martes, 17 de enero de 2023

APRENDER CON HUMILDAD EL BIEN Y LA JUSTICIA

 VIDA DE LA PALABRA                primeras semanas de ENERO

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de enero («Aprended a hacer el bien, buscad la justicia», Is 1, 17) y la de diciembre («Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna», Is 26, 4):

1.-        En los primeros días del año saludé a un joven empleado que se preparaba a realizar un pequeño evento audiovisual que se repetía todas esas tardes en el parque contiguo a la parroquia: estuve un ratillo charlando amigablemente con él y me dijo que, aunque tenía formación cristiana, estaba alejado, y que a su madre, que unos minutos antes le había traído en coche y era muy religiosa, le hubiera encantado saludarme. Le di mi tarjeta de visita por si quería él o su madre escribir o llamar alguna vez. Un par de días después ella llamó y me contó largas historias y me pidió que si me fuera posible que hablara de nuevo con su hijo. Lo logré varios días después, en una amigable conversación.

1b.-     Uno de esos días yo había vuelto para intentarlo, pero estaba otro compañero suyo y me puse a hablar con él. Colombiano, protestante. Como la PdV de enero cada año nos recuerda la semana de oración por la unidad de los cristianos, aproveché. Le estuve escuchando un buen rato. En seguida salió el tema religioso y estuvimos compartiendo sobre la fe y sobre Cristo que nos une. Solo al final él se dio cuenta que yo era el sacerdote católico de la parroquia que tenía enfrente y se alegró mucho despidiéndome con toda clase de bendiciones.

 

2.-        Entraron a la parroquia dos señoras en vestimenta deportiva y estuvieron rezando un buen rato. Como suelo hacer con todo el mundo, esperé a la salida para saludarlas y solo entonces reconocí a una de ellas que llevaba poco tiempo viviendo aquí y vino un día a Misa.

Me presentó a su compañera, que tenía un leve acento y por ello le pregunté de qué país era originaria. Y luego, (quizá fui un poco indiscreto, pero… pensando en la semana de oración por la unidad…), también le pregunté si era ortodoxa o católica. Se quedó como un poco perpleja… y me repuso que era ortodoxa. Entonces le expliqué qué es el ecumenismo y la semana de oración por la unidad de las distintas confesiones cristianas. Procuré tener la mayor amabilidad y acogida. De hecho, fue un rato bonito y quedamos muy contentos los tres, en espera de seguir charlando otro día y compartir la fe.

 

2.-        La semana pasada en el aeropuerto busqué el servicio antes de embarcar, pero no encontraba el de caballeros y estaban también otros hombres buscando, entre ellos un sacerdote negrito. Después de estar tentados si pasar al de personas dependientes o al de familias, descubrimos que se abría otra puerta donde antes ponía “limpieza” y salía un hombre y entonces ya quedaba a la vista el icono de “servicio de caballeros”: vi al fondo el carrito de la limpieza y dudé… asomó la limpiadora y le pregunté con discreción, pero me contestó: “¿usted es ciego o no sabe leer?”. Pensé excusarme diciendo que he visto salir a alguien y que la puerta había quedado abierta a mitad, pero preferí decirle “¡gracias, por su trabajo y su servicio!”; quizá no me salió un tono adecuado, y la señora debía pensar que me estaba burlando de ella y me respondió con malos modos.

         Me fui tranquilamente a otro servicio, casi en la otra punta de la terminal, y cuando al cabo de un buen rato regresé hacia donde estaban mis amigos, pasaba yo cerca de esa batería de servicios y miré: la limpiadora estaba fuera indicando a los hombres que esperaban que pasaran al servicio de minusválidos.

En ese momento el sacerdote negrito fue a entrar y entonces la limpiadora lo paró: “¡creo que estos otros estaban antes!”, (era imposible que ella lo supiera, pues había estado dentro limpiando). Humildemente él no dijo nada y se retiraba, pero yo, aunque estaba un poco lejos, recordando la PdV que habla de “justicia”, decidí intervenir, además, porque él era de raza negra y era también sacerdote. Traté de aclararles que él llevaba ahí ya casi un cuarto de hora esperando. En fin, la señora, de nuevo no se tomó bien mis palabras y no sé qué me dijo, pero le dejó pasar primero a él. Por otra parte, hay que comprenderla: pasa todo su trabajo limpiando lo que otros quizá no cuidamos.

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de diciembre («Confiad en el Señor por siempre jamás, porque en el Señor tenéis una Roca eterna», Is 26, 4) y la de noviembre («Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia», Mt 5, 7):

 

1.-        “nuestra Navidad ha sido estupenda, rodeamos de toda la familia y por poner Año con ambas familias celebrándolo en común. Compartiendo tiempo, inquietudes y nuestro cariño. Han sido maravillosas. 

Espero hayas descansado y agradecerte su labor: la palabra de vida es una inyección de Fe. Y no sólo para mí sino para familiares con los que la comparto.

 

2.-        “DIOS TE PAGUE, PACO, POR TU PUNTUAL AYUDA PARA SEGUIR EN EL SANTO VIAJE...: TUS ENVÍOS ME AYUDAN A "PONERME LAS PILAS" Y PODER VER MEJOR EL CAMINO QUE DIOS ME OFRECE.

            DESDE QUE SALIÓ EN LA PALABRA DE VIDA EL TEMA DE LA MISERICORDIA, HE PEDIDO A JESÚS QUE ME DE UN CORAZÓN MISERICORDIOSO... Y HE NOTADO SU AYUDA MOMENTO A MOMENTO.

ESTO ME HA LLEVADO A "REVISAR MIS RELACIONES", TRATANDO DE PONER MISERICORDIA, COMPRENSIÓN Y PERDÓN EN LO QUE NO ESTABA BIEN… LA CONCLUSIÓN HA SIDO QUE HE NOTADO QUE MI CORAZÓN ERA MÁS GRANDE Y MI SENTIMIENTO, DE PEQUEÑEZ, QUE ERA EL MEJOR REGALO QUE ME PODÍA HACER JESÚS. POR ESTO, CUANDO ME ACERCABA A ÉL EN ESTAS FECHAS, ME RESULTABA MÁS FÁCIL PORQUE ME SENTÍA MÁS PEQUEÑA, MÁS SEMEJANTE A SU NIÑEZ, A SU HUMILDAD... UNA GRACIA QUE NO SABRÍA EXPRESAR.

 


 

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