lunes, 31 de enero de 2022

DESCUBRIR QUE DIOS NOS GUÍA A TRAVÉS DE SENCILLOS SIGNOS

VIDA DE LA PALABRA                                 últimas semanas de ENERO

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2) y la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45):

1.-        El sábado de la semana anterior, antes de la Misa matinal, llegó a la parroquia un señor mayor, sencillo, con su garrota: venía del otro lado de la A6 a entregar en mano sus 100 € como donativo según su costumbre, (bimestrales o trimestrales, no sé bien todavía). Me pareció una persona transparente, sencilla, encantadora… un signo luminoso para mí, como la estrella de oriente.

         Le regalé el “Evangelio de cada día 2022”: “¿y viene el de los 365 días? ¿De verdad? ¡Pero… no he traído dinero para pagarle el librito!”. Me pareció enternecedor: “no te preocupes; si lo regalamos a todo el mundo, (aunque en conjunto nos supone un buen coste a la Parroquia), ¿cómo no te lo vamos a regalar a ti, que acabas de hacernos un donativo generoso? Y, además, regalamos el calendario de mesa y el de bolsillo con los horarios de la parroquia; y la estampa con la oración de la comunidad cristiana”. Conmovido el hombre, (¡pero yo más!), me contesta: “la rezaré todos los días; ¡pero qué buenos regalos que hacen ustedes aquí siempre!”.

         Cuando él se fue, yo, como los reyes de oriente, no tuve más remedio que alabar y adorar al Señor, porque… “has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha revelado a la gente sencilla; sí, Padre, así te ha parecido mejor”.

 

2.-        Trato de acoger a toda la gente con alegría y apertura de mente y corazón. Me han ocurrido varias experiencias bonitas estos días: con unos recién trasladados a Las Matas y que quieren bautizar al bebé; con una que vive aquí pero, en cambio, lleva a su niña a la catequesis a otro pueblo y pedía una partida de bautismo para que hiciera la comunión en otra parroquia; con el barrendero que se ocupa de esta zona y al que llevaba varios días sin ver; etc. Quedaron muy contentos y agradecidos de la sonrisa y el trato, y del regalo también del calendario y del “Evangelio de 2022”. Y yo con el alma volando al ver sus respectivas alegrías y las ganas de algunos de volver por la parroquia, pues decían que no se habrían imaginado que se sentirían tan a gusto... Y, de nuevo, adorar al Señor en el fondo de mi alma, y buscar un ratito de recogimiento, porque es Él Quien hace nuevas todas las cosas y toca los corazones.

2b.-     Y con ese mismo fruto, pero con metedura de pata mía previamente, también he tenido, (aunque dolorosamente), ese signo de la estrella que guía.

         Por ejemplo, en un amplio diálogo con una persona, quizá me esperaba cosas que yo daba por hechas dada su responsabilidad, y entonces me pude haber dejado llevar por mi impulsividad: a pesar de hablar yo con una sonrisa en los labios y pretendiendo que no se conformara con una parte de la experiencia católica, sino que tuviera completos todos los pilares, quizá no me hice entender bien. De hecho, al rato volví a ver a esa persona un par de veces y, a pesar de su mascarilla, noté una sombra en su mirada. Así que, por la noche, le mandé un whatsapp pidiendo perdón, si eso se debía a la conversación que tuvimos. Efectivamente. Le volví a escribir, entonces, disculpándome, recordando que hay que vivir la unidad en la diversidad, pero, como dice S. Agustín: "en lo necesario, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad", (“in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas”).

         Tengo que estar más atento en mis primeros pasos y no perder lo que siempre trato de vivir: hacerme uno con todos en todo menos en el pecado; ponerme en el lugar y en la perspectiva de cada interlocutor para asimilar bien lo que quiere decir y, desde ahí, dialogar caritativamente.

         Y, aprendida la lección desde mi equivocada impulsividad, ver de nuevo la estrella que se pone en camino para guiarme a Jesús y adorarle.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero  («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2), la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45) y la de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):

1.-        “a mí me “premiaron” en el trabajo poniéndome en el turno de noches toda la Navidad, excepto el 25 y el 1 de enero, hasta el 9. Pero eso me hizo que me armara de paciencia para afrontarlo, pensando que así mis compañeros podrían estar mejor. Alguien tenía que estar de guardia. Al menos mi hija, (que trabaja en otra ciudad lejos), ha estado aquí y aunque yo haya dormido poco estos días, nos hemos visto.

Ahora he vuelto a mis ratos en el campo, podando y rezando, dando gracias a Dios por todas las cosas que nos da. Rezo por los sacerdotes y todos los que tienen el valor de seguirle a ÉL sin condiciones.

 

2.-        “una palabra de vida reconstituyente ha sido ésta para mí. 

Corren tiempos difíciles, en que la gente está nerviosa por todo lo que nos rodea. Vivimos tan “ombligados”, que en ocasiones uno pierde esa capacidad tan Cristiana y humana de dar amor. Y también surge el miedo al rechazo, pues cada vez se ve que menos gente comparte su fe abiertamente. 

         Es una cosa que hablo con una amiga que tú conoces. Cuando hablamos de Dios y nos contamos nuestra experiencia y vivencias, siento una paz interior y una emoción interior… Creo que en ocasiones los Cristianos hemos convertido el acto de ir a la iglesia en una rutina más, que a veces no se vive con la intensidad y la importancia que tiene esa común unión dentro de nuestra comunidad. 

Y no alimentamos ese amor, con las palabras que escuchamos allí, no compartimos ese amor con los que nos rodean en ese momento. Vivimos en un momento de tal rechazo a todo, que observo que poca gente es dada a abrirse y vivir nada con intensidad. 

Trabajo de cara al público, y muchas veces estos nerviosismos llevan a la gente a tratar y actuar de forma poco correcta y cristiana. Pero sí, la palabra de vida me carga las pilas para seguir intentando infundir ese amor en mi grupo… Gracias una vez más, por la labor de hacernos llegar éstas reflexiones sobre la palabra.

 

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ 

 

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario