VIDA DE LA PALABRA marzo 2020
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Todo
cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque
esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12) y de febrero («¡Creo,
ayuda a mi poca fe!»,
Mc 9, 24):
1.- Durante las primeras
semanas de este marzo continué yendo al hospital, pero ya no 3 ó 4 días a la
semana, sino todas las mañanas. Las PdV de marzo y febrero me impulsaban y
ayudaban.
El “estar en el mismo barco” hacía bien a los
médicos, enfermeros, limpiadoras que me cruzaba y a los que dirigía una palabra
de ánimo, tanto a los que siempre me paraba con ellos como a los demás: su “gracias, padre” o “me alegro de verle” se notaba que esos días no eran frases hechas:
les salía mucho más del corazón, (y a veces con un atisbo de lágrima de
emoción). Y los enfermos y sus familias, ¡más todavía! Experiencias muy duras,
pero reconfortantes a la vez por haber podido darles a Jesús dándome yo.
1b.- Pero mañana justo hará una semana que ya no me permitieron ir al hospital: sensación muy agridulce y
me dijeron que atendiera sólo por teléfono o por videollamada.
Gracias a los documentos que la Santa Sede
publicó hace unos 12 días, era menos duro hacer eso, explicándoselos bien a
enfermos y familiares para que pudieran acceder a una unión con Dios que por su
misericordia va más allá incluso que los sacramentos que Él mismo nos ha dado.
1c.- Un ejemplo: ayer lunes ya a las 7:45 tuve la primera llamada desde el hospital; un hombre muy
mayor que tenía gravísima a la mujer con la que quería casarse y me pedía hacer
un matrimonio “in articulo mortis”; por varias razones iba a ser imposible (entre
otras porque ella estaba ya inconsciente y no podía dar consentimiento), y
traté de explicárselo con paciencia para que lograra entenderme bien y con calma,
sin añadir desasosiego a su ya mucho dolor.
Cuando ya me iba a dormir ese mismo día, (no
quiere decir que todo el día me estuvieran llamando, ¡eh!), a las 23:55 un
whatsapp de una feligresa diciéndome que habían ingresado con coronavirus a su
marido. Lo llamé, le expliqué bien (como hago con todos) que hiciera un
arrepentimiento de todos sus pecados y contrición perfecta, una (¡varias al
día!) comunión espiritual y que ofreciera la enfermedad (más un credo,
padrenuestro y oración a la Virgen) para obtener indulgencia plenaria. Después
de esos veinte minutillos, quedó confortado, (también todos los que he ido
hablando estos días). Al día siguiente supe que lo mandaban a casa porque, a
pesar del susto nocturno, no estaba grave y era mejor seguir el tratamiento
desde el hogar.
1d.- No solo hay llamadas
en relación con el hospital. P. ej. hace justo una semana, a las 2:15 de la
madrugada (estando yo en pleno sueño profundo) me llamó una persona. Me agradó
la confianza.
Procuré dejar que “Jesús en mí” (como trato
de hacer con todos, aunque a veces me olvide) fuera el que escuchara, es decir,
intenté estar vacío de mí, por amor; y, a la vez, con la consciencia de que Jesús,
(que está, -o al menos quiere estar-, en el corazón de la otra persona), le
resolvería lo que yo no podía y no sabía. Creo que después de más de media
hora, sobre todo de escucha, se serenó.
2.- Estas semanas de
confinamiento trato de tener más tiempo de oración sosegada. Además, hacer en
casa ejercicio por amor a Dios (y amor al prójimo: aunque no tenga ninguno
cerca, el intentar realizar bien la Voluntad de Dios del momento presente,
beneficia a todos por la “comunión de los santos”);
descansar y dormir el tiempo adecuado, (ni más ni menos), y mantener un
horario, por amor a Dios que me da la salud (y al prójimo: así estoy despejado
y no soñoliento para escuchar bien al teléfono o a los poquitos que vienen al
templo o al despacho);
arreglarme todos los días (a la hora de siempre), limpieza y cocinarme por
amor a Dios (y al prójimo: para tener energía y seguir sirviéndoles con el
ofrecimiento, la oración y la escucha);
ver las noticias, (solo un telediario al día, o dos como mucho a veces, que
si no, satura y deprime), por amor a Dios (y al prójimo: ¡las estadísticas no
son números, son personas!, ¡¡rezando por ellos!!);
atender el whatsapp, (pero sin desvivirme por él, mirándolo solo de tanto
en tanto; que si no, agobia), leyendo mensajes personales o comunicaciones de
vivencias y no dejarme llevar por curiosidad (borrar videos y fotos o carteles:
¡¡no hay tiempo para tantísimos como mandan!!) por amor a Dios (y al prójimo: contestar,
a veces, con un simple “gracias” o con un emoticono, pero buscando poner ahí el
corazón; o escribiendo personalmente algún mensaje más largo, si calculo que el
otro lo necesita…);
las reuniones de pastoral o formación, realizándolas (y retransmitiéndolas)
por facebook o por zoom, (incluso duplicando su periodicidad si a los otros les
puede venir bien)… todo tratando que sea por Jesús y por los demás; buscando
ponerme en el lugar del otro, (aunque a veces meta la pata con toda mi buena
voluntad).
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan
los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los
Profetas», Mt 7, 12), la de
febrero («¡Creo, ayuda
a mi poca fe!», Mc 9, 24) y la de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2):
1.- “…aquí estamos los tres pasando estos días de aislamiento en casa, pues
aplicando la PdV creo que todos queremos lo mejor para los demás y en
consecuencia para uno mismo, colaborando para frenar esta situación en lo que
depende de nosotros (yo que soy alérgica al polen, ya estoy con antihistamínicos,
pero los primeros días estornudaba mucho y con la que está cayendo... mejor
evitar espacios cerrados).
En lo que ya no
depende de nosotros, estamos en manos de Dios y hay que orar más y confiar en
la Virgen que nos protege.
Mi hijo está
haciendo los trabajos que le han mandado a través del aula global, mi marido
teletrabajando y, si hay que sacar lo positivo de estos momentos, principalmente
estamos juntos, hablamos de muchas cosas y estamos compartiendo buenos ratos y
también las oraciones y comentarios del YouCat.
Pido porque te
encuentres bien de salud, porque nos haces tanta falta como el personal
sanitario o más…”.
2.- “…hemos escuchado la Misa del domingo pasado que retransmites en directo a
través de tu facebook a las 17:30 y nos gustó mucho.
Quería comentarte
un poco de mis experiencias y decirte cómo Dios se manifiesta siempre. El día
13, (previo a las medidas de alerta), perdí mi billetera con dinero en efectivo
y todos mis papeles; ni me había dado cuenta y a la hora me llama la guardia
civil para comunicarme que una mujer la había llevado al cuartel y ellos me
estaban llamando para decirme que estaba ahí; además de llamarme, me la vinieron
a dejar a casa con todo; les agradecí y pedí si podrían decirme el nombre de la
persona para darle las gracias, pero me comentaron que no podían. No me faltaba
nada y en menos de una hora había recuperado todo.
2b.- Asimismo…, no estoy trabajando… Por cuestiones laborales, no había
podido disfrutar de la niña y hoy estoy gozando de cada beso, de cada danza, de
cada cariño… que por estar trabajando no había podido ver; la bondad de mi niña
y el amor que me da es otra bendición.
2c.- … con mi marido nos estamos llevando mejor: cada vez que hay un bajón de
fe, intentamos uno del otro ser luz, rezamos juntos con nuestra hija para que
Dios siempre nos guíe.
2d.- Con respecto a mis compañeros que están trabajando, les envío mensajes
de apoyo y oro por ellos porque todos tenemos miedo: es una situación de
incertidumbre y que Dios sea nuestra luz en este mundo tribulado.
Como decías, uno propone
y Dios dispone: ¡cómo nos ha cambiado la vida en cuestión de unos días, pero
quiero decirte que le doy gracias a Dios por un día más!
Mi marido os echa
de menos a los del YouCat y por mi parte orando por todos… gracias por ser luz
y ayudarnos a crecer…”.
3.- “…nosotros en casa estamos
muy bien gracias a Dios.
En el hospi sigue habiendo mucho trabajo,
pero ahí estamos para hacer la voluntad de Dios con la limpieza.
Sí, yo voy mirando y preguntando a los
enfermos si alguien necesita hablar contigo…”.
4.- “…a mi madre le ha
costado hacerse a la idea de no salir para nada, pero hemos tenido la suerte de
que la farmacia y el supermercado del barrio se lo llevan a casa, y desde fuera
hemos podido gestionárselo. La gente está actuando muy bien.
Yo estoy trabajando desde casa y salgo lo
mínimo, pero esta mañana tenía que salir y, ayer en los “aplausos”, por el
balcón le dije a mi vecina que si necesitaba algo, y les acabo de traer todas
las medicinas que le tocaban… Ellos encantados y yo reconfortada x poder
ayudar. Sus hijos no viven aquí, así q entre unos u otros tenemos que ayudarnos
y rezar porque pase pronto 😞
☺️☺️ ¡hombre!, el tiempo q invertiste con nosotros cuando éramos niños,
algo de frutos da, jeje. Y no creas q no lo pensé! Con “por Ti, Jesús”. Tenemos
que cuidarnos…”.
5.- “…unidos en oración, ayudemos como
podamos, sobre todo a VIVIR EN ESPERANZA, seguros del Amor Providente de Dios
Padre. Un abrazo, desde mi "soledad acompañada" de mi ancianidad (la
Santísima Trinidad, el Ángel de la Guarda, mi querida hermana y tantas personas
que nos ayudan aquí y desde "allí"): ¡creo en la Comunión de los
Santos! …”.
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo,
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