miércoles, 30 de diciembre de 2020

LUZ Y SALVACIÓN = JESÚS

VIDA DE LA PALABRA             últimas semanas DICIEMBRE 


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1) y la de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5):

1.-        Estas semanas también me ha animado mucho la PdV y repetir en toda circunstancia (ante la incertidumbre de la pandemia, del futuro, de las leyes injustas…) y cada vez con más fe: “El Señor es mi luz y mi salvación…”. Ni la vacuna, ni los políticos, ni… : ¡el Señor solo es mi salvación y el que me da luz!, (aunque Él utiliza para ello también esas otras cosas humanas).

Esa certeza, me ha ayudado también, cuando otras personas me contaban sus situaciones personales y comunitarias (como un laberinto o como un callejón sin salida), llenas de incertidumbre y sufrimiento, a hacer un arranque de confianza y decirles expresamente: «sí, todo eso es verdad, no estamos ciegos, ¡pero no podemos caer en el pesimismo o la dejación porque la PdV nos recuerda que “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”. No hemos de amedrentarnos: estamos en buenas Manos. ¡Eso sí, también tenemos que hacer toda nuestra parte humanamente y, además, rezar más y mejor».

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1), la de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5) y la de octubre («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado», Lc 14, 11):

 

1.-        hoy tenía que hablar con la chica que cuida a mi madre una cosa que me ponía muy nerviosa y me producía angustia (porque la comunicación entre nosotras se había deteriorado y había dado lugar a malentendidos). He dicho también "el Señor es mi luz y mi salvación... " y me ha ayudado mucho: a ella le he dicho todo lo que tenía que decir con bastante calma y se han aclarado las cosas.

Gracias porque lo que nos cuentas de tus experiencias, a mí me ayuda un montón.

 

2.-        …no te he contado, pero andamos también mal, desde el 23 de nov. que por un trabajador se contagió una residente y la hermana que la cuidaba, quedando confinadas las más de 50 mujeres y todas las hermanas, menos yo para poder hacer frente: ¡qué sufrimiento de un lado para otro! Unas ya han salido; después surgieron 35 positivos: tres están en el hospital; las hermanas, ya cada una en su sitio, y bien.

Este jueves, por otra trabajadora, me confinaron a todos los hombres de la residencia: a pesar de que todos están dando negativo, tienen que estar en la hab. Un trabajo inmenso, pero lo principal es que lo pasen bien; a ver si salimos de esta.

Como ves, he tenido un adviento de gran oportunidad; y gracias a la PdV siento que ha sido mi sostén y fortaleza: ¡no te imaginas cómo resonaba cada día...! No cabe duda: "el Señor es mi fortaleza”.

Sentía en el fondo paz, al compartir el sufrimientos de tantos desde dentro, y al ofrecerlo cada vez que podía era como estar aliviando a alguien en su pesada carga.

La impotencia y fragilidad se han dejado sentir con fuerza. Esta es mi pobre ofrenda y que Dios mismo ha querido compartir….

 

3.-        espero que toda tu familia también se encuentre con salud. Debemos cuidarnos, porque no está el tema del Covid para bromas.

Respecto a mí, he dejado de trabajar para el Administrador Concursal y ahora estaré unos meses en el paro, espero sea por poco tiempo. Como decía Chiara Lubich "La Palabra de Vida nos guía de las tinieblas a la luz". Ilusionados en casa con la llegada de nuestro Señor.

 

4.-        día de Nochebuena, había pasado un día horrible. No recuerdo Navidad normal desde… Para mí es un tiempo horrible, deseando que pase. Este año con el rollo del COVID me hice ilusiones y pensé que sería más tranquilo. ¡Ay!: no contaba con el trabajo. Suele ser la familia quien da más "guerra", ¿pero el trabajo? Contaba yo con mi tarde del 24 para hacer las cosas, tranquila yo y, de repente, mira tú, ¡que hay que trabajar! ¿Qué? Sí, hay que trabajar por la tarde hasta las siete. Y esto me lo dicen el 23 por la tarde, ya sin posibilidad de reprogramarme nada. Se acabó la paz. Ni daba tiempo a nada, así que… a correr tocan, quítate sueño, siesta y lo que sea. Me puse a la tarea nada más llegar a casa y, claro, el 24 empecé a notar los síntomas del enfado, la impotencia y el no saber aceptar lo que venía: dolor de cabeza, dolor de estómago, náuseas, un desastre.

Para colmo cuando llego mosqueada a casa el 24 por la tarde, mi madre, (98 años), no se encontraba bien. No os cuento el jaleo desde las siete y media hasta que nos sentamos a cenar, un desastre y yo mosqueada. 

Pero... Dios es grande, así que después de todo esto, cuando atravesé la puerta de la iglesia un buen rato antes de la Misa del gallo, de repente todo desapareció. Creo que puedo resumirlo:" El Señor hizo en mí maravillas" y salí con una alegría, paz, y muy muy feliz. Sigo sin poder explicar lo que siento en estos momentos, es como si me inundará una catarata de agua feliz.

Gracias, Señor.

 

 

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