VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de Noviembre
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44) y la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44):
1.- Hace pocos días, mostrando nuestra iglesia parroquial
a un matrimonio con su hijo recién apuntado para empezar la catequesis, como
suelo hacer con los niños siempre que vienen por primera vez, les enseño a
descubrir el Sagrario como un cofre en el que está un Súper-Tesoro, pero que no
es una cosa sino una Persona, Jesús el Hijo de Dios. Lo hago casi como un juego
de pistas, en el que me valgo de las lamparillas rojas, que nos sirven de guía;
y ellos aprenden a la vez que se lo pasan bien.
Ya os conté hará un par de años algo muy bonito al respecto. Y
esta vez, también ha sido especial. Le digo al niño: “y ahora que hemos
descubierto el Súper-Tesoro, que es Jesús, que está dentro de ese cofre, que no
se llama cofre sino sagrario, podemos hablar con Él desde nuestro pensamiento,
desde nuestro corazón, con palabras que no se oyen; ¿probamos a decirle algo?”.
Y después de unos segundos mirando sus padres, el niño y yo en silencio muy
fijamente al sagrario, le pregunto: “¿ya le has dicho algo?”. “Síi”. “¿Y es un
secreto entre Jesús y tú o nos lo puedes contar?”. “Le he dicho que le quiero”.
Su padre abrió los ojos y a su madre se le escaparon unas lagrimillas.
Y continué diciéndole: “Muy
bien. Pero esto es un diálogo, así que ahora tenemos que escuchar; antes hemos
hablado con el corazón cada uno a Jesús y ahora cada uno tenemos que escuchar
si Jesús en nuestro corazón nos dice algo; ¡hombre!, no lo vamos a oír con
estos oídos, pero si sentimos calorcillo en el corazón, o notamos paz o
alegría, o ganas de ser más buenos, es señal de que nos está hablando aunque no
le oigamos; ¿probamos?”.
Y de nuevo los 4 en silencio, mirando al Sagrario atentamente
desde muy cerquita. Después de un rato, le pregunto: “¿ya?”. Y me hace un gesto
afirmativo. “¿Y te ha dicho algo?”. “Síi”. ¿Y nos lo quieres contar o es un
secreto?”. “¡Vale!”. “¿Y qué te ha dicho?”: “yo también te quiero mucho”. ¡Me
emocioné! ¡¡A su mamá ya se le soltaron del todo las lágrimas!! Y nos dimos los
4 un abrazo.
Yo pensaba: “se lo ha dicho al niño, porque tiene un corazón puro;
Nosotros no lo oímos pero también nos lo dice; no hace falta que lo oigamos: lo
oímos por boca de este niño o por los santos”.
2b.- Orando yo luego sobre esto, me percaté que también
me lo dijo el Señor a mí hace casi 2 meses, pero no supe entenderlo en
principio. Como cada domingo estaba yo solo orando en el templo parroquial, atrás,
en el último banco. Al rato entró, como muchos domingos, un feligrés. Siempre
me saluda muy amable y empieza a contarme qué mal está la juventud o a dónde va
a parar este mundo... Esta vez le escuché con más agrado y atención, si cabe,
sin pensar que me estaba interrumpiendo la oración. Y al acabar su reflexión, siguió
hacia delante, pero en vez de chocarme la mano como otras veces, me sorprendió diciéndome:
“¡le quiero mucho, padre!”. Me sentí casi incómodo, pero le sonreí y continué
orando.
Solo horas después, cuando yo iba en el coche hacia mi pueblo,
pensando y rezando, me di cuenta que en realidad fue Jesús por medio de este
feligrés quien me decía lo mismo que al niño que al principio os he contado: “¡te
quiero mucho!”. Y se me empezaron a saltar las lágrimas mientras conducía,
recordando también pequeños detalles de esa misma mañana en los cuales a través
de otras personas o sus actitudes, o palabras, o ejemplos o regalillos
simpáticos, el Señor también era como si me dijese personalmente: “te quiero
mucho; y no me olvido de tu parroquia, ¡eh!, que es más mía que tuya”.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Esta viuda, en cambio, ha echado todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir», Mc 12, 44), la de octubre («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44) y la de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):
1.- “…la lectura de una poesía de Unamuno me hizo entrar
mejor en la Palabra de vida de octubre: “el que quiera ser el más importante
entre vosotros, hágase servidor de todos…”. Dice él: “agrándame la puerta,
Padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños, yo he crecido a mi
pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad”.
Achicarme, pedirlo y trabajarlo en el servicio y ayuda a los
demás.
En
mi colectivo laboral se pidió un voluntario para madrugar y estar disponible a
las 7 de la mañana, en vez de a las 9 habituales. Han sido varios días y me ha
costado aguantar luego el peso de la jornada, pero me ha dado, no ya
importancia, que es menos, sino la estima de mis compañeros, que he notado en
los días posteriores…”.
2.- “…muchísimas gracias, Paco, por mantener estos correos.
Te lo agradezco de corazón… El último es precioso: mil gracias.
…también
me alegra que la situación económica de la Parroquia haya mejorado. Así debe
ser: Dios provee. Solo tenemos que soltar y confiar, (hablo también por mí): como
sabes, llevo mal, mucho tiempo mal con mi salud. Con ayuda de Dios, voy
mejorando día a día. Pero hay algunos que me cuesta infinito y opto por
seguir la Misa por Internet. Hay ocasiones en que vamos a otras Parroquias,
pero mi aportación continúa en esta. Los días en que no puedo ir, me sabe mal,
pero sé que eso es lo que Dios quiere de mí en ese momento... Estoy tan cansada,
que siento mucho desánimo, pero la palabra “perseverancia” se mantiene en mi
cabeza, gracias a Dios.
En
fin. Que orando y confiando y, sobre todo, gracias a la ayuda de Dios
conseguiremos la consecución de su Plan.
Un fuerte abrazo y todos mis ánimos para esa profesión de
riesgo que es hoy ser sacerdote. ;-) …”.
3.- “…como
siempre, tus palabras invitan a la reflexión… Mi hijo la semana pasada vino a
decirme que se llevaba mi coche a Valencia para ayudar en lo de las
inundaciones por la dana, porque el suyo es muy bajo. Volvió y… el coche estaba
para verlo… me dijo que él se encargaba de limpiarlo. En sus líos, no pudo y lo
llevé yo: 140€ de limpieza y desinfección, que se quedaron en 120 porque la
empresa de lavado quería ayudar, justo la cantidad que yo le debía a mi hijo
por un abrigo que le dije que le regalaba. Dios hace que todo encaje a la
perfección, siempre 😜…”.
4.- “…gracias, Paco, por tu fidelidad compartiendo tus
experiencias: son una riqueza y me ayudan mucho. Seguimos unidos en la PdV y en
este tratar de vivir con el amor que Jesús nos dejó como el mayor regalo.
La
situación que se ha vivido en los pueblos de Valencia, tanto dolor, me lleva a
ponerme en lo que de verdad importa: a vivir con más solemnidad cada momento en
la Voluntad de Dios por amor…”.
5.- “…mil gracias, Paco. Me da paz leer tu correo todos los meses
y creo que no te lo he dicho nunca.
GRACIAS…”.
6.- “…mil gracias por tus mensajes de vida y esperanza. Así es: Dios se calla, pero no se va; siempre está presente en mi vida. “¿Quién como Dios?”…”.
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de
todo el mundo,
puedes
encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario