viernes, 14 de febrero de 2020

¡SEÑOR, AYUDA A MI POCA FE!

VIDA DE LA PALABRA                          primeras semanas FEBRERO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24) y de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2):

1.-      Estas semanas han surgido dificultades serias a varias personas con las que trato y me veía impotente para poder ayudarlas, casi (“metiéndome en su pellejo”) frustrado. Pero cada vez me renacía la esperanza al ver que yo no puedo: ¡entonces es cuando dejo actuar al Señor! Y, le repetía a Él o la frase de la PdV de este mes o lo que le dijeron los apóstoles: “¡auméntanos la fe!”. Y rezaba por esa situación o invitaba a algún enfermo o monjita del hospital que rezaran-ofrecieran por ello o le pedía a la persona interesada que rezáramos en unidad (Mt 18, 19), con más confianza en Dios.
Y alguien me preguntaba: “¿pero estás seguro que funciona?”. “Sí, convencido; eso sí, a lo mejor no es inmediato o tarda un tiempo, o a lo mejor Dios –que es quien más te quiere- conoce que no es conveniente, pero te dará en cambio otra cosa mejor en su momento: la oración ha sido escuchada ciertamente; y Dios sabe más”.

Así ha sido: creo que ha ido creciendo mi fe y esperanza (y también la de mis respectivos interlocutores) y algunas cosas se han “solucionado” en muy pocos días, otras… ¡Dios dirá! ¡¡¡Pero lo dirá!!!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24), la de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2) y la de diciembre («Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42):

1.-        “ después de recibir la PdV he sentido una increíble fuerza espiritual que realmente necesito en estos momentos. Después de dos ingresos en hospital con mi marido, una neumonía muy grave con bastantes complicaciones, pruebas y, lo peor, la espera de resultados. Todo pintaba muy feo: la mancha en el pulmón hacía pensar en lo peor. G.A.D. todo ha salido negativo y después de tanto tiempo, esta semana le han dado el alta. Tiene que seguir las revisiones dentro de 6 meses. Cuando los médicos nos informaron de lo que podía ser y después de hacer la biopsia, se complicó con hemotórax...: el mundo se me vino encima, ya nada tendría sentido. En la planta del hospital al final del pasillo había una pequeña capilla donde me sentía protegida y a la vez calmada.
Ahora lo pienso, cómo pude resistir tanto tiempo trabajo, casa, hospital... Pero nada como la Fe. Es el milagro de la vida lo que nos lleva de la mano y nos hace ver que cada día es un regalo y una bendición. Dios nunca nos suelta de la mano y por muchos problemas que nos encontremos en el camino, Él nos da esa luz  y esa paz para seguir. Me siento privilegiada por mi trabajo (Obispado) que hace que cada día me sienta mejor persona. He aprendido a quererme y a querer, a dar y ofrecer todo el amor que Dios nos da, y  por supuesto a compartirlo.

2.-        “pienso en lo que me dijiste de la oración: cuando me levanto lo primero que hago es dirigirme al Padre, le doy los buenos días y le agradezco el nuevo día. Después me dirijo a mi compañero de viaje, al Espíritu Santo, le saludo y me pongo a su disposición para la ruta que haya trazado en el día
            Tras el desayuno, leo con mi marido las lecturas del día… y , a lo largo de la mañana, escucho “rezando voy”. Por la noche rezo con mi marido el rosario y antes de acostarme termino el día acudiendo de nuevo al Padre para repasar con Él el día, o por lo menos una situación concreta, la que más me haya llamado la atención: una conversación, un encuentro, algo en lo que sienta que he fallado, un propósito no cumplido...
Eso en general, porque para mí rezar es como respirar: no es algo para ratos, sino que es de continuo.
Sea trabajando, en la compra, en el baile… no puedo hacerlo de cualquier manera, sino pensando, sintiendo, que Jesús está presente. A Él me dirijo constantemente; sea lo que sea que haga en el día, siempre estoy dialogando con Él.

Tú lo explicaste ayer muy bien: Jesús compromete y una vez que decides dar el salto es para todo, afecta a toda tu vida. 
2b.-     Aparte de todo ello, y pensando en una enferma grave, me daba cuenta de una cosa en la que hasta ahora no había caído: todos los días le rezo a Jesús, también a María, pidiendo por ella; pero también pensaba que, en estos momentos, Jesús ya está con ella, en su sufrimiento. 
Es un detalle que no había tenido en cuenta en mi vida. Muchas veces que me he sentido mal por alguna cosa, me dirigía al Padre, como si tuviera que venir a socorrerme, a sacarme de algún apuro: no caía en la cuenta de que Él ya estaba conmigo 
Es un punto de vista que no había tenido en cuenta y sin embargo lo cambia todo. Cuando sabes que estás con alguien que te quiere mucho muchísimo, el dolor, todo en general se siente de otra manera.




Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ o
o también AQUÍ









No hay comentarios:

Publicar un comentario