domingo, 17 de marzo de 2013

MISERICORDIA  
VIDA DE LA PALABRA 


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de febrero (“sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos”) y la de marzo (“el que de vosotros esté sin pecado, le tire la primera piedra”):
1.-        En la estación, en el subterráneo que cruza las vías por debajo hay una gran gotera. Los días pasados ha llovido mucho. Una mañana veo un cubo puesto debajo, pero ya casi rebosando de agua. Comenté: “si nadie lo vacía, es inútil: dentro de un minuto rebosará toda el agua”.
Me di cuenta que ese comentario también era para mí. Es más, el Señor me lo pedía. Le dejé mi paraguas y mi carpeta a la señora con la que bajaba hablando, y (aunque me daba muchísima vergüenza) cogí el cubo, lo saqué a la calle y lo vacié, volviéndolo a poner luego debajo de la “famosa” gotera. Esa señora me dice de broma: “¡vaya!, ¿por qué lo has hecho? Entonces yo tendré que hacerlo otro día si ocurre lo mismo”.
Esa misma mañana, ya en la ciudad, vi a una chica que miraba hacia un lado y otro como intentando orientarse. Aunque me “daba corte”, me acerqué a preguntarle si buscaba alguna dirección. Era un centro comercial y le indiqué por dónde estaba.
Con ambas cosas, realmente “sabía” y “saboreaba” Vida en mí.

2.-        Anteanoche, antes de acostarme, vi que el coche estaba a descubierto (había previsión de heladas). Pensé dejarlo ahí y al día siguiente insinuar algo al último que lo usó. Pero… “el que esté sin pecado…”, me di cuenta que hay muchas veces que a mí se me olvidan otras cosas (sin ir más lejos, a mediodía, mientras otro cocinaba, entré en la cocina y luego no cerré la puerta, con lo cual la casa se llenó de olor y humillo). Así que, aunque hacía mucho frío y ya habíamos cerrado todo, salí en zapatillas a aparcar bien el coche.

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de marzo y las de meses anteriores:
1.-        “No sé si te habrá llegado ya la noticia del fallecimiento de mi hermano. Fueron unos días intensos en los que he sentido el Amor de Dios en cada dolor de mi hermano. Tenía tantas ganas de poder estar a su lado... He visto en él el rostro de Jesús Abandonado y he sentido una gran fortaleza y "alegría" de poder tener la dicha de atenderle, junto a su mujer y sus tres hijos. Cada vez que necesitaba que le moviera un poco en la cama del hospital, yo pensaba: "...a Mí me lo hicisteis..."; cuando le limpiaba su boca abierta… y llena de llagas, pensaba...: “Se lo hago a Jesús...” Su cuerpo eran huesos y yo besé y acaricié sus manos... y en el trance de la agonía, le llamé “¡valiente!, ¡eres un valiente!” y le acaricié con mis manos su rostro jadeante y expiró así, sintiéndonos unidos en la oración y en el amor entremezclado por el dolor y las lágrimas... Como te decía en un correo, momentos duros que se transforman, por la fe, en sublimes. Mi hermano podía haber muerto, en cualquier otro momento, lugar y circunstancias..., pero Dios quiso que fuera así y ha sido la mejor manera.
GRACIAS, por tus oraciones, que unidas a otras personas del Movimiento y a las nuestras, lo han hecho posible.
El funeral posterior, oficiado por un sacerdote amigo, las lecturas leídas por mi hijo, el coro, precioso, al que pertenece mi otro hermano y en el que cantó también él, etc. Mi cuñada y mis sobrinos, en todo momento de acuerdo en lo que decidíamos en común. El día 26, hubiera sido su cumpleaños y también decidimos celebrarlo con una Eucaristía unidos.
En fin, que dentro del dolor… la palabra de Febrero me dio la respuesta a todo: "Hemos pasado de la muerte a la Vida... porque amamos a los hermanos"... Realmente Dios estaba ahí y ha querido hacerse presente a través de nuestro humilde comportamiento cristiano, que no es otro que “AMAOS como Yo os he amado”. La fuerza del cariño, entre hermanos que siempre nos hemos querido, ha hecho resucitar también la fe de quienes la tenían "dormida"... En fin, que Dios nos siga ayudando. De nuevo, gracias a ti

2.-           [en un encuentro] Como era evidente por mi piel que no soy de aquí, todo el mundo venía y me hacían las dos preguntas “de rigor”, como yo digo: “¿De dónde eres? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?”. Y así comenzaba una conversación, pero claro, cuando ya me lo preguntaban tantas veces…, me cansaba. Cuando se acercaba alguien, yo me decía “ahora vienen las preguntas de rigor”. No respondí mal ni nada por el estilo, siempre con una sonrisa.

3.-       "…la palabra de vida del me de Febrero ("nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida...") nunca me había gustado, por eso no me acuerdo de ella, porque me parecía que trataba de la muerte; pero con vuestras experiencias me he dado cuenta de que es preciosa. Mil gracias.
            Traté de vivir el "amar no de palabra, sino con hechos". Esa tarde me llama la trabajadora social y me dice: "me han pedido una voluntaria con coche y que entienda de enfermería, y he pensado en ti para acompañar a una señora a hacerse el carnet; enferma, diabética y mayor". Casi siempre protesto o digo algo, (es que si no, no soy yo); pero esta vez me acordé y dije: "vale"; voy a amar... Me hice lío con la calle; cuando llegué la saludé y la llamé por su nombre, pero la pobre era muy sorda, caminaba con dificultad. No la habían lavado muy bien y en seguida me acordé, de "mi Cristo roto", y todo cambió. Al llegar, me preguntan: "¿dónde van?". "A hacer el carnet". "Pues lo único que le puede pasar es que este coche se lo lleve la grúa". Le digo soy una voluntaria; él sonrió.
            Pendiente de la señora que no la diera el bajón, la senté a esperar. Llega un señor también mayor y pregunta. Me levanté y le explico todo; cuando lo entendió, le dije que se sentara: me empezó a contar su vida y le escuché a fondo. Al rato nos tocó; la ayudé a llegar a la mesa; cuando terminamos, me despedí de ese señor, que me dijo "gracias" con una sonrisa. La llevé a casa, la ayudé a subir las escaleras, la dejé arreglada; me dijo: "pensé que iba a ser peor; solo vengo cansada; a ver si la veo pronto". Yo estaba feliz porque había hecho lo del Evangelio: "Lo que hagáis al más..."

4.-       “...el otro día el Señor me dio un toque fuerte...: me puse furioso por la actitud de un compañero, por el mismo motivo, porque queremos que todos hagan las cosas como a nosotros nos gustan, lo pasamos todo "por nuestro filtro", y como el otro no hace lo que yo quiero, pues ya está... Otro compañero que también lee la PdV, me dice: "Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".
Después de un momento, cambié el "chip", e intenté amarlo de un modo concreto, con el diálogo y la escucha

5.-        “esta semana pasada tuvimos las catequesis por las distintas casas del pueblo, en cada una de las cuales nos juntábamos un grupito del barrio.
Han sido cuatro días muy intensos, donde se ha hablado principalmente de la Fe. Ha habido mucha participación, la gente ha puesto ganas y mucha ilusión. También se ha hablado de cómo vivimos la Fe, quién es Cristo para nosotros, cómo y cuándo iniciamos nuestra vida cristiana, etc.
Cada uno ha aportado algo y también nos ha ayudado a aprender y a 
conocernos más y a conocer más a Cristo

6.-        “mi marido se esfuerza por vivir como Jesús nos exhorta en su Palabra, y una cosa que he aprendido de él es que busca tener los ojos abiertos a las necesidades de los demás.
Nuestro vecino acaba de sufrir un accidente cerebrovascular severo. Cuidaba a su esposa. Logró recuperarse hasta cierto punto, pero, por supuesto, no es el hombre con la fuerza de antes. Mi marido decidió llegar con regularidad, para llevar al vecino enfermo a la recuperación, sacarlo a pasear y ayudar con el trabajo concreto, siempre que sea necesario. Yo no ayudaba, pero pensé que podía empezar; y, además, colaborar orando por estos vecinos. Y estos pequeños gestos traen alegría a todos: disfrutar y vecinos que nos estamos ayudando y estamos contentos de contribuir aunque sea un poco a llevar la cruz de Jesús

N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; "pincha" aquí abajo en “comentarios” y escríbela: "lo que no se comparte, se pierde".

2 comentarios:

  1. Verdaderas como la vida misma: gracias por compartir esos momentos de eternidad tuyos y de tus (¡nuestros!) amigos.

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  2. "¡Misericordia quiero, y no sacrificios!"

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