VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de JUNIO
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio
(«Alegraos,
sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la
caridad y de la paz estará con vosotros», 2
Co 13, 11) y la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros;
que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10):
1.- Los miércoles los sacerdotes de la parroquia vamos a llevar la comunión a
las personas mayores o enfermas a sus domicilios. A dos de ellas hace unos
meses las han ingresado en sendas residencias de mayores y, como deferencia por
su asiduidad en la parroquia, también vamos allí a llevársela a cada una como
algo particular.
A la vez, me dolía
constatar a través de algunas palabritas con ellas y otros residentes que
tenían "hambre de Dios", que estaban poco o nada atendidos espiritualmente.
Así que, después de un
tiempo, este mes con el "alegraos, sed perfectos, animaos..." me he
lanzado, gracias a varias circunstancias providenciales, (benevolencia de la
directora, predisposición de las asistentes sociales y terapeutas, colaboración
de la hija de una residente y de dos vecinas, etc.) y hemos logrado un pequeño
equipo (ampliable) que irá quincenalmente: una tarde a rezar el Rosario con los
que quisieran y charlar con todos; y otra mañana a tener un rato de oración.
Hemos empezado el martes
pasado, (el día de más calor de la ola, ¡a las 4:30 nos habían dicho!). Fui con
las dos señoras del equipo parroquial de ese día.
Con la buena voluntad de
todos, los primeros minutos parecía difícil coordinarse con trabajadores y
residentes y darnos a conocer y tratar de conocerlos a ellos: me repetía yo continuamente
en mi interior "alegraos... animaos", sobre todo ante cada anciano/a.
¡Y se cumplió la promesa de la PdV!: "... y el Dios de la paz y del amor
estará con vosotros". Empleados, residentes y voluntarios estamos
anhelando ya próxima vez.
2- Dos sacerdotes me pidieron si se podían alojar un día. Me hizo mucha
ilusión: ya estuvieron el verano pasado una semana. La víspera le tocaba venir
a la señora que cada tanto periódicamente hace la limpieza, pero ese mismo día
ella me anunció que durante un mes no podrá venir. Así que, con paz y cariño
arreglé lo que pude.
Fue
simpático que, después de comer los 3 con los focolarinos, me llega un mensaje
de una persona: “¿puedes asomarte a la estación de cercanías, me bajo de un
tren, me confiesas, y luego cojo el siguiente tren?”. Instalé a los sacerdotes rápidamente
en casa, (¡que ya es también la suya!), y les comenté si les parecía bien que
los dejara un rato solos: me aseguraron su unidad y fui. Eran las 4:30 de la
tarde y resultaron 20 minutos preciosos a la sombra de la estación (donde
algunas noches hay “botellón”) conversando y confesando a esta persona que quiere
ser cada vez más de Dios.
2b- Y con los dos amigos, han sido 24 horas sencillas, pero de profunda
comunión, que hacía casi palpable la presencia de “Jesús en medio” donde “dos o
más están unidos…”.
Esta mañana ha sido particularmente
bonito: bajé sobre las 7:30 a abrir puertas y ventanas del templo y salones
parroquiales, (para que circulara el aire fresquito con el que el Señor nos
está regalando estos días), para que se ventilase y refrescase como un acto de
amor a todas las personas que pudieran venir a lo largo del día.
Y me
encontré ya a uno de los sacerdotes paseando alrededor de la iglesia mientras
rezaba el Rosario, al finalizar el cual me incorporé a su caminata para confesarme,
(y luego lo hizo él). Fue además, un momento de comunión de alma compartiendo
lo que cada uno llevaba dentro. Así que, entre el ejercicio de caminar sin
sudar, la fresca brisa de la mañana que parecía un soplo del Espíritu Santo, la
Gracia del sacramento, esa presencia de Jesús en medio por la fraternidad…
luego el desayuno compartido entre los tres con diversos actos concretos de
amor uno por los otros fue un seguir disfrutando serenamente de la presencia
viva del Resucitado. Todo como colofón del mes del «alegraos, sed perfectos,
animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la
paz estará con vosotros».
Y teniéndolo ya eso como poso casi connatural en el alma…, lanzarnos
con vosotros a vivir la PdV que empezamos hoy…
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de llevar
a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un
mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con
vosotros», 2 Co 13, 11), la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual
estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12,
10) y la de abril («Aspirad
a las cosas de arriba, no a las de la tierra»,
Col 3, 2):
1.- “…llegaba ayer una notificación indicándome que me toca ser
"primer suplente de vocal en la mesa electoral". Me quedé pensando en
lo que implica ser "suplente": duda e incertidumbre hasta que llegue
el día y vea si se presenta el titular.
Hoy, leo en el salmo
104: "Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor. Buscad
continuamente su rostro". Me he reído al leerlo, pues me daba cuenta que
cuando lo haga, cuando recurra a Él, no tendré dudas, sé que no habrá un
suplente en Su lugar, siempre me voy a encontrar al titular.
Parece una tontería,
pero el darme cuenta de ello, saber que cuando voy a hablar con mi Padre,
siempre está Él y no otro me ha llenado de alegría y paz…”.
2.- “…Paco, tienes toda la razón. “Alegraos, animaos” y
dar gracias. Ayer precisamente enterramos las cenizas en el pueblo de mi tío
que falleció la semana pasada... Para eso nos juntamos también la familia que
pudo después en la comida. Ahí se pudo ver las ganas que teníamos de vernos,
pues se nos pasan años de una vez a otra, y todos daban gracias por estar
juntos. La alegría del reencuentro y recordar la vida de mi tío que, después de
irse arriba, nos reúne una vez más. Se lo pasaría bomba viéndonos juntos y
celebrando su vida llena de amor, anécdotas e historias para recordar. Nos
pasábamos fotos de cuando éramos pequeños y a veces adivinando quién era cada
uno. Lo cierto es que hay entierros en los que se llora por… no dar tiempo a
dejar huella en este mundo y otros en los que se da gracias porque se ha
repartido mucho amor y agradecimiento.
En eso hay que estar…”.
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