lunes, 31 de julio de 2017

DESCANSAR EN JESÚS

PALABRA VIVIDA                   últimas semanas de JULIO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de julio («Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso», Mt 11, 28) y la de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21):
1.-        Intentando aprovechar los pocos huecos de que yo disponía este mes, (con tanto ajetreo, y solo en parroquia+hospital), sin darme cuenta, (por no apuntar con las prisas y fiarme de mi, hasta ahora buena, memoria), quedé… ¡¡con 3 (una familia, dos chicas y un señor) a la misma hora y en el mismo lugar para conversaciones muy distintas!!
Con el hombre, de repente me acordé y, (avergonzado por mi parte…, pero… “venid a Mí…”, con paz…), le avisé la noche anterior. Pero las otras 5 personas se presentaron puntuales: me tragué el orgullo de mi memoria (“venid a mí… cansados y sobrecargados…”), me disculpé mil veces, (colorado y sudando por el apuro), y quedé con la familia en el siguiente hueco que tenía unos días después. Unos y otros lo aceptaron bien, medio bromeando, y todos en paz.
Y, centrándome en el momento presente, sin pensar más en ello (“…yo os daré descanso”, manso y humilde de corazón), atendí con los cinco sentidos a quien tenía delante. Habíamos quedado también la semana anterior, pero al poco de empezar a hablar, me sonó el móvil 24h del hospital y me tuve que ir. Esta vez fue una horita completa preciosa.

2.-        Al acabar la Misa matinal de los sábados, en la Parroquia realizamos acogida de peregrinos que vienen a retirar su Credencial para iniciar el Camino de Santiago (y luego se la sellan en cada etapa).
            El otro sábado parecía que no había peregrinos, así que me alegré porque me daría más tiempo para preparar todo para los bautizos
y para marcharme pronto a atender bien a los enfermos del hospital. Pero cuando ya estaba para irme, me avisan que fuera hay 2 personas
para recoger sus credenciales. Pensé en no hacer acogida ni explicación del Camino, sino simplemente rellenarles sus datos en 5 minutos y salir hacia el hospital. Pero recordando la PdV me pareció notar en el corazón que el Señor me pedía que les dedicara más tiempo; me tenía que fiar de Él…, (“venid… cansados y agobiados… y yo os aliviaré”), para que luego me diera tiempo a visitar a todos los enfermos.
Después de hablarles un rato, pensé cortar… pero volví a notar lo mismo en el corazón y les pregunto: “¿tenéis otros 15 minutos más?..., ¡aunque el que no los tiene soy yo!”. Para mi sorpresa contestaron: “tenemos toda la mañana”.
Les narré entonces la experiencia de una conocida mía que, a sus 22 años, reflexionando y observando en el Camino de Santiago, en una etapa dijo: “Dios, si es que existes, igual que estas flechas amarillas indican la dirección hacia Santiago, ¡pinta unas flechas amarillas en mi vida!, ¡¡pero píntamelas de color fosforito, porque si no, no me voy a enterar!!, porque estoy de mierda hasta el cuello”, (era la palabra más
“suave” de su vocabulario; semanas antes había tenido que ir la policía a por ella); al llegar a la Catedral de Santiago, dice que no sabe qué sintió por dentro…: “si estuviera aquí Paco, me confesaría…”. Al final se confesó, etc., etc., (otro día te cuento el resto).
Y entonces estas 2 personas que escuchaban absortas y con una sonrisa, dicen que, igual que en esa historia, una desde la primera Comunión tampoco se confesaba y otra casi.
De nuevo, como si yo notara en el fondo: “venid a Mí…”, con paz “dedícales más de tu tiempo; Yo te encajo luego lo del hospital…”. Les vuelvo a preguntar: “¿tenéis más rato todavía, (aunque el que no lo tiene soy yo)?”. Contentas asienten.
Les cuento entonces una experiencia de confesiones en mi primera parroquia: una verdadera fiesta del perdón improvisada a medianoche con tres jóvenes en un mes de diciembre. Escuchan ya casi con embeleso… y les hago la propuesta de que, aunque no van por motivo religioso, ¿por qué no aprovechan para reencontrarse con Dios? Una anima a la otra: aunque es hija de musulmán, accede a confesarse. Las
preparo un poquito… parábola del hijo pródigo, etc. Se sale la otra… y larga confesión edificante.
Había pensado yo dedicarles 5 minutos a correprisa… ¡y habían pasado algo más de dos horas! Ellas, felices y más que sorprendidas.
Yo… (“venid a mí… hallaréis vuestro descanso”), contento y sin perder la tranquilidad, pero con premura corriendo al hospital. ¡Y vaya que si me organizó el tiempo el Señor!: no tuve que administrar ninguna Unción ni confesar a nadie (que son las cosas que más tiempo se llevan) y, además, buena parte de los enfermos, tenían “permiso” para bajar por la tarde a la capilla a la Misa, (habitualmente, los médicos y enfermeros no les dejan, por distintas circunstancias de su salud, porque está “muy a trasmano” la capilla, porque no hay celadores que los lleven, etc.); así que, con esos, era entrar yo, saludar y salir de sus habitaciones. ¡¡Nunca
en estos 9 meses había hecho tan veloz el recorrido!! Y por la tarde estaban ellos tan satisfechos en la Misa.
Unos días después, un WhatsApp: “Paco, soy una de las que el sábado recogió la credencial del Camino; yo también quisiera confesarme antes de iniciar la peregrinación; me adapto a tu horario: ¿cuándo tienes un rato?”. Esa misma tarde providencialmente tenía yo casi una hora: momento también precioso.

3.-        Suena el móvil 24h del hospital: voy inmediatamente dando “plantón” a 2 jóvenes en la Parroquia con quienes apenas llevaba 2 minutos conversando, (lo teníamos pendiente desde hacía tiempo). “Venid… y Yo os aliviaré…”.
Una señora pedía la Santa Unción de los enfermos para una prima suya muy anciana, (ya muy adormilada). Esa mañana, curiosamente había cruzado yo 5 veces por ese mismo pasillo y nadie me dijo nada.
Noté ambiente tenso con otros familiares, así que explico delicadamente que la Santa Unción es una cercanía y consuelo especial del Señor para ayudar a vivir bien una edad avanzada o una enfermedad
importante, (“para vivirlas como Dios manda”, y nunca mejor dicho), y que sana interiormente e incluso a veces físicamente. La prima participa bien y con fe.
Al día siguiente, cuando voy a visitar a la enferma, los hijos y familia política me echan en el mismo umbral de la puerta.
A la mañana siguiente pensé ni intentar entrar. Pero extrañamente me encuentro recado en información para que entre a visitarla; de hecho, también me lo dice su enfermera: “ella casi no puede hablar, pero hace un gesto con la mano en la frente cuando me ve, como si… -fuera a santiguarse… no llega a explicarme-: creo que quiere que entres a verla”. Casi con miedo, toco a la puerta; está solo la prima: ¡qué alivio para mí! La enferma, mucho mejor, pero casi sin hablar: al verme, se le escapan las lágrimas. Rezamos Padrenuestro, Avemaría y Gloria, y ella puede decir algunas frases, y en otras se emociona. ¡Es una persona muy religiosa!; y así me lo confirma su prima. Cuando me voy, sorprendentemente dice de modo claro dos veces que me deja emocionado: “¡gracias, muchas gracias, padre!”.
Hasta que no vuelva su prima… a quedarse cuidándola… no podré hacer un nuevo intento. Pero esa vez fue la última que la vi: “venid a Mí…”. La misericordia de Dios...


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de julio («Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso», Mt 11, 28), la de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20):

1.-        “…nos decía ayer en la Misa el sacerdote que Dios siempre nos ayuda a llevar nuestra carga y a la vez nos da motivos de satisfacciones: la mía ahora mismo es el amor vivido con mis hermanas y con todos los que nos facilitan las vacaciones, en esta mi maravillosa tierra (y mar) natal…
Ya casi a final de mes...la palabra de vida, con la ayuda de todos, ha sido más llevadera, pequeños o grandes detalles, de los demás hacia mí o a la inversa, me han hecho ver a Jesús en casi todos, conocidos o no, que hacen más bonita y más fácil vivir el día a día. Gracias a Dios y a todos; deseo veros pronto…

2.-        “gracias, muchas gracias. ¡Cuánto bien me hace leer y releer los mensajes y experiencias que me mandas!: se trasmite la transparencia de alma. ¡Qué grande es Jesús y cómo se nos hace presente...!
La Palabra de Vida de este mes, “Venid a Mí todos los que estáis fatigados
y sobrecargados y Yo os aliviaré”, te diré que empecé el mes con mucha paz y alegría, al decírmelo una y otra vez, me era como bálsamo ante la propia debilidad y, además, hasta de sentirme pobre para que Él tuviera más parte en mí, garantía segura. Pero, como siempre, hay días de todo, quizá por el calor y la tentación que siempre acecha: pero me bastaba unos minutos de profundo silencio interior y escuchar a Jesús diciéndome “venid a Mí todos los...” y llenarme de paz y fortaleza.
2b.-      Me comunicaron que había nacido una resobrina y que traía un problema en sus pies: sabía que así venía, pero se lo había confiado tanto a la Stma. Virgen, que esperaba el milagro; y el milagro se realizó en el gozo con que sus padres lo han acogido: a toda la familia nos están ayudando ellos con su aceptación de la voluntad de Dios; es algo congénito. Así que este mes la Palabra de Vida me está haciendo mucho bien: poder entrar en la voluntad de Dios no desde donde uno quiere, sino desde lo que Él nos ofrece...
¡Qué asombro de ver los pequeños gestos con que el Señor te hizo distinguir tu día en medio de tus muchos trabajos!: necesitamos unos ojos y corazón puros para percibir ese susurro suave del paso de Dios por nuestras vidas

3.-        “Sobre la palabra de este mes, (“venid...”), me sentía incapaz de hacer frente a tantos pagos: por todas partes me pedían dinero. Y se añadían pagos imprevistos. “Venid a mí...”. Y me vino la idea: “si lo elegimos a Él como punto firme de nuestra existencia, todo se acepta y se supera”. ¡Cuántas injusticias sufrió Él! Yo, que las acepto tan mal. Y una cosa importante, (que no sé si es de un salmo): “me ha tocado un lote hermoso me encanta mi heredad”. Tengo lo más grande en la vida a Dios. Y le ruego: ¡aumenta mi fe!
Al final, he logrado cubrir todo

4.- [de mi hermana pequeña, Miriam, misionera en Chad para los próximos 3 años]            “…muy bien! Ahora pintando la capilla del Centro y haciendo trabajillos de arreglos con los jóvenes de 16 y 17 años que han salido del centro y que todavía no tienen mucho trabajo y vienen a pedirnos ayuda económica. El domingo, si Dios quiere, iremos con los dos coches a recoger a sus pueblos respectivos a “nuestros” muchachos que estaban con sus “familias de acogida”. ¡Tenemos que meter a 30 en los dos coches! Los de los pueblos más cercanos vendrán a pie y a partir de ahí estaremos sin parar haciendo muchas actividades que hemos preparado con ellos hasta que empiecen la escuela en octubre. Cada uno de ellos son un regalo: aunque la líen de vez en cuando, tengo ya ganas de que lleguen…
…yo hoy he comido mi comida más rara de mi vida: termitas fritas😂😂😂 Anoche tuvimos invasión de terminas voladoras que salen después de la lluvia y pusimos barreños de agua al lado de la luz y se plagaron de termitas que había que quitarles alas y patas y freír para los invitados que teníamos hoy ya que es un plato muy preciado😂😂😂. Saben a tostones fritos. Sólo me he comido dos puñaditos y sin mirar ni masticar mucho…

En la excursión yo estaba feliz y pendiente de los demás: me cambié de coche para que un matrimonio no fuera en distinto coche, pues el párroco se vino antes porque tenía que celebrar; con otra persona, que quería ir a Lourdes, yo me ofrecí a explicar lo que quisiera. Volví cansada, pero contenta de haber podido ayudar y haber superado lo que arrastraba.
Otro día me dejo el coche tirada, menos mal que lo dejé bien aparcado, pero lo tuve una semana en la calle; quería olvidarme de él, pero mi hermana y mi sobrino me preguntaban. No quería oír nada: por dentro tenía mal genio; luego pensé: “tengo que hacer algo”. Llamé a la grúa, quedé con él y empecé a preocuparme pensando que en esa calle tan transitada, se va a parar el tráfico, y vendrá hasta la policía… Un sinfín de cosas. En ese momento me dije: “pareces tonta: ¿de qué me preocupo, si lo que tengo que hacer es fiarme de Ti como hago muchas veces?” A los cinco minutos me llama el de la grúa y luego resulta que hasta nos conocíamos de siempre. Volví a sacar la conclusión que no me debo de olvidar que lo ÚNICO es Jesús


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lunes, 17 de julio de 2017

TÚ, SEÑOR, MI DESCANSO

Un refuerzo para recordar la Palabra que se vive este mes, («Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso»); nos vendrán bien unos textos (:



CREER QUE DIOS ACTÚA MÁS ALLÁ DE NUESTROS LÍMITES.

¿Y tú, querido joven, querida joven, has sentido alguna vez, posar sobre ti esta mirada de amor infinito, que más allá de todos tus pecados, límites, fallos, siguen confiando en ti y mirar tu existencia con esperanza? ¿Eres consciente del valor que tienes para Dios que por amor te ha dado todo? Cómo nos enseña san Pablo, "Dios demuestra su amor hacia nosotros en el hecho que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros" (Rm 5, 8). Pero ¿entendemos de verdad la fuerza de estas palabras? [...] Venid para decirle desde lo más profundo de vuestros corazones: "Jesús, confío en Ti". Dejaos tocar por su misericordia sin límites para volveros a vuestra vez apóstoles de la misericordia a través de las obras, las palabras y la oración, en nuestro mundo herido por el egoísmo, el odio, y mucha desesperación. [...]

PAPA FRANCISCO, Mensaje para la JMJ 2016




QUERER LO QUE DIOS QUIERE EN EL INSTANTE PRESENTE.

Se muestra el amor haciendo la voluntad de Dios en el presente, viviendo con entereza el día a día, cumpliendo por amor y con sinceridad, por Dios, cuanto momento por momento nos es sugerido por el Espíritu a través de la Palabra de Dios, las circunstancias de cada día, los deberes y las condiciones de nuestra vida, los pequeños gestos habituales... Elegir a Dios es elegir lo que Él quiere. [...]

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CAMINAR CONTRACORRIENTE CON CONVICCIÓN


Hoy vivimos en medio de una tempestad de inmoralidades. Corrupción, violencia, erotismo desenfrenado y muchos otros males están ampliamente difundidos en nuestra sociedad. Vivir contracorriente es defender los verdaderos valores, viviendo el principio de la honestidad y la pureza de corazón que pone en evidencia todas las virtudes. Caminar contra corriente es dar testimonio del amor y sus consecuencias siendo testigos de la verdad. Decir un “no” convencido a todo lo que viene del mal y decir un “sí” vigoroso al bien, convirtiéndonos en defensores de la vida verdadera que nos eleva la dignidad de hijos de Dios. Caminar contracorriente es tener el coraje de asumir los principios evangélicos de las Bienaventuranzas: felices los que son pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los misericordiosos, los puros de corazón, los justos y los constructores de paz (Cf. Mt 5, 1-12).

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sábado, 15 de julio de 2017

DIOS NO SE CANSA DE HACERNOS DESCANSAR

VIDA DE LA PALABRA            primeras semanas de JULIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de julio («Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso», Mt 11, 28) y la de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21):
1.-        “Sobrecargados”. Así me estoy sintiendo cada mañana al despertar durante estas semanas que me toca encargarme de todo en Parroquia y hospital. “Venid a mí…” me he recordado a mí mismo hasta la saciedad. Y, al final, cada día con Él, he podido ir haciendo (y con sosiego e ilusión todo); sí que es verdad que dos días, varias llamadas del hospital me han descabalado ya del todo momentos de atención a la parroquia y a personas concretas, pero he contado con la comprensión de todos ellos. Pero, también es verdad que, dos días que tenía que “alejarme” un poco, (fiándome a tope de Él, y rezando para que no llamaran), un día que comía yo en Madrid y otro que iba a celebrar unas bodas de plata, no sonó en todo el día el “dichoso” teléfono, (¡el día anterior y el previo hasta 3 veces tuve que ir al hospital para atender a algún agonizante!). Y algo inesperado: el párroco viene (breve “intermedio” en sus vacaciones-cursillo) mañana día y medio, que puedo aprovechar (“… Yo os daré descanso…”) para ir con mi madre, cambiar de aires (¡¡soltar el teléfono 24h de urgencias del hospital!!) y así luego afrontar de nuevo solo las últimas semanas del mes.

2.-        “Tradicionalmente” me felicitan pocos ese día y esos pocos este año lo hicieron ya muy de noche o en días sucesivos. El Señor siempre está pendiente de los detalles: me pareció bonito que el domingo, a la Misa una familia me llevó unas tabletas de chocolate negro que me entregaron sus peques con un beso y, por otro lado, una de las beneficiarias del comedor social me regaló dos detalles de calidad. ¡¡Ellos no sabían que ese día era mi aniversario de ordenación!! Lo mismo otros 2 amigos, que en esos días me regalaron, (aparte de otros para mi hermana o para la parroquia o para el movimiento), dos generosas cantidades de dinero, que vienen bien para pagar la multa que tuvo un compañero con mi anterior coche y traspasárselo a él, (¡finalmente accedió!, después de año y medio que lleva usándolo), aunque tuviera yo que correr con las tasas.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de julio («Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso», Mt 11, 28), la de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20):
1.-        “no podía ser más adecuada esta PdV para este mes en el que el intenso calor, unido al cansancio acumulado, nos tiene casi sin fuerzas para seguir adelante. Te confieso que he sentido más que nunca la tentación de acomodarme y “no meterme en complicaciones”. Menos mal que, por la gracia de Dios, todos los días he podido acercarme a Jesús y encontrar en Él la luz y la fuerza para seguir adelante con el compromiso de estar al servicio de los demás y experimentar que su yugo es ligero y llena el corazón de alegría.
Te cuento brevemente algunos momentos vividos en estos 15 días:
la señora sudamericana que viene a casa a ayudar con la limpieza tiene estudios y le gusta mucho hablar de temas profundos. Estos días sólo me venían ganas de acabar cuanto antes, pero Jesús me ha dado la capacidad de pararme a hablar con ella con calma y esforzarme en usar palabras adecuadas, porque a veces, incluso hablando español, he notado que el lenguaje nos lleva a distintas interpretaciones sobre lo que queremos decir.
1b.-      No hacía demasiado tiempo que había confesado y me costaba llegar antes a Misa, pero sentía que necesitaba aprovechar todas las gracias que la Iglesia nos ofrece. Fue comprobar una vez más que en Jesús, esta vez a través de las palabras de un ministro suyo, encontraba mi descanso y la luz para seguir el camino día a día.
1c.-      El domingo por la mañana decidí ir a ver a una persona enferma que está en una Residencia fuera de mi ciudad. Iba a ir sola, que era lo más rápido, pero pensé que mejor podía ir con otra amiga común que no tiene coche. A la vuelta se clavó algo en la rueda del coche, logramos llegar a un taller sin que se desinflara del todo. Mientras la arreglaban, tomamos algo juntas y pudimos compartir muchas cosas: fue un rato muy agradable. De nuevo experimentaba que Él es mi descanso.
1d.-      Un día fue precioso con Jesús Eucaristía. Había Exposición del Santísimo en la iglesia que entré y me quedé un rato. En la oración le encomendé muchas personas y muchas situaciones que me “pesaban”, con calma y nombrando a cada una. Al final, me di cuenta de que todas esas situaciones no eran mías personalmente, pero sí las había hecho mías por amor y sentí una profunda alegría, una fuerte presencia de Jesús en mí que vale más que todo en la vida.
¡Hasta pronto!, si Dios quiere, nos vemos en la Mariápolis.

2.-        “aunque tarde pero siempre leo los mensajes que me mandas. Para mí el verano no es buena época porque paso mucho tiempo separada de mis niñas, (están en el pueblo, con los abuelos), que me dan tanta fuerza. Yo, aunque parezca siempre tan tranquila y sonriente, estoy pasando muy mala época en mi vida y al menos leer esto me hace pensar que no debo flaquear, aunque cueste. Gracias por todo. Seguiré leyendo tus mensajes... a ratitos 🙂

3.-        “la semilla que crecía en la juventud que compartimos en la parroquia y en las Carmelitas, continúa hoy y la comienzan a vivir nuestras hijas: cada día nos seguimos asombrando en Dios, ayer nuestra hija pequeña abría la Biblia para que Dios nos hablara antes de rezar un rosario en familia. Y nos habló de la importancia del culto a Dios... muy graciosa dijo...: “mira, justo lo que vamos a hacer...” Las “casualidades” de Dios, porque Dios está en cada paso... y nos gusta ver cómo desde niños sientes que Dios es el amigo que siempre te habla.
Decirte que seguimos tocando la guitarra (y digo “seguimos” porque lo hacemos mi hija mayor y yo... y mi esposo y la peque cantan). Otro regalo.
Y bueno... seguimos en grupo aprendiendo en comunidad a orar...
Quería contarte toda esta vida porque me siento feliz de vivir en el amor de Dios y haber sido bendecida compartiéndolo en familia... Doy gracias a Dios porque no lo alabo porque nuestra vida sea un camino de rosas...: mi marido está enfermo del corazón, a mí se me destruye el hígado como consecuencia de una enfermedad en la sangre que sufrí hace 15 años y nuestras hijas traen “una mochilita” por la vivencia del maltrato en orfanatos del país de donde las adoptamos... Doy gracias a Dios porque en cada paso bueno o malo... siento a Dios y lo comparto en familia




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sábado, 1 de julio de 2017

SI ÉL ENVÍA..., PAZ

VIDA DE LA PALABRA                   últimas semanas de JUNIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20):
1.-        Suena el móvil 24h del hospital. Estoy hecho polvo: la noche anterior apenas había dormido y luego había tenido un viaje conduciendo 5 horas. ¡No puede ser!: ¡¡son las 3:40 a.m.!! Sin lavarme la cara, me visto y salgo de la Parroquia hacia el hospital: 12 minutos. Por el camino, voy rezando por el enfermo y repitiéndome: “como el Padre me envió, también yo os envío”; “tienes que espabilarte y dar lo mejor de ti mismo, ¡y, sobre todo, dar al Señor, al enfermo y a la familia!”. Me viene la tentación de queja: “ ¡con lo que me cuesta conciliar el sueño… seguro que al regreso ya no me vuelvo a dormir!; ¡¡¡no: Tú me envías, Señor!!!”.
Entro a la habitación del enfermo y… los familiares, tristes, y con cierto enfado airado me dicen: “ya nada: hace 15 minutos que falleció”. Se me “encendió” la sangre; pensé en una milésima: “¡podían haber llamado la tarde anterior, cuando les dijeron que no iba a salir vivo el ancianito con esa crisis que le habían ingresado!; ¡¡encima que me arruinan el descanso, me recriminan!!”. Pero sin contestarles y olvidando eso que me pasó por la cabeza, sin dilación me santiguo y empiezo a rezar un responso por el eterno descanso del fallecido y varias oraciones.
Después de eso, ya les pregunto a cada familiar cómo están, los conforto, les aconsejo… con paz y paciencia. Yo creo que todos al final quedan plenos de serenidad incluso en medio del dolor.
Al cabo de una hora, estoy de nuevo en casa, con la conciencia tranquila, feliz de haber sido enviado por el Padre, igual que lo fue su Hijo Jesús; sigo rezando por ellos… y después de una hora y media o así, logro dormirme… aunque ya es casi el momento de que suene el despertador.

2.-        La semana pasada me entró agobio sabiendo que mientras el párroco iba a estar fuera estas 5 semanas, no vendría otro sacerdote a ayudarme. Además, la semana pasada fue tremenda en el hospital: simplemente la “ronda por las habitaciones” que se hace habitualmente en unas dos horas y media, algún día empleé más de cuatro horas (muchos enfermos lo solicitaban, gracias a Dios), cuando ya previamente siempre tengo lleno el horario; y, además, llamaban al teléfono a otras horas (y “deshoras”).
Pensando, además, que el diácono que ayuda, también se marchará dentro de pocos días y que la voluntaria que atiende el despacho parroquial también ayer se tomaba unas vacaciones… me entró la pre-ocupación; tuve que recordarme en muchos momentos la Palabra del mes: “… así os envío Yo”, para que me naciera la tranquilidad y vivir el momento presente.
Estuve haciendo muchas gestiones a ver si en julio venía otro sacerdote a colaborar mientras estoy solo… y cuando ya lo tenía apalabrado, el compañero me dice que no, que nos apañemos, pues sale muy caro comprarle el billete al otro.
            Todo ello para mí está siendo un examen de conciencia.
Primero: no tengo que compararme con nadie (en julio parece que hay más trabajo en el hospital); en agosto (que sí tendré mis vacaciones, Mariápolis y convivencia), al otro compañero sí le vendrá otro sacerdote a ayudar (aunque ese mes no hay Caritas ni comedor social, y, según los médicos, poquísimos enfermos en el hospital).
Y, segundo: nunca me ha fallado el Señor, (¿recuerdas lo que tantas veces digo?: “ni un minuto antes, pero tampoco uno después”). ¡¡Él hará que haya tarea suficiente para no agotarme y para poder desarrollarla bien!! Y por eso mismo, otro motivo más para no compararme si no es solo con la Voluntad de Dios sobre mí.
Además, también estas últimas semanas de junio, de nuevo cada día se me pone de relieve algo que me punza y a lo que le doy excesivas vueltas: un día se me rompe el cristal de la pantalla del móvil, otro día unas palabras entre 2 personas a las que quiero y que les hace sufrir mucho a ambas, otro día se me desconfigura el ordenador, otro una corrección fraterna (momento precioso y que agradezco, pero que me deja en el impasse de cómo solucionarlo), otro organizar a correprisas la Confirmación de un feligrés para que pueda casarse, etc., y ayer –reconozco y me arrepiento que ahí ya me dejé apesadumbrar y tardé unas horas en reaccionar positivamente– llega una multa cuantiosa (y, lo peor, 4 puntos) del coche que yo di ya hace 2 años y que el actual dueño todavía no ha puesto a su nombre y se me imputa a mí (son ya varias así, aunque sin puntos, este año y medio pasado). Ocasiones preciosas todas, de nuevo, para descubrir y amar a Jesús Abandonado y fiarme que de cada una, si no dejo de amar, (si de verdad me siento y actúo enviado como Jesús por el Padre), Él está obteniendo un bien mayor, que en alguno de esos casos incluso ya he empezado a “ver”.
Y, como para corroborarlo, anteayer el salmo de la Misa repetía “el Señor se ocupa de todas vuestras ansias” y, preparándote este mensaje… ¡leo la Palabra de vida para julio… que es la más adecuada!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21),la de de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20) y la de abril («Quédate con nosotros, porque atardece», Lc 24, 29):
1.-        “Paco, me gustaría colaborar en el proyecto de tu hermana. De la única forma que se me ocurre, además de rezar por ella y desearle lo mejor, también nos gustaría contribuir en la financiación del proyecto. Pregúntale la cuenta en la podamos ingresar nuestra aportación. Su testimonio no tiene valor en dinero, pero sé que el dinero ayuda mucho a ofrecer mejor calidad de vida a esos niños, quienes, como ella cuenta, se están haciendo hombres en la escuela y les toca dar un paso más sin familia alrededor. Yo desde aquí, me gustaría decirle a tu hermana que su experiencia es muy inspiradora y que ella está disfrutando de la alegría de vivir del que menos tiene. Y aquí en USA, con todo el dinero del mundo, los niños en general son unos sosos y les falta alegría. A mí me llena de satisfacción saber que la alegría de vivir viene de dentro, de un sentir profundo de sentirse querido y aceptado, no de acumular objetos y regalos. Es muy obvio lo que digo, pero me encanta que tu hermana lo viva así de intensamente. Nos llega a todos. Dile que siga contando sus experiencias. Imagino que tendrá muchos lectores ya

2.-        “los calores?: pues como puedo, pero te diré que con gozo y mucha paz el Señor este año me ha regalado el poder ir a Fátima el día 12 y 13 un autocar y otro de Madrid con… entre ellas mi hermana, apenas nos vimos, he disfrutado de estar todo el día (llegamos a las 8:30 de la mañana y regresamos a las 12 de la noche a dormir a Ciudad Rodrigo): rosario de antorchas, todo el día con María y con Jesús tuvimos de todo  por ser fiesta San Antonio de Padua y la segunda aparición a los pastorcitos; allí me acorde de todos y, te diré, de manera especial de ti, ¡quién sabe por qué…! Tuvimos una celebración preciosa con gran devoción a pesar de tantísima gente, concelebraron más de 300 sacerdotes, 9 obispos, todo ayudaba a vivir la presencia de Jesús entre tantos de tan diversos colores y lenguas y todos unidos en torno al mismo Dios y a nuestra Madre: ¡qué grande es sentirse Iglesia! Empezó a las diez y terminamos a la una treinta, con la bendición con el Santísimo a los enfermos: parecía Jesús entre la muchedumbre enferma y necesitada y allí estamos todos ¿verdad?
2b.-      No te imaginas con qué gozo y fortaleza comencé el mes: me sabía amada por Él y “como el Padre envió a su Hijo, también os envió Yo”, empecé sintiendo la necesidad de hacer comunión con quien experimento total rechazo; y, la verdad, que en cositas muy pequeñas, como el pedir su ayuda para cualquier cosa, valorar algo que hacía en público, etc., he sentido el poder acercarme y sobre todo el ver que ella se me está acercando de la misma manera. Pensé “daré el primer paso”, aunque en muchos momentos había sido rechazada; me ayuda el pensar que todos podemos cambiar: son tantas las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día...
2c.-      Por otro lado, estos últimos días los he pasado con demasiado trabajo, con lo cual me ha costado vivirlo con un poco más de tranquilidad interior, para poder ir acogiendo la voluntad de Dios de la forma que se me iba presentando: todo me salía al contrario, con lo que una y otra vez me decía “como el Padre me envía, así os envió Yo”



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CRISTO, NUESTRO DESCANSO

PALABRA DE VIDA                        junio 2017
 
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados,
y yo os daré descanso»
(Mt 11, 28)

Fatigados y sobrecargados: palabras que nos sugieren la imagen de personas –hombres y mujeres, jóvenes, niños y ancianos– que de distintos modos llevan pesos a lo largo del camino de la vida y esperan que llegue el día en que se puedan liberar de ellos.
En este pasaje del Evangelio de Mateo, Jesús les dirige una invitación: «Venid a mí…».
Jesús tenía a su alrededor a la muchedumbre que había venido a verlo y a escucharlo; muchos de ellos eran personas sencillas, pobres, con poca formación, incapaces de conocer y respetar todas las complejas prescripciones religiosas de su tiempo. Además, pesaban sobre ellos los impuestos y la administración romana, una carga muchas veces imposible de sobrellevar. Se encontraban en apuros y buscaban a alguien que les ofreciese una vida mejor.
Con su enseñanza, Jesús mostraba una atención especial por ellos y por todos los que estaban excluidos de la sociedad porque se los consideraba pecadores. Él deseaba que todos pudiesen comprender y acoger la ley más importante, la que abre la puerta de la casa del Padre: la ley del amor. Pues Dios revela sus maravillas a quienes tienen un corazón abierto y sencillo.
Pero Jesús nos invita hoy, también a nosotros, a acercarnos a Él. Él se manifestó como el rostro visible de Dios, que es amor, un Dios que nos ama inmensamente tal como somos, con nuestras capacidades y nuestras limitaciones, nuestras aspiraciones y nuestros fracasos. Y nos invita a fiarnos de su ley, que no es un peso que nos aplasta, sino un yugo ligero capaz de llenarles el corazón de alegría a cuantos la viven. Esa ley requiere que nos comprometamos a no replegarnos sobre nosotros mismos, sino a hacer de nuestra vida, día a día, un don cada vez más pleno a los demás.

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso».

Jesús también hace una promesa: «…os daré descanso».
¿De qué modo? Ante todo, con su presencia, que se hace más neta y profunda en nosotros si lo elegimos como punto firme de nuestra existencia; y luego, con una luz especial que ilumina nuestros pasos de cada día y nos hace descubrir el sentido de la vida incluso cuando las circunstancias externas son difíciles. Si además comenzamos a amar como Jesús mismo hizo, encontraremos en el amor la fuerza para seguir adelante y la plenitud de la libertad, porque de esta manera la vida de Dios se abre paso en nosotros.
Escribe Chiara Lubich: «Un cristiano que no esté siempre en la tensión de amar no merece el nombre de cristiano. Porque todos los mandamientos de Jesús se resumen en uno solo: amar a Dios y al prójimo, en quien vemos y amamos a Jesús. El amor no es un mero sentimentalismo, sino que se traduce en vida concreta, en servir a los hermanos, en especial a los que tenemos al lado, y empezar por las pequeñas cosas, por los servicios más humildes. Dice Carlos de Foucauld: “Cuando amamos a alguien, estamos realmente en él, estamos en él con el amor, vivimos en él con el amor; ya no vivimos en nosotros mismos, estamos desapegados de nosotros mismos, fuera de nosotros mismos”. Y precisamente gracias a este amor se abre paso en nosotros su luz, la luz de Jesús, según su promesa: “El que me ame… me manifestaré a él” (Jn 14, 21). El amor es fuente de luz: amando se comprende más a Dios, que es Amor».
Acojamos la invitación de Jesús a acudir a Él y reconozcámoslo como fuente de nuestra esperanza y de nuestra paz.
Acojamos su mandamiento y esforcémonos por amar como hizo Él, en las mil ocasiones que nos suceden cada día en la familia, en la parroquia, en el trabajo: respondamos a la ofensa con el perdón, construyamos puentes en lugar de muros y pongámonos al servicio de quienes sienten el peso de las dificultades.
Descubriremos que esta ley no es un peso, sino un ala que nos llevará a volar alto.


LETIZIA MAGRI



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