viernes, 15 de noviembre de 2019

VIVIRLO DESDE EL CORAZÓN DEL OTRO

VIDA DE LA PALABRA                  primeras semanas de NOVIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran», Rm 12, 15) y la de octubre («Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros», 2 Tm 1, 14):
1.-        La PdV me ha resultado muy sugerente este mes y me está ayudando a escuchar con más atención todavía a cada persona que se me acerca, (también en el confesonario), y a vivir desde mi corazón sus inquietudes y alegrías: un examen de conducir, presión en el trabajo, problemas de relación, ilusión con proyectos, preparación de oposiciones, intentar vencer un vicio, satisfacción por objetivos cumplidos, salud propia o de un familiar… Y, de vez en cuando, mandarles un mensajito de apoyo y de preguntar cómo va.
Además, la primera PdV de la que fui consciente (allá por febrero del ’82), aunque no sé cuánto la viví, era muy similar (también de S. Pablo): “me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos" (1 Cor 9,22). 

1b.-      Una de las muchas ocasiones, p. ej.: llevábamos ya un buen rato en unas jornadas para sacerdotes y en el descanso vi un whatsapp en un chat grupal en el que un compañero avisaba que estaba llegando a la estación de cercanías y pedía si alguno podríamos subir con un coche a recogerlo. En una milésima de segundo me pasó por la mente la tentación “que vaya otro”, pues íbamos a empezar ya la segunda parte que iba a ser interesantísima y me perdería los 15 primeros minutos y, por tanto, el “hilo”.
Sin embargo, escribí enseguida pensando en “hacerme uno” con él: “voy”.
Después de recibirlo con alegría y preguntarle cómo estaba, en esos minutillos traté de explicarle todo lo visto hasta el momento para que pudiera integrarse de modo pleno.
Al llegar, nos encontramos con la sorpresa que también todos se habían “hecho uno” con nosotros dos y estaban hablando otras cosas menores esperando nuestra llegada para empezar juntos el tema relevante.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran», Rm 12, 15) y la de octubre («Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros», 2 Tm 1, 14):

1.-        “… estaba entrando a llevar el ramo de flores en la iglesia cuando, de pronto, vino a mi corazón esa advertencia de Jesús: “si cuando vas a poner tu ofrenda ante el altar, te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda, vete a reconciliarte primero con tu hermano y luego vuelve a presentarla”. En seguida pensé en alguien de mi familia política a quien no podía yo ni mirar. Tuve una lucha interior: era superior a mis fuerzas. Pero la Palabra resonaba más fuerte y no me dejaba tranquila y… ¡finalmente lo logré!: no solo la miré, sino que hablé con ella y… ¡la paz inundó mi corazón…!, aunque sé que no va a seguir siendo fácil….


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