sábado, 13 de junio de 2015

ESCOGER LO ÚNICO NECESARIO

VIDA DE LA PALABRA                      primeras semanas de JUNIO
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de junio («Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc 10, 41-42) y la de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo», Ef 2, 4-5):
1.-        Marta, Marta…”: si ella, en vez de estar “criticando”-prejuzgando a su hermana en su interior, hubiera en cambio tenido el oído atento desde la cocina a lo que Jesús decía en el salón… Hubiera sido Marta-María a la vez. Este pensamiento me ha ayudado mucho al hacer las cosas, sobre  todo las que me cuestan de la casa, con el “oído”
atento a Jesús. Y, la verdad, al final acabo más contento al realizarlas.
            Pero hay otra cosa, (y se une a la PdV sobre la Misericordia del mes pasado): si Marta nunca hubiera “metido la pata”, no habría merecido ese cariñoso reproche de Jesús, y quizá nunca nos hubiéramos enterado de la experiencia ni de una ni de otra hermana. El otro día, al confesarme, el sacerdote me hizo ver esto y, como penitencia, (¡buena cura de humildad para mi, -a veces malsano por orgulloso o soberbio-, afán de perfección!), me puso alegrarme de las enseñanzas que Jesús puede darme a mí o a otros a través de mis “meteduras de pata”. Me ha ayudado a vivir conjuntamente la Palabra de junio (“Paco, Paco…: una sola cosa es la necesaria…”) y la de mayo (“Dios, rico en misericordia…”) también para conmigo: se me estaba olvidando que Él me quiere no porque yo intente ser perfecto, sino precisamente porque soy pecador (¡y mucho!) y tropiezo a veces en la misma piedra. El Papa dice que “Dios no se cansa de perdonar…” y añade: “somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón…”. Así que, esa Misericordia suya me impulsa (tras cada instante que no he estado a la altura) a vivir bien el siguiente momento presente que Él me regala tratando de ser Marta-María, y así –concluía muy acertadamente la PdV de mayo- “…nos hace revivir por Cristo”.

Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de Vida de junio («Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc 10, 41-42),  la de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo», Ef 2, 4-5) y la de abril («Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos», 1 Cor 9, 22):
1.-        “esta mañana, durante mi acostumbrada caminata de una hora, he ido repitiéndome la frase de Jesús a Marta y escuchándole absorto como María de Betania. De pronto me he
encontrado libre de mis miedos y temores y he reconocido que Él era mi "Príncipe de paz".
Gracias, Paco, por tus hondas experiencias y  las de los niños (perdón: gigantes de caridad para con los pobres de África),

2.-        “siempre he tenido muy presente el pensamiento e ideas de Chiara y de la Obra de María sobre la conveniencia de usar los medios de comunicación para realizar la evangelización en nuestro mundo.
El año pasado me regalaron un smartphone y, a través del wathsapp, trato de realizar un amor concreto con las personas: poner mensajes de ánimo a las que sé que están más decaídas o enfermas o pasan por un mal momento; enviarle lecturas de la liturgia a quien está enfermo y no pude hacerlo por otro medio, con
los comentarios correspondientes. Una comunicación “familiar” que hace que la gente se sienta con confianza y a veces se me abren para contarme problemas familiares o de otro tipo y yo puedo animarlos.
            Una experiencia un poco más fuerte para mí ha sido esta relación con una persona que había hecho daño a un miembro de mi familia y, por esta razón, no me caía muy bien. Pensé que tenía que buscar una forma de amarla concretamente, después que una noche tuvimos la oportunidad de que ella me contara algún problema que le hacía sufrir. Me siento en la necesidad de alegrarle el comienzo de la mañana y cada noche y se ha establecido entre las dos una relación de amistad y confianza, fruto del amor de cada día y de momento a momento.
            En el mes de mayo, por el gran amor que le tengo a María, he tratado de contagiarlo a quien he podido y valerme de los medios que tenía a mi alcance, comenzando por aquellas personas que me suponían más dificultad de relación.
Cada día se me han presentado muchas oportunidades de “servir en silencio”, sin que nadie pueda agradecer, (porque no los ve), esos detalles que son del bien común y que sólo Dios puede conocerlos: reponer papel higiénico, aceite, azúcar, leche, lavar las servilletas, escoger para gastar la fruta menos apetecible… En estas acciones decía una y otra vez “por Ti, Jesús”


3.-        “gracias Paco. La experiencia que cuentas me ha recordado una que hicimos la semana pasada. Se pelearon dos chicos y uno acabó llorando y vomitando por los nervios. Aunque estábamos reventados, fuimos convocando a otros, al que había llorado y al que había pegado… y hablando lo que hiciera falta con cada uno. Este último era complicado y nos llevó casi una hora. Al final nos acostamos a las 12 y media…, pero con la satisfacción de haber sembrado Evangelio, y trabajado por la unidad, en un momento crítico en el que había que hacerlo para seguir adelante

4.-        “yo como Marta, para ser sincera, afanada con muchas cosas (exámenes, sigo buscando trabajo, inquieta por mi madre que tiene un pequeño tumor maligno en el riñón). Aunque nos agarramos a la túnica del Señor en medio de todas estas inquietudes

5.-        “Gracias, Paco, por enviarnos la palabra de vida. Me pregunto, por qué siempre… sentimos que es para nosotros: ¡es increíble! El mensaje es perfecto y llega cuando ya hemos reincidido varias veces en el mismo error, pero a tiempo para no seguir equivocándonos tanto. Dios se las arregla para llegar a todos,
a su manera, con su mensaje y justo en el momento preciso.

Llevo tres semanas sintiéndome agobiada: hasta al médico he ido a parar por fuerte dolor de corazón y cuerpo; y después de varios análisis, me contestó que es pura ansiedad y que solicitó los análisis sólo para confirmar, pero que lo había notado desde el principio. Tengo muchas preocupaciones, el tiempo no me alcanza, quisiera hacer de todo y lo que “mejor se me da” es olvidarme de Dios, que es lo que mejor debería hacer: tendré más cuidado en estar pendiente de lo más importante, de lo realmente necesario


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