sábado, 30 de noviembre de 2024

GRANDEZA DEL DAR

VIDA DE LA PALABRA                 últimas semanas de Noviembre


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44) y la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44):

1.-        Hace pocos días, mostrando nuestra iglesia parroquial a un matrimonio con su hijo recién apuntado para empezar la catequesis, como suelo hacer con los niños siempre que vienen por primera vez, les enseño a descubrir el Sagrario como un cofre en el que está un Súper-Tesoro, pero que no es una cosa sino una Persona, Jesús el Hijo de Dios. Lo hago casi como un juego de pistas, en el que me valgo de las lamparillas rojas, que nos sirven de guía; y ellos aprenden a la vez que se lo pasan bien.

Ya os conté hará un par de años algo muy bonito al respecto. Y esta vez, también ha sido especial. Le digo al niño: “y ahora que hemos descubierto el Súper-Tesoro, que es Jesús, que está dentro de ese cofre, que no se llama cofre sino sagrario, podemos hablar con Él desde nuestro pensamiento, desde nuestro corazón, con palabras que no se oyen; ¿probamos a decirle algo?”. Y después de unos segundos mirando sus padres, el niño y yo en silencio muy fijamente al sagrario, le pregunto: “¿ya le has dicho algo?”. “Síi”. “¿Y es un secreto entre Jesús y tú o nos lo puedes contar?”. “Le he dicho que le quiero”. Su padre abrió los ojos y a su madre se le escaparon unas lagrimillas.

Y continué diciéndole: “Muy bien. Pero esto es un diálogo, así que ahora tenemos que escuchar; antes hemos hablado con el corazón cada uno a Jesús y ahora cada uno tenemos que escuchar si Jesús en nuestro corazón nos dice algo; ¡hombre!, no lo vamos a oír con estos oídos, pero si sentimos calorcillo en el corazón, o notamos paz o alegría, o ganas de ser más buenos, es señal de que nos está hablando aunque no le oigamos; ¿probamos?”.

Y de nuevo los 4 en silencio, mirando al Sagrario atentamente desde muy cerquita. Después de un rato, le pregunto: “¿ya?”. Y me hace un gesto afirmativo. “¿Y te ha dicho algo?”. “Síi”. ¿Y nos lo quieres contar o es un secreto?”. “¡Vale!”. “¿Y qué te ha dicho?”: “yo también te quiero mucho”. ¡Me emocioné! ¡¡A su mamá ya se le soltaron del todo las lágrimas!! Y nos dimos los 4 un abrazo.

Yo pensaba: “se lo ha dicho al niño, porque tiene un corazón puro; Nosotros no lo oímos pero también nos lo dice; no hace falta que lo oigamos: lo oímos por boca de este niño o por los santos”.

 

2b.-     Orando yo luego sobre esto, me percaté que también me lo dijo el Señor a mí hace casi 2 meses, pero no supe entenderlo en principio. Como cada domingo estaba yo solo orando en el templo parroquial, atrás, en el último banco. Al rato entró, como muchos domingos, un feligrés. Siempre me saluda muy amable y empieza a contarme qué mal está la juventud o a dónde va a parar este mundo... Esta vez le escuché con más agrado y atención, si cabe, sin pensar que me estaba interrumpiendo la oración. Y al acabar su reflexión, siguió hacia delante, pero en vez de chocarme la mano como otras veces, me sorprendió diciéndome: “¡le quiero mucho, padre!”. Me sentí casi incómodo, pero le sonreí y continué orando.

Solo horas después, cuando yo iba en el coche hacia mi pueblo, pensando y rezando, me di cuenta que en realidad fue Jesús por medio de este feligrés quien me decía lo mismo que al niño que al principio os he contado: “¡te quiero mucho!”. Y se me empezaron a saltar las lágrimas mientras conducía, recordando también pequeños detalles de esa misma mañana en los cuales a través de otras personas o sus actitudes, o palabras, o ejemplos o regalillos simpáticos, el Señor también era como si me dijese personalmente: “te quiero mucho; y no me olvido de tu parroquia, ¡eh!, que es más mía que tuya”.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44), la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44) y la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):

1.-        “la lectura de una poesía de Unamuno me hizo entrar mejor en la Palabra de vida de octubre: “el que quiera ser el más importante entre vosotros, hágase servidor de todos…”. Dice él: “agrándame la puerta, Padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad”.

         Achicarme, pedirlo y trabajarlo en el servicio y ayuda a los demás.

En mi colectivo laboral se pidió un voluntario para madrugar y estar disponible a las 7 de la mañana, en vez de a las 9 habituales. Han sido varios días y me ha costado aguantar luego el peso de la jornada, pero me ha dado, no ya importancia, que es menos, sino la estima de mis compañeros, que he notado en los días posteriores.

 

2.-        “muchísimas gracias, Paco, por mantener estos correos. Te lo agradezco de corazón… El último es precioso: mil gracias.

…también me alegra que la situación económica de la Parroquia haya mejorado. Así debe ser: Dios provee. Solo tenemos que soltar y confiar, (hablo también por mí): como sabes, llevo mal, mucho tiempo mal con mi salud. Con ayuda de Dios, voy mejorando día a día. Pero hay algunos que me cuesta infinito y opto por seguir la Misa por Internet. Hay ocasiones en que vamos a otras Parroquias, pero mi aportación continúa en esta. Los días en que no puedo ir, me sabe mal, pero sé que eso es lo que Dios quiere de mí en ese momento... Estoy tan cansada, que siento mucho desánimo, pero la palabra “perseverancia” se mantiene en mi cabeza, gracias a Dios. 

En fin. Que orando y confiando y, sobre todo, gracias a la ayuda de Dios conseguiremos la consecución de su Plan.

         Un fuerte abrazo y todos mis ánimos para esa profesión de riesgo que es hoy ser sacerdote. ;-) .

 

3.-        “como siempre, tus palabras invitan a la reflexión… Mi hijo la semana pasada vino a decirme que se llevaba mi coche a Valencia para ayudar en lo de las inundaciones por la dana, porque el suyo es muy bajo. Volvió y… el coche estaba para verlo… me dijo que él se encargaba de limpiarlo. En sus líos, no pudo y lo llevé yo: 140€ de limpieza y desinfección, que se quedaron en 120 porque la empresa de lavado quería ayudar, justo la cantidad que yo le debía a mi hijo por un abrigo que le dije que le regalaba. Dios hace que todo encaje a la perfección, siempre 😜.

 

4.-        “gracias, Paco, por tu fidelidad compartiendo tus experiencias: son una riqueza y me ayudan mucho. Seguimos unidos en la PdV y en este tratar de vivir con el amor que Jesús nos dejó como el mayor regalo.

La situación que se ha vivido en los pueblos de Valencia, tanto dolor, me lleva a ponerme en lo que de verdad importa: a vivir con más solemnidad cada momento en la Voluntad de Dios por amor.

 

5.-        “mil gracias, Paco. Me da paz leer tu correo todos los meses y creo que no te lo he dicho nunca. GRACIAS.

 

6.-        “mil gracias por tus mensajes de vida y esperanza. Así es: Dios se calla, pero no se va; siempre está presente en mi vida. “¿Quién como Dios?”.

 

 

 

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