MISERICORDIA
VIDA DE LA PALABRA
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de febrero (“sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida
porque amamos a los hermanos”) y la de marzo (“el que de vosotros esté sin pecado, le tire la primera piedra”):
1.- En la estación,
en el subterráneo que cruza las vías por debajo hay una gran gotera. Los días
pasados ha llovido mucho. Una mañana veo un cubo puesto debajo, pero ya casi
rebosando de agua. Comenté: “si nadie lo vacía, es inútil: dentro de un minuto
rebosará toda el agua”.
Me di cuenta que ese comentario
también era para mí. Es más, el Señor me lo pedía. Le dejé mi paraguas y mi
carpeta a la señora con la que bajaba hablando, y (aunque me daba muchísima
vergüenza) cogí el cubo, lo saqué a la calle y lo vacié, volviéndolo a poner
luego debajo de la “famosa” gotera. Esa señora me dice de broma: “¡vaya!, ¿por
qué lo has hecho? Entonces yo tendré que hacerlo otro día si ocurre lo mismo”.
Esa misma mañana, ya en la ciudad,
vi a una chica que miraba hacia un lado y otro como intentando orientarse.
Aunque me “daba corte”, me acerqué a preguntarle si buscaba alguna dirección.
Era un centro comercial y le indiqué por dónde estaba.
Con ambas cosas, realmente “sabía” y
“saboreaba” Vida en mí.
2.- Anteanoche, antes de
acostarme, vi que el coche estaba a descubierto (había previsión de heladas). Pensé
dejarlo ahí y al día siguiente insinuar algo al último que lo usó. Pero… “el
que esté sin pecado…”, me di cuenta que hay muchas veces que a mí se me olvidan
otras cosas (sin ir más lejos, a mediodía, mientras otro cocinaba, entré en la
cocina y luego no cerré la puerta, con lo cual la casa se llenó de olor y
humillo). Así que, aunque hacía mucho frío y ya habíamos cerrado todo, salí en
zapatillas a aparcar bien el coche.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de marzo y las
de meses anteriores:
1.- “…No sé si te habrá llegado ya la noticia del fallecimiento
de mi hermano. Fueron unos días intensos en los que he sentido el Amor de Dios
en cada dolor de mi hermano. Tenía tantas ganas de poder estar a su lado... He visto
en él el rostro de Jesús Abandonado y he sentido una gran fortaleza y
"alegría" de poder tener la dicha de atenderle, junto a su mujer y
sus tres hijos. Cada vez que necesitaba que le moviera un poco en la cama del
hospital, yo pensaba: "...a Mí me lo hicisteis..."; cuando le
limpiaba su boca abierta… y llena de llagas, pensaba...: “Se lo hago a
Jesús...” Su cuerpo eran huesos y yo besé y acaricié sus manos... y en el
trance de la agonía, le llamé “¡valiente!, ¡eres un valiente!” y le
acaricié con mis manos su rostro jadeante y expiró así, sintiéndonos unidos en
la oración y en el amor entremezclado por el dolor y las lágrimas... Como
te decía en un correo, momentos duros que se transforman, por la fe, en
sublimes. Mi hermano podía haber muerto, en cualquier otro momento, lugar y
circunstancias..., pero Dios quiso que fuera así y ha sido la mejor manera.
GRACIAS, por tus
oraciones, que unidas a otras personas del Movimiento y a las nuestras,
lo han hecho posible.
El funeral posterior,
oficiado por un sacerdote amigo, las lecturas leídas por mi hijo, el coro,
precioso, al que pertenece mi otro hermano y en el que cantó también él, etc.
Mi cuñada y mis sobrinos, en todo momento de acuerdo en lo que decidíamos en
común. El día 26, hubiera sido su cumpleaños y también decidimos celebrarlo con
una Eucaristía unidos.
En fin, que dentro del
dolor… la palabra de Febrero me dio la respuesta a todo: "Hemos pasado
de la muerte a la Vida... porque amamos a los hermanos"... Realmente
Dios estaba ahí y ha querido hacerse presente a través de nuestro humilde
comportamiento cristiano, que no es otro que “AMAOS como Yo os he amado”.
La fuerza del cariño, entre hermanos que siempre nos hemos querido, ha hecho
resucitar también la fe de quienes la tenían "dormida"... En fin, que
Dios nos siga ayudando. De nuevo, gracias a ti…”
2.- [en un encuentro] “… Como era evidente por mi piel que no soy de
aquí, todo el mundo venía y me hacían las dos preguntas “de rigor”, como yo
digo: “¿De dónde eres? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?”. Y así comenzaba una
conversación, pero claro, cuando ya me lo preguntaban tantas veces…, me cansaba.
Cuando se acercaba alguien, yo me decía “ahora vienen las preguntas de rigor”. No
respondí mal ni nada por el estilo, siempre con una sonrisa.”
3.-
"…la
palabra de vida del me de Febrero ("nosotros
sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida...") nunca me
había gustado, por eso no me acuerdo de ella, porque me parecía que
trataba de la muerte; pero con vuestras experiencias me he dado cuenta de que
es preciosa. Mil gracias.
Traté de vivir el "amar no de
palabra, sino con hechos". Esa tarde me llama la trabajadora social y me
dice: "me han pedido una voluntaria con coche y que entienda de
enfermería, y he pensado en ti para acompañar a una señora a hacerse el carnet;
enferma, diabética y mayor". Casi siempre protesto o digo algo, (es que si
no, no soy yo); pero esta vez me acordé y dije: "vale"; voy a amar...
Me hice lío con la calle; cuando llegué la saludé y la llamé por su
nombre, pero la pobre era muy sorda, caminaba con dificultad. No la habían
lavado muy bien y en seguida me acordé, de "mi Cristo roto", y todo
cambió. Al llegar, me preguntan: "¿dónde van?". "A hacer el
carnet". "Pues lo único que le puede pasar es que este coche se lo
lleve la grúa". Le digo soy una voluntaria; él sonrió.
Pendiente de la señora que no
la diera el bajón, la senté a esperar. Llega un señor también mayor y pregunta.
Me levanté y le explico todo; cuando lo entendió, le dije que se sentara: me
empezó a contar su vida y le escuché a fondo. Al rato nos tocó; la ayudé a
llegar a la mesa; cuando terminamos, me despedí de ese señor, que me dijo
"gracias" con una sonrisa. La llevé a casa, la ayudé a subir las
escaleras, la dejé arreglada; me dijo: "pensé que iba a ser peor; solo
vengo cansada; a ver si la veo pronto". Yo estaba feliz porque había hecho
lo del Evangelio: "Lo que hagáis al más..." ”
4.- “...el otro día el Señor me dio un toque fuerte...: me puse
furioso por la actitud de un compañero, por el mismo motivo, porque queremos
que todos hagan las cosas como a nosotros nos gustan, lo pasamos todo "por
nuestro filtro", y como el otro no hace lo que yo quiero, pues ya está...
Otro compañero que también lee la PdV, me dice: "Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".
Después de un momento, cambié el "chip", e intenté amarlo de un
modo concreto, con el diálogo y la escucha…”
5.- “…esta semana pasada tuvimos las
catequesis por las distintas casas del pueblo, en cada una de las cuales nos
juntábamos un grupito del barrio.
Han sido cuatro días muy intensos, donde se ha hablado principalmente de la Fe. Ha habido mucha participación, la gente ha puesto ganas y mucha ilusión. También se ha hablado de cómo vivimos la Fe, quién es Cristo para nosotros, cómo y cuándo iniciamos nuestra vida cristiana, etc.
Han sido cuatro días muy intensos, donde se ha hablado principalmente de la Fe. Ha habido mucha participación, la gente ha puesto ganas y mucha ilusión. También se ha hablado de cómo vivimos la Fe, quién es Cristo para nosotros, cómo y cuándo iniciamos nuestra vida cristiana, etc.
Cada
uno ha aportado algo y también nos ha ayudado a aprender y a
conocernos más y a conocer más a Cristo…”
conocernos más y a conocer más a Cristo…”
6.- “…mi marido se esfuerza por vivir como Jesús nos
exhorta en su Palabra, y una cosa que he aprendido de él es que busca tener los
ojos abiertos a las necesidades de los demás.
Nuestro vecino acaba de sufrir un accidente cerebrovascular severo. Cuidaba
a su esposa. Logró recuperarse hasta cierto punto, pero, por supuesto, no es el
hombre con la fuerza de antes. Mi marido decidió llegar con regularidad, para
llevar al vecino enfermo a la recuperación, sacarlo a pasear y ayudar con el
trabajo concreto, siempre que sea necesario. Yo no ayudaba, pero pensé que
podía empezar; y, además, colaborar orando por estos vecinos. Y estos pequeños
gestos traen alegría a todos: disfrutar y vecinos que nos estamos ayudando y
estamos contentos de contribuir aunque sea un poco a llevar la cruz de Jesús…”
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; "pincha" aquí abajo en “comentarios” y escríbela: "lo que no se comparte, se pierde".
Verdaderas como la vida misma: gracias por compartir esos momentos de eternidad tuyos y de tus (¡nuestros!) amigos.
ResponderEliminar"¡Misericordia quiero, y no sacrificios!"
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