Estos textos nos ayudarán a retomar impulso en practicar la Palabra de Vida del mes, (“Sed misericordiosos…”):
VOLVED A MÍ DE TODO CORAZÓN
Iniciamos
el camino de la cuaresma. Este se abre con las palabras del profeta Joel, que
indican la dirección a seguir. Hay una invitación que nace del corazón de Dios,
que con los brazos abiertos y los ojos llenos de nostalgia nos suplica: «Vuélvanse
a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Vuélvanse a mí. La
cuaresma es un viaje de regreso a Dios. Cuántas veces,
ocupados o indiferentes, le hemos dicho: “Señor, volveré a Ti después, espera…
Hoy no puedo, pero mañana empezaré a rezar y a hacer algo por los demás”. Y así
un día después de otro. Ahora Dios llama a nuestro corazón. En la vida
tendremos siempre cosas que hacer y tendremos excusas para dar, pero, hermanos
y hermanas, hoy es el tiempo de regresar a Dios.
Vuélvanse
a mí, dice, con todo el corazón. La cuaresma es un viaje que
implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es el tiempo para verificar las
sendas que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a
casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo.
La cuaresma no es hacer un ramillete espiritual, es discernir hacia dónde
está orientado el corazón. Este es el centro de la cuaresma: ¿Hacia dónde está
orientado mi corazón? Preguntémonos: ¿Hacia dónde me lleva el navegador de mi
vida, hacia Dios o hacia mi yo? ¿Vivo para agradar al Señor, o para ser visto,
alabado, preferido, puesto en el primer lugar y así sucesivamente?...
PAPA FRANCISCO, Homilía Miércoles de Ceniza, 17 febrero 2021
Si la
quieres entera, dime y te envío la referencia, no es larga y es muy bonita
TENER MISERICORDIA CON CUANTOS
ENCONTREMOS
Si Dios, que es la Verdad y la Justicia puras, nos mira a todos con
"entrañable misericordia", como una madre mira a sus hijos, yo, con
mis prejuicios y falsedades, ¿podré ser "juez de guardia" de mis
hermanos?
P. MANUEL MORALES, o.s.a., Comentario al Pasapalabra diario, del 1
de febrero
DEJARSE ALCANZAR POR LA PALABRA DE
DIOS
Cuando
Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir
con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los
exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.
Recorriendo
el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales,
recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte,
y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión
renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua
viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el
amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la
noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como
hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el
itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo
la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las
decisiones de quien desea seguir a Cristo.
El
ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su
predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la
expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el
ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la
limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten
encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.
En
este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en
Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios,
que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una
construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o
ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a
la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de
que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo
que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero
abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida...
PAPA FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma 2021
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