VIDA DE LA PALABRA segunda quincena SEPTIEMBRE
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de septiembre («Acogeos
mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», Rm 15,
7):
1.- Una vez al año, en
septiembre, nos juntamos todos los primos, hermanos y sobrinos, cada vez en un
sitio, dependiendo de a quién le toque coordinar ese año. Día y medio que no
sólo los niños esperan con mucha ilusión, preparado y seguido por muchos
intercambios de whatsApp. “Clima” muy bonito de, (¡nunca mejor dicho!),
familia.
Hasta los encargados del albergue de montaña donde
estábamos, en muchos momentos, casi a hurtadillas, se ponían a escucharnos o
contemplarnos (p.ej., la tarde que
hicimos juegos todos como niños; o la noche que, guitarra en mano, todos cantábamos). Me di cuenta, y me acerqué a ellos para tratar de acogerles, explicarles, incluso invitarles a que se unieran, a los cantos p.ej., (aunque no lo hicieron, quizá por “corte”, también por otros empeños, se quedaron un buen rato mirando). También es verdad que la acogida que ellos nos dispensaron fue magnífica.
hicimos juegos todos como niños; o la noche que, guitarra en mano, todos cantábamos). Me di cuenta, y me acerqué a ellos para tratar de acogerles, explicarles, incluso invitarles a que se unieran, a los cantos p.ej., (aunque no lo hicieron, quizá por “corte”, también por otros empeños, se quedaron un buen rato mirando). También es verdad que la acogida que ellos nos dispensaron fue magnífica.
Al final todos nos despedimos de todos (también de ellos)
con alegría inmensa (bueno, los niños preguntando que "cuándo toca ya"
que nos encontremos de nuevo) y los del albergue se quedaban “diciendo” adiós
con la mano cuando nos íbamos alejando con los coches.
2.- En la estación de Chamartín
saludé a una de las dependientas (de la que ya te he contado otras veces) y
empezamos a charlar animadamente. La hora de mi tren llegaba, pero estábamos en
temas interesantes, (ella es agnóstica, no está bautizada). Me escuchaba
angelicalmente exponiendo con sencillez y sinceridad sus dudas. Los altavoces
anunciaron, (hay cada media hora), otro tren que
yo podía usar, pero "escuchando dentro", lo dejé pasar de nuevo. Me habló de su padre, a quien quería muchísimo, y que era buena persona. Le aseguré que por la tarde, en la Misa, rezaría por él; ella se emocionó.
yo podía usar, pero "escuchando dentro", lo dejé pasar de nuevo. Me habló de su padre, a quien quería muchísimo, y que era buena persona. Le aseguré que por la tarde, en la Misa, rezaría por él; ella se emocionó.
Le conté
la apuesta de Pascal (formulada sencillamente): "si Dios existe, y vivo
como si no, no iré a la vida eterna; si Dios no existiese, pero yo viviese como
sí, no habré perdido nada y al menos habré sido buena persona".
[Formulación original: "Se debe creer en Dios si hay una mínima posibilidad diferente de cero, de
que exista; porque el hipotético infinito de la vida celestial minimiza
cualquier sacrificio de una vida finita."].
Le dije
que, además, algún día Jesús saldría a su encuentro, pero que estuviera muy
atenta, porque no lo vería con los ojos físicos; "¿pero algo notaré al
menos, no?; ¿si no…?". Le aseguré que sí, que Él se dejaría
"reconocer" mínimamente, (para no coartar nuestra libertad); pero
debía vivir atenta. Y me atrevía a insinuarle que su padre, si era tan buena
persona, le ayudaría a ello desde la eternidad. Se volvió a emocionar y quiso
darme dos besos antes de despedirnos.
3.- Un jueves José quería
que le llevara a un funeral que tenía que celebrar yo en otro lugar. Habíamos
quedado que mejor no, pues no conocíamos el lugar, ni la accesibilidad, ni la
posibilidad de aparcar cerca… Al final, en el momento de salir (yo había
apurado el tiempo haciendo otras tareas), se empeñaba en venir. Acordándome de
la PdV (¡a él también lo tengo que acoger!), accedí. El coche en cuyo maletero
va su silla de ruedas, se lo había llevado otro compañero: ¡más difícil
todavía! José tardó, como es natural con sus limitaciones, mucho tiempo en
salir de casa y acomodarse en el otro coche. Íbamos ya con el tiempo más que
justo, encima chispeando y guiados por el GPS, pues no sabíamos el lugar.
Debíamos estar cerca, pero faltaban sólo 3 minutos
y yo ya pensé que era imposible… De pronto me llama una focolarina que también había ido: "¿por dónde vas?; todo el mundo está ya esperando. Si estás cerca, te espero en el semáforo frente a la parroquia, me dejas el coche, tú te entras corriendo y ya buscaré aparcamiento". ¡Milagro! Así hicimos. Y empezamos la Misa sólo 4 minutos tarde. ¡Hombre de poca fe!
y yo ya pensé que era imposible… De pronto me llama una focolarina que también había ido: "¿por dónde vas?; todo el mundo está ya esperando. Si estás cerca, te espero en el semáforo frente a la parroquia, me dejas el coche, tú te entras corriendo y ya buscaré aparcamiento". ¡Milagro! Así hicimos. Y empezamos la Misa sólo 4 minutos tarde. ¡Hombre de poca fe!
3b.- Al día siguiente venía
una conocida italiana a mi trabajo a arreglar documentación. Se retrasó mucho.
Llegó sólo media hora antes de que yo me tuviera que ir. ¡Y ese día yo no podía
perder el tren!: tenía que regresar a tiempo a casa, comer y coger el coche
(con viaje de dos horas y algo) para irme a una convivencia. Le dije que no
pasaba nada, charlamos unos minutillos para acogerla bien y llamé a las
personas que la tenían que atender; me quedé con ellos, (también por
traducirles mutuamente…): ¡pero era ya la hora en que yo debía empezar a
caminar hacia la estación si quería llegar a tiempo a mi tren! Pensé: "la
PdV: acoger; no debo dejarla hasta que acabe; además, igual que ayer, si yo me
dedico a acoger, a amar, Dios proveerá… quizá incluso le puedo insinuar que me
lleve en su coche, (aunque, como sabes, me da muchísimo "corte" pedir
cualquier favor por no molestar a nadie).
Así fue:
acabaron justo con el tiempo de que alguien me llevara…; se lo pedí y estaba
encantada. Ya en el coche, viendo lo apurado del tiempo, le venía la tentación
de correr: le dije que no, que fuera a 40 como marcaba la señal:
"tranquila; el Padre eterno tiene todo controlado", (después de mi
experiencia del día anterior…; además, acababa de leer la historia de
"Fede": por amar al prójimo, en una ocasión perdió el vuelo en
Brasil; ¡a los 20 minutos se estrelló ese avión (sin él dentro)!). El semáforo
se ponía en ámbar y ella dijo…: "ahora sí (nos lo pasamos)". Le dije
que parara tranquila; que si Dios quería, el tren llegaría con algún minuto de
retraso.
Cuando
me dejó en la estación ella estaba apurada: "es justo la hora… [desde la
parada de coches hasta el andén…, un par de minutos…]; vas a perder el tren…; y
tienes luego la convivencia…". ¡El tren venía con 5 minutos de retraso!
Así que, hasta tuve que esperar.
3c.- Regresando de esa
convivencia 2 días después, salí de allí a la hora que estaba previsto que acabara,
(aunque me hubiera encantado continuar, pues se quedaron allí todos y nos lo
estábamos pasando fenomenal), para llegar a casa a recibir a unos amigos que,
antes de regresar a su Andalucía, querían verme.
Volví
por otra carretera, tardé algo menos que a la ida y me dije: "ahora me
sobrará un poco de tiempo, pero no suficiente para nadar un rato (aunque el
agua esté muy fría) que me apetece y vendría bien".
Al
llegar a Las Matas los llamé: se iban a retrasar. Así que, pude nadar; y justo
en el instante que acabé de arreglarme, mientras terminaba de abotonarme la
camisa, sonó el timbre. ¡Qué alegría vernos! Un problema podría ser
que, como era 40 minutos después de lo previsto, en seguida iban a llegar amigos de mi primera parroquia que habían quedado en venir a verme: así que, haciendo un nuevo acto de fe en que Dios tiene cada cosa para su momento, me quedé tranquilo atendiéndolos lo mejor que pude para que se sintieran acogidos, como en casa, además de aprovechar para la confesión. Al acabar, salí a despedirlos a su coche y… en ese instante acababan de aparcar los otros (media hora después de lo previsto).
que, como era 40 minutos después de lo previsto, en seguida iban a llegar amigos de mi primera parroquia que habían quedado en venir a verme: así que, haciendo un nuevo acto de fe en que Dios tiene cada cosa para su momento, me quedé tranquilo atendiéndolos lo mejor que pude para que se sintieran acogidos, como en casa, además de aprovechar para la confesión. Al acabar, salí a despedirlos a su coche y… en ese instante acababan de aparcar los otros (media hora después de lo previsto).
Fueron
unos ratos preciosos con unos y con otros; y todo, ¡además!, con el
"halo" de que el Señor iba encajando cada cosa (hasta el
"capricho", ¡o necesidad!, de nadar), en su momento: ¡ni un segundo antes,
ni uno después! Yo me ocupé de acoger, de amar, de servir; y Él se
"preocupó" de ajustar una cosa detrás de otra y de sembrar la alegría
en unos y en otros y en mí.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de vida de septiembre Palabra de Vida de septiembre («Acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», Rm 15, 7), la de agosto («Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados», (Si 28, 2) y la de julio («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo (="consenserint", en latín) en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt 18, 19-20)::
1.- “…muchas gracias por
mandarme la Palabra del mes. Me viene de maravilla. …lo de “la división es uno de los pecados más
graves, porque la convierte en signo no de la obra de Dios, sino de la obra del
diablo, el cual es por definición el que separa, quien arruina las relaciones,
insinúa prejuicios...” y también lo de “pedir
al Señor la gracia de no hablar mal, no criticar, no murmurar, de querer a
todos.” Me interpela
especialmente y acabo de tener un gran disgusto familiar por esto, pero tu mensaje me reafirma en el camino y me anima a pedir todos los días la Gracia de no hablar mal de nadie, ni criticar (y pedirla también para los demás integrantes de mi familia y trabajo). Es más, ahora mismo voy a mandar a todos tu correo.
especialmente y acabo de tener un gran disgusto familiar por esto, pero tu mensaje me reafirma en el camino y me anima a pedir todos los días la Gracia de no hablar mal de nadie, ni criticar (y pedirla también para los demás integrantes de mi familia y trabajo). Es más, ahora mismo voy a mandar a todos tu correo.
Mi marido y yo hemos
estado rezando todo el verano el consénserint por el matrimonio que te comenté. Hace ya unos diez días que no lo hacemos,
tiempo en el que… Por eso estaba yo “torturándome” con pensamientos del tipo de:
“claro, no les has sostenido, y en cuanto has dejado de rezar, ¡pumba!".
Pero la realidad es que Dios es grande, bueno, y tiene sus tiempos. He tenido
una muy buena conversación con ella, le he dicho que tenía una Virgen Peregrina
de Schöenstatt para llevarle y me ha contado que
su hija antes de irse de viaje le había llevado una. Está haciendo un plan a la semana con su marido –este sábado será el segundo, yo me llevo a su hija pequeña al campo para dejarles solos–
su hija antes de irse de viaje le había llevado una. Está haciendo un plan a la semana con su marido –este sábado será el segundo, yo me llevo a su hija pequeña al campo para dejarles solos–
Sólo puedo dar
gracias a Dios y seguir pidiendo por ellos.
Está siendo un día
bonito, lleno de regalos del cielo, y el primero tu Palabra del mes. Soy una
mimada del Señor que utiliza instrumentos maravillosos para cuidarme…”
2.- “…esta tarde he ido a ver
a mi madre... al entrar he notado tensión en mi hermana... estaba nerviosa y
cansada... y no puede más... Y lo expresaba como sabe hacerlo: con agobio y
enfadada...
Me he parado a
escucharla sin enfadarme, como me gusta que me escuchen a mí.... (a pesar de su
tono....de su
exigente voz...).
Ha llamado mi hermano...
y más tensión y enfado en ella...
He visto que tiene su parte de razón de estar cansada...
desde su perspectiva... Pero me he ido al
ratito. Suavemente... pero no aguanto sus continuos enfados.
He ido a imprimir unas fotos que el otro día nos hicimos
con mi madre...: qué recuerdo tan bonito... de REÍR JUNTAS... Ese
momento lo guardo con devoción. Recordarlo me hace sonreír.
...y
he pensado inmediatamente que tenía que volver a casa y quitar esa
angustia de mi hermana y esa tristeza de mi madre... A las dos
les encantan los helados "Polo Norte"... Y me he presentado
en casa con los helados y las fotos... Y al menos se ha creado
"familia"... "hogar"...
No era el helado... no eran las fotos... Era
el estar juntas... el querer poner cariño y valerse de estos
detalles para dar calor y cercanía... proximidad y decir: “¡venga... que estamos contigo, mamá...!”.
detalles para dar calor y cercanía... proximidad y decir: “¡venga... que estamos contigo, mamá...!”.
Se ha calmado el ambiente... se han serenado los
corazones... Y el sol... la luz del Señor se ha dejado ver... en el cariño...
en el volver a recomenzar otra vez... y seguir adelante... Seguir... Ese es el
camino...: seguir siempre con el Señor…”
3.- “…ahora trabajo de maestra de pedagogía terapéutica... Me encanta...
Si ves qué bonito es estar con niños... sentada entre ellos en
sus pupitres... para ayudarles y darles luz y cariño... Hay un chico que se
sorprende cómo le hablo... por la suavidad y educación...
Ahora mi papel ya no es
ser orientadora... Mi orientadora, que es compañera mía... se ha situado en una
posición distante...
Ayer me dieron el
horario... y hoy, cuando nos hemos visto en la coordinación, mientras me
escuchaba todo lo que le iba diciendo sobre los niños, me ha dicho que me han
puesto unas horas el viernes que se pueden cambiar a otra hora,
para que salga antes... Yo le he dicho que está bien así... que no importa,
porque los niños tienen ahí matemáticas, y puedo ayudarles colaborando con la
tutora.
Ha sido bonito... porque la he visto “bajar un peldaño”...
acercarse y mostrar atención y empatía.
Estoy gozando en mis coles... con mis niños y mis compis…”
Si quieres leer más experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela.