VIDA DE LA PALABRA primeras semanas ENERO
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Justicia, solo justicia has de
buscar», Dt 16, 20) y de diciembre
(«Estad siempre alegres en el Señor», Flp 4,
4):
1.- A mediados
de diciembre antes de empezar yo a hacer la ronda de visitas por las
habitaciones del hospital, me para en el vestíbulo, contenta de encontrarme,
una húngara ortodoxa. Ella había cuidado a una señora muy mayor hasta que
falleció en el hospital y habíamos cobrado buena amistad.
En
seguida me dice que ahora está atendiendo a un señor… y que tengo que ir a
visitarlo. Le explico: “si no me llaman
él o la familia, yo no puedo entrar a la habitación”. Muy dispuesta, afirma
que hablará con él y con el hijo, que no se puede “marchar” sin una oración y
bendición. Y añade que, si ellos no me pagan, me paga ella “¡No, que no!: no me tenéis que dar nada ni
vosotros, ni ninguno de los enfermos, ¡eh!”.
Estando
yo de visitas ya por diversas habitaciones, ella me ve desde el pasillo… ¡¡y
entra feliz!!: “ya he hablado con ellos:
ven rápido”.
El
anciano hizo una bonita confesión, le expliqué lo que era el sacramento de la
santa Unción para los enfermos y quiso recibirlo e incluso le pude dar la
comunión. El hijo estaba cada vez más con las lágrimas en los ojos y se notaba
que Dios también le estaba tocando el alma a él. Quiso dar un donativo y,
recordando que había dejado en su coche su cartera, ¡le pidió a la señora
húngara!
Salía yo
feliz de esa habitación por la paz y serena alegría con la que había quedado el
enfermo, (¡y el hijo y la cuidadora, que no paraban de agradecerme!). Se había
multiplicado entre nosotros 4 esa alegría que pedía la PdV de diciembre.
Y en ese mismo momento, esperando a
que yo saliera, entraba la enfermera para medicarlo: al volver yo al día
siguiente, ya estaba el hombre semisedado. Así que, gracias a la cuidadora,
¡¡pudo recibir los 3 sacramentos conscientemente y participando de modo activo!!
2.- No
recuerdo si ese mismo día o el anterior, me habían llamado de una habitación.
Mientras estoy hablando con la familia de la enferma, entra la cuidadora
(señora mayor hispanoamericana) que me mira de modo especial. Cuando acabo y
salgo, viene ella conmigo: “le he buscado
varios días por todo el hospital para que atienda a esta persona que cuido; ¿se
acuerda usted de mí?”. Y solo en ese momento caigo: era una señora
venezolana, evangélica, que haría un par de semanas estuvo viniendo al comedor
parroquial de caridad, pues estaba recién llegada de su país con su hija y su
nieta. Fue un momento de alegría, (¡la PdV!), de ella y mío, conversamos un
poco sobre lo que sí nos une de la fe (al igual que ya habíamos hecho en el
comedor) y acabamos con un mutuo: “¡Dios
te bendiga!”.
De
nuevo, otra amiga que no era católica viene a solicitar los auxilios
espirituales para la persona católica a la que cuida, aunque no sea de su misma
confesión cristiana.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de de enero («Justicia, solo justicia has de
buscar», Dt 16, 20), la de diciembre
(«Estad siempre alegres en el Señor», Flp 4,
4) y la de noviembre («Mira que
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en
su casa y cenaré con él y él conmigo», Ap 3, 20):
1.- “…muchas gracias. Me ayudas
siempre a caminar. Cada día me llevo mejor con ese amigo que se llama JESÚS.
Menuda lió ese Niño... Que tu familia y tú seáis muy felices…”
2.- “…Gracias, Paco. Hoy he ido
a otra médico… y me ha mandado 15 sesiones de rehabilitación. No me iré a mi
tierra en enero... Es la manera de acabar y empezar el año repitiendo "¡te
quiero, Jesús!". Que tengas un feliz y santo año nuevo…”
Si quieres leer más
experiencias similares,
de gente de todo el
mundo,
N.B.:
tú también puedes compartir las experiencias
que,
por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo
en práctica el Evangelio;
“pincha”
aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o,
dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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