganando entre 2 ó 3 millones de
pesetas cada año que se retrase. Así pues, había agotado el plazo para recurrir
y solo le quedaba un día de plazo. Su estrategia le hacía retrasar un mes más
todo el proceso. Cuál será nuestra sorpresa… ¡¡que se pasó del plazo a causa
que la sentencia se abrevie, y sea firme: ¡¡lo contrario de lo que él
perseguía…. LOS MILAGROS EXISTEN CADA DIA.…”
3.-
“…de
salud regular: ando con muletas y dolores de espalda, cadera y pierna derecha.
Pero con muchísima presencia de Dios que me conforta. Todo me hace mucho bien.
Le doy gracias a Dios por las molestias y casi me atrevo a decir que son
gracia. En verdad los caminos del Señor parecen ser diferentes a los nuestros.
Él es nuestro Dios y nos ama, no porque seamos buenos, sino porque Él es bueno.
A ver si tengo el privilegio de acompañaros de nuevo. Un fuerte abrazo a
todos, en particular a José que nos adelanta en sufrimiento y camino de
santidad…”
4.-
“…hace días que tenía ganas de escribirte y compartirte algunas
cosas, voy a ver en estos días cómo se desarrollan las cosas en mi trabajo y
veo si puedo...
En enero me robaron del bolso la billetera y hasta que el seguro de la Visa no
me devuelva lo que han sacado, estoy un poco justa; ya te diré algo.
Voy poniéndole luz a todas mis situaciones, y que Jesús me lleve por el camino
de su Amor…”
N.B.: tú también puedes
compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en “comentarios” y
escríbela.
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