domingo, 31 de enero de 2021

¡PERMANECE!

 VIDA DE LA PALABRA                     últimas semanas de ENERO

 


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto», cf. Jn 15, 5-9) y la de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1):

1.-        La PdV de este mes me ha ayudado mucho en distintas circunstancias, ya desde por la mañana cuando, (tras hacer un rato de oración nada más despertarme), mientras me levantaba, recordaba qué palabra teníamos para vivir.

En momentos peculiares o contrastantes me venía a la mente y así en la mayoría de las ocasiones no me he dejado llevar por otra cosa que no sea amar.

            P. ej., un día en el hospital, al pasar por una sala de espera muy amplia del vestíbulo, un hombre que estaba allí (tenía apariencia como de estos moteros de las películas norteamericanas: grandote, con barba descuidada y melena canosas), nada más verme desde lejos, empezó a decir con voz fuerte: “¡en esto gastan nuestros impuestos…!!”. Al descifrar ya las palabras y comprender que las dirigía contra mí, me vino a la mente “…permaneced en mi amor…” y dejé de mirar, (para no provocar), y continué mi marcha sin pasar cerca, tratando de distraer mi pensamiento y no dejar que se me “encendiera” la sangre. Serenidad.

            Otro día, en mi pueblo iba yo caminando por la acera. Había llovido bastante y todo estaba con charcos. En ese momento chispeaba. Un coche venía de frente por la calzada y, al pasar a mi lado, me salpicó completamente de hombros para abajo. Me di la vuelta siguiendo su paso pensando gritar “¡un poco más de cuidado!, ¡piense en los peatones!”, pero de nuevo recordé la PdV. No me iba a oír, con la velocidad que iba, y tampoco lo había hecho adrede. Tomé nota para tener yo consideración cuando conduzca y no “bañar” a ningún peatón. Así que, de nuevo me di la vuelta para seguir hacia mi casa y me reí un poco de mí mismo. Noté paz. Al llegar a casa, me dice mi hermana: “¡ahí va, Paco!, ¿pero qué te ha pasado?”. Mi madre lo oyó desde dentro y se preocupó. Les conté todo desenfadadamente y acabamos riéndonos.

 

2.-        Todos los años en enero participo en el retiro con unos 600 sacerdotes de 50 países. También este año, pero virtualmente. Sorprendentemente, los frutos espirituales han sido muy similares a otros años, precisamente quizá porque tratábamos todos de “permanecer en el amor” tanto los ratos de conexión on-line como el resto de los momentos del día.

Alegría serena, paz profunda, renovación interior… felicidad de ver rostros tan conocidos y queridos (aunque sea a través de pantalla)… eran huella de que también a través de la red estábamos en comunión y, como consecuencia, experimentábamos la presencia de Jesús en medio de nosotros por el amor recíproco, aun en la distancia.

            Muchos momentos me emocionaron. Uno de ellos: un día, acabamos la jornada rezando juntos el Padrenuestro (micrófonos abiertos) cada uno en su lengua. Más allá de que no se entendía nada, ¡no era una confusión de lenguas! Me parecía el “gemido inefable” que sugiere S. Pablo hablando sobre el Espíritu Santo. No puedo expresar con palabras la conmoción, el escalofrío feliz.: me sentía verdaderamente hijo, hermano, abrazado por el Padre.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto», cf. Jn 15, 5-9), la de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1) y la de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5):

1.-        Paco, comparto una pequeña experiencia de estos días que, para mí ha sido un fruto de la Palabra de Vida de este mes: “Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto”.

Últimamente me costaba bastante aceptar las circunstancias que se me presentaban y, a menudo, no era capaz de amar a las personas cercanas, pero he intentado volver a empezar y permanecer en su amor, segura del amor de Dios más allá de mis faltas y mis límites.

                Debido a la nevada, hemos tenido que permanecer más de una semana sin poder salir de casa. Además, por diversas circunstancias, no habíamos podido ir a comprar los días anteriores y teníamos pocas reservas. Cuando ya se empezó a poder salir en coche, los vecinos de al lado han llamado al timbre para decirnos que al día siguiente iban a ir al supermercado y preguntar si queríamos que nos trajeran algo. Fue una sorpresa porque no nos conocíamos: estamos en una zona residencial donde hay muy pocas ocasiones para crear nuevas amistades. Ya empezaban a faltarnos cosas básicas y les dijimos que quizá podíamos ir una de nosotras con ellos a comprar. Les pareció bien, intercambiamos los números de móvil y así concretamos la hora para ir al día siguiente.

Y ahora cada vez que nos vemos al entrar o salir nos saludamos cordialmente.

Para corresponder a su amabilidad, pensamos hacer un bizcocho casero y llevárselo: se quedaron sorprendidos y lo agradecieron mucho. Después nos enviaron un mensaje de WhatsApp diciendo que estaba muy rico y dando las gracias de nuevo. Nos ha dado una gran alegría empezar esta bonita relación con ellos.

 

2.-        …esta mañana me contaban las oportunidades que les había dado la nevada para conocer a algunos vecinos.

A mí también me ha pasado: venía el sábado de dar un paseo y llegando a casa vi a un chico quitando nieve con una pala y una carretilla. Llegué a casa, cogí nuestra pala y me acerqué a ofrecerle ayuda, después del primer “no” de corte, le dije que me hacía falta para bajar el azúcar, y me puse con él, estaba también su padre, que es mayor y no podía ayudar, y una chica muy callada, que luego supe que no hablaba español, y por eso no participaba en la conversación, pero después ya nos hablamos en inglés. Resulta que llevaban viviendo casi 20 años muy cerca de casa (más o menos) y no les había visto nunca.

Al día siguiente una vecina estaba intentando aparcar sobre el hielo y no le iba muy bien. Me ofrecí a empujarle el coche y pudo aparcar bien. Me dijo que le había reventado la caldera. Le ofrecí nuestra casa para ducharse, me lo agradeció, aunque no ha venido. Hoy me ha dicho el marido que se apañan con un perolo enorme que tienen.

Los chicos han hecho brigada con otros vecinos y se ha creado una relación muy cercana. También ayudamos a una pareja de amigos que tienen niños muy pequeños a quitar la nieve de su acera para que pudieran aparcar.

Pequeños gestos para cuidarnos….

 

 

 

3.-        volví a casa en la madrugada del 14 al 15… Ya sabía por mi vecina que se me habían congelado las cañerías y no tenía agua ni calefacción. Yo, como ya sabes que vivo sola, muy a menudo digo "Protégeme Dios mío, que me refugio en Ti". Y así es: Dios por medio de las personas me protege. Al enterarse una amiga me dijo que me fuera a dormir a su casa. Al día siguiente vine a la mía y traté de que se fueran arreglando las cosas. Mis vecinos me ayudaron muchísimo y el sábado ya tenía agua y calefacción. Pero al bajar al garaje, veo que se está inundando: se había reventado una cañería. Otras amigas me ayudaron: llamamos a un fontanero y gracias a Dios, ya está todo arreglado, (falta el papeleo del Seguro, para que me devuelvan el importe del gasto). Pero de verdad puedo decir que Dios nunca falla. Hay que hacer como decía Santa Teresa: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, la paciencia todo lo alcanza, sólo Dios basta".

 

3.-        "permaneced en mi amor". Permanezco en el amor de Jesús, el Señor, cuando intento vivir lo que toca con paz. Vivir las cosas más simples con amor. Hoy he pensado en esta frase de Jesús al ir fregando y colocando todo en la cocina. Y he pensado “permanezco en tu amor, Señor”. 

 

Y permanezco en el amor de Jesús cuando, al llegar mi hermana, no me he hecho la remolona y he tirado de mí para ir a misa. Y he pensado: “no voy a misa, voy a encontrarme con Jesús, mi amor, a quien tanto amo y a quien tanto necesito”. 

Permanezco en su amor cuando busco su presencia y atención cuando me vienen problemas colaterales. Y solo deseo pedirle ayuda. Y tenerle a Él conmigo y con los míos.

 

4.-        Por fin he vuelto a la oficina que aunque me haya venido bien estar en casa con todos los acontecimientos de estos días pasados, deseaba ya salir un poco en el mundo. Seguimos en oración, pensando yo ofrecerla por la situación de mi familia, por eso de mi hermana, hasta que me di cuenta que de alguna manera estaba negociando con el Señor: yo oraba para que Él actuara; me sentí miserable, pero a la misma vez me hizo entenderlo desde la perspectiva de su inmensa misericordia. Con esta situación también me enseñó y me hizo sentir a Jesús abandonado y ese dolor desgarrador del alma cuando un amor te abandona por querer de alguna manera seguir viviendo en tinieblas, sea cual sea la persona amada que te lo hace sentir; también me sentí perseguida por causa de Su nombre ya que me rehúye constantemente pensando que le soltaré otra vez la única verdad que hay y por la que de momento no quiere aceptar... en fin, todo ello sin Jesús y su sacrificio en la Cruz no tendría ningún sentido. Yo sé que es para Gloria suya y por el bien de nuestras almas, (cuando digo “nuestras” me refiero más que nunca a todas las de nuestros hermanos que algún día viviremos unidos en Cristo, por Él y con Él).

 


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