sábado, 19 de diciembre de 2020

FELIZ NAVIDAD 2020

 

Queridos hermanos y hermanas:

¡Feliz Navidad!

En el seno de la madre Iglesia,

…ha nacido nuevamente el Hijo de Dios hecho hombre.

Su nombre es Jesús,

que significa Dios salva.

El Padre, Amor eterno e infinito,

lo envió al mundo no para condenarlo, sino para salvarlo.

El Padre lo dio, con inmensa misericordia.

Lo entregó para todos. Lo dio para siempre.

Y Él nació,

como pequeña llama encendida en la oscuridad 

y en el frío de la noche.

Aquel Niño, nacido de la Virgen María,

es la Palabra de Dios hecha carne.

La Palabra que orientó

el corazón y los pasos de Abrahán

hacia la tierra prometida,

y sigue atrayendo a quienes confían en las promesas de Dios.

La Palabra que guio a los hebreos

en el camino de la esclavitud a la libertad,

y continúa llamando a los esclavos de todos los tiempos,

también hoy, a salir de sus prisiones.

Es Palabra, más luminosa que el sol,

encarnada en un pequeño hijo del hombre,

Jesús, luz del mundo.

Por esto el profeta exclama:

«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande».

Sí, hay tinieblas en los corazones humanos,

pero más grande es la luz de Cristo.

Hay tinieblas en las relaciones personales, familiares, sociales,

pero más grande es la luz de Cristo.

Hay tinieblas en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero más grande es la luz de Cristo.

Que Cristo sea luz para tantos…

Que el Emmanuel sea luz para toda la humanidad herida.

Que ablande nuestro corazón,

a menudo endurecido y egoísta,

y nos haga instrumentos de su amor.

Que, a través de nuestros pobres rostros,

regale su sonrisa…

Que… conceda su ternura a todos,

e ilumine las tinieblas de este mundo.

 PAPA FRANCISCO, Mensaje Urbi et orbi de Navidad, 25 diciembre 2019

 

Estos son mis deseos para

UNA SANTA Y FELIZ NAVIDAD.

Los dirijo con afecto a ti

y a tus familiares, a todos,

en particular si hubiera alguno enfermo o que sufre.

                                                                                     Paco  T.

 

Vidriera del Santuario Maria Theotokos, Loppiano (FI.), realizada por el Centro Ave, de Loppiano

 

MARÍA ABRE SU NADA AL TODO

 María es sencilla:

se recoge en la oscuridad de su pequeña casa,

en el silencio de su trabajo,

pero tiene consigo a Dios.

No está sola; no se desespera.

Es humilde y se cree nada;

vive en la soledad

y, sin embargo, hace de su sencilla morada un templo

y de su corazón un paraíso porque tiene a Dios:

abre su nada al Todo.

 IGINO GIORDANI. María, modelo perfecto, Ciudad Nueva, Roma (1967) 1988, pág. 206



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