VIDA DE LA PALABRA de octubre
1.- “A nadie debáis nada,
más que el amor recíproco”: ¡y este es siempre el “regalo” que queremos ofrecer
a quien viene tanto unas horas como varios días a nuestra casa “Cor Unum” (un solo corazón)! ¡Y más este
mes con esta Palabra de Vida ante cada uno! Lo hemos intentado
desinteresadamente. Espero que Dios (con nosotros y a pesar de nosotros) así se
haya dejado notar (para gloria Suya), a juzgar por algunos de los correos o whatsapp
que al rato o al día siguiente alguno nos mandaba, (viviendo de este modo
también la reciprocidad, “dando” su impresión, su amor, en ese mensaje):
“…gracias por vuestra acogida. Eso de cenar con 3 curas y 2 en potencia,
no se tiene todos los días… Vuestra sencillez me ha conmovido…”;
“te confieso algo: este fin
de semana hemos hablado de vosotros, personalmente he venido muy feliz de esta
experiencia y el otro compañero también. Gracias por enseñarnos a amar el
sacerdocio, gracias por vuestra sencillez y gracias por vuestro testimonio de
vida: eso vale más q mil palabras. Gracias por tu cercanía y por interesarte
por nosotros en esa bella semana. Dios te bendiga. Saludos a Endi y al bueno de
José: aún resuena en mis oídos esa sonrisa q lo cambiaba todo y le daba un
dulce sabor a la vida. Dios os recompense por toda la riqueza q nos habéis
compartido de vuestro gran carisma focolar. Ahí está la huella del amor de
nuestro Padre”;
“en primer lugar agradecerte el estupendo trato
que recibimos de tu parte y de la de José. Me encantó verlo tan estupendo…”.
2.- “Amar de verdad, con obras…” era la Palabra de vida para septiembre. A finales
de ese mes, unos amigos me presentan a un matrimonio: fuera de su país por
presiones gubernamentales y sin trabajo desde hacía mucho.
“Con obras…” era escuchar con
atención, a pesar del cansancio de la intensa jornada; comprometerse, pero sin
crearles falsas expectativas, (les recomendé también que le pidieran al Señor, por intercesión de Luminosa, ¡cosa que ellos acababan de realizar en la misma capilla del Centro Mariápolis!). “Con obras…”
significaba no quedarse en eso: les había dicho que me mandara su curriculum, pero no esperé; muerto de
sueño, encendí el ordenador sólo para enviar a mis amigos un correo
recordándoles que me mandaran sus datos. “Con
obras…” también recé por ellos.
La verdad es que me pareció que ya era todo…, ¡habiendo empezado el curso
lectivo!: ¿¡encontrar un puesto para un docente!? Cuando al día siguiente me
llegó el curriculum, pensé que era
absurdo enviarlo (en otras épocas siempre me contestaban que no podían): iban a
pensar que “estoy tonto”… Pero “con obras…”
suponía emplear tiempo en eso, (era, además, una oportunidad de saludar con
ilusión a mis interlocutores).
Pues… ¡al día siguiente uno lo llamó para una entrevista!, ¡¡y empezó un
día después, ya octubre!!
Recibí luego, por sorpresa, llamadas de conocidos de él, felices y
agradecidos, aunque hacía mucho que yo no los veía: “soy también amigo de él;
¡ni te imaginas el bien que les has hecho!: su situación era ya muy difícil”.
Algunas
de vuestras
EXPERIENCIAS viviendo la Palabra de Vida de octubre ("a nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley ") y las de meses anteriores:
1.- “…no sabes lo que
me alegran tus correos y qué propicios me llegan, (como agua de mayo).
Me voy con una
amiga esta semana... La verdad, pienso que no es el mejor momento, (el gasto
económico, dejar una semana el trabajo y recuperar las horas,...), pero creo
que me vendrá bien cambiar de aires...
El
espíritu de la Mariápolis lo intento cultivar todos los días, aunque a veces
preferiría que se acabara pronto el día para poder empezar de nuevo.
Intento
ir al sagrario todos los días y allí estoy un ratito: le pido a Él que me dé
fuerza y que me haga entender el camino que quiere que siga, (el trabajo no va
muy bien y últimamente lo paso mal); sé que es algo bueno para mí, pero a veces
no entiendo por qué sucede lo que sucede.
…cuando venga ya te escribiré y si puedes no
dejes de seguir mandándome estos correos tan necesarios…”
2.- “…hablando ayer con un sacerdote me hizo una pregunta que
me resultó curiosa: “¿Guardas rencor a alguien?”.
Me pilló de sopetón, así que tuve que pensar la respuesta
un momento (no mucho, lo tenía claro).
Es verdad que momentos difíciles he vivido, que me he
sentido herida por alguna persona, que en algún momento me he enfadado, y
mucho, pero ¿tengo rencor hacia ella? No, la verdad es que no.
Por la noche con calma, volví a hacerme la pregunta. Me
sorprendí con la respuesta: creo que si alguna vez he sido rencorosa con
alguien ha sido conmigo misma; con la persona que peor me he portado, ha sido
conmigo.
Es curioso: lo que he sido capaz de hacer con los demás,
(comprenderlos, perdonarlos…), no lo era capaz de hacer conmigo.
¿Rencor? Para nada, eso sólo deja heridas en el alma y
con ellas no se puede vivir. Cuando se tienen heridas lo mejor es acudir al
médico. Nosotros tenemos un Especialista en el alma que es fantástico. Además
no hay lista de espera, atiende en cualquier momento y a cualquier hora. Eso
sí, es exigente. Hay que ser serios con el tratamiento que ponga. Curar, cura,
¡pero a Su manera y de forma personalizada!
La pregunta me ha hecho recordar algo que leí el sábado
en S. Pablo a los Corintios 5, 17-21. Hermanos: el que es de Cristo es una
criatura nueva. Lo anterior ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto es de
Dios que, por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el
ministerio de la reconciliación. Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al
mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado
la palabra de la reconciliación.
Reconciliación, que no
rencor, nos ha pedido el Doctor, empezando con nosotros mismos…”
3.- "…aquí me tienes aunque
como siempre, con un poco de retraso.
Lo primero darte una buena noticia: desde el mes de
Abril, en que se jubiló mi marido, había dejado de ir a la Misa diaria de las
7’15 de la mañana por no despertarle tan pronto, con lo cual muchos días en
otros horarios al final me la perdía por unas cosas o por otras.
Un día me acordé que una monja iba a un oratorio cerca a
las 9’15. Decidí ir un día a probar y me encantó… y al día siguiente me llevé a
mi marido y desde entonces vamos todos los días… De verdad que es un auténtico
regalo empezar así el día. ¡¡¡¡Qué suerte tenemos!!!!
Este verano en la capilla de la playa, apareció un
sacerdote misionero y también fue una maravilla. Nos contó que en algún lugar
de Asia llegaron a una ciudad a la que nunca había ido ningún sacerdote
cristiano y no habían oído Misa, ni comulgado nunca: ¡se encontraron con un
viejecito de 82 años que les dijo que había estado toda la vida esperándoles!
Él le comentó: "¿sabe usted que en la ciudad española donde yo vivo,
podemos ir a Misa y comulgar todos los días?". El viejecito le miró
sorprendido: "entonces en esa ciudad todos serán santos, ¿verdad?".
No sabes cómo se me ha quedado esto grabado y con cuánta
frecuencia lo recuerdo. ¿Cómo es posible que desperdiciemos tantas
oportunidades como tenemos?...
¡¡¡Cuánto me gustan las experiencias que cuentas!!!: son
siempre cosas tan sencillas que animan a imitarte. Gracias por todo…"
4.- “…mi hija quería
estudiar medicina: ha sido complicado por la nota.
Durante este año, el Señor se ha hecho presente en momentos muy duros
en donde las fuerzas nos flaqueaban al ir de una universidad a otra y a veces
no ver los resultados que se obtenían.
Una tarde, cuando, ya llegado el mes de junio y aprobada la selectividad
con una buena nota, no conseguía su objetivo y se desmoronó; los
resultados de las privadas todavía no habían salido.
Aquella tarde se encontraba con las fuerzas agotadas. Le dijo a Dios:
“me estaré equivocando, no será mi destino”. Eso eran las tres. A las cinco de
la tarde suena el teléfono…: “has superado las pruebas en esta facultad y
puedes estudiar Medicina”. La alegría fue enorme: no se podía expresar lo que
sintió. Al día siguiente volvió a sonar el teléfono, otra Universidad le dice
que tiene plaza, (en esta habíamos estado en dos ocasiones, pues tuvo que
superar dos pruebas, de amplio contenido religioso, y en su capilla le habíamos
encomendado a Dios su destino). Pasa otro día y llaman de otra: todo un dilema
para ella. Pero Dios es grande y ella no tuvo que decidir; me dijo: “mamá, la
Virgen y Dios me han puesto en mi camino esta a la que yo le encomendé”. Así ha
sido la voluntad de Dios. Cuando más lo necesitas, cuando estas sin fuerzas
para continuar, allí está…”
5.- “…empezó la temporada de rugby. Esta mañana jugaba mi hijo.
Mi
marido está de viaje, así que lo tenía fácil: una mamá llevaría a mi hijo y, al
acabar el partido, lo traería de nuevo a casa.
Fácil, cierto, pero… ¿era lo mejor?
Pues no: reconozco que, en el fondo, y en la superficie…. ¡era una excusa!
"Como no está mi marido y no sé cómo se va al campo, tal vez me pierda,
llegue tarde, me oriento mal… Mejor que vaya con otra persona y yo me quedo en
casa".
Mi conciencia me
"traicionó": "¿no es una ocasión estupenda para vencer esa
desconfianza que tienes en ti misma?". Vale, sí, lo reconozco. Llevarle
yo, sin seguir a ningún otro coche, sino guiándome por las indicaciones de mi
marido, sería una batallita ganada contra mi inseguridad.
Me convencí. Lo hice. Llegué. Además
puntual… Lo primero que pensé fue: “¡Bien!: una bandera ganada a Lucifer”. Me
reí conmigo misma. ¿Una bandera? Pues sí: leyendo los ejercicios de San
Ignacio, hay un apartado que habla de banderas. Dos para ser exactos: la de
Cristo y la de Lucifer.
Me gustó esa comparación, así que cada vez que consigo algo
positivo, pienso que he ganado una batallita para Cristo…"
6.- “…este mediodía en la
"pelu"... (ya te comenté que no son practicantes, pero cuando no hay
público, se acercan y me preguntan cosas). Hoy las he llevado un rosario a cada
una. Me lo han agradecido mucho, (una se lo ha puesto como collar y la otra en
la mano como
pulsera, y lo han hecho con mucho respeto porque les he dicho que estaba bendecido). La que me peina me preguntaba luego como avergonzada que cómo se "usaba"... que ella no sabía de esas cosas. Para no liarla, le dije que cada misterio era un Padrenuestro y diez Avemarías. Poco a poco, si me sigue preguntando, iré contándole...
pulsera, y lo han hecho con mucho respeto porque les he dicho que estaba bendecido). La que me peina me preguntaba luego como avergonzada que cómo se "usaba"... que ella no sabía de esas cosas. Para no liarla, le dije que cada misterio era un Padrenuestro y diez Avemarías. Poco a poco, si me sigue preguntando, iré contándole...
Y esta tarde empecé la Confirmación.
He tenido muy presente lo que dijo el Papa hace poco a los catequistas: que
vayamos a conquistar corazones. Comienza también mi hijo, aunque no en mi grupo.
En casa me preguntaba quiénes estaban…: ¡¡te han tocado los más rebeldes!! Me
suele pasar... yo no sé si me los mandan a mí a propósito... (ja,ja)… Cuento
con tu oración también "pa" esto…”
7.- “…afortunadamente la
biopsia de mi padre salió sin células malignas.
…fuimos a misa SOLO con la intención de dar gracias por
esto; siempre pedimos... hay que agradecer también... Toda la familia estamos
contentos.
Por otro lado, “Jesús abandonado” también “visita”...:
estamos viviendo una situación muy complicada con mi cuñada que se ha divorciado.
Al parecer le molesta que nosotros como pareja nos llevemos bien...: ¡ha hecho
una cruzada de desprestigio dentro de la familia que no veas!... Independiente
de la “telenovela” que hay montada, quiero pedirte que reces con nosotros...:
que Dios le traiga Paz, Aceptación y Reconocimiento de la gente que le
quiere... que Dios le ayude a transformar esa ira en amor para convivir... Y no
es por nosotros..., es por ella y sus hijos, que ojala puedan ser felices...”
Ya ha salido el último número
de la revista “Unidad y Carismas”
que, en comunión, editan muchos
religiosos de distintas órdenes.
Esta vez sobre Carismas y fundadores