jueves, 30 de noviembre de 2023

SER ESPEJOS DE LA LUZ DE DIOS PARA TODOS

 VIDA DE LA PALABRA               últimas semanas de NOVIEMBRE



 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5) y la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21):

1.-        Al ir a poner la alarma para cerrar el templo parroquial, de pronto me di cuenta que estoy pisando agua: alguien se había dejado el émbolo de la cisterna del servicio levantada y debía llevar al menos una hora saliendo agua, de tal manera que había desbordado el inodoro. ¿Cómo ser “hijo de la luz” ahora que no hay nadie directamente? Aparte los juicios que me querían venir hacia quienes no son cuidadosos, no pensé en que precisamente tenía muchas cosas que preparar y no podía perder tiempo, y fui a por cubo y fregona y con paz traté de ir secando y escurriendo toda el agua.

1b.-     Ahora, mientras estaba terminando de escribir todo esto, también agua en la nave del templo: ¡una gotera! Terrible noticia por la mala solución, (¡y carísima!), de estas cosas y más en un techo tan alto y curvo. Pero no debo ensombrecerme: Dios proveerá; también esto lo tengo que vivir como hijo de la luz.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5), la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21) y la de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2):

 

1.-        “… llevábamos unas semanas que los contenedores de basura y reciclaje enfrente de mi edificio tenían muchas bolsas y residuos por los alrededores: olores, contaminación de todo tipo, ¡también “contaminación visual” que me pone muy nerviosa! Para ser hija de la luz, me atreví, (aunque me costaba mucho), cuando veía a los vecinos y a alguna empresa cercana, a veces incluso desde el balcón, de decirles que, por favor, que no cuesta tanto trabajo abrir el contenedor y depositarlas dentro, y si vieran que esos contenedores están repletos hicieran el esfuerzo de molestarse un poquito en llevarlos a unos contenedores 100 metros más abajo (lo tienen fácil, ligera cuesta abajo) en vez de dejarlos aquí delante de nosotros.

            Y eso que te dije hace semanas, ahora tiene nueva solución para sorpresa mía: han puesto contenedores también al otro lado de la calzada, aunque aquellos vecinos siguen con la costumbre de traerlos a este lado y… de seguir dejándolos fuera. Pero sigo con paciencia tratando de ser luz para ellos y para el barrio….

 

2.-        el matrimonio es un paso y un compromiso tan grande... Resumiendo: hemos prometido ante Dios, ante la Iglesia, ante nuestras familias, entregarnos por completo a la otra persona, trabajar cada día en nuestro amor y poner en nuestra escala de prioridades a Dios y a nuestra unión y a la familia que sale de ella, para toda la vida. 

Somos conscientes de que no hemos tomado un camino fácil, pero estamos convencidos de que es el camino correcto. Con fe, dedicación, entrega y amor estamos decididos a cumplir con nuestra promesa cada día de nuestra vida.

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ

 

 


jueves, 16 de noviembre de 2023

SER LUZ, DAR LUZ

 VIDA DE LA PALABRA                     primeras semanas de NOVIEMBRE

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5) y la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21):

1.-        Ayer tarde iba yo al cajero y, como siempre aunque casi ninguno contesta, iba saludando con un “buenas tardes” a todo el mundo; algunos, sí, me han mirado extrañados. Sí saludó, (con cara de sorpresa), un hombre alto, relativamente bien vestido, que llevaba una litrona y una bolsa de patatas: pensé que venía de la compra.

            Cuando me doy la vuelta del cajero… está allí plantado mirándome. Casi me asusté. Y, de pronto, me pregunta: “¿es usted Paco-Tomás Tomás?”. “Sí”. “¡Le he reconocido por la voz!: escucho Radio María”. [Los jueves tengo el programa de 4 minutos “Una luz en tu vida”].

Me acerco y empiezo a caminar a su lado: no vive aquí, pero viene de vez en cuando a visitar a un tío: “¿por qué me ha saludado?: ¿porque llevo esto en la mano?” y me enseña la botella. “No, habitualmente aquí saludo a todo el mundo”. Añade él: “necesito confesarme”. “Pues acércate ahí enfrente, a la parroquia, ahora o cuando quieras”. “La verdad es que tendría que prepararme: creo que es solo por atrición, no por contrición”. Vi que tenía formación cristiana. Y continúa mostrando de nuevo la litrona: “están con descuento, a muy buen precio”. No estaba él bebido. Y le propuse que se animara y se dejara ayudar por los que le quieren; y que empezara ya, en ese mismo instante: yo le pagaba lo que le quedaba de su litrona y me la llevaba y él así se libraba de ella y luego cuando terminara su visita o el día que quisiera, que viniera a confesarse. Se quedó pensando: “creo que no: ¿qué pensará la gente si le ve a usted con la litrona abierta en la mano?”. Me agradó el detalle, aunque yo estaba dispuesto. Al final llegamos al acuerdo que la dejara al lado de una papelera y nos despedimos amigablemente con un “¡hasta pronto!”.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5), la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21) y la de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2):

1.-        “EXPERIENCIA DE "DEVOLVED AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS" (Mt.22, 21)

Hace unos días falleció mi hermana con 91 años. Ha ido debilitándose poco a poco y ha muerto en paz, diciéndome que quería ir al Cielo.

Me ha dejado un gran vacío porque era la mayor de nosotros, y como una segunda madre.

Me pregunto el porqué de esta separación, de este dolor por su ausencia, y la Palabra de Vida viene en mi ayuda: "Devolved a Dios lo que es de Dios".

Cuando fui ordenado sacerdote me postré en el suelo: era suyo, soy suyo. E igualmente he visto a mi hermana, en la celebración de las Exequias así: desfallecido su cuerpo y sobre el suelo, al pie del altar. También era de Dios. San Pablo, en la Epístola que se proclamó, nos decía: "Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor... Para eso vino Jesús al mundo, para ser Señor de vivos y muertos" (Rom14, 8ss).

Me conforta mucho esta Palabra de Vida, porque le da sentido a lo sucedido, a la separación; también a mi vida, a las horas del día, al trabajo y al descanso, a la salud, la enfermedad y los momentos de oración. Tengo paz, me encuentro bien. Te pido una oración por ella.

 

2.-        “es la quinta vez que intento escribir respondiendo a tu correo-e. con la palabra de vida de noviembre. El ordenador se va de pronto, (además de escribir en una letra muy pequeña). Lo primero que tengo que aplicar, por tanto, es la paciencia.

Antes de seguir, y esto explica quizás que esté un poco más nerviosa, es que hace varios días me dieron el resultado de una analítica: tengo el hígado graso y tengo cita con el especialista. En principio, por lo que dice la gente, tener un plan muy severo, etc. Que se une a la comida de diabética… O sea, como digo, que no tengo que ponerme a pensar qué puedo ofrecer a Dios cada día…

2b.-     La Palabra de Vida, como siempre, viene “a pedir de boca”. La de octubre me ayudó mucho. “Dad al César lo que es del César…” Me ayudaba a tratar de actuar en cada momento mirando y valorando la dignidad de la persona que tenía delante o a la que debía servir. Por ejemplo, en la comunidad, ante ciertos detalles que se habían olvidado o que pasan desapercibidos… “salir al paso haciéndolos con cariño y lo mejor posible”.

La parte de Dios me ha hecho revisar mi oración en tiempo, calidad…tratando de que mi amor a Él sea lo más importante, unido al amor al prójimo…

2c.-      En la palabra de Vida de este mes, voy viendo, concretamente, lo que me va diciendo para que vaya practicándola: “Ser hijos de la luz”, que me lleva a Ver en ello la vivencia del “momento presente”. Esto es una llamada a centrarme en lo que estoy haciendo: poner bien la mesa, fregar bien, dejar todo ordenado… aprovechar el tiempo.

Me ilusiona “ser luz” porque para mí siempre la luz natural ha sido algo que me llena y me atrae. Y, cuando pienso en la luz de Dios, se me hace más atractiva y esa luz que puedo ver en la Palabra de Dios, en la presencia y comunicación con un hermano, en el encuentro con Dios en la oración. Me viene la expresión “Tu Luz nos hace ver la luz”. Es una sed de iluminar y buscar la LUZ de Jesucristo… Viene al corazón la exigencia de vivir la Palabra…

Una llamada muy fuerte es “ser signo de la presencia de Dios”, que me exige ponerme yo en la presencia de Jesús y ver si mis actitudes responden a su querer.

 

3.-        “…la Palabra de octubre me ha ayudado a vivir mejor mi relación con Dios cumpliendo sus Mandamientos y mi relación con los gobernantes rezando más por ellos y pagando con alegría los impuestos….


 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ


miércoles, 15 de noviembre de 2023

ENCENDER LUZ EN LA OSCURIDAD

 Nos quedan quince días para acabar este año litúrgico con la semana que empieza con el domingo de Jesucristo Rey del Universo.

Nos ayudará a finalizarlo bien el reintensificar el vivir la Palabra del mes («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5):

 


 

ACEPTAR NUESTRAS HERIDAS

 

El dolor puede ser fuente de luz. Veamos la luz que viene de Jesús en la cruz.

Cuando amamos tenemos la luz dentro de nosotros, y todas las situaciones por las que pasamos, especialmente en el sufrimiento, las heridas, son iluminadas por esta luz.

Cuando acogemos nuestras heridas, no como desgracias, sino como medios para ayudarnos a la redención del mundo, transmitimos a todos los reflejos de la luz de Dios, que ilumina las tinieblas.

Cuando acogemos nuestras heridas, acogemos al mismo Jesús, que transforma el dolor en amor.

No huyamos de las cruces, de nuestras heridas, sino afrontémoslas con amor y valentía, porque más allá de las llagas del Crucificado está la resurrección.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra del 9 de noviembre

 

 

 

 

SÉ HIJO DE LA LUZ CON ALEGRÍA NACIDA DEL EVANGELIO

 

El Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio, un anuncio de alegría. Las ideologías son frías, todas. El Evangelio tiene el calor de la alegría. Las ideologías no saben sonreír, el Evangelio es una sonrisa, te hace sonreír porque te toca el alma con la Buena Noticia.

El nacimiento de Jesús, en la historia como en la vida, es el principio de la alegría: pensad en lo que les sucedió a los discípulos de Emaús que de la alegría no podían creer, y los otros, después, los discípulos todos juntos, cuando Jesús va al Cenáculo, no podían creer de la alegría (cfr. Lc 24,13-35). La alegría de tener a Jesús resucitado. El encuentro con Jesús siempre te lleva a la alegría y si esto no te sucede a ti, no es un verdadero encuentro con Jesús

la humanidad abunda de hermanos y hermanas que esperan una palabra de esperanza. El Evangelio es esperado también hoy: el hombre de hoy es como el hombre de todo tiempo: lo necesita, también la civilización de la incredulidad programada y de la secularidad institucionalizada; es más, sobre todo la sociedad que deja desiertos los espacios del sentido religioso, necesita de Jesús. Este es el momento favorable al anuncio de Jesús. Por eso quisiera decir nuevamente a todos: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (ibid.,1). No olvidemos esto. Y si alguno de nosotros no percibe esta alegría, se pregunte si ha encontrado a Jesús. Una alegría interior. El Evangelio va en el camino de la alegría, siempre, es el gran anuncio. Invito a todo cristiano, en cualquier lugar y situación se encuentre, a renovar hoy mismo su encuentro con Jesucristo. Cada uno de nosotros hoy se tome un poco de tiempo y piense: “Jesús, Tú estás dentro de mí: yo quiero encontrarte todos los días. Tú eres una Persona, no eres una idea; Tú eres un compañero de camino, no eres un programa. Tú eres Amor que resuelve muchos problemas. Tú eres el inicio de la evangelización. Tú, Jesús eres la fuente de la alegría”. Amén.

 

PAPA FRANCISCO, Audiencia General,  miércoles, 15 de noviembre de 2023

 

 

 

 

 

SERVIR CON PRONTITUD

 

No podemos esperar el momento adecuado para amar, porque el mejor momento es ahora.

No podemos perder el tiempo planificando un amor que nunca sucede, y llegar al final de la vida con el arrepentimiento de no haber amado lo suficiente para alcanzar la felicidad eterna.

Debemos amar con prontitud, de inmediato, sirviendo a quien está a nuestro lado en el momento presente.

Amar siempre, porque el amor se concreta en pequeños gestos que son fragmentos de eternidad.

Amar de inmediato, con prontitud, porque nuestra eternidad comienza ahora, en el momento presente de la vida.

Amar con alegría, porque nuestra voluntad de servir es lo que realmente nos hace felices.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra, 24 de octubre


miércoles, 1 de noviembre de 2023

SÉ LUZ QUE ROMPA LAS TINIEBLAS

 PALABRA DE VIDA                     noviembre 2023

 

«Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día;

no somos de la noche ni de las tinieblas»

(1 Ts 5, 5)

 

La luz siempre ha simbolizado la vida. Cada día esperamos la aurora como mensajera de un nuevo inicio.

El tema de la luz ha estado presente en los relatos de los pueblos y en las antiguas religiones. La tradición hebraica celebra la Fiesta de las Luces, la Janucá, que conmemora la nueva dedicación del templo de Jerusalén y la liberación respecto a los cultos paganos. Los musulmanes encienden velas en el día del nacimiento del profeta, Mawlid en árabe, Mevlid Kandili en turco. La fiesta Diwali, una fiesta originariamente hindú cuyo nombre significa “serie de luces”, se celebra también en otras religiones de la India para representar la victoria del bien sobre el mal. Para los cristianos, Jesucristo es la luz que ilumina las tinieblas del mundo.

Así pues, es una realidad cargada de un fuerte simbolismo, que representa una presencia de la divinidad y un don para la humanidad y para la tierra.

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

¿Cuáles son las características de los hijos del día? Una de ellas es «no ser de la noche ni de las tinieblas». Renunciar al sueño y a la apatía consiste en la decisión de permanecer vigilantes. La decisión de habitar y vivir plenamente el tiempo es una opción de amor.

Así pues, la invitación acuciante que dirige el Apóstol a la comunidad de Tesalónica consiste en vigilar juntos, renunciando a cualquier forma de pereza y de indiferencia. En un tiempo en que la humanidad está especialmente necesitada de luz, quienes no pertenecen a la noche tienen la tarea de iluminar las relaciones entre las personas, en un continuo donarse para hacer visible la presencia del Resucitado con fe, amor y esperanza, como escribe Pablo (cf. 1 Ts 5, 8).

Y además, hace falta cultivar una relación más estrecha y verdadera con Dios, escudriñar el corazón y encontrar momentos de diálogo a través de la oración, poniendo en práctica su Palabra, que hace que resplandezca esta luz.

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

A veces podemos por desgracia incluso habituarnos a vivir en la oscuridad de nuestro corazón o contentarnos con las numerosas luces artificiales, con las distintas promesas de felicidad del mundo. Pero Dios nos llama siempre a hacer que resplandezca su Luz dentro de nosotros y a saber mirar a las personas y los acontecimientos con atención, para captar en ellos reflejos de luz.

El esfuerzo consiste en hacer continuamente una elección que nos lleva a renacer, la elección de pasar de la oscuridad a la luz. «El cristiano no puede huir del mundo, esconderse o considerar la religión como un asunto privado –escribe Chiara Lubich–. Vive en el mundo porque tiene una responsabilidad, una misión ante todos los hombres: ser luz que ilumina. También tú tienes esta tarea, y si no la cumples, tu inutilidad es como la de la sal que ha perdido su sabor o como la de la luz que se vuelve sombra (cf. Mt 5, 13-16). […] Así pues, la tarea del cristiano es dejar traslucir esa luz que vive en él, ser “signo” de esta presencia de Dios entre los hombres»[1].

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

Dios es luz, y pueden encontrarlo quienes lo buscan con amor sincero. Suceda lo que suceda, nunca seremos separados de su amor, porque somos hijos suyos. Si estamos convencidos de esto, no nos dejaremos sorprender ni abrumar por los acontecimientos que podrían trastornarnos.

El terremoto de este año en Turquía y Siria, que provocó más de cincuenta mil víctimas, dio un vuelco a las vidas de millones de personas. Quienes sobrevivieron a la catástrofe, comunidades enteras del lugar y de otros países, representaron puntos de luz que se dedicaron a llevar ayuda inmediata y a aliviar a quienes habían perdido seres queridos, casas, todo.

Las tinieblas nunca podrán vencer a quienes eligen vivir en la luz y para generar luz. Y esto, para quienes somos cristianos, significa una vida con Cristo en medio de nosotros, y su presencia hace posible abrir resquicios de vida, devuelve la esperanza y hace que sigamos viviendo en el amor de Dios.

 

PATRIZIA MAZZOLA y el equipo de la Palabra de Vida

 

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida, agosto 1979, en Ead., Palabras de vida/1 (1943-1990), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 147-148.