VIDA DE LA PALABRA primeras semanas SEPTIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», St 1, 22) y la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4):
1.- La Palabra del mes me está impulsando en
pequeñas cosas, casi imperceptibles, pero al vivirla, me llena de empuje y
esperanza.
P.ej., estuve dos días y medio en un monasterio en cuya hospedería
teníamos que hacernos entre nosotros los pequeños servicios de comedor, orden y
limpieza y procuraba yo estar atento para levantarme en seguida, (también en
silencio casi absoluto, pues era la norma del lugar), y ello ayudaba a esa
unión con Dios ahí y sobre todo luego en la hora de oración silenciosa matinal
y en la vespertina, además de otros muchos momentos ahí en la capilla o en
medio de la belleza de la naturaleza.
También estos últimos días en el finde anual con mis primos y
hermanos: había que estar muy atento, pues cada uno también estaba pendiente de
darse y ayudar.
La alegría y paz que he experimentado tanto en un sitio como en
otro me confirman que vivir y comunicar las pequeñas cosas hace vivir en la paz
y la verdad.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos», St 1, 22), la de agosto («Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!», Mt 17, 4) y la de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):
1.- “…¡qué bien me
ha venido releer la PdV de este mes! He pasado de unos días sintiendo el
"¡Qué bien se está aquí!" a, otra vez, (y durante una breve
temporada, se lo pido al Señor), perder esa serenidad en casa. Después de la “tempestad”... he leído en la
PdV las palabras tuyas: "cuando algo no va bien, no ha llegado el final,
sino que hay esperanza"; y las de Chiara Lubich: "no hay espina sin
rosa"; y unas y otras me han hecho reflexionar y me han dado aliento para
afrontar esta, espero breve, temporada. Gracias…
Llegará estos días alguien para temas
burocráticos, y ya sabes que me cuesta, pero tus palabras me ayudan a tener
paciencia y a dejar este tema en manos del Señor…”.
2.- “…la PdV del pasado mes de agosto me ha dado luz y contento interior. En
muchas ocasiones le he dicho a Jesús: “¡qué bueno es que estemos aquí!”.
Se
presentaba atractivo, como siempre, el descanso vacacional, y me agradaba la
idea de descansar, sin más: sin compromisos, a mi aire.
Reflexioné la PdV, analicé lo que pudiera
darme esa alegría que buscaba agradando
a Dios, y me decidí, una vez más, a descansar junto a otros.
He
leído y recordado el pasaje evangélico en que Jesús les dice a sus discípulos:
"Venid a un sitio tranquilo y apartado a descansar" en convivencia
fraterna.
La
Mariápolis de Oviedo y la convivencia posterior han sido la mejor elección
vacacional: Jesús estaba entre nosotros en cada experiencia contada y
compartida, en la convivencia informal, en el silencio, Eucaristías y
meditaciones…: “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” contigo…”.
3.- “…hoy toca regreso al trabajo, y nuevo mes que el Señor nos pone por delante. El anterior hizo honor a la Palabra y fue un tiempo regalado para el encuentro con Dios, la creación y los hermanos. Hacia ellos vamos, siguiendo camino tras bajar del Tabor…”.
4.- “…este verano
he podido descansar más que otros porque una semana nos fuimos con tres
familias de la parroquia, pero la siguiente decidí quedarme en casa porque, a
pesar de tener todo preparado…, con el fallecimiento de mi padre, no tenía
cuerpo para divertirme. Aunque ya sé que él está mejor ahora, pero el
vacío que siento desde que se fue es grande. Me di cuenta que ese hueco en mi
alma, Dios lo creo para ese afecto y me falta desde pequeña, solo que
ahora culminó y toca entregárselo a Jesús para que Él lo sane y así poder
seguir.
Ahora, ya de vuelta al trabajo, toca
aterrizar, pero con mucha ilusión y mucha fuerza para llevar a Jesús a todos y
“poner por obra la Palabra”…”.
5.- “…ha sido una de las peregrinaciones mejores a Lourdes:
el primer día fue un poco chungo, porque cuando vi con quién me habían puesto,
no me convencía, porque es muy alborotada y dice cosas que no sientan bien. Las
que ella tenía en su sala hacen lo que ellas quieren. Al día siguiente fui a
ayudarlas; me dije: “Señor, ¡ayúdame!”. Ya estaban levantadas algunas; a una la
ayude a vestirse y fuimos a desayunar. La hija habla mucho pero la escuché a
fondo, habla muy alto, pero la dije que bajara el tono para no alborotar en el
hospital. Ella bajó la voz y seguimos hablando. Los dos días me ha contado
tantas cosas…
A
otra la abracé y poco a poco se la fue pasando el nerviosismo y preocupación. Etc.
Y
la verdad, es el año que más he disfrutado, porque estoy por la mañana y tarde
en piscinas. El viernes con el Santísimo
desde la gruta a la Basílica subterránea y allí fue una pasada, nunca había
estado tan feliz.
Luego había personas que no conocía que eran nuevas, me puse hablar y luego me buscaban; una madre y una hija, era la primera vez que venían, la madre se arrima, me dice: “¿Tú trabajabas en el hospital? ¿No me conoces? Tenía a mi marido en la UCI muy malito, me dijiste: no te preocupes, que se va a poner bueno: ya voy a rezar por él; pues fue verdad; ha fallecido hace poco; siempre estos años me he acordado de ti”. Su hija es un cielo: cuando podía, venía a hablar conmigo…”
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