jueves, 15 de febrero de 2018

CADA GESTO DE AMOR ES AGUA VIVA

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de FEBRERO

Alguna de mis EXPERIENCIAS de otros meses y que nunca llegué a mandarte; esta, en concreto, de otoño pasado, tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de esos meses:

1.-        Estaba preparándome la comida y me suena el móvil: “estoy con el joven del que te he hablado; ¿puedes bajar?”. Ahí están: sentados en el primer banco de la iglesia. Ella me saluda y se va. Me siento al lado de él, (aunque el olor “echa para atrás”): 21 años, muchos tatuajes, piercing... y una mirada triste marcada por la decepción. Me cuenta su historia. ¿Drama o tragedia?: ¡ambas cosas! A los 18 años se marchó de aquí a trabajar en un barecillo a otra provincia; allí conoció a su padre y se dedicó a mantenerle, acogiéndolo en su habitación. Un día, al ir a trabajar, ¡un candado en el bar!: cerrado para siempre. Al poco, volviendo a “casa”, su padre se había largado con el dinero y las pocas cosas que el hijo tenía. Solo: sin nadie y sin nada en el mundo. Va a la capital y… siete meses en la calle y… Decide volver aquí y le acogen en una casa en la que uno de los hijos había sido amigo en la niñez.
            Estaba enfadado con Dios, si es que existía. Le explico y le pido que mire fijamente al gran crucificado que tenemos delante: nos quedamos ambos largo rato así, en silencio. Y le digo que ahora se deje mirar por Él. ¿Dónde estaba Dios?: con él, en él, sufriendo, (recordemos…: “a Mí me lo hiciste”). Entre la conversación, varias veces las miradas de nuevo al Cristo: le explico el misterio de Jesús Abandonado. Con lágrimas, decide confesarse, como agradecimiento a la fe de la familia de la Parroquia que lo tiene acogido en su casa. Tras las lágrimas, la absolución: ¡la libertad para empezar de nuevo! Pero…, ¿desde dónde? Le indico que pasado mañana se pase por Caritas, le recomiendo que se arregle un poco y que empiece sin dilación a buscar un trabajo sin descanso (no tiene curriculum alguno, pero le insisto en que confíe). Y, sobre todo, que todo ello, a partir de ahora, muy cerca del Amigo que le ha brindado una casa (aunque sea temporal) y comida, y escucha y comprensión. Que no deje de hablar de tú a Tú con Él.
            Aunque me daba la tentación de no decirle nada (luego tendría yo que lavar mi chaqueta), le pregunto si le puedo dar un abrazo de hermano en nombre del Señor, que está ahí bien cerquita en el Sagrario. Accede con lágrimas.
            Semanas después, un WhatsApp: “Buenos.dias paco quería hablar contigo.hoy si.me.pudieras decir una.hora para poder charlar un rato te lo.agradeceria”. Viene para agradecer a Dios. Aparte de la atención en Caritas, mientras ahí estaban todavía arreglando su documentación, incomprensiblemente había encontrado trabajo pocos días después; pero a los 15 días, la hija de la dueña se queda sin su empleo y lo despiden a él para entrarla a ella: “era lógico; pero… ese último día conocí a una compañera de trabajo; y días después empezamos a salir; en plan bueno, serio: es católica; me ha presentado a su familia…; …la semana que viene empiezo otro trabajo de dos meses…”. Está leyendo cada mañana el “Evangelio de cada día”... Con todas las incertezas, pero se le ve resuelto, con esperanza e ilusión. “La estampa de Chiara Lubich que me regalaste, la tengo en la cabecera y la hojita (=la PdV)”.
Quedamos en charlar periódicamente.
Me escribe luego, viendo la incompatibilidad de su nuevo horario para venir a alguno de los grupos de preparación al sacramento de la Confirmación: “… siii cuando acabe me.meteré a darle.caña para confirmarme. Y sí.me.estoy leyendo.cada dia el nuevo testamento”.
No dejo de admirarme por esa familia numerosa que lo tiene acogido estos meses y de dar gracias a Dios por ello. “Hacerse uno”, (ponerse en el lugar del otro). “Servir por amor”.




Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6) y la de enero («Tu diestra, Señor, es magnífica en poder», Ex 15, 6):
1.-        “¡Me ha encantado esta PdV! Siempre me han gustado las imágenes con agua, contemplar las olas del mar o una sencilla fuente en la ciudad. El agua me serena y me lleva a Dios y ¡qué cierto es que Él sacia nuestra sed de fraternidad, dándonos gratuitamente el agua de la Vida!
En estos días estoy tratando de intensificar los actos de amor a los demás, pequeños, pero que brotan de la fuente que la Palabra pone dentro de mí. A veces es contestar o enviar un mensaje parándome en lo que escribo para que sea amor hacia la persona que lo recibe, otras veces es comprar la fruta particular que le gusta a quien va a venir a comer a casa o llamar por teléfono a alguien que está solo y necesita hablar un buen rato. Es muy bonito constatar cómo esta agua sigue saciando a otros y construyendo momentos de armonía y paz.

1b.-      Te cuento sólo dos ocasiones, no me da para más el tiempo:
Tengo que renovar el carnet de conducir y voy a un Centro donde puede hacerse. Se nota el ambiente un poco tenso, el médico que realiza las pruebas me
habla con brusquedad, pero trato de ser paciente, contestar con calma e incluso añadir alguna broma. Al final, mientras la chica redacta el certificado, el médico pasa por la oficina, se entretiene allí y todos terminamos riendo de forma amigable.

1c.-      Un día tengo mucho trabajo de limpieza en casa después de una pequeña obra en la cocina. Pero decido hacer antes de empezar un rato de oración y elijo una lectura al azar. Habla de compartir cosas superfluas que tengamos en casa. Pienso que no es el día adecuado para ponerme a pensar en eso, pero dejo que esa “agua” entre en mí. En medio de la limpieza, buscando unos trapos viejos, veo en el ropero que tenía varías cosas guardadas que no son necesarias (ya ni me acordaba) y que inmediatamente preparé para donarlas con la alegría de experimentar que Dios seguía interviniendo.
¡Gracias una vez más, Paco, y buen comienzo de Cuaresma!.

2.-        “el Señor no nos deja de sorprender... qué regalo inmenso…!; no me lo podía creer, padre!!
Hoy, miércoles de ceniza, fue un día intenso de clases y de pacientes... el último de ellos necesitaba ser escuchado... y…, la verdad, es que después había prometido llevar a nuestra amiga que está cuidando a su marido en el hospital unas mandarinas y un sándwich de cena… Y, gracias a la Virgen que te puso
ahí…, hoy pude recibir la ceniza y comulgar: te llamaron para una urgencia ya tarde, y cuando terminaste y te ibas, te tropezamos mi amiga y yo, aunque yo apenas te conozco. Y al manifestar mi pesar, (aunque era tan tarde y la capilla ya estaba cerrada), ofreciste imponerme la ceniza, ¡y luego encima darme la Comunión!
Me ha llenado el alma, padre... y me vuelvo a dar cuenta que hay que seguir ayudando por amor, incluso sacrificando muchas cosas... porque el Señor siempre buscará ese momento que necesitas, después de darte en el día a los demás.
Gracias por toda tu ayuda ahí en ese hospital, padre... Parece mentira poder tener esa Capillita... Descansa, padre... Cuánto Amor nos da el Señor!!


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