EL AMOR VERDADERO
ES LA VERDADERA LIBERTAD
Los esclavos… por definición no pueden
descansar. Pero existen muchos tipos de esclavitud, tanto exterior como
interior… Existen… las prisiones interiores, que son, por ejemplo, los bloqueos
psicológicos, los complejos, los límites del carácter y otros. ¿Existe descanso
en estas condiciones? ¿Un hombre recluido u oprimido puede permanecer de todos
modos libre? ¿Y una persona atormentada por dificultades interiores puede ser
libre? Efectivamente, hay personas que, aunque en la cárcel, viven en una gran
libertad de ánimo. Pensemos, por ejemplo en San Maximiliano Kolbe, o en el
cardenal Van Thuan, que transformaron las oscuras opresiones en lugares de luz.
Como también hay personas marcadas por grandes fragilidades interiores que
conocen el reposo de la misericordia y lo saben transmitir. La misericordia de
Dios nos libera. Y cuando tú te encuentras con la misericordia de Dios, tienes
una libertad interior grande y eres también capaz de transmitirla. Por eso es muy
importante abrirse a la misericordia de Dios para no ser esclavos de nosotros
mismos…
Queridos hermanos y hermanas, ¿quién es, por
lo tanto, el verdadero esclavo? ¿Quién es aquel que no conoce el descanso?: ¡quien
no es capaz de amar! Y todos
estos vicios, estos pecados, este egoísmo nos alejan del amor y nos hacen
incapaces de amar. Somos esclavos de nosotros mismos y no podemos amar, porque
el amor es siempre hacia los demás.
El tercer mandamiento, que invita a celebrar
en el descanso la liberación, para nosotros cristianos es profecía del Señor
Jesús, que destruye la esclavitud interior del pecado para hacer al hombre
capaz de amar. El
amor verdadero es la verdadera libertad: aparta de la posesión,
reconstruye las relaciones, sabe acoger y valorar al prójimo, transforma en
don alegre cada fatiga y hace capaces de comunión. El amor hace
libres incluso en la cárcel, incluso si se está débiles y limitados.
Esta es la libertad que recibimos de nuestro
Redentor, el Señor nuestro Jesucristo.
PAPA FRANCISCO, Audiencia general de los miércoles, Plaza
de San Pedro, 12 septiembre 2018
PONERSE A
DISPOSICIÓN DE LOS DEMÁS
«Que cada uno ponga al
servicio de los demás los dones que haya recibido, como buenos administradores
de las diversas gracias de Dios». La variedad de dones es inmensa. Cada uno tiene el suyo
y, por tanto, tiene su función específica en la comunidad. ¿Y qué me dices de ti? ¿Tienes algún título?:
¿no has pensado nunca en poner a disposición de los demás algunas horas a la
semana para enseñar al que no sabe, o al que no tiene medios para estudiar?
¿Tienes un corazón especialmente generoso?: ¿no has pensado nunca en movilizar
esas fuerzas que aún quedan sanas en la sociedad, a favor de la gente pobre o
marginada, y restablecer en el corazón de muchos el sentido de la dignidad del
hombre?
[…] ¿Tienes cualidades
especiales para consolar? ¿O, tal vez, para llevar una casa, para cocinar, para
confeccionar con poca cosa ropa útil, o para los trabajos manuales? Mira a tu
alrededor para ver quién tiene necesidad de ti. Siento una gran pena cuando veo que hay unos
que buscan y otros que enseñan cómo llenar el tiempo libre. Nosotros
cristianos no podemos tener tiempo libre mientras haya en la tierra un enfermo, un hambriento, un
encarcelado, un ignorante, uno que tenga dudas, alguien que esté triste, un
drogadicto, […] un huérfano, una viuda… ¿Y no te parece también que la oración es un don formidable que debemos
usar, ya que en todo momento podemos dirigirnos a Dios que está presente en todas partes?
CHIARA LUBICH, Comentario a “Usate bene i vari doni di Dio”
NUESTRA MISIÓN:
VIVIR LA COMUNIÓN
…la Santísima Trinidad… el misterio del
único Dios en tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad
es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y
una en la otra: esta comunión
es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo. Y Jesús nos reveló este misterio. Él
nos habló de Dios como Padre; nos habló del Espíritu; y nos habló de sí mismo
como Hijo de Dios. Y así nos reveló este misterio… en virtud del Bautismo,
formamos parte de su comunidad.
…contemplar el misterio
estupendo del cual provenimos y hacia el cual vamos, nos renueva la misión
de vivir la comunión con Dios y vivir la comunión entre nosotros según el
modelo de la comunión divina.
No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o
contra los demás, sino los unos con los
otros, por los otros y en los otros. Esto significa acoger
y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir
el amor recíproco y hacia todos,
compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón,
valorizando los diversos carismas bajo la guía de los pastores. En una palabra,
se nos encomienda la tarea de edificar comunidades
eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor
de la Trinidad y evangelizar, no sólo con las palabras,
sino con la fuerza del amor de Dios que habita en nosotros...
PAPA FRANCISCO, Ángelus, Plaza
de San Pedro, Domingo 31 de mayo de 2015
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