viernes, 16 de junio de 2017

SENTIRSE SIEMPRE ENVIADO

VIDA DE LA PALABRA                       primeras semanas JUNIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20):
1.-        Así como te contaba que en mayo cada día, había una alegre sorpresa u oportunidad bonita y esperanzadora de alguna persona que quiere acercarse a Dios después de mucho tiempo, en cambio, en lo que llevamos de junio, cada día resalta un problema o un sufrimiento o una complicación o un roce, algo que “escuece” (¡duele!) por dentro y conlleva “darle muchas vueltas a la cabeza”. ¡Pero también eso son oportunidades, (descubriendo ahí y eligiendo a Jesús crucificado y abandonado), de sentirme enviado por Dios a sembrar ahí paz y unidad, a amar de verdad!
            Una crítica irónica y descarnada que alguien me hace y, el domingo después, un adolescente que, todo respetuoso, me corrige fraternamente ¡justo en el sentido contrario!; alguien a quien aprecias, que por una circunstancia, no aceptan su trabajo en un cole al que admiras y no admiten a un niño por el que venimos esforzándonos positivamente en integrarlo; el calor que empieza a invadir la casa, (va a ser mi primer verano aquí); alguna persona a la que intentas servir, molestas a un montón de gente para que le ayude, y no vuelve a aparecer; el fallecimiento de una señora de 90 años, ¡una bendita!, a la que llevaba la comunión cada viernes y habíamos dialogado profundamente, consciente ella de que eran los últimos meses de su vida y quería irse bien preparada; algún desplante de otra persona; un recién conocido que, con alguna dificultad psicológica (esperemos que pasajera), no para de hablar y de escribirme sin cesar, etc.; y, sobre todo, la hipoglucemia severa (casi un coma diabético) que sufrió mi madre la última semana que pasó aquí conmigo en la parroquia, y que estuvo a punto de costarle la vida (o de tener consecuencias irreparables en el cerebro), aparte de que 2 días antes también habíamos estado en urgencias con ella por otra cosa.
            En todo ello, intentaba traer a la mente la PdV del mes, “¿a qué me envías en esto, Jesús?”, ¡y me sentía enviado, así como Él es enviado por el Padre!: he tratado de no perder la calma y la sonrisa, aun con el “escozor” interior; de acoger la buena parte de razón que llevaban las críticas, (una, hacer más “juveniles” también las homilías para los adultos), seguir pensando bien de todas las personas a pesar de los roces y seguir trazando puentes de acercamiento con ellos y con todos; tratando de perseverar en llamadas telefónicas para ayudar a otros; o las 8 horas en urgencias con mi madre, (por cierto, yo de pie, pues el nuestro era uno de los pocos box que no tenían silla para acompañante), ofreciendo al Señor todo y procurando acoger y ser agradecido con cada médico y enfermero.
Y así, cada cosa, que al principio me parecía un “planchazo” cada día, se convertía al final, si no en una alegría, al menos sí en un motivo de esperanza o de esfuerzo en mejorar.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de junio («Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21),la de de mayo («Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo», Mt 28, 20) y la de abril («Quédate con nosotros, porque atardece», Lc 24, 29):
1.-        “Hola Paco: nos preguntas cómo acabamos el mes anterior y empezamos éste; pues te digo que para mí están siendo dos Palabras en perfecta continuidad. Sigo experimentando que Jesús Resucitado está con nosotros, está y además continuamente me envía a "la misión de suscitar fraternidad..." ¡Menos mal que tengo el regalo del Espíritu Santo! Es Él quien me hace salir de mí, sobre todo en los imprevistos, porque algunas veces han sido "envíos originales".
Por ejemplo, el domingo pasado por la tarde, estaba en casa y llega un vecino, que hace muy poco que vive en el bloque, diciéndome que de uno de los pisos está saliendo mucha agua por debajo de la puerta. Enseguida llamé a otros vecinos, localizamos a la afectada (que se encontraba de viaje), avisamos al de la puerta de enfrente (donde ya estaba entrando bastante agua) y empezamos a recoger agua del pasillo para que no afectara a otras viviendas. Cada vecino que iba llegando, se incorporaba "al trabajo". Nueve vecinos estuvimos más de dos horas llenando cubos de agua con recogedores de la basura caseros, no llegó a más pisos y todos ayudamos también a dejar recogidos los dos pisos afectados; pero lo importante fue la fraternidad vivida en ese rato que ha hecho crecer las buenas relaciones entre nosotros.
Otro día, invité a pasar un día juntas a una amiga de otra ciudad y, de forma involuntaria, se llevó mi móvil a su casa: una oportunidad de amar a esta persona, quitando importancia al asunto para que no se preocupara, y a otra persona conocida que me lo trajo al día siguiente.
Otro día fui a coger el coche para ir a ver a una amiga al Hospital e, inesperadamente, se le había ido la batería: otra ocasión para amar a un taxista desconocido y al día siguiente al señor del taller.
Y aquí sigo dispuesta a continuar, a ver qué se le ocurre en lo que queda de mes...

2.-        “sigo muy cerca de Dios. Llevo 10 días entre mi casa y hospital cuidando a mi tía, que está muy delicada de salud y no tiene a nadie. Llevar el trabajo, los niños y el hospital es muy duro. Tratando de entregar a Dios, porque si pienso en mi cansancio físico y mental, siento que no podré con mañana…
Mi madre, en principio, no tiene metástasis...: aún faltan pruebas, pero estoy consiguiendo soltarla a Dios. Mi madre se la tengo entregada a Dios... Estoy viendo toda la salud que tiene y no la que "no tiene"... Estoy intentando en la distancia estar con ella desde celebrar cada día: le mando mensajes de voz cada mañana donde la animo a dar gracias hasta por poder saborear la comida que tenemos. Ese ejercicio me ayuda a mí también a agradecer a Dios.
Un fuerte abrazo y en oración constante llamando al Espíritu Santo.

3.-        “llevo días sin decirte nada...: tantos viajes, tantos hermanos, cuñados... pero compartiendo con ellos el amor recíproco, el que ellos me ofrecen y me dan, (por ser la hermana "pequeña"), y todo el que soy capaz de ofrecerles y mi servicio, por ser más joven y fuerte: han sido días bonitos, de vacaciones y la oportunidad de verlos y compartir nuestra hermandad (en julio, compartiré también unos días con mis hermanas…) y así hago el recorrido completo con todos, que no sé si será la última vez, (edad y salud) y creo que ha sido Dios el que me ha permitido esta experiencia...
Pero, como no se puede estar en dos sitios a la vez, me he perdido el estar con vosotros en bonitos encuentros: ya me contaréis las experiencias, Cristo y María presentes en nuestras vidas.
La palabra del mes, difícil y hermosa: Jesús nos envía, como a Él lo envió Su Padre... cómo hacerlo…??? Él nos ayudará e inspirará a través del Espíritu Santo, eso le pido: fuerzas y amor...
Ya veo el "trajín" que te traes entre tu trabajo y el atender a tu madre, médicos, carretera, obligaciones; la oración la ofrezco por tu esfuerzo y generosidad, que no nos falte la alegría

4.- (te comparto alguna de las comunicaciones de mi hermana Miriam, que ya lleva mes y medio en Chad, de los 3 años que le esperan):            “…Ay lo que me río con estos niños!! Me río un montón con ellos, aunque hay que regañarles de vez en cuando; son la caña; ¡tienen cada ocurrencia!: cogen una lata y buscan cualquier bicho para freírlo haciendo un fuego con cualquier cosa, ni en el programa de supervivientes!! Se encuentran unas gafas sin patillas y las arreglan poniéndoselas con unas tiras de tela 😂😂😂😂
Yo, la verdad es que después de haber celebrado el domingo el día del Espíritu Santo, puedo decir que aquí se nota Su presencia, y después de un mes aquí, me parece como si llevara toda una vida😅 Él me da fuerzas para adaptarme al calor, a los bichos, a las diarreas😂😂😂 a la incomodidad de la cama, a la falta de algunos alimentos que en España comía y aquí no hay, a los caminos llenos de baches y charcos, a tener lejos a las personas que quiero un montón...
Pues parece mentira: a pesar de todo esto, puedo decir que estoy contenta de estar aquí y que el Señor cada mañana, cuando estoy delante de su pequeño Sagrario que tenemos en forma de chocita y a través de las canciones, las risas y los ruidos de nuestros 50 niños que empiezan a despertarse, me dice: “te quiero y te mimo; y mira cuántos regalos!”.
Y es que es verdad: hay miles de cosas preciosas y cuando miro por la mañana los árboles tan grandes y frondosos, cuando escucho los pajarillos y el gallo cantar, cuando veo que aquí hay lagartijas gigantes de colores (creo que se llaman maracuyás), ratoncitos recién nacidos que uno de los niños le puso una cuerda y lo sacó a pasear y a enseñar a todos😂😂😂 como si fuera su perrito, escorpiones que uno de los niños mata y lo llevaba en el bolsillo partiéndose de risa cuando te lo acerca y tú te asustas😂😂😂. Los niños son la caña! Cómo disfrutan con todo!!! Cómo saben hacer de todo un juego; un hoyo, y piedrecitas que entran y sacan; su juego preferido: una tapa de cacerola vieja y un palo con un alambre que le hace rodar: su coche de juguete😂😂😂
Y es que los ves tan felices, aquí en nuestro Centro, después de saber las historias por las que han pasado antes de que los trajeran aquí: muerte de sus padres o abandono o maltrato, o por el hambre y la marginación...
Y ahora aquí gracias a la generosidad de la gente que nos vais ayudando, no paras de oír sus risas, de ver sus bailes, de verlos con su libro en la mano diciéndote que ya saben leer... Cada día los quiero más. Sigo disfrutando de ellos cada detalle... Hoy por ejemplo vino uno en el recreo todo contento a enseñarme que había sacado un 9'5 en el examen: y sólo por ver su sonrisa y poderle felicitar, me ha merecido la pena la mañana sofocante que yo llevaba y la noche que había pasado muerta de calor porque les he dejado mi ventilador a los nuevos misioneros, que sudan como pollos, y que los pobres se les ve hechos polvo porque los primeros días cuesta un montón adaptarse...
Aunque esta tarde me daba una penilla uno de nuestros niños de 15 años, que estaba triste, sentadito y con fiebre: yo creo que era malaria. “¿Estás triste?”: y se ha puesto a llorar; y me he sentado a su lado y le he consolado un poquito; hasta me he puesto a jugar con él y parece que se ha olvidado un ratito de su malestar😍
Luego ha habido otro momento muy intenso: decirle a uno de los de 16 años, (a esa edad ya terminan aquí, con un trabajillo aprendido), que el curso que viene, (no tiene ni familia lejana que pueda recibirlo, ni siquiera ninguna familia de acogida), que se iría a vivir y a trabajar con otro chico nuestro que salió hace dos años y que tenían que ser muy responsables, muy amigos y trabajar muy duro, cuidar bien de la casa que les dejaríamos... ¡y de verlo con cara de niño, ha pasado a cara de responsable!; pero me daba una cosilla… de lo que él sentiría al verse sin familia… y ya fuera de nuestro Centro-hogar…


Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ  
y otras también AQUÍ



N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.









No hay comentarios:

Publicar un comentario