VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de OCTUBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de octubre
(«Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el
cielo y la tierra», Sal 121,
2) y la de septiembre («Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido»,
Lc 15, 6):
1.- La mañana de mi
día semanal de descanso tuve la oportunidad de acompañar al hospital para una
prueba a alguien a quien ese día no podía llevar ningún familiar suyo. Tocó
madrugar y, sin embargo, esperar luego la hora y media que se retrasó el
personal médico para esa prueba hospitalaria de 20 minutos. Y al terminar, un
tiempo prudencial esperando para que no hubiera reacciones secundarias, y luego
llevarla a la puerta de su casa al pueblo de al lado. Tuve que ir cambiando
sobre la marcha lo que me había planeado para esa mañana y fue todo una
oportunidad bonita para mostrar agradecimiento y amistad y, además, para
charlar larga y fraternalmente.
2.- A finales de
febrero, como te conté entonces, tuve un accidente. La duda era si reparar el
coche o comprar, como aconsejaban los sacerdotes de mi focolar, con la comunión
de bienes de ellos, un Toyota Corolla
híbrido blanco gama más sencilla, que era la que ellos y algún sobrino de ellos
me recomendaban según el uso, (¡y mucho!), que doy a un vehículo.
Sin embargo, al final opté por la
reparación del viejo: estuvo más de dos meses seguidos en taller y luego, en
meses sucesivos, cada vez que me lo daban, le descubría yo cosas sin arreglar o
mal arregladas después de varios días usándolo, (eso sí, el motor parece que está
bien; y las ruedas se las tenía nuevas recién compradas y buenas); y… de nuevo
al taller otros cuantos días; así por lo menos ¡¡ por lo menos en 7 u 8 ocasiones
hasta la semana pasada!!
Lo bonito ha sido que varias personas
de la comunidad y de la parroquia me han ido ofreciendo su propio coche o un
segundo que tenían utilizando poco: he usado estos 8 meses alternativamente 5
distintos, (en varias semanas, incluso 2 paralelamente); uno siente que es
verdad el “quien deja casa, padre, madre, hermanos, tierras…, encontrará 100
veces más hermanos, hermanas, ¡¡coches!!… con persecuciones… y el Reino…”).
2b.- Todos estos
meses, cada vez que veo un Corolla,
me quedo mirando… casi arrepentido de haber mandado arreglar el mío, (por la
insistencia del taller, sobre todo; que les interesaba, claro; eso sí, siempre
se han portado bien conmigo). Y cada una de esas veces, más allá de las
molestias y contrariedades, le digo al Señor en mi interior, (y a veces en voz
bien alta dentro del coche): “¡¡¡Tú,
Señor, eres mi único Bien!!!, no ese coche, ni este”. Y a vivir bien el
momento presente y arrostrar con paciencia y buen humor las consecuencias.
2c.- La semana
pasada ya creí que en el taller por fin esta vez me lo habían devuelto
totalmente bien acabado…, pero… había una cosa sin importancia que no
funcionaba, ¡paciencia! Sin embargo, a los pocos días ha dejado también de
funcionar la climatización y comenzaron a hacer ruidos sus ventiladorcitos. Así
que, tendré que llevar la semana que viene de nuevo el coche al taller por unos
cuantos días. Al menos, sigue vigente el año de garantía de la reparación.
La PdV de octubre ha venido en mi
ayuda. Todo ello, me hace pedir al Señor, con plena confianza, que lo reparen
ya completamente, del todo, bien, (¡que eso es más fácil que crear cielo y
tierra!). Repito continuamente, (en esto y otras coas, como p.ej. las obras en
la cubierta del templo parroquial para subsanar las abundantes y persistentes
goteras): “el auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra”. Confiando
en el Señor, no en los humanos; quizá se lo había pedido poco. ¡Pongo en Él
toda mi confianza y que se valga de las mediaciones humanas!
VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de OCTUBRE
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Mi auxilio
me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra», Sal 121, 2), la de septiembre («Alegraos
conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido», Lc 15, 6) y la de agosto («Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», Lc 12, 34):
1.- “…nuestra empresa, (nacional;
tiene su sede en el territorio de demarcación de la parroquia), por medio de
cinco o seis de nosotros sus empleados, promovemos la preparación de una Misa mensual
en la cual se rezan las oraciones "por las santificación en el
trabajo", proclamamos las lecturas de la Palabra de Dios y las peticiones,
y se encarga ofrecer la intención principal, entre otras cosas, por todos los
trabajadores, por nuestras familias, por nuestros difuntos y por algún acontecimiento
señero de la empresa en esas semanas. El rato posterior al salir en corrillo en
la puerta, a menudo prolongado compartiendo una cervecilla, nos ayuda también a
hablar de nuestras cosas, sí, pero desde esta otra perspectiva más humana y
cristiana…”.
2.- “…muchas gracias, Paco, por este momento de Vida con la
Palabra de Jesús!!!…”.
3.- “…muchas gracias por tus continuos regalos!!!, que
saboreo como el primer día. Unidos en la fe!…”.
4.- “…muchas gracias por la PdV: al igual que esa joven, es mi
"momentazo", siempre llega en el instante más preciso y justo
el tema que me está merodeando en la cabeza…”.