VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de ENERO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2) y la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45):
1.- El sábado de la semana anterior,
antes de la Misa matinal, llegó a la parroquia un señor mayor, sencillo, con su
garrota: venía del otro lado de la A6 a entregar en mano sus 100 € como
donativo según su costumbre, (bimestrales o trimestrales, no sé bien todavía).
Me pareció una persona transparente, sencilla, encantadora… un signo luminoso
para mí, como la estrella de oriente.
Le regalé el “Evangelio de cada día
2022”: “¿y viene el de los 365 días? ¿De
verdad? ¡Pero… no he traído dinero para pagarle el librito!”. Me pareció
enternecedor: “no te preocupes; si lo
regalamos a todo el mundo, (aunque en conjunto nos supone un buen coste a la
Parroquia), ¿cómo no te lo vamos a regalar a ti, que acabas de hacernos un
donativo generoso? Y, además, regalamos el calendario de mesa y el de bolsillo
con los horarios de la parroquia; y la estampa con la oración de la
comunidad cristiana”. Conmovido el hombre, (¡pero yo más!), me contesta: “la rezaré todos los días; ¡pero qué buenos
regalos que hacen ustedes aquí siempre!”.
Cuando él se fue, yo, como los reyes de
oriente, no tuve más remedio que alabar y adorar al Señor, porque… “has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha revelado a la
gente sencilla; sí, Padre, así te ha parecido mejor”.
2.- Trato de acoger a toda la gente
con alegría y apertura de mente y corazón. Me han ocurrido varias experiencias
bonitas estos días: con unos recién trasladados a Las Matas y que quieren
bautizar al bebé; con una que vive aquí pero, en cambio, lleva a su niña a la
catequesis a otro pueblo y pedía una partida de bautismo para que hiciera la
comunión en otra parroquia; con el barrendero que se ocupa de esta zona y al
que llevaba varios días sin ver; etc. Quedaron muy contentos y agradecidos de
la sonrisa y el trato, y del regalo también del calendario y del “Evangelio de
2022”. Y yo con el alma volando al ver sus respectivas alegrías y las ganas de
algunos de volver por la parroquia, pues decían que no se habrían imaginado que
se sentirían tan a gusto... Y, de nuevo, adorar al Señor en el fondo de mi
alma, y buscar un ratito de recogimiento, porque es Él Quien hace nuevas todas
las cosas y toca los corazones.
2b.- Y con ese mismo fruto, pero con
metedura de pata mía previamente, también he tenido, (aunque dolorosamente),
ese signo de la estrella que guía.
Por ejemplo, en un amplio diálogo con
una persona, quizá me esperaba cosas que yo daba por hechas dada su
responsabilidad, y entonces me pude haber dejado llevar por mi impulsividad: a
pesar de hablar yo con una sonrisa en los labios y pretendiendo que no se
conformara con una parte de la experiencia católica, sino que tuviera completos
todos los pilares, quizá no me hice entender bien. De hecho, al rato volví a
ver a esa persona un par de veces y, a pesar de su mascarilla, noté una sombra
en su mirada. Así que, por la noche, le mandé un whatsapp pidiendo perdón, si
eso se debía a la conversación que tuvimos. Efectivamente. Le volví a escribir,
entonces, disculpándome, recordando que hay que vivir la unidad en la
diversidad, pero, como dice S. Agustín: "en lo necesario, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad",
(“in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas”).
Tengo que estar más atento en mis
primeros pasos y no perder lo que siempre trato de vivir: hacerme uno con todos
en todo menos en el pecado; ponerme en el lugar y en la perspectiva de cada
interlocutor para asimilar bien lo que quiere decir y, desde ahí, dialogar
caritativamente.
Y, aprendida la lección desde mi
equivocada impulsividad, ver de nuevo la estrella que se pone en camino para
guiarme a Jesús y adorarle.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2), la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45) y la de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):
1.- “… a mí me “premiaron” en el trabajo poniéndome en el turno de noches toda la
Navidad, excepto el 25 y el 1 de enero, hasta el 9. Pero eso me hizo que
me armara de paciencia para afrontarlo, pensando que así mis compañeros podrían
estar mejor. Alguien tenía que estar de guardia. Al menos mi hija, (que trabaja
en otra ciudad lejos), ha estado aquí y aunque yo haya dormido poco estos días,
nos hemos visto.
Ahora he vuelto
a mis ratos en el campo, podando y rezando, dando gracias a Dios por todas las
cosas que nos da. Rezo por los sacerdotes y todos los que tienen el valor de
seguirle a ÉL sin condiciones…”.
2.- “…una palabra de vida
reconstituyente ha sido ésta para mí.
Corren
tiempos difíciles, en que la gente está nerviosa por todo lo que nos rodea.
Vivimos tan “ombligados”, que en ocasiones uno pierde esa capacidad tan
Cristiana y humana de dar amor. Y también surge el miedo al rechazo, pues cada
vez se ve que menos gente comparte su fe abiertamente.
Es una cosa que hablo con una amiga que
tú conoces. Cuando hablamos de Dios y nos contamos nuestra experiencia y
vivencias, siento una paz interior y una emoción interior… Creo que en
ocasiones los Cristianos hemos convertido el acto de ir a la iglesia en una
rutina más, que a veces no se vive con la intensidad y la importancia que tiene
esa común unión dentro de nuestra comunidad.
Y no alimentamos ese amor, con las palabras que
escuchamos allí, no compartimos ese amor con los que nos rodean en ese momento. Vivimos
en un momento de tal rechazo a todo, que observo que poca gente es dada a
abrirse y vivir nada con intensidad.
Trabajo de cara al público, y muchas veces estos
nerviosismos llevan a la gente a tratar y actuar de forma poco correcta y cristiana.
Pero sí, la palabra de vida me carga las pilas para seguir intentando infundir
ese amor en mi grupo… Gracias una vez más, por la labor de hacernos llegar
éstas reflexiones sobre la palabra…”.
Si quieres leer
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