VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de OCTUBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de octubre («Tened entre vosotros los mismos
sentimientos que Cristo», Flp 2,
5) y la de septiembre («Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
y sígame», Mt 16, 24):
1.- Medianoche. Portazo tremendo. Pensé: “al párroco se le ha escapado la puerta”, (y él pensaba: “¿qué habrá hecho Paco con la cama?”). A
los pocos segundos, golpes espantosos: ¿terremoto.., se hunde la casa
parroquial…? Mi madre se despierta sobresaltada: “¿con la lluvia se hunde la casa de los vecinos, que estaban hoy
terminando de reparar su tejado…?”.
Pensando que era en nuestro techo, (“¿quizá.. el párroco está abriendo un agujero de emergencia… por la
lluvia…?”), salgo en pijama a la terraza… a la vez que también él, en
pijama, sale por el otro extremo. Los mazazos no cesan, fortísimos. Miramos el
tejado y… no, ¡provienen de abajo, de la planta principal, justo bajo la terraza!
Nos miramos y exclamamos a la vez: “¡el
despacho parroquial, la caja fuerte, ladrones!”.
Corremos cada uno a nuestra casa a por el móvil: 112. Salimos a la
terraza, y en ese momento 3 tipos salen por abajo arrastrando la caja (con
suelo y pared a los que estaba anclada). Con el móvil, yo grabo vídeo de las
matrículas: un coche recula a toda velocidad y revienta la verja de hierro
(estando a punto de matar a uno de sus compañeros de dentro); intentan meter la
caja (con alguna baldosa y parte de pared incluidas) en el maletero:
inservible, lo han destrozado con el golpe. Acercan otro coche marcha atrás, la
cargan y huyen todos. No habría más de 200 € como mucho; el destrozo, sí, será
de varios miles (imagino que lo cubrirá el seguro). Seis minutos en total.
Al instante llega la Guardia Civil y
la Policía local, y al ver el coche inservible con luces y en marcha en la
puerta de la iglesia, sacan sus pistolas. Desde la terraza me identifico, les
informo que ya han huido todos y que en un instante bajamos a abrirles a ellos.
Mi madre me suplica desde su cama: “¡no
salgas!”. La tranquilizo.
Les muestro el vídeo que he grabado:
rápidamente comunican la matrícula del coche huido. Al instante les informan
que son 2 vehículos sustraídos esa mañana.
Miran los vídeos grabados con las
cámaras de seguridad. Iban con capuchas y cuello alto.
Cuando a las 2:30 a.m. se habían ido marchando todos, ¡me viene el
recuerdo de un detalle!: nos ponemos el párroco y yo a mirar la grabación de
las cámaras de seguridad, no solo del hecho (del cual ya se han llevado copia
los guardias y la policía), sino de todo el día; y cuando ya íbamos a desistir
por puro cansancio y sueño… ¡ahí están!: sobre las 17:10 entran dos de ellos al
despacho parroquial, y luego uno sale a su coche y vuelve a entrar con un
inhibidor y otros instrumentales, (grabamos copia para darla a la mañana a la
Policía Judicial, que vendrían temprano).
Y me
vino a la mente: justo a las 17:15, por la puerta del interior, ¡yo iba a
entrar al despacho!: ¡¡me los hubiera topado de frente con las manos en la
masa!! Pero oí a los catequistas que estaban en el piso de abajo preparando las
aulas y, (la Palabra del mes dice “tened los sentimientos de Cristo…”), preferí
bajar a saludarlas y ver si necesitaban algo, antes de entrar yo luego en el
despacho.
Volviendo a la noche del robo. Cuando ya subo a acostarme sobre las
3:30 a.m., mi madre (había yo subido un par de veces para
informarla-tranquilizarla) dice: “¡qué
lástima los ladrones!; estoy rezando mucho por ellos; siempre huyendo; y
tendrán padre y madre… siempre en vilo por sus hijos; y van por el mal camino,
que no es el de la salvación eterna; bueno, por supuesto también rezaba por
vosotros para que no os pasara nada, ¡eh!”.
1b.- La noche la pasamos sin verja y sin cerradura de la puerta (que
está casi debajo de mi cama)… intranquilos…
Sobre las 6:15 a.m., de nuevo, un golpe (esta vez no fuerte) en esa
puerta. Me levanto corriendo a mirar desde mi servicio: entre la llovizna, un
hombre con casco cerrado de moto se va alejando. ¡Pero reconozco su andar!: es
el responsable del comedor parroquial de Caritas y me acuerdo de pronto que
tenía que venir temprano, (¡no pensaba yo que tanto!), a llevarse la furgoneta
de la parroquia para ir a buscar alimentos.
¡Menudo susto y disgusto se habrá
llevado el pobre!: lo llamo desde mi ventana y le cuento… Pero, (la palabra de
vida…: “sentimientos de Cristo…”), aunque estoy agotado, me pongo algo y el
alzacuellos (para ser reconocible) y bajo por si la Policía, que iba a rondar
de vez en cuando por el barrio (sabiendo que teníamos todo abierto), lo ve a
este o a los otros de nuestro equipo de Caritas, no vaya a ser que no distingan
bien entre la llovizna y se figurasen que eran los ladrones y pudiera haber un malentendido
o percance.
Al rato, ya al despertarse mi madre por la mañana: “todos los momentos que me he desvelado,
estoy rezando por los ladrones, estos y otros, para que se arrepientan y
vuelvan al buen camino”. Estos son los sentimientos de Cristo Jesús: los de
una madre que piensa en todos y, más aún, en sus hijos más desvalidos y
desencaminados. Me uní a esa oración, (y también para que los pesquen, cumplan
sus deberes para con la justicia y la sociedad, y se rehabiliten).
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de julio de octubre («Tened
entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo», Flp 2, 5), la de septiembre («Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame», Mt
16, 24) y la de agosto («Bueno es Yahvé para con todos, tierno con
todas sus criaturas», Sal 145,
9):
1.- “…gracias, Paco, por tu prontitud
para enviarnos a mediados de mes.
Esta noche casi no hemos pegado
ojo por lo de los incendios de todo alrededor. Aquí… no hemos tenido fuego,
pero hemos sufrido el humo y la ceniza de todo alrededor, sintiéndonos
impotentes y rezando como locos para que cesara el viento y llegase la lluvia,
refrescante y estabilizadora, para todos estos incendios y calores insoportables
que estamos sufriendo…”
2.- “…leyendo tu correo me viene a la mente las
sensaciones que llegan ahora a mi vida de plenitud con lo más pequeño y
diminuto. Es como si las pequeñas cosas que tiene la vida se me hubiesen
ampliado y ahora las veo más que nunca. Crecer en la fe considero que es eso,
ya que a través de la oración noto como me calmo y me lleno de paz.
He contagiado este entusiasmo a alguna persona y con
eso me es suficiente.
Cuando me despisto, me exige a mí misma con mucha
voluntad que es lo que hay que hacer.
Me he dado cuenta durante este mes lo importante que
es dar ese espacio a los demás y en particular a tus seres queridos, que son a los
que más exigimos sin darnos cuenta que al final les desgastamos mucho.
Estoy cambiando por dentro e imagino que es el Señor
el que me está ayudando y me simplifica mucho las cosas.
Es muy curioso cómo aparecen personas en mi vida
para tender puentes y cómo soy capaz de ordenar muchos pensamientos en seres
cercanos que están muy perdidos y dando vueltas sin rumbo fijo.
Le pido al Señor que me ayude con mi hija para que
encuentre su camino y abandone algunas trivialidades que está viviendo, pero
que entiendo que también serán necesarias para saber lo que quiere.
Poner los límites es agotador, pero ahora lo tengo
claro y me cuesta mucho menos.
También estoy ayudando a otros jóvenes a creer en
ellos mismos y afrontar los avatares de la vida. Lejos de enfadarme y
entristecerme, ya que no tengo la vida tan perfecta que siempre he perseguido y
doy gracias al cielo por tener todo lo que tengo. Me doy cuenta de lo
privilegiada que soy y admito los errores como parte de mi vida (la cuota de
alta exigencia siempre pasa factura y te distrae de lo cotidiano)…
…Me ha encantado esa parte de tu correo en la que
describías lo que escuchabas con tus sobrinos y cómo a través de tus palabras
transmitías tanta paz.
Es muy bonito el ser capaz de despertar los sentidos
y estar tan lleno de vida.
Te doy las gracias ya que en cada frase, en lo que
reflejas, me haces mucho bien…”
3.- “…hasta
hoy no he encontrado un ratito… Gracias por compartir la palabra de vida:
cuando la leo, créeme que me hace mucho bien, me abre a la comunión y me llena
de paz el alma, sobre todo cuando ando un tanto dividida con tantas cosas... Este
mes ha sido uno de ellos y, sin embargo, todo es gracia y gran oportunidad pues
en medio de todo está el Señor.
…Desde septiembre
faltaba una persona, con lo cual había que cubrir el hueco; …por otro lado
hemos tenido que traspasar todo a otra planta y vaciarla completamente por
remodelación...
Este
mes al poner en practica la palabra de vida, “tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo” se me hacía
tan difícil, y todos los días al empezar la Eucaristía mi súplica constante era
la de poder vivir con los ojos en Jesús, para que mirando con Él, los
sentimientos de Él brotaran en mi interior. Ocasiones no faltan.
3b.- Se cayó en su casa… y se fracturó cadera y brazo
(está sola y con tratamiento de cáncer); te imaginas qué bella oportunidad:
buscar personal que la acompañara en el hospital hasta y después de operarla;
difícil a veces, varias visitas. Esto lo he vivido con gran paz al estar y
poder hacerla sentir con alguien, lo difícil me resultó buscar residencia
temporal, en casa yo no podía; sabía lo que implicaba no poder atenderla y no
encontrar una puerta que se me abriera. Una y otra vez le pedía a Él que
moviera los sentimientos de las personas; en esa total impotencia, brotaba la
paz y alegría al poder amar gratuitamente: sentía el mismo amor de Dios a mí.
Por la mañana me dicen que no hay nada y, en cambio, en la tarde me
respondieron en un sitio que tenían una cama.
3c.- En otro momento que me parecía haber hecho un
gran gesto de amor, ante el rechazo de la otra persona, pronto experimenté la
propia debilidad dándole una contestación muy poco adecuada (haciéndole sentir
mal). Gracias a la Palabra de vida “rápido y enseguida y con alegría” salí al
encuentro: le pedí disculpa y me ofrecí para hacerle un servicio, que ella
agradeció y quedó sorprendida.
3d.- Ante algunas cosas que he propuesto y me han
sido rechazadas, al principio el amor propio se ha sentido herido y queriendo
hacer de las suyas, pero la palabra de este mes me ha traído gran paz: sentía
darme una y otra vez la oportunidad de empezar de nuevo, “muriendo” y
tratando así de dar mi vida por el hermano.
Así ando, para
arriba y para abajo: ¿qué te parece? Seguimos con gozo en la lucha…”
4.- “…Antes de que termine el mes de octubre, el de “las Teresas” y uniéndome a
la Palabra del mes, siendo consciente de los sentimientos que Jesús tendría en
esos momentos, te comento una experiencia:
Pocos días antes de irnos de
vacaciones de verano, vi en un escaparate una placa de cerámica con los versos
de Sta. Teresa: "Nada de turbe..." que siempre
me han gustado; la
compré y guardé empaquetada en mi armario, para un posible regalo.
Al venir de las vacaciones y abrir
la puerta de casa, nos encontramos todo, sacado, revuelto y tirado en el suelo:
habían entrado a robar. En medio de este desorden, vi que habían abierto el
envoltorio de esta placa, pero no se había roto.
Entre tanto susto y disgusto por
todo lo que habían tirado en el suelo y lo que se habían llevado, la recogí y
leí sus versos muy despacio... me ayudó a poner “de otra manera” las cosas en
su lugar, es decir, a dar importancia a lo que realmente la tiene: ¡SÓLO DIOS
BASTA! Y sin "turbarme ni espantarme", sentí una gran paz que me
permitió ir poco a poco recogiendo y valorando lo que me rodeaba: un techo
donde dormir, buenas personas con las que convivir, comida para compartir,
trabajo para seguir...y lo más grande: FE para VIVIR.
…buen comienzo del mes de los Santos
y de los difuntos! Que siempre se me hace cuesta arriba, por el cambio de
temperaturas y oscuridad, pero sé que luego... ¡TODO SE PASA!…”
4.- “…siento no
haberte dado las gracias antes por cuanto nos dices respecto a la situación
sociopolítica que estamos viviendo, que comparto totalmente y que me ha ayudado
a vivir la PdV en estos días tan dolorosos para todos.
Sentía fuerte
el desconcierto, la impotencia, la incapacidad de pensar con serenidad; iba
perdiendo muchas de mis "seguridades", aparecía el miedo a perder
bonitas relaciones construidas, etc., etc. Sólo el reconocer y acoger nuevos
"rostros" de Jesús Abandonado me han ido dando la fuerza para renovar
el compromiso de gastar mi vida para "que todos sean uno...". Esto
ha significado rezar mucho por unos y por otros, hacer un esfuerzo por entender
los motivos de ciertas opiniones, cortar cadenas de whatsapp ofensivas, evitar
comentarios negativos y, en algunos momentos claves, asegurarle directamente a
las personas que estamos comprometidas en trabajar por el bien común, (con las
que hay discrepancias de opiniones en este momento), que seguimos adelante
juntas y esto ha reforzado nuestra relaciones…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el
mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo
en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en
algunos navegadores eso no funciona,
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