VIDA DE LA PALABRA primeras semanas FEBRERO
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9,
24) y de enero («Nos trataron
con una solicitud poco común», Hch 28, 2):
1.- Estas semanas han surgido dificultades serias a varias
personas con las que trato y me veía impotente para poder ayudarlas, casi (“metiéndome
en su pellejo”) frustrado. Pero cada vez me renacía la esperanza al ver que yo
no puedo: ¡entonces es cuando dejo actuar al Señor! Y, le repetía a Él o la
frase de la PdV de este mes o lo que le dijeron los apóstoles: “¡auméntanos la
fe!”. Y rezaba por esa situación o invitaba a algún enfermo o monjita del
hospital que rezaran-ofrecieran por ello o le pedía a la persona interesada que
rezáramos en unidad (Mt 18, 19), con más
confianza en Dios.
Y alguien me preguntaba: “¿pero estás seguro que funciona?”.
“Sí, convencido; eso sí, a lo mejor no es
inmediato o tarda un tiempo, o a lo mejor Dios –que es quien más te quiere- conoce
que no es conveniente, pero te dará en cambio otra cosa mejor en su momento: la
oración ha sido escuchada ciertamente; y Dios sabe más”.
Así ha sido: creo que ha ido creciendo mi fe y esperanza
(y también la de mis respectivos interlocutores) y algunas cosas se han “solucionado”
en muy pocos días, otras… ¡Dios dirá! ¡¡¡Pero lo dirá!!!
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9,
24), la de enero («Nos
trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2) y la de diciembre («Velad, pues, porque
no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42):
1.- “… después de recibir la PdV he sentido una increíble fuerza espiritual que
realmente necesito en estos momentos. Después de dos ingresos en hospital con
mi marido, una neumonía muy grave con bastantes complicaciones, pruebas y, lo
peor, la espera de resultados. Todo pintaba muy feo: la mancha en el pulmón
hacía pensar en lo peor. G.A.D. todo ha salido negativo y después de tanto
tiempo, esta semana le han dado el alta. Tiene que seguir las revisiones dentro
de 6 meses. Cuando los médicos nos informaron de lo que podía ser y después de
hacer la biopsia, se complicó con hemotórax...: el mundo se me vino encima, ya
nada tendría sentido. En la planta del hospital al final del pasillo había una
pequeña capilla donde me sentía protegida y a la vez calmada.
Ahora lo pienso, cómo pude resistir tanto tiempo trabajo, casa, hospital...
Pero nada como la Fe. Es el milagro de la vida lo que nos lleva de la mano y
nos hace ver que cada día es un regalo y una bendición. Dios nunca nos suelta
de la mano y por muchos problemas que nos encontremos en el camino, Él nos da
esa luz y esa paz para seguir. Me siento privilegiada por mi trabajo
(Obispado) que hace que cada día me sienta mejor persona. He aprendido a
quererme y a querer, a dar y ofrecer todo el amor que Dios nos da, y
por supuesto a compartirlo…”.
2.- “…pienso en lo que me dijiste
de la oración: cuando me levanto lo primero que hago es dirigirme al Padre, le
doy los buenos días y le agradezco el nuevo día. Después me dirijo a mi
compañero de viaje, al Espíritu Santo, le saludo y me pongo a su disposición
para la ruta que haya trazado en el día
Tras el desayuno, leo con mi marido
las lecturas del día… y , a lo largo de la mañana, escucho “rezando voy”. Por
la noche rezo con mi marido el rosario y antes de acostarme termino el día
acudiendo de nuevo al Padre para repasar con Él el día, o por lo menos una
situación concreta, la que más me haya llamado la atención: una conversación,
un encuentro, algo en lo que sienta que he fallado, un propósito no cumplido...
Eso en general, porque para mí rezar es como
respirar: no es algo para ratos, sino que es de continuo.
Sea trabajando, en la compra, en el baile… no
puedo hacerlo de cualquier manera, sino pensando, sintiendo, que Jesús está
presente. A Él me dirijo constantemente; sea lo que sea que haga en el día,
siempre estoy dialogando con Él.
Tú lo explicaste ayer muy bien: Jesús
compromete y una vez que decides dar el salto es para todo, afecta a toda tu
vida.
2b.- Aparte de todo ello, y
pensando en una enferma grave, me daba cuenta de una cosa en la que hasta ahora
no había caído: todos los días le rezo a Jesús, también a María, pidiendo por
ella; pero también pensaba que, en estos momentos, Jesús ya está con ella, en
su sufrimiento.
Es un detalle que no había tenido en cuenta
en mi vida. Muchas veces que me he sentido mal por alguna cosa, me dirigía al
Padre, como si tuviera que venir a socorrerme, a sacarme de algún apuro: no
caía en la cuenta de que Él ya estaba conmigo
Es un punto de vista que no había tenido en
cuenta y sin embargo lo cambia todo. Cuando sabes que estás con alguien que te
quiere mucho muchísimo, el dolor, todo en general se siente de otra manera…”.
Si quieres leer
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de gente de
todo el mundo,
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