VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de SEPTIEMBRE
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Recibid
con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras
almas»
(St 1, 21) y la de agosto
(«Con amor eterno te he amado: por eso
he reservado gracia para ti», Jr 31,
3):
1.- El jueves pasado por la
mañana yo tenía que estar en 3 sitios distintos: visitas a los enfermos del
hospital, reunión de arciprestes en Madrid con el Vicario y dos pruebas médicas
que me tenían que hacer. Me tenía que fiar de la PdV y acoger con humildad lo
que Él siembra en mí: donde yo no llegara, que Él supliera de algún modo.
Nada más llegar al
hospital para iniciar las visitas… llamada de urgencias: un fallecido por
infarto fulminante relativamente joven y con 3 hijos. Rezando por él y
consolando a los distintos familiares, se me fue todo el tiempo disponible.
Pero por la tarde, el diácono permanente pudo sacar un rato y suplir lo que yo
no hice.
En mis pruebas médicas… me
tuvieron casi una hora en la sala de espera, aunque tenía cita con horario
concertado. ¡¡Y yo que tendría que estar en otros dos sitios ese mismo rato!!:
paciencia; no me iba a servir alterarme. Aproveché para rezar, y mucho, y para
pedir por esas cosas que yo debía, pero no iba a poder hacer.
A la reunión, luego, ya dudaba
yo si ir: participaría solo la última media hora de las 3 programadas. Al final
me decidí: si valoro la comunión y la fraternidad con todos, ¡y más con los
sacerdotes!, podía hacer el esfuerzo, a pesar de que me da mucho estrés
simplemente el ir a Madrid, y más si es en coche, ¡y más con la “tartana” de
sustitución que el taller me había dejado! Pero mereció la pena creer que con
poco se puede construir la fraternidad. Y fue un rato precioso, también luego
durante la comida.
A mitad de esta, comenta uno de los arciprestes dirigiéndose a mí: “hoy por
circunstancias he tenido que venir en taxi; y al decirle al taxista esta
dirección, intuyó que era un lugar de sacerdotes y me preguntó si por
casualidad no habría conocido yo a José Varas; al decirle que sí, se emocionó y
empezó a contarme y alabar sus bondades”. Como te imaginas, habiendo vivido yo
13 años con José, fue para mí también emocionante y daba gracias a Dios.
Otro de los arciprestes, al rato, me preguntó por Aitor, que está todo este
curso haciendo la Escuela Sacerdotal de vida y espiritualidad de comunión en la
ciudadela de testimonio internacional de Loppiano (cerca de Florencia) y
también fue un momento bonito, por un lado, oír hablar elogiosamente de él y,
por otro, tener yo la oportunidad de contarles a todos qué es Loppiano,
presentando así esa Mariápolis como el don que es para toda la Iglesia y que
para mí también lo fue los 9 meses que pasé allí y todas las veces que he
vuelto unos días.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Recibid
con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras
almas»
(St 1, 21), la de agosto («Con amor eterno te he amado: por eso he
reservado gracia para ti», Jr 31,
3) y la de julio («Mi gracia te basta,
que mi fuerza se realiza en la flaqueza», 2 Co 12, 9):
1.- “…un laborable salí de casa para ir a Misa al
atardecer y, a los pocos metros, había una mujer tirada en unos escalones. Muchas
personas habrían pasado por allí. Me acordé que soy cristiana, (casi la primera
vez que lo hago por eso), y me acerqué para interesarme: estaba borracha. Con
delicadeza la convencí para que tiráramos las cervezas. Le pregunté si quería
agua, y fui a mi casa y le bajé un vaso (de esa botella de agua mineral que me
bendijiste). Me miró y viendo que, (por una vez), yo iba un poco arreglada y
que ella estaba hecha un desastre, hizo un comentario triste. Entonces le dije
plenamente convencida: “no te preocupes;
somos todos iguales”. Al oírlo, se puso a llorar de emoción y me pidió un
abrazo. Después no había manera de que me soltara… Estuve más de una hora con
ella, esperando a que se le pasara…
…unos días después, anochecido salí a
caminar hacia un parque… y la volví a encontrar; estaba más serena… pero con
varias cervezas en una bolsa, estuvimos hablando un buen rato y la convencí
para que no se las bebiera… y ella me recomendó que no fuera sola a ese parque,
porque una vez le sucedió algo a ella… Estuvimos hablando y al final no caminé:
quién sabe si mi ángel de la guarda se sirvió de ella para protegerme…”
2.- “…gracias
una vez más por tu puntual PdV. la espero con verdadera ilusión, no cabe duda
que es Palabra de vida: da nuevo impulso, sostiene nuestro caminar y nos
lanza con fuerza a afrontar la luchas de cada día. Ya veo que el mes
agosto lo has tenido un poco complicado, mas no por eso menos importante
estando en la voluntad de Dios, ¿verdad?; lo del golpe, ¿no te resientes nada?:
ten cuidado y cuídate.
Yo por aquí también he tenido un poco de todo: estos meses de verano
nos resultan complicados por el mucho cambio de personal de trabajo por las
vacaciones y varias bajas de algún otro; un chico de mantenimiento se me
accidentó cayendo de un andamio: lleva 12 días hospitalizado, se ha lesionado
la columna y hoy me han llamado que lo llevaban a Madrid para posible operación.
Muchas, muchas veces he acudido a la PdV de agosto “con amor eterno te he
amado: por eso he reservado gracia para ti”: ¡qué seguridad nos da el Señor al
poder confiar plenamente en su Palabra pues de verdad se cumple y casi sin
darnos cuenta, es su paz y el ir asumiendo el presente con su gracia…!”
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo,
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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