VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de JUNIO
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida de junio («Marta, Marta, andas inquieta y preocupada
con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc 10, 41-42) y la de mayo («Pero
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros
muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo», Ef 2, 4-5):
1.- “Marta, Marta…”: si ella, en
vez de estar “criticando”-prejuzgando a su hermana en su interior, hubiera en
cambio tenido el oído atento desde la cocina a lo que Jesús decía en el salón…
Hubiera sido Marta-María a la vez. Este pensamiento me ha ayudado mucho al
hacer las cosas, sobre todo las que me
cuestan de la casa, con el “oído”
atento a Jesús. Y, la verdad, al final acabo
más contento al realizarlas.
Pero hay otra cosa, (y se une a la PdV sobre la
Misericordia del mes pasado): si Marta nunca hubiera “metido la pata”, no
habría merecido ese cariñoso reproche de Jesús, y quizá nunca nos hubiéramos
enterado de la experiencia ni de una ni de otra hermana. El otro día, al
confesarme, el sacerdote me hizo ver esto y, como penitencia, (¡buena cura de
humildad para mi, -a veces malsano por orgulloso o soberbio-, afán de perfección!),
me puso alegrarme de las enseñanzas que Jesús puede darme a mí o a otros a
través de mis “meteduras de pata”. Me ha ayudado a vivir conjuntamente la
Palabra de junio (“Paco, Paco…: una sola
cosa es la necesaria…”) y la de mayo (“Dios,
rico en misericordia…”) también para conmigo: se me estaba olvidando que Él
me quiere no porque yo intente ser perfecto, sino precisamente porque soy
pecador (¡y mucho!) y tropiezo a veces en la misma piedra. El Papa dice que “Dios no se cansa de perdonar…” y añade:
“somos nosotros los que nos cansamos de
pedirle perdón…”. Así que, esa Misericordia suya me impulsa (tras cada
instante que no he estado a la altura) a vivir bien el siguiente momento
presente que Él me regala tratando de ser Marta-María, y así –concluía muy acertadamente
la PdV de mayo- “…nos hace revivir por
Cristo”.
Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la vida diaria la Palabra
de Vida de junio («Marta, Marta, andas inquieta y
preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria», Lc
10, 41-42), la de mayo («Pero
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros
muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo», Ef 2, 4-5) y la de abril («Me he
hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos», 1 Cor 9, 22):
1.- “…esta
mañana, durante mi acostumbrada caminata de una hora, he ido repitiéndome la
frase de Jesús a Marta y escuchándole absorto como María de Betania. De pronto
me he
encontrado libre de mis miedos y temores y he reconocido que Él era mi
"Príncipe de paz".
Gracias, Paco, por tus hondas experiencias y
las de los niños (perdón: gigantes de caridad para con los pobres de
África),…”
2.- “…siempre he tenido muy presente el
pensamiento e ideas de Chiara y de la Obra de María sobre la conveniencia de
usar los medios de comunicación para realizar la evangelización en nuestro
mundo.
El año pasado me regalaron un smartphone y, a través del wathsapp, trato de realizar un amor
concreto con las personas: poner mensajes de ánimo a las que sé que están más
decaídas o enfermas o pasan por un mal momento; enviarle lecturas de la
liturgia a quien está enfermo y no pude hacerlo por otro medio, con
los
comentarios correspondientes. Una comunicación “familiar” que hace que la gente
se sienta con confianza y a veces se me abren para contarme problemas
familiares o de otro tipo y yo puedo animarlos.
Una
experiencia un poco más fuerte para mí ha sido esta relación con una persona
que había hecho daño a un miembro de mi familia y, por esta razón, no me caía
muy bien. Pensé que tenía que buscar una forma de amarla concretamente, después
que una noche tuvimos la oportunidad de que ella me contara algún problema que
le hacía sufrir. Me siento en la necesidad de alegrarle el comienzo de la
mañana y cada noche y se ha establecido entre las dos una relación de amistad y
confianza, fruto del amor de cada día y de momento a momento.
En el
mes de mayo, por el gran amor que le tengo a María, he tratado de contagiarlo a
quien he podido y valerme de los medios que tenía a mi alcance, comenzando por
aquellas personas que me suponían más dificultad de relación.
Cada día se me han presentado muchas
oportunidades de “servir en silencio”, sin que nadie pueda agradecer, (porque
no los ve), esos detalles que son del bien común y que sólo Dios puede
conocerlos: reponer papel higiénico, aceite, azúcar, leche, lavar las servilletas,
escoger para gastar la fruta menos apetecible… En estas acciones decía una y
otra vez “por Ti, Jesús”…”
3.- “…gracias Paco. La experiencia que cuentas
me ha recordado una que hicimos la semana pasada. Se pelearon dos chicos y uno
acabó llorando y vomitando por los nervios. Aunque estábamos reventados, fuimos
convocando a otros, al que había llorado y al que había pegado… y hablando lo
que hiciera falta con cada uno. Este último era complicado y nos llevó casi una
hora. Al final nos acostamos a las 12 y media…, pero con la satisfacción de
haber sembrado Evangelio, y trabajado por la unidad, en un momento crítico en
el que había que hacerlo para seguir adelante…”
4.- “…yo
como Marta, para ser sincera, afanada con muchas cosas (exámenes, sigo buscando
trabajo, inquieta por mi madre que tiene un pequeño tumor maligno en el riñón).
Aunque nos agarramos a la túnica del Señor en medio de todas estas inquietudes…”
5.- “…Gracias, Paco,
por enviarnos la palabra de vida. Me pregunto, por qué siempre… sentimos que es
para nosotros: ¡es increíble! El mensaje es perfecto y llega cuando ya hemos
reincidido varias veces en el mismo error, pero a tiempo para no seguir
equivocándonos tanto. Dios se las arregla para llegar a todos,
a su manera, con
su mensaje y justo en el momento preciso.
Llevo tres
semanas sintiéndome agobiada: hasta al médico he ido a parar por fuerte dolor
de corazón y cuerpo; y después de varios análisis, me contestó que es pura
ansiedad y que solicitó los análisis sólo para confirmar, pero que lo había
notado desde el principio. Tengo muchas preocupaciones, el tiempo no me
alcanza, quisiera hacer de todo y lo que “mejor se me da” es olvidarme de Dios,
que es lo que mejor debería hacer: tendré más cuidado en estar pendiente de lo
más importante, de lo realmente necesario…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido
realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela; o, dado que con algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.
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