VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de JUNIO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el
Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de mayo («Yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20):
1.- Suena
el móvil 24h del hospital. Estoy hecho polvo: la noche anterior apenas había
dormido y luego había tenido un viaje conduciendo 5 horas. ¡No puede ser!:
¡¡son las 3:40 a.m.!! Sin lavarme la cara, me visto y salgo de la Parroquia
hacia el hospital: 12 minutos. Por el camino, voy rezando por el enfermo y
repitiéndome: “como el Padre me envió,
también yo os envío”; “tienes que
espabilarte y dar lo mejor de ti mismo, ¡y, sobre todo, dar al Señor, al
enfermo y a la familia!”. Me viene la tentación de queja: “ ¡con lo que me cuesta conciliar el sueño…
seguro que al regreso ya no me vuelvo a dormir!; ¡¡¡no: Tú me envías, Señor!!!”.
Entro a la habitación del enfermo y… los familiares,
tristes, y con cierto enfado airado me dicen: “ya nada: hace 15 minutos que falleció”. Se me “encendió” la sangre;
pensé en una milésima: “¡podían haber
llamado la tarde anterior, cuando les dijeron que no iba a salir vivo el
ancianito con esa crisis que le habían ingresado!; ¡¡encima que me arruinan el
descanso, me recriminan!!”. Pero sin contestarles y olvidando eso que me pasó
por la cabeza, sin dilación me santiguo y empiezo a rezar un responso por el
eterno descanso del fallecido y varias oraciones.
Después de eso, ya les pregunto a cada familiar cómo
están, los conforto, les aconsejo… con paz y paciencia. Yo creo que todos al
final quedan plenos de serenidad incluso en medio del dolor.
Al cabo de una hora, estoy de nuevo en casa, con la
conciencia tranquila, feliz de haber sido enviado por el Padre, igual que lo
fue su Hijo Jesús; sigo rezando por ellos… y después de una hora y media o así,
logro dormirme… aunque ya es casi el momento de que suene el despertador.
2.-
La semana pasada me entró agobio sabiendo que mientras el párroco iba a estar
fuera estas 5 semanas, no vendría otro sacerdote a ayudarme. Además, la semana
pasada fue tremenda en el hospital: simplemente la “ronda por las habitaciones”
que se hace habitualmente en unas dos horas y media, algún día empleé más de cuatro
horas (muchos enfermos lo solicitaban, gracias a Dios), cuando ya previamente
siempre tengo lleno el horario; y, además, llamaban al teléfono a otras horas (y
“deshoras”).
Pensando, además,
que el diácono que ayuda, también se marchará dentro de pocos días y que la
voluntaria que atiende el despacho parroquial también ayer se tomaba unas
vacaciones… me entró la pre-ocupación; tuve que recordarme en muchos momentos
la Palabra del mes: “… así os envío Yo”,
para que me naciera la tranquilidad y vivir el momento presente.
Estuve haciendo muchas gestiones a ver si en julio
venía otro sacerdote a colaborar mientras estoy solo… y cuando ya lo tenía
apalabrado, el compañero me dice que no, que nos apañemos, pues sale muy caro comprarle
el billete al otro.
Todo ello para mí está siendo un
examen de conciencia.
Primero: no tengo
que compararme con nadie (en julio parece que hay más trabajo en el hospital);
en agosto (que sí tendré mis vacaciones, Mariápolis y convivencia), al otro
compañero sí le vendrá otro sacerdote a ayudar (aunque ese mes no hay Caritas
ni comedor social, y, según los médicos, poquísimos enfermos en el hospital).
Y, segundo: nunca me
ha fallado el Señor, (¿recuerdas lo que tantas veces digo?: “ni un minuto antes, pero tampoco uno después”).
¡¡Él hará que haya tarea suficiente para no agotarme y para poder desarrollarla
bien!! Y por eso mismo, otro motivo más para no compararme si no es solo con la
Voluntad de Dios sobre mí.
Además, también estas últimas semanas de junio, de
nuevo cada día se me pone de relieve algo que me punza y a lo que le doy
excesivas vueltas: un día se me rompe el cristal de la pantalla del móvil, otro
día unas palabras entre 2 personas a las que quiero y que les hace sufrir mucho
a ambas, otro día se me desconfigura el ordenador, otro una corrección fraterna
(momento precioso y que agradezco, pero que me deja en el impasse de cómo
solucionarlo), otro organizar a correprisas la Confirmación de un feligrés para
que pueda casarse, etc., y ayer –reconozco y me arrepiento que ahí ya me dejé
apesadumbrar y tardé unas horas en reaccionar positivamente– llega una multa
cuantiosa (y, lo peor, 4 puntos) del coche que yo di ya hace 2 años y que el
actual dueño todavía no ha puesto a su nombre y se me imputa a mí (son ya
varias así, aunque sin puntos, este año y medio pasado). Ocasiones preciosas
todas, de nuevo, para descubrir y amar a Jesús Abandonado y fiarme que de cada
una, si no dejo de amar, (si de verdad me siento y actúo enviado como Jesús por
el Padre), Él está obteniendo un bien mayor, que en alguno de esos casos
incluso ya he empezado a “ver”.
Y, como para corroborarlo, anteayer el salmo de la
Misa repetía “el Señor se ocupa de todas
vuestras ansias” y, preparándote este mensaje… ¡leo la Palabra de vida para
julio… que es la más adecuada!
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el
Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21),la de de mayo («Yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20) y la de abril («Quédate con nosotros, porque atardece»,
Lc 24, 29):
1.- “…Paco, me gustaría colaborar en el proyecto de tu
hermana. De la única forma que se me ocurre, además de rezar por ella y
desearle lo mejor, también nos gustaría contribuir en la financiación del
proyecto. Pregúntale la cuenta en la podamos ingresar nuestra aportación. Su
testimonio no tiene valor en dinero, pero sé que el dinero ayuda mucho a
ofrecer mejor calidad de vida a esos niños, quienes, como ella cuenta, se están
haciendo hombres en la escuela y les toca dar un paso más sin familia
alrededor. Yo desde aquí, me gustaría decirle a tu hermana que su experiencia
es muy inspiradora y que ella está disfrutando de la alegría de vivir del que
menos tiene. Y aquí en USA, con todo el dinero del mundo, los niños en general son
unos sosos y les falta alegría. A mí me llena de satisfacción saber que la
alegría de vivir viene de dentro, de un sentir profundo de sentirse querido y
aceptado, no de acumular objetos y regalos. Es muy obvio lo que digo, pero me
encanta que tu hermana lo viva así de intensamente. Nos llega a
todos. Dile que siga contando sus experiencias. Imagino que tendrá muchos
lectores ya…”
2.- “…los calores?: pues como puedo, pero te diré que con gozo y mucha
paz el Señor este año me ha regalado el poder ir a Fátima el día 12 y 13 un
autocar y otro de Madrid con… entre ellas mi hermana, apenas nos vimos, he
disfrutado de estar todo el día (llegamos a las 8:30 de la mañana y regresamos
a las 12 de la noche a dormir a Ciudad Rodrigo): rosario de antorchas, todo el
día con María y con Jesús tuvimos de todo por ser fiesta San Antonio de
Padua y la segunda aparición a los pastorcitos; allí me acorde de todos y, te
diré, de manera especial de ti, ¡quién sabe por qué…! Tuvimos una celebración
preciosa con gran devoción a pesar de tantísima gente, concelebraron más de 300
sacerdotes, 9 obispos, todo ayudaba a vivir la presencia de Jesús entre tantos
de tan diversos colores y lenguas y todos unidos en torno al mismo Dios y a
nuestra Madre: ¡qué grande es sentirse Iglesia! Empezó a las diez y terminamos
a la una treinta, con la bendición con el Santísimo a los enfermos: parecía
Jesús entre la muchedumbre enferma y necesitada y allí estamos todos ¿verdad?
2b.- No te imaginas con qué
gozo y fortaleza comencé el mes: me sabía amada por Él y “como el Padre envió a
su Hijo, también os envió Yo”, empecé sintiendo la necesidad de hacer comunión
con quien experimento total rechazo; y, la verdad, que en cositas muy pequeñas,
como el pedir su ayuda para cualquier cosa, valorar algo que hacía en público,
etc., he sentido el poder acercarme y sobre todo el ver que ella se me está
acercando de la misma manera. Pensé “daré el primer paso”, aunque en muchos
momentos había sido rechazada; me ayuda el pensar que todos podemos cambiar:
son tantas las oportunidades que nos ofrece el Señor cada día...
2c.- Por otro lado, estos
últimos días los he pasado con demasiado trabajo, con lo cual me ha costado
vivirlo con un poco más de tranquilidad interior, para poder ir acogiendo la
voluntad de Dios de la forma que se me iba presentando: todo me salía al
contrario, con lo que una y otra vez me decía “como el Padre me envía, así os
envió Yo”…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el
mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo
en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en
algunos navegadores eso no funciona,
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