miércoles, 30 de septiembre de 2015

PERSEVERAR AMANDO AL PRÓJIMO

VIDA DE LA PALABRA          últimas semanas de septiembre


Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de vida septiembre («Amarás a tu prójimo como a ti mismo», (Mc 12, 31), la de agosto  («Vivid en el amor», (Ef 5, 2) y la de julio («Tened valor: yo he vencido al mundo», Jn 16, 33):
1.-        El lunes, (después de casi un mes completo), tuvimos ya que llevarnos a mi padre del hospital, (desde el jueves pasado nos insistían, pues se encuentra en una situación estable aunque muy probablemente terminal). Estaba un pelín mejor, lo cual no sé si es peor, pues se va a alargar mucho el proceso final. En el hospital nos han atendido unos y otras con mucha amabilidad la mayoría (e incluso con una sonrisa); pero también había algunas… que… En fin, ahí una de mis hermanas nos dio la clave que hemos ido aplicando todos, (oportunidad de vivir la PdV): “Si me pongo a ‘mala leche’ con ella, me gana... Pero si la colmo de amabilidad, la descuadro y gano yo...”.
Muchos me están preguntando cómo lo lleva mi madre, (es verdad que, al final, los cuidadores son los que más sufren; y sí, aparte de delgadísima, se le ha “disparado” el azúcar y ya desde hace 10 días hay que pincharle insulina). Ella explica con simplicidad cómo lo vive todo: “muy unida a Dios; cantando y, a la vez, llorando muchas veces…”. Se pasa muchas horas al lado de la cama de mi padre cogiéndole de la mano, susurrando oraciones y canciones de Misa que él (con su magnífica voz de bajo) tanto ha cantado; sobre todo le dice al oído decenas de veces el “Alma de Cristo…”. El viernes y sábado, como no había “vecino” en la cama de al lado en el hospital, de nuevo celebramos la Misa en su habitación con todos mis hermanos: mi madre le tenía agarrada la mano todo el tiempo y, después de comulgar
ella, (como siempre hacía este mes cada vez que volvía de Misa), le daba un beso como gesto simbólico para “compartir” la comunión con Jesús Eucaristía, ya que él desde hace un mes no puede tragar. Precisamente esos días estaba más espabilado, (aunque sólo se comunicaba con los ojos los pocos ratos que los tenía abiertos).
Al final hemos decidido llevar a mi padre para los cuidados paliativos a la Residencia de Mayores “Ntra. Sra. de la Caridad”, al lado del Santuario de la Patrona del pueblo. Él ha trabajado (¡y sufrido, y dado la cara!) durante décadas muchísimo por esa institución, con lo cual nos han facilitado todo. Hemos montado allí la cama articulada que le teníamos en casa. Y estaremos continuamente las 24 horas acompañándolo uno u otro igual que este mes de hospital, cada vez más deteriorado, como dice el médico, por estar sin comer y sin su medicación, pero por lo visto cada vez más consciente.
Pero… hoy… parecía que externamente la mejoría era palpable, casi milagrosa, (después de un mes sin comer, ha tomado medio yogur y una gelatina, ha hablado, ha estado mucho tiempo con los ojos más abiertos que nunca…): no nos hacemos ilusiones, (puede ser el preludio de que estuviese para “partir hacia la casa de Dios Padre”), ¡pero también creemos en los verdaderos milagros!
Dios es Amor y es Quien más nos quiere a todos, a cada uno. Eso no quita que, después de 4 años, vuelvo a estar con la tensión arterial otra vez "altita" (bastante más que en aquella ocasión).
En fin, todo oportunidades de darnos a mi padre y a cada persona, en un sitio u otro. Y de darnos y ocuparnos también unos con otros los hermanos.

2.-        El lunes también tuvimos que llevar a José a la Residencia de ancianos de la Parroquia Torrelodones, (dado que en la del Clero en Madrid no nos contestaban desde abril). Nos ha costado muchísimo la decisión, pero es para que él pueda estar mejor y más atendido, (ahora en casa estamos menos y Christian tiene esclerosis múltiple y,
como novedad, ayuda en una Parroquia a 20 minutos en coche).
Con José han sido 12 años en unidad bajo el mismo techo, tratando de mantener sobre todo la presencia de “Jesús en medio” por el amor recíproco allí “donde dos o más…”. Los últimos diez años y medio, en Las Matas: hemos sido los “primeros pobladores” de nuestra casa, el Centro de espiritualidad de comunión Cor Unum para sacerdotes diocesanos y seminaristas.
La verdad es que yo me he quedado con un "pellizco"... en el alma... La Misa previa antes de ir a llevarlo… por poco si no puedo celebrarla... Al llegar allí él iba preocupadillo: “acojo esta nueva Voluntad de Dios”. En cuanto ha visto a los residentes, (¡la PdV también es cada mes su impulso!), ha empezado a presentarse, ("yo soy José; ¿y tú... te llamas...?") y a sonreír como él es; y más cuando le han puesto delante la cena "de cuchara", (no tan "secas" como las que hacemos nosotros).
Me está costando que se me quite ese “peso en el alma”. Pero lo importante: ahora seguimos tratando de mantener esa misma presencia de “Jesús en medio” en la distancia (y con las llamadas telefónicas y la visita todos los días).

3.-        Después de estar de “canguro” con mis sobrinillos durante la operación de mi hermano, (ellos contentísimos, ¡y yo más!), los dejé en el cole y me fui al tren. Naturalmente no conocía a nadie (es otro itinerario y otro horario): me puse a rezar la Liturgia de las Horas realmente concentrado sin oír nada. Luego, al terminar y levantar un poco la cabeza, oigo detrás de mí: “…lo de la Creación desde la nada… aunque es compatible con la ciencia… hace falta fe…”. Me volví discretamente: eran dos jóvenes. Dudé si darme la vuelta del todo para integrarme en la conversación o seguir con otras oraciones: dialogándolo con el Señor y recordando la PdV, me decidí y… cuando me volví… ¡ya no estaban!
            Me quedé tranquilo...: “lo que Tú quieras, Jesús; casi mejor, porque me da mucho corte”. Después de esa parada, seguí oyendo cerca de la puerta del vagón las mismas voces: ¡no se habían bajado, simplemente habían cambiado de sitio! Así que…, me acerqué preguntando si eran quienes estaban en el otro lugar y hablaban de tal tema: “si no os importa y queréis, me siento aquí al lado y podemos seguir con esas cuestiones”. Con gran sorpresa asintieron discretamente con la cabeza y en seguida y…: “yo soy creyente, pero no mucho, y ella no cree”.
Fue una conversación respetuosa por los tres lados y verdaderamente interesante sobre ese y otros puntos hasta que se bajaron y yo continué rezando, esta vez, la hora intermedia.

4.-        El miércoles de la pasada semana estábamos en casa, (mientras tendíamos la colada), hablando de la posibilidad de llevar a José a la Residencia y de que eso supondría fiarnos más de la divina Providencia, pues ya no íbamos a contar en casa con su pensión para llegar a final de mes. Nos dimos cuenta en ese momento que la lavadora, aunque en agosto le compramos una puertecilla nueva (que costó casi como un tercio de una lavadora entera) ¡y estaba ya casi estropeada también! ¿Quizá habría que comprar una nueva?
Apenas pasaron un par de horas y, sin saber eso nadie, aparece en el whastApp de nuestra comunidad un mensaje
que (como solemos hacer a menudo) querían ofrecer para la comunión de bienes algo que tenían de más: ¡y en el siguiente mensaje aparecían sendas fotos de una lavadora y un frigorífico prácticamente nuevos!
            Encargaron a alguien con furgoneta para que nos la trajera: iba a ser a las 23:00 del día siguiente. Yo estaba agotado, (por todo este mes, pero también porque el lunes José se había caído de la cama a las 4:30 de la madrugada y ya al levantarlo, luego me quedé desvelado; y el miércoles, un huésped nuestro tenía que ir tempranísimo a tomar el avión; y ese día me desvelé desde las 2:30; en fin, que esa semana yo tenía falta de sueño), y les dije a los 4 que iban a estar en casa que si podían estar atentos al timbre. Me acosté y me dormí, sí… pero… sonó el teléfono a la 1 de la madrugada: los de la furgoneta se habían retrasado y luego perdido. Los guíe por teléfono, salí a recibirlos al portón y a ayudarles, tratando de sacar la mejor sonrisa a pesar del sueño y agradeciéndoles varias veces hasta que se marcharon.
Con lo fácilmente que me desvelo, era tontería acostarse inmediatamente, así que me pasé a la capillita de nuestra casa a hacer un largo rato de adoración. Y a agradecer de corazón al Señor que siempre vela por nosotros y por todos, hasta en las necesidades materiales.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de vida septiembre («Amarás a tu prójimo como a ti mismo», (Mc 12, 31), la de agosto  («Vivid en el amor», (Ef 5, 2) y la de julio («Tened valor: yo he vencido al mundo», Jn 16, 33):
1.-        “gracias por la Palabra de vida que nos mandas. Yo la reenvío a varias personas, y a veces las comentamos. Os haremos una visita, cuando Dios quiera.
            Aprovecho para contarte… de mi último viaje a mi país: conocí a una cristiana, en una tienda cerca de la iglesia... Me fui allí a comprar un mantel a una amiga, entre corre y corre... encontré unos minutos libres (que Dios me los regaló, está claro, para conocer a María, que así se llamaba la mujer). Hablamos un rato y le pregunté por qué no nos dejaban entrar en la iglesia a los demás. Me dijo que ella me podía colar, como si yo fuera prima suya... pero, me decía "sería mejor disfrazarte con una peluca rubia" (porque las de su etnia en mi país son más bien rubias, y ella era muy rubia), y que así ella se arriesgaría menos... Y por supuesto, me tenía que presentar como su “prima que había venido de visita”, ¡y nada de exmusulmana conversa!
Pues estuve tentada, sobre todo porque la mujer se llamaba María y era muy amable, y me pregunté si era una señal?! Sin embargo, al final dije que no, porque creo que… la mentirijilla no es de Dios (la de ser su prima), y otra cosa es que, antes de viajar, me fui a confesar… y me dijo: "de penitencia: ¡cuídate!"... La verdad es que una penitencia para meditar... ¡verdad?... Pero los sacerdotes de nuestra parroquia a veces son muy originales ¡y hasta algo complicados al mandar penitencias!   :-)
Así que recordé la penitencia, y me convencí más en no entrar disfrazada en la iglesia. Dios tendrá Su momento para cada cosa, y aquello, lo sentí yo así, no era momento… ¡Lo llevo en mi corazón a todas partes, y con eso me conformé!

2.-        “cuando mi suegro estaba en sus últimos momentos con un alzhéimer muy avanzado pude despedirme de él y sentí en esos momentos que están más cerca de Dios y le di un mensaje para Jesús; me sentí más cerca de Dios: fue un momento que siempre recordaré.




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de gente de todo el mundo,
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5 comentarios:

  1. Buenos días, Paco:
    Después de leer tu correo, me he emocionado saber q tu padre ha tenido esa pequeña mejoría...
    El sábado estuvimos en el hospital a verlo y, sinceramente, los pies se me paralizaron y no pude acercarme... No supe qué decir... Me mantuve en silencio, porque no me podía imaginar verlo así, por lo que la noticia de su mejoría me ha alegrado enormemente.
    Para los incrédulos.... Yo sí creo en que los rezos por él, están surtiendo efecto, por lo que seguiremos rezando y pidiendo por él.
    Muchos ánimos

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  2. Buenos días, Paco:
    Da gustó abrir el ojo y encontrarse con tus preciosas palabras.
    Me hace sentir bien ya desde primeras horas del día.
    Deseo lo mejor para tu padre: lo que Dios mande. Cuando llegue su momento se irá feliz. No le conozco, pero lo sé.
    Por lo que cuentas, debéis de ser una familia maravillosa y tu mamá y él formaron esa familia de la que se tiene que sentir muy orgulloso.
    Así que tranquilo, irá donde debe estar.

    Yo también estoy pasando por un mal momento familiar; mi tía, única hermana de mi madre y muy cercana a mí, se nos va.
    Después de estar luchando desde sus 42 años con el maldito cáncer, éste volvió a aparecer. Estuvo curada casi 25 años,
    Para nosotros los cristianos, la muerte debe tener otro significado, pero claro, tiene miedo y lo está pasando muy mal.

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  3. Hola Paco:
    ¡q razón tienen tus palabras!! Me han encantado, aunque siento mucho las noticias de tu padre!! La verdad: qué dura es la vida, pero queramos o no es así. Rezaremos por él, pero sobre todo por el resto de la familia para que estéis fuertes en este tiempo tan duro. Un abrazo

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  4. Gracias por el envío mensual de la Palabra de Vida.
    Me acuerdo mucho de tu padre. A tus padres los conocí en la Mariápolis de Sierra Nevada, la primera en la que participé, y siempre los recuerdo con cariño.

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  5. Buenos días, Paco:
    Leo con mucha tristeza las noticias de tu padre. Con tristeza, pero a la vez con emoción de ver las palabras que con tanto cariño y ternura le dedicas.
    Mucho ánimo para ti y para tus hermanos y madre en estos días que están siendo duros. Sabes además que somos muchos los que estamos rezando por vosotros y sobre todo por tu padre; contad con ello.

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