martes, 31 de marzo de 2020

PEQUEÑAS COSAS, GRAN AMOR, EN LUCHA CONTRA CORONAVIRUS

VIDA DE LA PALABRA                         marzo 2020

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12) y de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24):

1.-        Durante las primeras semanas de este marzo continué yendo al hospital, pero ya no 3 ó 4 días a la semana, sino todas las mañanas. Las PdV de marzo y febrero me impulsaban y ayudaban.
El “estar en el mismo barco” hacía bien a los médicos, enfermeros, limpiadoras que me cruzaba y a los que dirigía una palabra de ánimo, tanto a los que siempre me paraba con ellos como a los demás: su “gracias, padre” o “me alegro de verle” se notaba que esos días no eran frases hechas: les salía mucho más del corazón, (y a veces con un atisbo de lágrima de emoción). Y los enfermos y sus familias, ¡más todavía! Experiencias muy duras, pero reconfortantes a la vez por haber podido darles a Jesús dándome yo.

1b.-     Pero mañana justo hará una semana que ya no me permitieron ir al hospital: sensación muy agridulce y me dijeron que atendiera sólo por teléfono o por videollamada.
Gracias a los documentos que la Santa Sede publicó hace unos 12 días, era menos duro hacer eso, explicándoselos bien a enfermos y familiares para que pudieran acceder a una unión con Dios que por su misericordia va más allá incluso que los sacramentos que Él mismo nos ha dado.

1c.-      Un ejemplo: ayer lunes ya a las 7:45 tuve la primera llamada desde el hospital; un hombre muy mayor que tenía gravísima a la mujer con la que quería casarse y me pedía hacer un matrimonio “in articulo mortis”; por varias razones iba a ser imposible (entre otras porque ella estaba ya inconsciente y no podía dar consentimiento), y traté de explicárselo con paciencia para que lograra entenderme bien y con calma, sin añadir desasosiego a su ya mucho dolor.
Cuando ya me iba a dormir ese mismo día, (no quiere decir que todo el día me estuvieran llamando, ¡eh!), a las 23:55 un whatsapp de una feligresa diciéndome que habían ingresado con coronavirus a su marido. Lo llamé, le expliqué bien (como hago con todos) que hiciera un arrepentimiento de todos sus pecados y contrición perfecta, una (¡varias al día!) comunión espiritual y que ofreciera la enfermedad (más un credo, padrenuestro y oración a la Virgen) para obtener indulgencia plenaria. Después de esos veinte minutillos, quedó confortado, (también todos los que he ido hablando estos días). Al día siguiente supe que lo mandaban a casa porque, a pesar del susto nocturno, no estaba grave y era mejor seguir el tratamiento desde el hogar.

1d.-     No solo hay llamadas en relación con el hospital. P. ej. hace justo una semana, a las 2:15 de la madrugada (estando yo en pleno sueño profundo) me llamó una persona. Me agradó la confianza.
Procuré dejar que “Jesús en mí” (como trato de hacer con todos, aunque a veces me olvide) fuera el que escuchara, es decir, intenté estar vacío de mí, por amor; y, a la vez, con la consciencia de que Jesús, (que está, -o al menos quiere estar-, en el corazón de la otra persona), le resolvería lo que yo no podía y no sabía. Creo que después de más de media hora, sobre todo de escucha, se serenó.

2.-        Estas semanas de confinamiento trato de tener más tiempo de oración sosegada. Además, hacer en casa ejercicio por amor a Dios (y amor al prójimo: aunque no tenga ninguno cerca, el intentar realizar bien la Voluntad de Dios del momento presente, beneficia a todos por la “comunión de los santos”);
descansar y dormir el tiempo adecuado, (ni más ni menos), y mantener un horario, por amor a Dios que me da la salud (y al prójimo: así estoy despejado y no soñoliento para escuchar bien al teléfono o a los poquitos que vienen al templo o al despacho);
arreglarme todos los días (a la hora de siempre), limpieza y cocinarme por amor a Dios (y al prójimo: para tener energía y seguir sirviéndoles con el ofrecimiento, la oración y la escucha);
ver las noticias, (solo un telediario al día, o dos como mucho a veces, que si no, satura y deprime), por amor a Dios (y al prójimo: ¡las estadísticas no son números, son personas!, ¡¡rezando por ellos!!);
atender el whatsapp, (pero sin desvivirme por él, mirándolo solo de tanto en tanto; que si no, agobia), leyendo mensajes personales o comunicaciones de vivencias y no dejarme llevar por curiosidad (borrar videos y fotos o carteles: ¡¡no hay tiempo para tantísimos como mandan!!) por amor a Dios (y al prójimo: contestar, a veces, con un simple “gracias” o con un emoticono, pero buscando poner ahí el corazón; o escribiendo personalmente algún mensaje más largo, si calculo que el otro lo necesita…);
las reuniones de pastoral o formación, realizándolas (y retransmitiéndolas) por facebook o por zoom, (incluso duplicando su periodicidad si a los otros les puede venir bien)… todo tratando que sea por Jesús y por los demás; buscando ponerme en el lugar del otro, (aunque a veces meta la pata con toda mi buena voluntad).


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12), la de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24) y la de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2):

1.-        “aquí estamos los tres pasando estos días de aislamiento en casa, pues aplicando la PdV creo que todos queremos lo mejor para los demás y en consecuencia para uno mismo, colaborando para frenar esta situación en lo que depende de nosotros (yo que soy alérgica al polen, ya estoy con antihistamínicos, pero los primeros días estornudaba mucho y con la que está cayendo... mejor evitar espacios cerrados).
En lo que ya no depende de nosotros, estamos en manos de Dios y hay que orar más y confiar en la Virgen que nos protege. 
Mi hijo está haciendo los trabajos que le han mandado a través del aula global, mi marido teletrabajando y, si hay que sacar lo positivo de estos momentos, principalmente estamos juntos, hablamos de muchas cosas y estamos compartiendo buenos ratos y también las oraciones y comentarios del YouCat. 
Pido porque te encuentres bien de salud, porque nos haces tanta falta como el personal sanitario o más.

2.-        “hemos escuchado la Misa del domingo pasado que retransmites en directo a través de tu facebook a las 17:30 y nos gustó mucho.
Quería comentarte un poco de mis experiencias y decirte cómo Dios se manifiesta siempre. El día 13, (previo a las medidas de alerta), perdí mi billetera con dinero en efectivo y todos mis papeles; ni me había dado cuenta y a la hora me llama la guardia civil para comunicarme que una mujer la había llevado al cuartel y ellos me estaban llamando para decirme que estaba ahí; además de llamarme, me la vinieron a dejar a casa con todo; les agradecí y pedí si podrían decirme el nombre de la persona para darle las gracias, pero me comentaron que no podían. No me faltaba nada y en menos de una hora había recuperado todo.
2b.-     Asimismo…, no estoy trabajando… Por cuestiones laborales, no había podido disfrutar de la niña y hoy estoy gozando de cada beso, de cada danza, de cada cariño… que por estar trabajando no había podido ver; la bondad de mi niña y el amor que me da es otra bendición.
2c.-     … con mi marido nos estamos llevando mejor: cada vez que hay un bajón de fe, intentamos uno del otro ser luz, rezamos juntos con nuestra hija para que Dios siempre nos guíe.
2d.-     Con respecto a mis compañeros que están trabajando, les envío mensajes de apoyo y oro por ellos porque todos tenemos miedo: es una situación de incertidumbre y que Dios sea nuestra luz en este mundo tribulado.
Como decías, uno propone y Dios dispone: ¡cómo nos ha cambiado la vida en cuestión de unos días, pero quiero decirte que le doy gracias a Dios por un día más!
Mi marido os echa de menos a los del YouCat y por mi parte orando por todos… gracias por ser luz y ayudarnos a crecer.

3.-        “nosotros en casa estamos muy bien gracias a Dios.
En el hospi sigue habiendo mucho trabajo, pero ahí estamos para hacer la voluntad de Dios con la limpieza.
Sí, yo voy mirando y preguntando a los enfermos si alguien necesita hablar contigo.

4.-        “a mi madre le ha costado hacerse a la idea de no salir para nada, pero hemos tenido la suerte de que la farmacia y el supermercado del barrio se lo llevan a casa, y desde fuera hemos podido gestionárselo. La gente está actuando muy bien.
Yo estoy trabajando desde casa y salgo lo mínimo, pero esta mañana tenía que salir y, ayer en los “aplausos”, por el balcón le dije a mi vecina que si necesitaba algo, y les acabo de traer todas las medicinas que le tocaban… Ellos encantados y yo reconfortada x poder ayudar. Sus hijos no viven aquí, así q entre unos u otros tenemos que ayudarnos y rezar porque pase pronto 😞
️ ¡hombre!, el tiempo q invertiste con nosotros cuando éramos niños, algo de frutos da, jeje. Y no creas q no lo pensé! Con “por Ti, Jesús”. Tenemos que cuidarnos.

5.-        “unidos en oración, ayudemos como podamos, sobre todo a VIVIR EN ESPERANZA, seguros del Amor Providente de Dios Padre. Un abrazo, desde mi "soledad acompañada" de mi ancianidad (la Santísima Trinidad, el Ángel de la Guarda, mi querida hermana y tantas personas que nos ayudan aquí y desde "allí"): ¡creo en la Comunión de los Santos! .




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