VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de Diciembre
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de diciembre («Dios
viene… y os salvará»,
Is 35, 4) y la de noviembre («Todo lo puedo en Aquel que me conforta», Flp 4, 13):
1.- Tras la Misa del
Gallo, (la 4ª del día –más un bautizo– y otras 4 que me esperaban el domingo de
Navidad, y la correspondiente media hora previa a cada una confesando), dos
jóvenes quieren confesarse. A pesar de mi absoluto cansancio, (y de estar a la
vez improvisando un “piscolabis” en el salón parroquial para festejar con los
parroquianos que buenamente quisieran cantar un par de villancicos), me pareció
un regalo de Navidad poder atenderles con paz: Jesús quiere nacer en todos. “Dios viene… y os salvará”.
Esa
misma tarde, otra persona que se confesó, -fue un rato precioso de fraternidad-,
se ofrece para ayudar como voluntaria en Caritas parroquial o en su comedor. “Dios viene… y os salvará”. A
la Misa que celebré instantes después en la capilla del hospital, se había
ofrecido a tocar la guitarra un señor de otra parroquia. “Dios viene… y os salvará”: ¡y yo que días antes temía que sin
música no pareciese todo lo festiva que merecía el Señor por su Navidad!
Una
señora me cuenta que hace bastantes años fue sola a una clínica a abortar por
toda la presión familiar y de amistades (varios hijos, edad mayor…). Cuando le llegó
su turno y la nombraron, de pronto ella dijo: “un momento, está abajo; voy a llamarla”. ¡Y se escapó! Y me decía: “nunca he sido más feliz que bajando esa
escalera; y ahora lo sigo pensando:
nunca me lo hubiera perdonado
a mí misma; y nunca hubiera podido mirar a los
ojos a mis otros hijos”. Y su marido, con sonrisa angelical, sentencia: “yo sabía que no lo haría”. Y al rato señalan
triunfantes y sonrientes un grupo de jóvenes: “allí está ahora”.
Al día siguiente, una chica
de otro pueblo viene a hablar conmigo: pensaba abortar, fue a la clínica, pero
no se atrevió; seguía indecisa, pero necesita ayuda. Le cuento la historia del
día anterior, y sonríe esperanzada. “Dios viene… y os salvará”. Busco contactos que
la apoyen y ayuden: los llamamos. Al final, le digo: “y ahora te voy a pasar la factura de mis honorarios: si un día
decidieras bautizar a tu criatura, –ella no es creyente, o por lo menos, no
practicante–, me pido realizar el Bautismo”.
Sonríe y afirma que así sería.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de diciembre («Dios viene… y os salvará», Is 35,
4), la de noviembre («Todo lo puedo en
Aquel que me conforta», Flp
4, 13) y la de octubre («Perdona a tu prójimo el agravio, y, en
cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados», Si 28, 2):
1.- “…hace unos días, llamaron a mi puerta. Generalmente
no abro... pero… delante de mí, dos guardias civiles con esa presencia
imponente que... impone: "Tiene una denuncia por agredir a una enfermera y
eso está penado". ¿Yo…?,- respondí-, si es a mí a la que han agredido !!
"Búsquese abogado y algo que lo acredite"
Me dan ganas de gritar, de llorar y finalmente
hago lo último como desahogo lamentando mi suerte: ¡no me lo podía creer y
todavía sigo sin creérmelo!, pero leo las vivencias de otros, que me envía
felizmente el padre Paco (a él y a Dios las gracias) y sonrío comprobando que todos,
absolutamente todos por una causa u otra andamos a trancas y barrancas.
Tomo la hojita de la PdV que prometí leer de vez
en cuando y que por la "agresión" desagradable dejé de leer, y me
encuentro de nuevo llamándome "cobarde" ya que a las primeras de
cambio, tiro la toalla. Nada, a empezar de nuevo gracias a este correo que me
invita a remontar de nuevo. Gracias, padre Paco…”
2.- “…gracias, Paco. Una experiencia que hice hace 2 días es que estaba preocupado por el
ambiente entre profesores. Alguno había "explotado", y en otros sus
caras mostraban malestar. El clima famoso y precioso de unidad de nuestro
centro es lo que estaba en peligro. Lo compartí con dos compañeros… y por
supuesto con el Señor: "¡Él viene a salvarnos!".
Cuando
empezamos las juntas de evaluación vi que el ambiente era el de siempre, las
caras también, a pesar de la preocupación por los alumnos porque no han
trabajado en general nada este trimestre... Y me siento salvado…”
3.-
“…yo sigo todo el día con gente
en casa terminando la obra. ¡Qué paciencia! Hoy, por ejemplo había quedado a
comer con una amiga y justo se ha presentado el cristalero y no he podido ir.
Procuro ser amable con todos y lo agradecen. El otro día se iban a comer los
ebanistas y llovía, así que les dije que cogieran un paraguas. En el paragüero
sólo había uno de hombre y estaba medio roto, les dije que ese no y que iba a
buscar otro. Uno dijo: “no se moleste,
llevamos ese, si nosotros somos obreros”. Dije que para mí todas las
personas !qué bonito! ¡Y además que es verdad!...”.
Les di uno nuevo: es más, lo estrenaron.
eran iguales y me gustaba tratarlas lo mejor posible. Contestó: “
Y otra experiencia... El otro
día en el catecumenado de confirmación les propuse (como el año pasado) una
experiencia para Navidad: debían pensar en una persona y hacerle un regalo que
no costara dinero. A la vuelta compartiremos la experiencia. Pero ya dijeron
los regalos: “dedicar tiempo a mi abuela”,
“ayudar el día de Nochebuena más a mi
madre”, “no protestar cuando mis
hermanos propongan planes”, etc... Y una dijo: “pues yo haré las paces con mi padre, que no nos hablamos desde el
verano”. ¡¡Creo que serán unos regalos verdaderamente preciosos!! …”
4.-
“…os
deseo Feliz Navidad y un genial Año Nuevo y que estos días tus trabajos
eclesiásticos tengan un buen resultado. El día de Navidad voy de voluntaria a
repartir comida y regalos a personas sin hogar, ¡estoy muy contenta por realizar
esta labor humanitaria!…”
5.-
“…estos
días están siendo un poco particulares. No sólo por la Navidad. Por un lado
tengo que confiarme a Él como un niño y por otro tengo que poner toda mi parte
en hacer las cosas correctamente. Amar inteligente y diligentemente. Es
una experiencia ver que Él me acompaña si le abro la puerta de mi corazón más
que intentar confiar solo en mis fuerzas…”
6.-
“…vine
con toda la ilusión a pasar la Navidad con mi familia, después de 3 años… El
día 23… un TAC craneal a mi madre, porque no la veía bien...: y la sorpresa de
un tumor. Estamos todos destrozados. Dentro de lo malo, el tratamiento es sólo
quirúrgico… pero tenemos mucho miedo. Pongo en unidad contigo y a través de ti…
para que recéis por su recuperación…
…Son las pruebas que
Dios Padre nos pone. Sé, que en su infinita misericordia, nos la pone para que
nos fortalezcamos como familia.
Hay un ambiente caótico por disgusto, pero de armonía y unión familiar ante la adversidad. Todos estamos unidos frente a un mismo propósito. En la cena de Nochebuena mi madre hizo la bendición de los alimentos y pidió por todos. Y luego el brindis, todos dijimos que no necesitábamos decir lo que le pedíamos al Niño.... es agridulce.... pero es nuestra realidad en este momento…”
Hay un ambiente caótico por disgusto, pero de armonía y unión familiar ante la adversidad. Todos estamos unidos frente a un mismo propósito. En la cena de Nochebuena mi madre hizo la bendición de los alimentos y pidió por todos. Y luego el brindis, todos dijimos que no necesitábamos decir lo que le pedíamos al Niño.... es agridulce.... pero es nuestra realidad en este momento…”
Si quieres leer más
experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos
navegadores eso no funciona,
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