Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («En verdad, en verdad os digo: el que cree,
tiene vida eterna», Jn 6, 47) y la de marzo («Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus
sendas», Sal 25,
4):
1.-
En el arciprestazgo
hace unas semanas tuvimos las diversas votaciones para ofrecer al Cardenal una
terna de sacerdotes para que nombrará a uno Arcipreste los próximos tres años:
mientras el Vicario Episcopal nos recordaba las normas, leyó también los
deberes y obligaciones del Arcipreste; pensé fijarme muy bien, para, en la
medida de lo posible, facilitar algo la labor del que saliera): fomentar y coordinar
la actividad pastoral común, cuidar que a los clérigos del distrito no les
falten los medios espirituales y atender a los que se hallen en circunstancias
difíciles o se vean agobiados por problemas, atender a los sacerdotes enfermos,
que se cuiden bien las parroquias y sus libros, el templo y la casa; etc., etc.
En
la votación para proponer un primer candidato no hubo mayoría, pero me
sorprendió que yo sacara algunos votos. ¡Jamás pensé que, después de varias
votaciones, saliera elegido precisamente yo! Repuse que llevo poco tiempo por
aquí, que no soy párroco…: no era óbice. Repuse que estoy incardinado fuera de
esta diócesis: ahí hubo que mirar el Derecho Canónico; “¡buen intento!”, me dijeron algunos amigablemente.
“Si tengo poco tiempo disponible, ¿dónde voy
a sacarlo para esa tarea extra?”. La PdV del mes (era finales de marzo) me
serenó: “…enséñame tus sendas…”. Y
recordando cómo se habían ido desarrollando las votaciones… quizá el Señor sí
quería. “¡Él sabrá!”. El Vicario me
dijo: “lo harás bien; vuestro carisma de
la unidad es de lo más apropiado para ello”.
Solo
cabía esperar que el Cardenal no nombrara al primero de la terna. Pero acabo de
ser nombrado. Así que, interpreto ahí la Voluntad de Dios: una oportunidad más
de darme y servir a los demás por amor, y de fomentar la concordia. Y
oportunidad de vivir la Palabra, (¡o de dejar que la Palabra me viva!): “el que cree, tiene Vida…”. ¡Fiarme! Además,
al llegar aquí hace año y medio pensé visitar las parroquias y comunidades
religiosas de los alrededores… para “construir” comunión; pero con tanta
actividad en la Parroquia, el hospital (y en el Centro Mariápolis un par de
días en semana)… al final ni empecé... Ahora tendré la oportunidad… “Para gloria de Dios todo, ¡eh!; los cargos
son cargas; no son para que se suban a la cabeza, sino para servir”, me
está repitiendo mi madre estos días hasta la saciedad.
2.-
En la semana de
Pascua teníamos un encuentro de sacerdotes de toda España en el Centro
Mariápolis en el que iba a poder participar yo poco, (estaba solo en la
parroquia), pero que tenía que ayudar a preparar en las semanas previas y a
desarrollarlo: resultó sencillo y vivaz, profundo y distendido. Había acabado
el libro sobre José y se pudo ya empezar a vender a mitad de esa convivencia
(“José Varas: vida sacerdotal al servicio de la unidad”): está gustando mucho
dentro de su sencillez. Se lo pudimos regalar al Cardenal y al Arzobispo de
Pamplona, que vinieron al sábado siguiente a festejar el X aniversario de Chiara
Lubich y el 50 aniversario del movimiento Gen (rama juvenil de los Focolares). Mi
madre (me la llevaba de “copiloto” a todas partes, estaba aquí conmigo para ir
días después a Barajas a recoger a mi hermana misionera (después de retrasos y
pérdidas de vuelos) y llevarlas al pueblo, para luego volver a ir juntándonos
todos los hermanos después de un año (y aprovechar para celebrar con tres meses
de anticipo el 80 cumpleaños de nuestra madre). Todo ello, cuidando a
intervalos a mi madre (o encargando a amigos que lo hicieran) y sin desatender
las obligaciones habituales (con la ayuda providencial de amigos).
Tendrías que estar agotado de estos
meses, (sobre todo las 3 últimas semanas), y (estándolo un poco) me noto con la
alegría y la esperanza de la Pascua, con paz e ilusión renovadas: rememorando
todo ello, ¡me doy cuenta de la verdad de la PdV, “el que cree, tiene Vida…”!, (y lo percibo también en los amigos sacerdotes, mi madre,
mi hermana misionera en Chad, todos mis hermanos, la gente de parroquia y de
los grupos y del movimiento…).
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («En verdad, en verdad os digo: el que cree,
tiene vida eterna», Jn 6, 47), la de marzo («Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus
sendas», Sal 25,
4) y la de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente
del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6):
1.-
“…esta PdV me ha venido de
maravilla para ayudarme a vivir estos primeros días de Pascua de Resurrección.
Una resurrección que siempre va precedida por tomar la cruz siguiendo a Jesús:
no están siendo días fáciles a nivel personal ni para varias personas cercanas
y muy queridas, pero siento muy fuerte que con Jesús ya ha iniciado en nosotros
la vida eterna y, si en cada momento presente reavivamos nuestra adhesión total
a Jesús, Él nos da su fuerza y su amor.
Un matrimonio que reside cerca de
mi casa y que desde hace años son realmente como de la familia, están pasando
días muy dolorosos porque a él, en los primeros días de marzo, le han
diagnosticado un cáncer de forma totalmente imprevista y está ya en fase
terminal. Yo estoy tratando de estar muy atenta a sus necesidades de todo tipo,
olvidando mis programas, pero es mucho más lo que estoy recibiendo cada vez que
voy a verlos. Estamos viviendo una gran experiencia de Dios que no deja
indiferente al personal sanitario y otros enfermos y familias. Hace unos días
vino la médica de cuidados paliativos y le preguntó: “¿Usted sabe su situación?”. “Sí”, respondió. “¿Y cuál es el final?”; y él, mirando al
crucifijo que tenía cerca, dijo: “el mismo que el suyo”. Ella se ha
quedado muy impactada por la fe y la coherencia que manifestaba.
1b.- Aparte de esta fuerte experiencia, la PdV me ayuda
a no quedarme replegada en mí misma, ni siquiera en esta circunstancia y, por
ejemplo:
Conocí por casualidad a una
persona de una Asociación que trabaja con inmigrantes y enseguida recordé a una
de ellas conocida que busca empleo. Esta persona me dio información y se la
pasé por whatsapp. Pero, pensé que vivía muy lejos y para facilitarle la
entrevista, me ofrecí a acompañarla con el coche.
Estuvimos juntas toda la mañana,
de momento no ha tenido efectos prácticos, pero la relación entre nosotras se
ha afianzado.
1c.- Tenía que viajar a otra ciudad y pensaba aprovechar para hablar
con una persona que sé que lo está pasando mal con el marido, incluso a punto
de iniciar el proceso de separación. Unos días antes comienzo con una seria
colitis y el médico me dice que no es prudente viajar, me costaba mucho no ir,
hasta el día anterior me aferraba a poder ir, pero no mejoraba. Hasta que “me
rendí” a la voluntad de Dios y le confié a Él esta situación. Hablé con ella
por teléfono con calma y, al día siguiente, me llamó para decirme que había
hablado a fondo con su marido y había aceptado empezar una terapia juntos, cosa
que parecía imposible. Una vez más, Jesús me hizo comprender que no son mis
planes, ni mis esfuerzos los que sirven, sino vivir con Él que actúa más allá
de nuestros límites…”
2.- “…ayer fui a
Misa algo tristona y salí muy fortalecida al escuchar la homilía del sacerdote.
Después recibí tu correo y terminó de completar mi día...
Esta Semana Santa se la he dedicado a una amiga que
tenía mucha necesidad de escucha y acogida... Ella se la ha visto muy contenta
y me lo ha agradecido mucho y yo también me he sentido fenomenal ya que nos
hemos sentido bien mutuamente.
Después de estos días sin trabajar, todo se acumula
y todo el mundo tiene prisa por ser atendido y yo hago lo que puedo con mi
mejor sonrisa, ya que al final de qué sirve contestar mal…
Estuve viendo la película de Pablo, el Apóstol, y os
la recomiendo...”
3.-
“…acabo de leer tu email de
Pascua y no puedo evitar decir: Gracias.
Gracias
por dejar que el Señor te guíe, (aunque te agobies), y compartas tus temas
personales también.
Gracias por dejar siempre un ratito
para estos correos pues siempre llegan y a veces es lo que necesito en ese
instante.
Gracias por tu entrega, pues aunque
solamente "leo", me da la impresión de estar en medio de ese ajetreo
ayudándote en alguna tarea o participando en ese retiro espiritual, etc.
Feliz Pascua y que nos dure esta Alegría
un año entero pues Jesucristo VIVE y está a nuestro lado. Un abrazo🙏🏼🎼👏🏼😘”
4.- “…hoy, al secarle a mi mami los
pies tras la ducha, me he acordado de Jesús y la última cena. La verdad es que
está siendo ésta toda una experiencia en muchos sentidos.
Mi madre, muy serena.
No se queja de nada. Todo la parece estupendo. Le encanta la comida para
asombro de las enfermeras. Según ellas es la primera paciente que habla bien de
la comida. La verdad es que yo he comido aquí alguna vez y también me ha
gustado.
A
ver si pasa el internista con nuevas noticias. Después de 3 semanas en el
hospital, ya estamos como en una pequeña familia.
Me va a costar dormir esta noche: después
de que nos dijera el médico que posiblemente no saldría mi madre del hospital,
pensar que mañana vuelve a casa es como un regalo. No sé si la tendremos por
poco o mucho tiempo, pero lo que es seguro es que voy a aprovechar cada
instante con ella…”
Si
quieres leer más experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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