martes, 15 de enero de 2019

SUBRAYAR LO QUE UNE

VIDA DE LA PALABRA                 primeras semanas ENERO



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Justicia, solo justicia has de buscar», Dt 16, 20) y de diciembre («Estad siempre alegres en el Señor», Flp 4, 4):

1.-        A mediados de diciembre antes de empezar yo a hacer la ronda de visitas por las habitaciones del hospital, me para en el vestíbulo, contenta de encontrarme, una húngara ortodoxa. Ella había cuidado a una señora muy mayor hasta que falleció en el hospital y habíamos cobrado buena amistad.
            En seguida me dice que ahora está atendiendo a un señor… y que tengo que ir a visitarlo. Le explico: “si no me llaman él o la familia, yo no puedo entrar a la habitación”. Muy dispuesta, afirma que hablará con él y con el hijo, que no se puede “marchar” sin una oración y bendición. Y añade que, si ellos no me pagan, me paga ella “¡No, que no!: no me tenéis que dar nada ni vosotros, ni ninguno de los enfermos, ¡eh!”.
            Estando yo de visitas ya por diversas habitaciones, ella me ve desde el pasillo… ¡¡y entra feliz!!: “ya he hablado con ellos: ven rápido”.
            El anciano hizo una bonita confesión, le expliqué lo que era el sacramento de la santa Unción para los enfermos y quiso recibirlo e incluso le pude dar la comunión. El hijo estaba cada vez más con las lágrimas en los ojos y se notaba que Dios también le estaba tocando el alma a él. Quiso dar un donativo y, recordando que había dejado en su coche su cartera, ¡le pidió a la señora húngara!
            Salía yo feliz de esa habitación por la paz y serena alegría con la que había quedado el enfermo, (¡y el hijo y la cuidadora, que no paraban de agradecerme!). Se había multiplicado entre nosotros 4 esa alegría que pedía la PdV de diciembre.
Y en ese mismo momento, esperando a que yo saliera, entraba la enfermera para medicarlo: al volver yo al día siguiente, ya estaba el hombre semisedado. Así que, gracias a la cuidadora, ¡¡pudo recibir los 3 sacramentos conscientemente y participando de modo activo!!

2.-        No recuerdo si ese mismo día o el anterior, me habían llamado de una habitación. Mientras estoy hablando con la familia de la enferma, entra la cuidadora (señora mayor hispanoamericana) que me mira de modo especial. Cuando acabo y salgo, viene ella conmigo: “le he buscado varios días por todo el hospital para que atienda a esta persona que cuido; ¿se acuerda usted de mí?”. Y solo en ese momento caigo: era una señora venezolana, evangélica, que haría un par de semanas estuvo viniendo al comedor parroquial de caridad, pues estaba recién llegada de su país con su hija y su nieta. Fue un momento de alegría, (¡la PdV!), de ella y mío, conversamos un poco sobre lo que sí nos une de la fe (al igual que ya habíamos hecho en el comedor) y acabamos con un mutuo: “¡Dios te bendiga!”.
            De nuevo, otra amiga que no era católica viene a solicitar los auxilios espirituales para la persona católica a la que cuida, aunque no sea de su misma confesión cristiana.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de de enero («Justicia, solo justicia has de buscar», Dt 16, 20), la de diciembre («Estad siempre alegres en el Señor», Flp 4, 4) y la de noviembre («Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo», Ap 3, 20):

1.-        “muchas gracias. Me ayudas siempre a caminar. Cada día me llevo mejor con ese amigo que se llama JESÚS. Menuda lió ese Niño... Que tu familia y tú seáis muy felices

2.-        “Gracias, Paco. Hoy he ido a otra médico… y me ha mandado 15 sesiones de rehabilitación. No me iré a mi tierra en enero... Es la manera de acabar y empezar el año repitiendo "¡te quiero, Jesús!". Que tengas un feliz y santo año nuevo

3.-       “aunque uno como hijo sabe que debe esperarlo, siempre te pilla un poco desprevenido y desorientado: organizar un paso a la otra vida como se merece una persona a la que quieres. Es entonces cuando aparece un ángel como tu hermana que por teléfono es capaz de organizar un funeral en la parroquia, una despedida digna de una santa. Se fueron mi tía y mi madre, como buenas hermanas, una detrás de otra con apenas 4 días; juntas pasaron sus últimos años después de la vida de sufrimiento de mi hermano con su enfermedad mental, siempre ella pendiente de él. Ya te digo que es de agradecer que una persona tan espiritual y alma tan bella como tu hermana nos preparara un oficio tan cercano y agradable a pesar del día y el poco tiempo. Gracias por ser mi amigo y por tus palabras, que cada mes reconforta leer




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