A mitad de la Cuaresma y del mes seguidamente te ofrezco unos textos para continuar viviéndolos con nuevo impulso (“Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad”):
SERVIR AL PROJIMO.
[...] ¿Se nos ha
confiado una tarea de cierta importancia? No nos sintamos como
"alguien", no dejemos espacio para la soberbia y el orgullo.
Recuerda que lo más importante es amar a tu prójimo. Aprovechemos la
nueva situación para servir mejor a los demás, sin olvidar ocuparnos de lo que parecen ser
las pequeñas cosas, las relaciones personales, los humildes deberes
cotidianos, la ayuda a los padres, la paz y la armonía en la familia, la
educación de los hijos... [...]
CHIARA LUBICH, Comentario a Mc 9,35
SER LUZ, SIGUIÉNDOLE A ÉL SOLO
Cuaresma...,
en este tiempo litúrgico el
Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar
apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos
habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces
aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con
Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular
de ascesis.
La
ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y
nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que
necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento
del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí
por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y
de las vanidades. Es necesario ponerse
en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y
concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son
importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a
realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la
ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal.
En
el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos
para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera
solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda
nuestra vida de fe. A
Jesús hemos de seguirlo juntos…
Dice
el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos… Una luz que no
procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de
esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos
hubieran podido hacer...
Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es
necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama
que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso
sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar.
Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente,
que nos ayudará a
comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al
servicio de su Reino…
El
camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y
eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de
Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual…
…la
primera indicación es muy clara: escuchar
a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que
escuchamos a Aquel que nos habla... Además de hablarnos en las Escrituras, el
Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros
y en las historias de quienes necesitan ayuda…
…la
segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos
extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad
con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La
luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y
hacia ella debemos ir, siguiéndolo
“a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin
en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar
a la resurrección. De igual modo… ser artesanos de la sinodalidad en la vida
ordinaria de nuestras comunidades...
PAPA FRANCISCO, Mensaje para
la Cuaresma 2023
ESPERAR EN DIOS
Nuestros planes
cambian de acuerdo a las circunstancias y según nuestras posibilidades; pero el
designio del Señor permanece para siempre (Cf. Sal 32[33] 10,11).
Nuestra capacidad
de planificación es muy limitada. Solo contamos con lo que vemos y con lo que
tenemos. Dios conoce todas las cosas y sus proyectos para la humanidad existen
desde siempre y para siempre, sin sufrir cambios: la perfección del amor.
Esta es una de las
razones por las que debemos esperar en Dios, porque Él no cambia en su amor por nosotros.
Esperar en Dios es seguridad, es la certeza de que siempre sucederá lo mejor.
APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO,
Comentario al pasapalabra diario 24 de febrero
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