VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de SEPTIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2) y la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas», Mt 15, 28):
1.- Ha habido miles de oportunidades de vivir la PdV y
eso me ha ayudado a estar más feliz y tener más paz.
P.
ej.: bendecía y alababa al Señor, (además de pedirle mucho en la Misa y en la
oración), porque el covid de mi madre no fue muy duro, así como el herpes
zóster que se le juntó paralelamente esos mismos días y todavía perdura.
Bendecía y alababa al Señor porque ella lo ha llevado todo, (junto con la
infección de orina ya crónica, que se le había agudizado esos días y los
previos), con mucha entereza y fe, ofreciendo todo calladamente al Señor.
2.- El jueves fui a reunirme con los de mi curso. En el
viaje, vi que una grúa cargaba un coche exactamente igual al mío: recé por el
dueño o conductor para que pudiera solucionar bien y pronto la avería o
problemas; y di gracias a Dios y estuve un rato bendiciéndole porque mi coche
sí funcionaba: fueron unos momentos bonitos, bajo un sol luminoso, conducir
canturreando alabanzas al Señor sin distraerme de la carretera.
2b.- El rato y la comida con los compañeros disfruté. La
mayoría se ven a menudo, pero yo lo tengo más complicado: hacía unos 15 meses
de la última vez. Dimos la palabra sobre todo a otro que hacía más que no lo
veíamos, pues estuvo muchos años como misionero y nos interesábamos grandemente
por sus tareas allí y aquí.
Nos poníamos al día de nuestras respectivas misiones y familias, y también
de los que no habían podido venir. También nos interesábamos por los pocos que lo
dejaron y veíamos cómo tratar de ayudarles, pues casi todos han acabado en
situaciones complicadas y tristes. Todo ello me hacía interiormente pedir por
ellos y, a la vez, dar gracias a Dios por los compañeros y su bien hacer y su
no olvidar a los otros. A la vez bendecía yo al Señor y lo alababa por su misericordia,
pues yo o cualquiera, (si no hubiéramos permitido que Él nos agarrara
firmemente), también podríamos haber acabado igual o peor.
2c.- En el regreso hice una breve parada para visitar a mis dos
sobrino-nietos. La peque con 2 mesecitos justos; y su hermano, con año y medio.
Y llevándolos en brazos y hablando con mi sobrina, bendecía al Señor por el don
de la vida y por la generosidad de los padres.
Llegué
al despacho parroquial con el corazón serenamente contento y en continúa alabanza
a Dios.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2), la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas», Mt 15, 28) y la de julio («Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa», Mt 10, 42):
2.- “…COMO SIEMPRE, LAS EXPERIENCIAS, MARAVILLOSAS. GRACIAS.
YO HE TRATADO DE VIVIR LA PALABRA DE VIDA Y
HE QUERIDO SER, CON MI VIDA, UN CANTO DE ALABANZA A DIOS. ¿CÓMO?: PUES TRATANDO
DE QUE EL HERMANO SEA SIEMPRE EL PROTAGONISTA EN MI RELACIÓN CON ÉL.
POR EJEMPLO, SI HEMOS DE HACER ALGO JUNTOS,
QUE ÉL O ELLA PONGAN LA HORA, EL LUGAR...;
SI
HAY QUE ELEGIR UN TRABAJO, PREFERIR YO EL MÁS ESCONDIDO Y QUIZÁS DIFÍCIL;
A
LA HORA DE MIRAR AL OTRO, BUSCAR LO POSITIVO, TRATANDO DE ECHAR FUERA LAS
IMÁGENES QUE PUEDAN VENIRME A LA MENTE EN SENTIDO MENOS POSITIVAS... Y,
SIEMPRE, EN UNA ACTITUD DE AGRADECIMIENTO Y ALEGRÍA.
HE CONOCIDO A GENTE NUEVA QUE, DESPUÉS DE
HABER ESTADO CERCA DE ELLA UN TIEMPO, AL DESPEDIRME, ME HAN DADO LAS GRACIAS
POR LO QUE HAN RECIBIDO A TRAVÉS DE MÍ.
Demos gracias a Dios por todo…”.
3.- “…espero que
tu madre ya esté mejorcita… Yo aquí sigo luchando de mi tumor cerebral, pues
estoy igual. No se lo creen los médicos: me dijeron en mi última revisión que,
con lo que yo tengo, no vive nadie. Ya sabes que me dieron cuatro meses y llevo
cinco años desde que me operaron: no me quise dar tratamiento, pues ya sabes que
preferí calidad de vida y yo ya tenía muchas taras de las operaciones tan
graves que he ido teniendo con los tres
cánceres.
Por eso rezo mucho todos los días
siempre dando gracias a mi Dios y mi Madre, (que siempre la “llevo de mi brazo”
conmigo). Padre, muchas gracias por tus PdV: nos ayudan a tantas personas a
seguir con la lucha diaria…”.
4.- “…gracias, Paco, por tu fidelidad en enviarnos la PdV y
experiencias. He sentido el deber de corresponder un poco y comunico algo de lo
vivido últimamente.
Siento
que tengo que cuidar en especial la relación personal con Dios y ponerme a la
escucha de su voz. Trato de no descuidar los ratos de oración y, también,
“pararme” unos momentos para discernir lo que Él quiere en el momento presente.
Empecé
las vacaciones a principios de agosto muy cansada, pasé por mi ciudad natal,
camino de la playa. Sentía que debía ir a visitar a una amiga que había tenido
que irse a una Residencia tras una caída, pero me venía la duda de dejarlo para
la vuelta, que estaría yo más descansada. Dios me dio el empuje para ir y fue
una gran alegría vernos, pudimos tener un buen rato de profunda comunión sobre
nuestro deseo y empeño en vivir la voluntad de Dios. El 24 falleció
inesperadamente, en el dolor de la noticia, daba gracias a Dios por haber
podido estar con ella por última vez en esta tierra.
4b.- Al volver de la playa, intentando dejar el piso bien
limpio para la familia que iba a estar después, se me fue el tiempo y, cuando
miré el reloj, me pareció imposible coger el autobús para el que tenía billete.
En unos segundos confío todo al Padre, recojo y salgo hacia la Estación, llego
a punto de cerrar la puerta, pero entro y veo que en el asiento al lado del mío
está un amigo al que hacía mucho que no veía.
Enseguida
desaparecieron los nervios que llevaba y pasamos dos horas muy agradables de
viaje hablando y recordando buenos momentos pasados.
Agradecí
a Dios de corazón, además, porque no había más autobuses para ese día y, a la
mañana siguiente, muy temprano, tenía que asistir a un acto muy importante para
mí.
4c.- Ya de vuelta aquí, suelo tener un programa apretado,
pero un día me encuentro de pronto con hora y media libre: me vienen a la cabeza
muchas cosas pendientes por hacer y no veo qué sería lo mejor. Me paro y le
pregunto a Jesús. Me pareció que me decía: “vete a caminar un poco”. Así lo
hice y fue un tiempo precioso de unión con Dios a través de la naturaleza.
Además, pude pasar a saludar a una amiga y estar un rato con ella que fue una alegría recíproca…”.
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