martes, 30 de abril de 2019

PEQUEÑOS GESTOS CON GRAN ESPÍRITU DE SERVICIO

VIDA DE LA PALABRA                       últimas semanas de ABRIL

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14) y la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36):

1.-      El Viernes Santo, después de celebrar los Oficios de la Pasión del Señor en el Centro Mariápolis de Las Matas, vine con agilidad para ayudar en los de la parroquia y… ¡de nuevo, y esta vez con lluvia, no puedo entrar porque el portón de la cochera está taponado por otro vehículo aparcado encima de la acera! El templo parroquial, repleto de gente, con lo cual no había aparcamiento en los alrededores.
Al notar que se encendía dentro de mí la queja, rápidamente rechacé la tentación. Me acordé de las experiencias similares de la semana anterior (te las conté en el correo-e. de hace quince días). Y, sobre todo, ¡recordé el día que era y lo que acababa de celebrar!
Así que, ¿cómo “lavar los pies”? Con solo relativa paz (¡y con miedo que viniera la grúa y me llevase a mí el primero!) aparqué mi coche en el único sitio posible: taponando, a mi vez, al coche aparcado en nuestro portón de entrada y repitiéndome en la mente que no se me olvidara quitarlo para que él pudiera irse (y que no debía yo exteriorizar entonces mi malestar).

2.-      Al acabar la Vigilia Pascual en la parroquia, (yo había ayudado en esta, pero previamente la había celebrado en el Centro Mariápolis), ya pasada la 1 de la madrugada, subo cansado y feliz a la vez a casa. Pero… ruidos de botar un balón de baloncesto y de la canasta. Por un instante me viene la tentación: “con el tremendo ajetreo de estos días, mi necesidad de dormir… y mañana madrugar…, ¡pero no puedo perder la alegría de la Pascua!”.
Media hora después, ya para acostarme, pensé asomarme a la ventana y (venciendo el profundo enfado que de nuevo me volvía) pedirles por favor y de muy buenas maneras que apagaran el foco y dejaran de hacer ruido (además del balón, también decían abundantes “tacos”).
Preferí, por si no se lo toman bien, no “manchar” tan solemne noche. Además, si jugaban a esas horas, ¿quizá sería porque habrían estado antes en alguna Vigilia Pascual? Por otra parte, pensé: “si están haciendo deporte, ¡mucho mejor que si estuvieran en una discoteca o haciendo gamberradas o viendo tonterías o…”. Y me acosté. ¿Y cómo vivir la PdV sin dormir?: aproveché para rezar por ellos (también eso es un servicio por amor, el “lavar los pies” que pide la PdV) y también por otros muchos jóvenes que quizá no estuvieran haciendo nada “sano”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14), la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36) y la de febrero («Busca la paz y anda tras ella», Sal 34, 15):

1.-        “ahora sí que he recibido el correo con la PdV. Maravillosas manifestaciones de amor y respeto por todos nuestros hermanos, más próximos o más distantes; lo percibo en cada escrito: mi agradecimiento y unidad.
Mi Cuaresma, con cariño...; mis planes, lo que Dios me va dictando en cada momento, según su voluntad... cambio mis planes y los adapto a los de los que me rodean, porque así me lo pide Él

2.-        “creo que estamos tod@s, un poco saturaos de querer hacer muchas cosas, y por ello estamos crispados y no atendemos a cada uno lo bien que debiésemos. Me he planteado hacer menos cosas y… mejor las que haga. Confío que el Espíritu Santo me ayude a lograrlo, así se lo ofreceré hoy al Señor

3.-        “personalmente, me resuenan las palabras del apóstol San Juan: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”. Y qué poco nos percatamos de las muestras de amor desinteresado que hay constantemente a nuestro alrededor.
Estas palabras me hacen coger energías para enfrentarme con muchos de mis alumnos que, desgraciadamente, no conocen lo que es el verdadero amor en el hogar, y que, sin embargo, no paran de sorprenderme con sus muestras de cariño.
Al principio cuando buscaba trabajo, miraba por sitios más “fáciles” a nivel de comportamiento, pero tras conseguir este trabajo, y después de mis experiencias pasadas tanto aquí como en España, compruebo que Dios me quiere trabajando con este tipo de niños. ¡Algo bueno tendré que aportarles!

4.-        “…hoy me ha pasado una anécdota de las tuyas: salía de correos, de hacer una gestión, y me he cruzado con la artista que hizo la paloma que me regalaron en mi cumple. Yo iba hablando con mi marido por el móvil, así que al cruzarme con ella, la he saludado con la mano y he seguido caminando. Unos pasos después, finalizada la conversación telefónica, me he detenido y me he dicho: “esta oportunidad no la puedo dejar escapar”. Así que, en vez de seguir mi camino, me he girado en redondo y he ido a su encuentro y le he dado las gracias por la paloma. He intercambiado unas palabras con ella y me he enterado de dónde tiene su estudio y los días que está, así que iré a visitarla. Me hace ilusión verla a ella y ver dónde hace sus esculturas…



Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o
AQUÍ o también AQUÍ




N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,

mándamela por correo-e.


jueves, 18 de abril de 2019

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN 2019

SEMANA SANTA 2019

Cruz intacta de Catedral Notre Dame de París tras incendio abril 2019

Ante nuestros ojos ya, los misterios centrales de la fe en el sacro triduo, el Triduo Pascual, que desgrana el amor más grande para que aprendamos a vivirlo todo el año plenamente como hijos de Dios:

Jueves Santo: lavar los pies (libremente siervos por amor),
mandamiento nuevo (reciprocidad del amor es lo típico del cristianismo),
unidad (“que todos sean uno”, testamento de Jesús, su “perla”)
y alimento para todo ello (Eucaristía, “amor de los amores”)
y sacerdocio, que la hace posible.

¿Cuesta?
Viernes Santo, paso imprescindible para Domingo de Resurrección:
Jesús abandonado (“Dios mío, ¿por qué…?”:
abismo de dolor, abismo de amor: ¡por mí!).
Lanzarse a seguir amando a todos y al Padre,
transformando el dolor en amor del más grande.

“Despojaos del hombre viejo,
y revestíos a imagen del hombre nuevo”.
Renovar el ser hijos en el Hijo:
promesas bautismales en la Vigilia Pascual.
“Se nota que habéis pasado de la muerte a la Vida porque amáis…”.
“Donde dos o más, allí” está el Resucitado en medio.
¡Él vive hoy!
¡¡Que lo experimentes!!

Adelantándome al domingo de Resurrección te deseo, pues,
¡¡feliz Pascua de Resurrección para ti
y para cada uno de los que tienes cerca!!





EL TRIDUO PASCUAL

Estamos pasando las horas más preciosas del año; preciosas para la Iglesia que revive con la liturgia la Pasión, la muerte y la resurrección de Jesús.
Preciosas para todos… que tenemos una espiritualidad centrada en la unidad y en Jesús Abandonado.
Hoy es el Jueves Santo, nuestra fiesta. Jesús hoy, como hace muchos años, dio a sus discípulos el Mandamiento nuevo, aquel mandamiento que es la ley fundamental y la base de cualquier otra norma para cada uno de nosotros. Como hoy, Jesús rezó por la unidad: "Que todos sean uno". Como hoy, instituyó la Eucaristía que lo hace presente entre nosotros y tiene como efecto, precisamente, nuestra unidad con Él y entre nosotros. Y como hoy, instituyó el sacerdocio que hace posible la Eucaristía. Todo, todo esto en un solo día.
¿Qué más queremos? Es nuestra fiesta y a menudo esta fiesta la hemos vivido con tal emoción en el corazón que en ningún otro día del año sentimos otra igual.
Hoy es el momento de decir gracias a Jesús, un “gracias” profundo que brote de lo más íntimo de todos nuestros corazones y llegue al Cielo.
¿Qué sería nuestra vida sin el Mandamiento nuevo, sin la Eucaristía, sin el Ideal de la unidad?
Pero mañana he aquí otro día sin igual: Viernes Santo, Jesús Abandonado. No hay mejor día que mañana a las tres (de la tarde n.d.t.) para volver a hacer solemnemente nuestra consagración a Él, renovando nuestro propósito de gastar la vida que tenemos, amándolo siempre, enseguida, con alegría.
Que cuando besemos al Crucificado, Jesús reciba de nuestros corazones, esparcidos por todo el mundo, esta promesa solemne. Será el mejor modo para celebrar el Viernes Santo con Él, y Él nos ayudará a hacernos santos para su gloria, para la alegría de María y como un don recíproco.
Después, tras el Sábado santo, llegará el Domingo de Pascua. Él es el Resucitado, Él es la Resurrección y la Vida también para nosotros. Digámosle, quizás, por primera vez, gracias por la vida que tendremos después y no terminará. Prometámosle pensar a menudo, hacer nuestros mejores proyectos no sólo para esta vida sino para aquella más importante.
Digámosle que también mañana queremos ser su gloria, su alegría, y deseamos gastar ésta (vida) para que de muchos, de muchísimos, reciba todavía alegría y gloria.
Entonces Feliz Pascua a todos y a cada uno. Os deseo que sea la más hermosa de vuestra vida.
Que todo florezca como en esta espléndida primavera.

CHIARA LUBICH, El Triduo Pascual, Lago de Costanza (Suiza), 16 de abril 1981



miércoles, 17 de abril de 2019

MUTUAMENTE SIERVOS POR AMOR

Aquí te ofrezco algunos textos que nos ayuden a profundizar en la Palabra de Vida de este mes abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14) para mejor ponerla en práctica:



PERSEVERAR 
SUPERANDO CADA OBSTÁCULO

Un obstáculo puede convertirse en un trampolín o en una barrera, un estímulo o un impedimento: todo va a depender de mi postura delante de él.
Las dificultades existen y siempre existirán. Lo que debemos cambiar es el modo cómo encaro cada problema, cómo acojo cada dificultad.
La perseverancia es el secreto, es la fuerza que me hace seguir adelante a pesar de los problemas de la vida cotidiana.
El discernimiento y la sabiduría me hacen evitar las complicaciones innecesarias, pero lo que no puedo evitar o cambiar, debe ser encarado con coraje y determinación.
La fe mueve montañas, pero algunas montañas no deben ser transportadas y sí bordeadas. Así como hacen los ríos: rodean montañas y siguen su curso.
Perseverar no significa seguir adelante solos, sino confiar en la ayuda de los hermanos y en la Providencia de Dios, entregándonos en sus manos.

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra del 6 abril









CRISTO, PASCUA PERENNE

Nos acercamos a la Pascua. Mientras que en el mundo se respira un clima de miedo por la amenaza terrorista, ¿qué respuesta ofrece el misterio del Viernes Santo y de la Pascua de Resurrección?
Chiara Lubich: Cada día es un Viernes Santo. Al ver el telediario, ante la sucesión de asesinatos y atentados, ante esas imágenes inhumanas de violencia, ante el grito de esos sufrimientos, resuena el grito de abandono que lanzó Jesús al Padre en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»; su prueba más alta, las tinieblas más oscuras. Pero es un grito que no quedó sin respuesta. Jesús no se quedó en el abismo de aquel sufrimiento infinito, sino que, con un esfuerzo inmenso e inimaginable se volvió a abandonar al Padre, superando ese enorme dolor y reconduciendo así a los hombres al seno del Padre y al abrazo recíproco.
Sabemos cuáles son las causas más profundas del terrorismo: el resentimiento, el odio refrenado, los deseos de venganza incubados por pueblos oprimidos desde hace mucho porque los bienes no son compartidos, los derechos no son reconocidos. Lo que falta es la comunión, la capacidad de compartir, la solidaridad. Es urgente, por tanto, suscitar en el mundo, por doquier, espacios de fraternidad, esa fraternidad reconquistada en la cruz.
Desde esa cruz, Jesús nos da la lección altísima, divina, heroica, sobre lo que es el Amor: un amor que no hace distinciones, sino que ama a todos; no busca recompensa, sino que siempre toma la iniciativa; sabe hacerse uno con el otro, sabe vivir en el otro; tiene una medida sin medida: sabe dar la vida. Este amor tiene una fuerza divina, puede desencadenar la revolución cristiana más poderosa que tiene que invadir no sólo el ámbito espiritual, sino también el humano, renovando cada una de sus expresiones: cultura, política, economía, ciencia, comunicación. Esta será la lucha más radical contra el terrorismo: mostraremos la potencia de la resurrección que ha vencido al odio y la muerte, el verdadero rostro del cristianismo, un rostro sumamente diferente al del mundo occidental.

Entrevista a CHIARA LUBICH, de Agencia ZENIT, 8 abril 2004






SABER CAPTAR LO POSITIVO EN CADA UNO

Todas las personas, sin excepción, son criaturas de Dios y dentro de cada una existe una chispa del bien y de la bondad de Dios. Bastaría tener conciencia de este hecho, para aprender a captar lo positivo de cada uno que cruza nuestro camino.
El ambiente hostil, las dificultades de la vida, el mal que existe en el mundo, pueden intentar apagar esa marca indeleble de Dios en nosotros, pero no lo consiguen.
Incluso en la persona más embrutecida que exista, si la miramos con la mirada misericordiosa de Dios, conseguiremos captar algo positivo, como una pequeña llama que aún arde en su interior y que puede reavivarse.
El fuego abrazador del amor que arde en nuestro pecho es capaz de captar lo positivo y reavivarlo en los corazones, “he venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12,49).

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra del 13 abril






lunes, 15 de abril de 2019

LAVAR LOS PIES PIDIENDO PERDÓN

VIDA DE LA PALABRA                         primeras semanas de ABRIL



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14) y la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36):

1.-      Estuve en una Escuela de Acompañamiento Espiritual en el Centro Mariápolis de CastelGandolfo, con 501 personas de 66 países (14 traducciones simultáneas). Resultaron unos días riquísimos por la profundidad y sencillez de los temas, pero también por la variedad de los ponentes y de los oyentes, puesto que éramos de todas las vocaciones, culturas y procedencias.
Desde el principio, renovando el pacto de unidad, se sentía cómo el Espíritu Santo “aleteaba” entre todo lo que se decía y entre toda la gente, también en los pasillos y en la fila del comedor, que se convertía para cada uno en una oportunidad preciosa de “lavar los pies” al tratar de entender a los que tenías alrededor, (por extraña que fuese la lengua), y tratar de comunicar algo de lo que te había quedado dentro o algo de la experiencia que traías. Resultaba espontáneo entre todos, p.ej., ceder el puesto con una sonrisa, invitar a que se sentara con tu grupo a uno que venía solo, prepararle a otro la bandeja… y un largo etcétera.
Yo me tuve que volver día y medio antes a la parroquia, pero aun así percibí que, a través de todos y de todo, venía yo con el alma repleta de haber gozado de la presencia de Jesús en medio de dos o más unidos en Su Nombre, y entonces Él mismo también había sido Maestro (invisible, pero directamente) en el “arte” del acompañamiento espiritual.
1b.-    Y siguiendo en la tónica de servir por amor, un detalle ingenuo, pero de vivir la PdV: en el viaje de vuelta, la persona que estaba sentada a mi lado iba corrigiendo un trabajo y cuando ya quedaba poca luz para leer, sin decirle nada, le encendí la lucecita de encima de su asiento. En su concentración, ¡ni se percató!
Y al bajar, noté que otra persona tenía mala cara y estornudos, y agradeció mucho que yo le prestara atención, animara y ofreciera ayuda y sonrisa.

2.-      Más a menudo de lo que yo me pienso, no hago bien las cosas. P.ej.: con diferencia de pocos días, dos veces encontré taponado por varios vehículos el portón por donde entramos los coches en la parroquia. Y se me puso muy mal humor por dentro, dado que, además, yo en ambos momentos llevaba el tiempo más que ajustado: un día, no pude entrar el coche para descargar la compra (y tuve que hacerlo desde más lejos, con el lumbago de esos días), y el otro, no pude sacarlo para ir a la bendición de un local en otra ciudad. Ciertamente, no me comporté incorrectamente, pero cuando vi a los respectivos dueños, no los miré con una sonrisa como a todo el mundo: ante unos, sin decir palabra, me fui; ante los otros, incluso me quejé como quien habla solo en voz alta. Todo ello, sin ser descortés, por supuesto.
          Luego me quedé mal: había perdido dos oportunidades de dar testimonio de paz, paciencia y perdón. Además, fueron solo 10 ó 12 minutos más en cada una de las ocasiones. Es más, a los pocos instantes me entró verdadero arrepentimiento por haber quizá escandalizado a esas personas y a otros que fueron testigos indirectos. Así que, a los que conocía de estos, luego les escribí un WhatsApp pidiendo perdón por si no los atendí bien en mi preocupación de buscar a los conductores y por si, además, les provoqué escándalo con mi mal ejemplo. A los directamente afectados, no los conozco, así que, he rezado especialmente por ellos. También porque, todos los días desde hace bastantes meses, una de mis peticiones es: “te pido, Señor, por todas las personas a las que alguna vez o de alguna manera, yo no he respetado; te pido por todos aquellos que se han sentido escandalizados o heridos. Sánales Tú esas posibles heridas, que no se hayan quedado mal, que no se alejen de Ti y (si es que se dieron cuenta) que me hayan perdonado en el fondo y se les haya olvidado el asunto”.
2b.-    Uno de los días que mediaban entre los dos incidentes anteriores, estuve hablando con unas personas. Era uno de esos días que tenía yo una tarea tras otra milimetrada desde temprano hasta bien tarde; logré encontrarles hueco. Yo creí que me había comportado de una manera acogedora, sencilla y normal: de hecho, me dio mucha alegría volver a ver a unos y conocer a otros. Pero al día siguiente vino de nuevo a hablar conmigo la persona a la que yo más conocía de esos cuatro: “¿qué te pasaba ayer?”. Al principio, no entendí nada la pregunta. Por lo visto es que el día anterior yo no me había expresado con la alegría y el entusiasmo que se esperaba y se había quedado muy mal (y quizá también los otros, aunque apenas los conocía yo).
Así que, le agradecí enormemente el gesto de amistad verdadera de regresar para decírmelo a la cara; le pedí perdón y que me dijera cómo podía reparar la situación. Me aconsejó que no me comprometiera a demasiadas actividades: “es preferible que me hubieras dicho que no nos recibías y que dediques un poco de tiempo para ti y tus cosas”.
Quizá la astenia primaveral y el antihistamínico que yo llevaba tomando una semana me hacían estar “a medio gas”; sí que me había yo notado algún día, desde el cambio de hora, un poco somnoliento el cerebro; ¡pero pensé que los demás no lo advertían! Así que, procuro estos días, para “lavar los pies”, poner un plus de atención, amabilidad y alegría.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14), la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36) y la de febrero («Busca la paz y anda tras ella», Sal 34, 15):

1.-        “…ahora que estoy más espabilada te cuento! Mi hijo y su novia aceptan ir al curso para novios en el Centro Mariápolis el último finde de abril, así que los matricularé hoy 😊
Y, segundo, contarte que le han cambiado las condiciones de trabajo a mi marido (que era lo que él estaba deseando y que lo tenía deprimido): así que ha sido un regalo del Espíritu Santo. Era algo que parecía imposible... Te resumo un poco…: él trabaja con un sistema de ventas que era imposible tener comisión y de la noche a la mañana se lo han cambiado a algo posible. Así que, si trabaja bien, puede tener un aumento consistente en ingresos al año, que era justo lo que él llevaba dos años pidiendo, que es lo que vale su trabajo y que está infravalorado. Así que, milagro total porque justo una semana antes de los Ejercicios de Cuaresma había tenido una conversación con su jefe que terminó en mal plan…

2.-        “deseo mucha felicidad y fuerza para tu Semana Santa; yo estoy, dentro de lo que cabe, bien: me han dado dos sesiones de radiocirugía en la cabeza (me falta una para este lunes). Muy duro, pero sigo adelante; cuando estuve ayer viernes en la máquina metida 40 minutos, estuve todo el tiempo rezando; ya los últimos minutos no podía más: era un dolor fuertísimo en la cabeza, detrás, donde me abrieron la cabeza, ya que no me puedo mover nada (tengo una máscara puesta y una máquina que me aprisiona la cabeza para no moverme nada). Pero te digo que hay un Dios muy grande y una madre a mi lado que me ayudó a salir ya cuando yo tiré la toalla, que no podía más: mi fe me ayudó a aguantar ese rato tan malo y aquí estoy contándoselo. Solo usted me entiende porque, aunque yo no sea practicante, tengo mucha fe y sé que tengo algo muy grande conmigo a mi lado y por eso puedo seguir. Espero su madre este mejorcita; rezaré por usted para esta Semana Santa mucha fuerza y paz




Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o
AQUÍ o también AQUÍ




N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.




lunes, 1 de abril de 2019

LAVAOS LOS PIES UNOS A OTROS


PALABRA DE VIDA                         abril 2019



«Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies,
vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros»
(Jn 13, 14)

Al recordar las últimas horas transcurridas con Jesús antes de su muerte, el evangelista Juan pone en el centro el lavatorio de pies. En el antiguo Oriente era un signo de acogida al huésped, que llegaba por caminos polvorientos, y solía realizarlo un siervo. Precisamente por eso, en un principio los discípulos se niegan a aceptar este gesto de su Maestro, pero Él al final les explica:

«Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies,
vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros».

Con esta imagen tan significativa, Juan nos desvela completamente la misión de Jesús: Él, el Maestro y el Señor, ha entrado en la historia humana para encontrarse con cada hombre y con cada mujer, para servirnos y restablecer nuestra relación con el Padre.
Día a día durante toda su vida terrena, Jesús se despoja de cualquier signo de su grandeza, y ahora se prepara a dar su vida en la cruz. Y precisamente en este momento entrega a sus discípulos, a modo de herencia, las palabras que más tiene en el corazón:

«Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies,
vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros».

Es una invitación clara y simple; todos podemos entenderla y ponerla en práctica inmediatamente, en cualquier situación, en cualquier entorno social y cultural.
Los cristianos, que reciben la revelación del Amor de Dios a través de la vida y las palabras de Jesús, tienen una «deuda» con los demás: imitar a Jesús acogiendo y sirviendo a los hermanos, para ser a su vez anunciadores del Amor. Como Jesús: primero amar concretamente y luego acompañar el gesto con palabras de esperanza y de amistad.
Y el testimonio es aún más eficaz cuando dirigimos nuestra atención a los pobres con espíritu de gratuidad, rechazando en cambio comportamientos serviles hacia quienes tienen poder y prestigio. Incluso ante situaciones complejas, trágicas y que se nos escapan de las manos, hay algo que podemos y debemos hacer para contribuir al «bien»: ensuciarnos las manos sin esperar recompensa, con generosidad y responsabilidad.
Además, Jesús nos pide que testimoniemos el Amor no solo personalmente en los ambientes donde vivimos, sino también como comunidad, como pueblo de Dios, cuya ley fundamental es el amor recíproco.

«Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies,
vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros».

Después de estas palabras, Jesús sigue diciendo: «Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros… Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís» (Jn 13, 15-17).
Comentando esta frase del Evangelio, Chiara Lubich escribió: «“Dichosos seréis…”. El servicio recíproco, el amor mutuo que Jesús enseña con este gesto desconcertante es, pues, una de las bienaventuranzas que Jesús nos enseñó. […] Entonces, ¿cómo viviremos durante este mes esta palabra? La imitación que Jesús nos pide no consiste en repetir de modo pedestre su gesto, aunque debemos tenerlo siempre delante de nosotros como un ejemplo luminosísimo e inigualable. Imitar a Jesús significa comprender que los cristianos tenemos sentido si vivimos por los demás, si concebimos nuestra existencia como un servicio a los hermanos, si planteamos toda nuestra vida sobre esta base. Entonces habremos realizado lo que a Jesús más le importa. Habremos entendido de lleno el Evangelio. Seremos realmente dichosos».

LETIZIA MAGRI



N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.

en más de 30 idiomas.