VIDA DE LA PALABRA últimas semanas SEPTIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22):
1.- En varias ocasiones en las que se me presentaba
el ponerme de una parte o de otra, incluso de zanjar de una manera drástica, me
vino a la mente “vivir la Palabra, no os contentéis con oírla” y, con ella,
también el testamento de Jesús “que todos sean uno”. Y “todos”, son todos: ¡sin
dejar a nadie fuera! Así que, aunque me fuera más fácil otra cosa, en todas
esas ocasiones he propuesto explícitamente el TODOS. No es que se hayan
solucionado todavía esas cosas, pero al menos estoy contento de haber tenido en
el corazón los sentimientos de Jesús y, además, no sentirme imprescindible,
sino tener la paciencia y la esperanza para “dejar a Dios ser Dios”, sin mis
prisas ni perfeccionismos. Sabiendo que Él “trabaja” continuamente, pero poco a
poco.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», (St 1, 22), la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4) y la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):
1.- “…esta PdV de septiembre me ha servido sobre todo para
proponerme leer cada mañana el Evangelio del día, entender que éste debe ser la
guía en mi vida.
Puedo
decir que casi todos los días lo he conseguido y me he propuesto algo concreto
para vivir.
Un
día en la carta a los Corintios, San Pablo hablada de cómo debía ser la
comunidad que se reúne para celebrar la Eucaristía: ante todo el amor… Tenía yo
mucho que estudiar para prepararme los exámenes del máster que tendría en dos
días. Salgo a la calle y me encuentro con una vecina que me cuenta el
fallecimiento de su marido. Sentí que tenía que dejar mis estudios por un momento
e ir a visitarla para acompañarla en su dolor.
Otro
día leía “¡Todo lo has recibido!” (1Cor
4, 6-15). Una llamada a la humildad y al
agradecimiento. Reconozco mi debilidad y agradezco el don de la fe y a aquellos
que me la han transmitido. Actitud idónea para los exámenes. “Tú eres todo,
Señor, yo soy nada”. Pido el Espíritu Santo.
Otro
día, de la carta a los Romanos 8,
18-25 me ayudó mucho esta frase: “¿Quién espera lo que ya ve? Pero si esperamos
lo que todavía no vemos, en la espera mostramos nuestra constancia”. Ha sido
una llamada a no desanimarme, a no dejar los compromisos que tengo porque a
veces no veo frutos y creo que carecen de sentido, una llamada a la
perseverancia. En definitiva un nuevo impulso para seguir con esperanza…”.
3.- “…sabes que te
pregunté por la posibilidad de plantar cosas bonitas en los parterres de la
parroquia y que todos podamos disfrutar de ellas. Me gustan mucho las plantas y
se me dan bien, y pensé que es algo que le agradará al Señor. Me dijiste:
"¡genial!".
Pues sin haberlo comentado con nadie más,
una buena amiga me avisa dos días después que me va a llegar un paquete. ¡Oh
sorpresa!: ¡un kit de jardinería precioso y completísimo! Así que sí, creo que
a Dios le ha gustado la idea…”.
4.- “…como siempre, tus experiencias y envíos me
ayudan mucho y te los agradezco inmensamente.
Este verano, gracias a Dios, he tenido oportunidad de vivir
experiencias a las que me ayudaban las Palabras de Vida de los meses
correspondientes.
En julio me ha tocado vivir en otra comunidad y ha sido la
ocasión, por una parte, de decirle a Jesús "¡Qué bien se está aquí!", porque
en esas circunstancias he tenido la oportunidad de unirme más a Jesús y, con Él
a mi lado, me ha sido más fácil "hacerme una" con quien estaba
a mi lado; de compartir el tiempo con quien necesitaba unas horas de compañía; de
animar con mis palabras a quien se sentía más deprimida a mi lado; de alegrar,
con mis escritos, a quienes se sentían más débiles y necesitados, dando
oportunidad de que se desahogaran por escrito o por teléfono. He aprovechado el
teléfono para consolar, animar...
Me ha tocado vivir también "el Señor es mi pastor", por
circunstancias dolorosas que he debido afrontar y he palpado su cercanía y
ayuda. En otros momentos he tratado de ser yo quien anime y aliente a quienes
estaban decaídos.
Doy gracias a Dios porque en múltiples circunstancias ha
despertado dentro de mí la necesidad de vivir la Palabra de Vida como lo más
natural…”.
5.- “…tras la
celebración de la Virgen, procesión y novenas que vi a tu hermana llevando a tu
madre, (siento no haberme acercado a saludar), y con un año demasiado tranquilo
en el paro aprovechando para hacer tareas en las casas de los abuelos, (las
tres), para evitar que vayan a peor estando vacías...
El caso es que me han llamado a trabajar en otra empresa: el Señor siempre vela por sus ovejas, aunque alguna sea un poco descarriada como yo. El caso es que disfruto yendo al campo a hacer labores y rezar con la paz que te da el estar a solas con la naturaleza. Oyendo tus propios pensamientos…”.
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