lunes, 30 de junio de 2025

AMOR AL PRÓJIMO POR AMOR DE DIOS

 VIDA DE LA PALABRA                             últimas semanas de JUNIO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13) y la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17): 

1.-        El otro día, después del horario de atención a la gente, me quedé un buen rato en el despacho parroquial buscando en internet una serie de cosas que necesitaba una persona: la PdV, además, me ayudaba a buscar entre distintas opciones la que le podía resultar mejor y más bonita, aunque eso me llevara más tiempo. No resultaba fácil, pues no se podía descargar y, entonces, había que ampliar cada una de las páginas, hacer un “pantallazo”, recortarlo y luego ir pegando una a una en un Word en blanco. Estaba yo contento pensando lo útil que le podría ser a esa persona.

 

1b.-    Sin haber acabado, entra un joven. La verdad es que, de primeras, me dio fastidio: ni era hora ya de despacho, se me había echado encima la hora de ponerme a preparar la comida y, (¡mea culpa!; aunque me arrepentí al instante y en mi interior pedí perdón al Señor), le juzgué, pensando que venía a pedir.

         Efectivamente, buscaba ayuda, pero de otro tipo. Le habían dicho en la asociación que le tutela que aquí podía encontrarla. Ciertamente en Caritas damos alimentos perdurables, pero él no necesitaba eso; también tenemos un pequeño servicio de orientación psico-social, pero solo es un día a mitad de semana y estábamos, además, ya en sábado.

Lo escuché a fondo, pues me “martilleaban” las palabras de Jesús “dadles vosotros de comer” y, sobre todo, el comentario de la PdV: “Ante las necesidades de los demás no valen excusas («no nos compete»; «yo no puedo hacer nada»…).”. Y ciertamente así era, pero… “no valen esas excusas; si puedo dar mi tiempo, mi cercanía, mi comprensión, mi implicarme aunque parezca que no vamos a ninguna salida…”.

         Tiene cumplida su mayoría de edad, pero tiene algunas deficiencias, tipo casi autismo y similares, (me mostró, además, documentos de ello). Se le notaba pacífico y muy bueno. Era adoptado (procedente de un país en el que yo sé que los niños salen muy tarados de los orfanatos) y, según cuenta él, aquí sus padres adoptivos lo maltratan ya desde niño, aunque desde hace unos años solo psicológicamente, y se valen de su minusvalía para obtener beneficios de trabajar menos, etc.

         Estuvimos hablando mucho tiempo y se le notaba, (dentro de su casi inexpresividad), agradecido y contento. Llamamos a todos los sitios que se nos ocurrieron en busca de información y ayuda. Algunos no contestaban (era sábado), otros muy amablemente nos daban unas indicaciones que no le eran factibles…

En fin, como él tenía posibilidad de estar al menos el fin de semana en casa de un antiguo compañero de instituto, decidió marcharse hacia allí, visto que no podíamos avanzar nada y en espera de la cita que ayer tendría en Asuntos Sociales.

         Me conmovió mucho interiormente cuando, con humilde sencillez, me pidió: “¿le puedo estrechar la mano?”.

 

2.-        Después de varias semanas intensas, la pasada por fin pude tener un poco de descanso. Además de ver a mi madre, también estuve antes con mi hermana y visité al sacerdote de allí, buen amigo, que está sufriendo diversas incomprensiones de la gente: con él fueron horas bonitas de comunión y fraternidad, en que se notaba la presencia de “Jesús en medio” allí “donde dos o más, unidos…”.

Y, al final, después de cenar, al despedirnos en la puerta de su parroquia, se acercó un hombre que no conocíamos, pero que sin embargo había visto a mi compañero muchas veces, pero nunca se le había acercado, ni entraba a la parroquia: quizá en ese momento le “atrajo” la unidad entre nosotros. Y le preguntó horarios y, con nuestra atención y escucha, no tardó en contarnos ampliamente toda su problemática vida como pidiendo humildemente orientación y consejo; yo procuraba dejar todo el espacio a mi compañero, haciéndole unidad con escucha atenta vacío de mí, pues era quien le podía hacer un seguimiento después, aunque también comenté cuando notaba que me impulsaba desde dentro el Espíritu Santo. Se marchó confortado ese hombre y nosotros nos despedimos felices por la comunión entre nosotros y por esta irradiación.

2b.-     Al día siguiente, comiendo con mi hermana, su marido (¡super-cocinero!) y uno de sus hijos, (más un amiguete de él), fue bonito al acabar, cuando todos se fueron retirando, quedarme con mi sobrino que seguía comiendo más despacio, aunque yo tenía que coger el coche en seguida para el viaje y hubiera querido echarme la siesta, no quise dejarlo solo en la mesa.

Él comenzó a hacer preguntas sobre sus dudas de fe, típicas de joven universitario, creyendo que lo sabe todo, pero, sin embargo, él no cerrado a buscar. Aunque no tenía yo la cabeza, para jaleos, me pareció precioso, (soy, además, ¡su padrino de bautismo!). Estuvimos charlando largamente y se notaba que su amigo, desde la otra punta de la habitación tumbado en la alfombra, no perdía ripio.

Emprendí viaje más tarde de lo previsto, contento de ejercer como tío y como padrino. Se abrió una vía de diálogo que nos prometimos continuar. Ya siempre pedía por él y por todos mis ahijados, pero todos estos días lo tengo súper-presente a todas horas.

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):

 

1.-        Muchísimas gracias, Paco. He disfrutado leyendo lo que mandas sobre la Eucaristía y las experiencias. Dios te pague. Me hacen mucho bien... 

En estos días, meditando en la Eucaristía, tengo muy presente lo que decía Chiara. Me impresionó desde la primera vez que la oí: lo que es más fuerte... y Cristo lo es, por eso en la comunión no asimilamos como el alimento normal, sino que nos asimila Él… Algo así: tú sabes... Doy gracias a Dios por la fuerza de Su Presencia dentro de mí en estos días. Me ha venido la impresión íntima de la Mariápolis sobre la Eucaristía... Doy gracias a Dios por su cercanía, su donación...

Mi experiencia de la Palabra de Vida va por asimilar la pequeñez del Pan... dejarme comer por quien me necesite.

 

2.-      perdona, Paco, que no te haya contestado antes. Andamos algo atareados con temas médicos. Últimamente a mí me han dado otra tanda de radioterapia, que me ha dejado bastante KO, y, por si no fuera suficiente, desde mayo a mi marido lo han ingresado dos veces por fuertes problemas de salud. Trato de tener presente que todo es Amor de Dios y seguir “jugando” en cada momento, (como decían S. Luis Gonzaga y Luminosa).

 

3.-        Paco, llevas incansablemente más de 8 años enviándome la Palabra de Vida puntualmente una vez al mes y cada 15 días los recordatorios. En primer lugar, muchísimas gracias por tu envío que nunca falla. Si te soy muy sincero, la Palabra de Vida me ayuda muchísimas veces cuando la leo y le busco el sentido en lo que me esté pasando en ese momento de mi día a día, parece como que es Él quien me habla y me guía verdaderamente. La verdad que me ayuda muchísimo.

En segundo lugar, ya no es necesario que me envíes la versión de la PdV en viñetas para los peques porque, gracias a Dios, han ido creciendo y ya nos dan capones con la barbilla, tanto a mí como a su madre...

Lo que haré a partir de ahora es compartirles la Palabra de Vida que me envías cada mes ya como adultos.

En nuestra parroquia, tanto nosotros como nuestros hijos, estamos en grupos de escuelas de agradecimiento y trabajamos semanalmente con "propósitos" que nos ponemos y tratamos de cumplir semanalmente y luego ponerlos en común con los otros miembros del grupo.

Lo dicho, muchas gracias por todos estos años enviándome la PdV sin fallar ni un mes y un abrazo muy fuerte!!!.

 

4.-        Gracias como siempre, Paco, por compartir siempre fielmente. Me ayuda mucho conocer estas experiencias: reconozco que en muchas ocasiones no respondo con esa misma fidelidad, pero lo que cuenta es saber que vamos juntos en esta aventura. Yo en estos momentos estoy viviendo una experiencia con un hijo que me lleva a tratar de confiar en él y el Dios. No es fácil porque por su personalidad (y es adulto) siempre he estado sobrevolando y controlando también su vida en muchas ocasiones.

Después de consultar con una profesional, llego a la conclusión de que tengo que "fiarme" y tratar de vivir de otro modo nuestra relación. Después de tanto tiempo haciendo de otro modo, resulta complicado.

Por otra parte, estoy acompañando a mi cuñada en su duelo (ha fallecido su marido hace 5 meses), y acudimos todas las mañanas juntas a la Eucaristía, y te puedo asegurar que logro experimentar una paz que no es mía.

…acuérdate de rezar por este camino que recorre mi hijo y para que no pierda yo la paz ni la confianza.

 

5.-        casi siempre voy a trabajar en tren. El pasado viernes, a la salida del trabajo, iba con los ojos cerrados, relajado, sentado en la posición más cercana a la puerta. El tren era uno de los "nuevos", compuesto únicamente por dos largos vagones. Al ir a salir y cerrarse las puertas, un fuerte ruido, como de alguien cayendo al suelo, me hizo abrir los ojos de par en par: una señora, desde el andén, tenía el brazo extendido, bloqueando el cierre de la puerta... con el consiguiente riesgo de que el tren se pusiera en funcionamiento y la arrastrara.

En centésimas de segundo, un pensamiento: "soy el más cercano a la puerta; la señora necesita ayuda y puedo prestársela". De un salto me posicioné frente la puerta y, (sin ningún género de duda estimo que la Providencia me guio los pasos), en vez de hacer otra cosa, pulsé el botón de apertura de puertas. Se abrieron. La señora entró en el tren y di gracias a Dios por haberme guiado de manera tan efectiva, volví a relajarme... Nadie más se había movido en el tren. Me gustó mucho la rapidez con la que decidí ayudar, y la relacioné con todo lo vivido y aprendido. Creo firmemente que todas las oraciones, participaciones, acciones positivas realizadas no sólo son buenas per se, sino que también nos ayudan a ser mejores cada día, y ello tiene su reflejo en que, poco a poco, vamos siendo mejores.


lunes, 16 de junio de 2025

HACERSE EUCARISTÍA PARA LOS DEMÁS

 Te ofrezco unos textos (y experiencias, aunque pocas) que nos ayuden a seguir con ánimo la práctica de la Palabra de Vida («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), que, además, es el Evangelio del próximo domingo, solemnidad del Corpus Christi: 


LA EUCARISTÍA, FUENTE DE LA UNIDAD

La Eucaristía llega a nosotros colmada con el don de la unidad. Y si nos preparamos a acogerla con el amor recíproco auténtico que nos enseñó Jesús, ésta no deja de ofrecernos a todos su don, que es precisamente la unidad.

            De hecho, la Eucaristía produce diferentes efectos, como por ejemplo nutrir nuestra alma como un alimen­to. Dice santo Tomás: «Este sacramento se nos da... en forma de alimento y bebida. Por consiguiente, todo efecto que el alimento y la bebida material producen en lo que se refiere a la vida corporal, es decir sustentar, acrecentar, regenerar y deleitar, todo ello lo realiza este sacramento en la vida espiritual».

            Pero la Eucaristía no es sólo alimento, sino que transforma al cristiano. La Lumen gentium dice: «La participación del cuerpo y sangre de Cristo hace que pa­semos a ser aquello que recibimos», es decir, Jesús. Nos transformamos en Jesús. Por ello los Padres afirman: «En apariencia de pan se te da el cuerpo y en apariencia de vino se te da la sangre, para convertirte, al haber par­ticipado del cuerpo y de la sangre de Cristo, en concorpóreo y consanguíneo con Él».

         Y se puede hablar de ser concorpóreos y consanguí­neos no porque se produzca una unión física, sino por la unión de nuestras personas con el cuerpo glorificado de Cristo -presente en la Eucaristía-, vivificado por el Espíritu Santo. Somos, pues, realmente concorpóreos, pero en un sentido nuevo, místico.  Los Padres especifican, además: «[La Eucaristía] se dice y verdaderamente es comunión, porque por ella nos comunicamos con Cristo... Además, comulgamos y nos unimos unos con otros a través de ella». «Por el hecho mismo de que [Cristo] los une a todos a Él, los une mutuamente, porque si muchas cosas están unidas a una tercera, están unidas también entre ellas».

         Por tanto, la Eucaristía es vínculo de unidad. La Eu­caristía es fuente de la unidad. La Eucaristía es la divina posibilidad de ser uno con Cristo y entre nosotros. No siempre tenemos esto suficientemente presente…

         Vivamos con mayor conciencia la unidad. No la demos por descontada. No, no; debemos construirla en cada momento con nuestros hermanos comenzando desde ahora, dando vida a relaciones trinitarias entre nosotros mediante un amor recíproco radical, [el mandamiento nuevo de Jesús], conscientes de que la Eucaristía nos dará la Gracia que necesitamos.

         Y luego, vayamos lo más a menudo posible a alguna iglesia o capilla para darle gracias a Jesús Eucaristía por todas las veces que Él ha intervenido en nuestra vida de unidad. La gratitud es un deber y atrae nuevas gracias.

CHIARA LUBICH, Construir el Castillo Exterior, Ed. Ciudad Nueva, pp.

 

 

 

            EL MILAGRO DE LOS PANES

Todo lo que tengo

en Tus manos ahora está:

son los frutos de la tierra,

que Tú multiplicarás.

Son también mis manos,

y con ellas Tú podrás

repartir al mundo entero

el pan que a todos saciará.

 

     Sólo una gota has puesto entre mis manos,

sólo una gota que ahora quieres que Te dé.

Ah, ah...

Una gota que entre mis manos,

en lluvia se convertirá

y la tierra fecundará. TODO LO QUE TENGO...

 

     Y nuestras gotas todas hechas lluvia en Ti,

serán la linfa de una nueva humanidad.

Ah, ah...

Y la tierra preparará

la fiesta de este pan que

los hombres compartirán. TODO LO QUE TENGO...

 

     Y otra vez el viento

desde lejos traerá

el perfume de trigales,

que al mundo llevará.

Y el amor a todos

la cosecha repartirá

y el milagro de los panes

de nuevo se repetirá.

 

GEN VERDE International Performing Arts Group

 

 

 

 

 

 

APRENDER Y CRECER PARA SUPERAR LOS LÍMITES

 

         No es ninguna humillación tener límites. Conocerlos y aceptarlos con inteligencia nos hará más indulgentes con nuestros errores pasados y más precavidos con errores presentes y futuros Y creceremos en humanidad y humildad. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra del 5 de mayo

 

 

 

VIVIR LA ALEGRÍA PARA PODER DONARLA

Jesús prometió estar presente donde dos o más están reunidos en su nombre. Así que, vamos a reunirnos con otros (... ) y convivir con el espíritu de amor mutuo enseñado por el Evangelio. Compartamos cómo hemos intentado poner el evangelio en práctica y experimentaremos los frutos de su presencia: alegría, paz, luz, ánimo. Jesús permanecerá con cada uno de nosotros y seguiremos sintiéndolo cerca y activo en nuestra vida diaria.

CHIARA LUBICH

 

 

 

domingo, 15 de junio de 2025

DARSE EN SERVIR POR AMOR

 VIDA DE LA PALABRA                         primeras semanas de JUNIO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13) y la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17):

1.-        Me está ayudando mucho estas semanas tararear internamente dos frases de la canción “El milagro de los panes”, (del musical “Gente del 2000”), del grupo internacional de música moderna Gen Verde: ♪#♫todo lo que tengo, en Tus manos ahora está… y Tú lo multiplicarás…♫#♪, y sobre todo la repetición, (“machacona” en el musical, justo antes de comenzar esa canción), ♪#♫date voi stessi loro da mangiare! ♫#♪, (mismísimas palabras de Jesús en la PdV de este mes).

Me están haciendo no desentenderme de cosas que, a primera vista yo no podría hacer mucho, (dentro que, por natural, además, soy “parao” y con poca iniciativa, jeje), pero que sí son de notable interés para mi interlocutor de cada momento presente.

 

1b.-     P. ej. un matrimonio con 4 hijos estaban muy preocupados por la presión en el trabajo y pérdida de calidad y bajada de sueldo. Estando pidiendo con intensidad por el asunto, me encontré a ella cuando iba yo al hospital a visitar al compañero recién operado: aunque yo iba con prisa, estuve escuchando un buen tiempo todo lo que ella tenía necesidad de expresar. Le aseguré que Dios les dará la Gracia para llevar adelante todo, pero que no dejáramos de pedir también al Señor para que se solucionara bien. Y en estos mensajes que hemos cruzado, os comparto el desenlace: “el viernes tuvo mi marido la cita de conciliación con la empresa ¡¡y se presentaron!!, (porque pensábamos que no lo iban a hacer), ¡¡¡¡y al final hubo acuerdo, con indemnización y paro!!!! Así que estamos súper contentos. Mi marido estará hasta el 1 de septiembre en el paro, cuidando de los niños todo el verano y disfrutando de ellos. Esto que nos ha pasado es un regalazo y le damos gracias a Dios por ello, ya que su plan para nosotros es siempre mucho más grande que el nuestro y así ha sido: el 1 de septiembre se incorpora en la nueva empresa”. “La oración funciona😅”, le contestado plenamente convencido. “Total!! 🙏🏼😊”.

 

1c.-      Otro ejemplo todavía en curso: una persona tiene que preparar y, aunque no es mi especialidad, me estoy implicando en ayudarle a preparar o fotocopiar temas, y en cosas de ordenador que tiene menos práctica que yo, también en darle ánimo, etc. En cada ocasión me viene musicalmente desde el interior ♫#♪dadles vosotros…♫#♪, “dale Tú mismo, Paco, de…” lo bueno que necesita…

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):

 

1.-        “con gran sorpresa y agrado leo algunos de los párrafos que reproduces del email que te envié hace algunos meses. Sorpresa y casualidad, porque, como te decía, no siempre leo lo que nos escribes, por más interesante y vivo y bien narrado que está. Y agrado, porque me ha hecho evocar una experiencia muy parecida.

Leo en tu email de abril, (con retraso de dos meses respecto de tu envío), una preciosa narración del fin de semana que pasaste al cuidado de tu madre. Me ha evocado los muchos fines de semana que durante muchos años yo hacía lo mismo con la mía, enferma de Alzheimer. Nosotros somos ocho hermanos, y yo el que más lejos vivía, pero había decidido hacer los 650 Km y compartir los turnos casi por igual con ellos.

        Todo lo que cuentas de los cuidados que le dedicabas es prácticamente idéntico a lo que yo viví, recibiendo de ella a cambio un enorme agradecimiento y cariño. Y eso a pesar de la aparente inexpresividad que acompaña a esa enfermedad: no era así, ella sentía la compañía de sus hijos, del que le tocara en cada turno. Pasado su sufrimiento de los primeros años, le llegó en los siguientes y hasta los últimos un alivio enorme que Dios tuvo a bien concederle, preámbulo del que ahora estará teniendo en el Cielo junto a Él. 

         Y te añado, finalmente, que aquí en mi ciudad contacté con… todos los del movimiento de los focolares a lo largo de las muchas actividades a que he asistido. También todos ellos encantadores. Un regalo de Dios conocerlos.

 

 

 

 


domingo, 1 de junio de 2025

DAR DÁNDOSE

 PALABRA DE VIDA                                    JUNIO 2025

«Dadles vosotros de comer»

(Lc 9, 13)


Estamos en un lugar solitario cerca de Betsaida, en Galilea. Jesús está hablando del Reino a la muchedumbre. El maestro había ido allí con los apóstoles para que descansasen después de su larga misión por aquella región, en la que habían predicado la conversión «anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes» (Lc 9, 6). Cansados, pero con el corazón rebosante, contaban lo que habían vivido.

Sin embargo, la gente se entera y acude. Jesús acoge a todos: escucha, habla, cuida. La muchedumbre aumenta. Se acerca la noche y empiezan a tener hambre. Los apóstoles se dan cuenta y le proponen al maestro una solución lógica y realista: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida». Después de todo, Jesús ya había hecho mucho… Pero Él les responde:

 

«Dadles vosotros de comer».

 

Se quedan desconcertados. Es impensable: solo tienen cinco panes y dos peces para varios miles de personas; no es posible encontrar lo necesario en la pequeña Betsaida, y tampoco tendrían dinero para comprarlo.

Jesús quiere abrirles los ojos. Conmovido por las necesidades y los problemas de las personas, se dispone a dar una solución. Y lo hace partiendo de la realidad y valorando lo que hay. Es cierto, lo que tienen es poco, pero les encomienda una misión: ser instrumentos de la misericordia de Dios, que piensa en sus hijos. El Padre interviene, y sin embargo, los necesita: el milagro requiere nuestra iniciativa y nuestra fe, la cual de ese modo crecerá.

 

«Dadles vosotros de comer».

 

Así pues, a la objeción de los apóstoles, Jesús responde ocupándose, pero les pide que hagan su parte, aunque sea pequeña. No la desdeña. No resuelve el problema en lugar de ellos. El milagro sucede, pero requiere que participen con todo lo que tienen, con lo que han podido conseguir y han puesto a disposición de Jesús para todos. Esto implica algún sacrificio y confianza en Él.

El maestro parte de la situación para enseñarnos a ocuparnos, juntos, los unos de los otros. Ante las necesidades de los demás no valen excusas («no nos compete»; «no puedo hacer nada»; «tienen que apañarse, como hacemos todos»…). En la sociedad que Dios ha pensado, son bienaventurados quienes dan de comer a los hambrientos, quienes visten a los pobres y van a ver a quienes lo necesitan (cf. Mt 25, 35-40).

 

«Dadles vosotros de comer».

 

La narración de este episodio nos recuerda la imagen del banquete que describe el libro de Isaías, un banquete que Dios mismo ofrece a todas las gentes, cuando Él «enjugará las lágrimas de todos los rostros» (Is 25, 8). Jesús manda que se sienten en grupos de cincuenta, como en las grandes ocasiones. Siendo Hijo, se comporta como el Padre, lo cual subraya su divinidad.

Él mismo lo dará todo hasta hacerse alimento por nosotros en la Eucaristía, el nuevo banquete de la comunión.

Ante tantas necesidades como surgieron en la pandemia del covid-19, la comunidad de los Focolares de Barcelona creó un grupo a través de las redes sociales en el que comparten las necesidades y ponen en común bienes y recursos. Y es impresionante ver cómo circulan muebles, alimentos, medicinas, electrodomésticos… Porque «solos podemos hacer poco –dicen–, pero juntos se puede hacer mucho». Aún hoy, el grupo Fent família contribuye a que nadie entre ellos pase necesidad, como en las primeras comunidades cristianas (cf. Hch 4, 34).

 

SILVANO MALINI y el equipo de la Palabra de Vida