lunes, 16 de mayo de 2016

MORADA DE DIOS EN MEDIO DE SU PUEBLO

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de MAYO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a lo cotidiano la Palabra de vida de mayo  («Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo, y Él, “Dios-con-ellos”, será su Dios», Ap 21, 3) la de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40):
1.-        Llegaba el día de focolar, (el especial encuentro de comunidad con los 5 sacerdotes que la componemos), más anhelado si cabe, porque ya no estamos la mayoría viviendo en la misma casa, es más, desde diciembre estoy solo.
Algunos tenían dificultades por compromisos pastorales, otros por horario… Parecía que no iba a poder cuadrarse nada. Pero no hay que cejar: ante la posibilidad de tener en directo la presencia de “Jesús en medio” de su pueblo, “donde dos o más…”, no me resigné.
La noche anterior, llamando o escribiendo a unos y otros, (lo cual hacía crecer ya la comunión, la presencia de Jesús), “in extremis”, me viene una idea para encajar el “puzzle”: en vez de venir ellos, adaptar horarios y voy yo a comer con uno al Seminario, después los dos nos vamos a tomar café a casa de otro y, al acabar, los tres vamos juntos a visitar a otro, a José, pues a las 5 ya empieza el horario de visitas en su residencia; nos faltaba solo uno, con el cual nos mantuvimos comunicados por Telegram. Fueron ratos verdaderamente bonitos: comunión de lo que cada uno llevábamos dentro, lectura ya los 4 juntos de una meditación sobre “La Unidad”, etc.
¡Ah!, y además, algo providencial: en la comida en el Seminario, había poquísimos seminaristas, pero, entre ellos, el Arzobispo, a quien tenía yo idea desde hace tiempo de pedirle concertar una entrevista; al saludarlo al final, notando en la cara que él no estaba cansado, le pedí aprovechar al acabar de comer; fueron 10 minutos ilusionantes, (dentro todavía de las incertidumbres de todo este tiempo).

2.-        A una amiga le roban en su trabajo una prenda, la única un poco más valiosa que tenía. Salió más que triste. Y asqueada de un mundo tan injusto como el que le toca vivir siempre. Le comenté que nuestro único Tesoro debe ser el Señor, más allá de las cosas y de las situaciones; y que hay que rezar por los que comenten estas y otras injusticias, no “para que pierdan todos sus talentos y así dejen de emplearlos para el mal”, como ella pedía, sino pedir sin rencor para que se conviertan y los empleen luego para el bien. Rezamos en unidad e hizo peticiones muy bonitas.
            Yo oraba al Señor con insistencia, además, que quien se lo había “llevado”, recapacitara y lo volviera a dejar en el sitio. Dos días después, precisamente cuando estaba yo charlando con ella, suena su móvil: ¡ha aparecido su prenda! Ella ya había hecho su experiencia de que podemos perder todo, menos a Dios; y ahora no paraba de dar gracias a Dios emocionada.
Yo continúo rezando para que le devuelvan alguna otra cosa que le “desapareció” hace tiempo y para que lo uno y lo otro le sirva para ser más de Dios.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de mayo «Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo, y Él, “Dios-con-ellos”, será su Dios», Ap 21, 3), la de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40) o la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20):
1.-        “esta PV me empuja a estar más al servicio de cada persona y a atenderla mejor en las cosas pequeñas de cada día:
…tengo que hacer un viaje rápido a otra ciudad y recuerdo que la señora que me ayuda en casa, me había dicho "cuando tenga que ir, si puede ser, la acompaño y así puedo conocer un poco de esa ciudad". Pero eso supone salir aún más temprano para recogerla en el pueblo donde vive y volver más tarde a casa al regresar..., olvido mis incomodidades y le digo el día que me han citado. Vamos juntas, podemos compartir muchas cosas y el viaje fue más agradable.

1b.-     Acabo en la cocina y me voy a sentar un poco, me acuerdo de una persona que tiene al marido enfermo y la llamo. El tiempo del descanso pasó, pero el
amor permanece.
            Veo un trozo de papel en el suelo del ascensor, pienso "mañana viene la chica de la limpieza", pero rápidamente lo recojo por amor a Jesús en ella y en las personas que usarán el ascensor.

1c.-      Estoy acabando de preparar el salón porque tenemos una reunión en casa y, de forma imprevista, se presenta un sobrino con el que no tengo mucho contacto. Le explico que puedo atenderlo poco tiempo, pero le preparo un café,... Cuando llegan los demás, no está todo tan limpio como me gustaría, pero era más importante mantener la relación y que él se fuera contento.

1d.-     La nieta de una amiga tiene dudas para el examen de la materia en que mejor puedo ayudarle y quiere que le explique algunas cosas. Solo me queda más libre una tarde de la semana y estoy cansada, pero si Dios me ha dado ese don es para ponerlo al servicio de los demás y en seguida quedo con ella esa tarde


2.-        “no puedo dejar de compartir algo que me ha ocurrido esta mañana. Hasta ahora, cuando escribía algo, se lo enviaba a personas que conocía y más o menos sabía lo que pensaban. Ayer, sin embargo, cuando compuse una oración-poesía sobre “aceptar la Voluntad de Dios” pensé en "ampliar el círculo" y enviárselo a otras personas, conocidas también, pero a las que nunca había enviado nada; pensando en todas esas personas que sufren por alguna causa y a las que no les llega un rayito de luz: ¿y si alguno de mis contactos tenía algún problema y una oración les servía para algo? No podía dejar que el miedo al qué dirán, qué pensarán… me paralizara. Al revés, lo que realmente debía inquietarme es que teniendo la posibilidad de llevar a alguien un poquito de luz, yo dejara de hacerlo.
No puedes sospechar la alegría que me llevé cuando esta mañana abro el ordenador y lo primero que me encuentro son las palabras de agradecimiento de una persona que nunca hubiese imaginado. Llevo años escribiendo y escasamente responden 5 personas; y de la oración de ayer, llevo ya 10 respuestas, a cada cual más bonita, y sobre todo de personas que nunca habían dicho nada

Esta es la poesía-oración:
No lo que yo quiera. sino lo que Tú quieras 

Aunque cueste asumirlo
Aunque cueste aceptarlo

No lo que yo desee,
solo lo que tenga que ser

En las circunstancias que quieras
En el lugar que me digas

Que no sea mi voluntad la que haga
sino solo la que Tú digas

Si ambas cosas no coinciden,
mis deseos con los tuyos,

dame, por favor, por favor

fuerza, luz y valor
para poder realizarlos

pero sobre todo, sobre todo, Padre
que pase lo que pase
me lleves donde me lleves

no deje de confiar en Ti…


3.-         “hace que no sabemos el uno del otro, pero yo sigo recibiendo tus emails sobre las experiencias de todos: los leo siempre.
Bueno, te cuento que he estado casi dos años sin apenas moverme: he estado cuidando a mi suegro, que finalmente falleció en febrero. Los últimos meses fueron muy duros: iba “cuesta abajo” a pasos agigantados. Murió en casa y para mí, aparte de que fue un regalo el haberlo cuidado durante tanto tiempo, también fue la primera persona que he visto fallecer: una impresión tremenda. Luego parece que del estrés he estado enferma, vamos, todos los virus “del mundo mundial”, como yo digo, vinieron hacer estragos en mí. Ya estoy mejor, pero algún virus sale de vez en cuando a molestarme, jejejeje. Por eso no me has visto. Pero creo que ya tendré tiempo para acercarme al C. Mplis. y participar

4.-        “gracias por cuidarnos tanto con la Palabra de Dios: si nos despistamos, siempre hay un correo a tiempo para mantener vivo en nuestro corazón el amor a Dios y a nuestros hermanos… El anterior mensaje lo volví a leer y me vino muy bien: gracias, aunque fuera repetido...
…una experiencia breve de cómo el Señor nos cuida: me sentí bastante mareada, me asusté un poco y cogí un taxi: era una mujer quien lo conducía. Como me estaba poniendo peor, pensé que me iba a desmayar: tuve miedo y le dije que si me pasaba esto, me llevara a La Paz enseguida y que en el móvil tenía el teléfono de mi hijo. Muy cariñosa me dijo que no me preocupara por nada, que pararía el contador. Cuando llegamos a mi casa me acompañó, me dio su brazo y me llevó hasta el portal; le comenté que estaba mejor y se fue. Me encontré con una vecina en el portal: le pedí que me acompañara a casa; así lo hizo y esperó a que comiera un poco; se ofreció a bajarme la comida y estuvo varias horas conmigo, hasta sentirme mejor (era asistente social en un ambulatorio y acababa de trabajar: no había comido y estaba cansada), me recordó que yo había sido catequista de su hijo hace muchos años y que me había portado muy bien con él. Se fue, me invitó si quería subir a su casa y me dio su teléfono para llamarla a cualquier hora del día o de la noche si me pasara algo.
Al analizar esto, me acerqué al cuadro de Jesús de la Misericordia que tengo en mi habitación y le dije: “¡Claro, Tú cuidas de mí como un Padre!... ¡qué bueno eres conmigo!: no sé por qué he tenido tanto miedo”. Me di cuenta de dos gracias que había recibido ese día, lo bien que fui cuidada y cómo el Señor me hizo ver que fue Él quien me atendió y que no me asustara nunca. Me salió una palabra de mi corazón: “GRACIAS, CONFIO EN TI" 




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