jueves, 28 de abril de 2016

JESÚS EN MÍ AME A JESÚS EN TI

VIDA DE LA PALABRA                                    últimas semanas de ABRIL
Alguna, (mejor dicho, una sola continuada en varias secuencias), de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40) y la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20):
  1.-       WhatsApp de una buena amiga: “…en mi país mi madre [88 años] se cayó dos veces y está en cama sin levantarse, no había ambulancia y no la han llevado al hospital…”. No quiere molestar a nadie: sólo que yo rece. Así que, me quedo un rato más delante del Sagrario pidiendo con toda el alma.
            Al día siguiente nuevo mensaje: “Acabo de hablar con mi padre [92 años] y lo que me pide es que envíe una silla de ruedas: él se hizo daño al intentar cargarla y también está con dolores. El envío tardaría mucho: si no es mucha molestia, ¿puedes preguntar…?”. Allí, aunque presumen de sistema sanitario, es imposible encontrar una silla de ruedas.
            Llamo a un amigo y se le ocurren varias opciones, todas igualmente difíciles; y mandarla desde aquí es muy caro, muy complicado y seguramente ni llegaría. Me da varios teléfonos de ese país. Y luego añade que allí está destinado un amigo nuestro, también del movimiento. Mientras, pienso a quiénes conozco que sean de ese país o que estén allí. Les escribo varios correos exponiendo la necesidad.
            Cuando ya es buena hora, llamo a ese país: sorpresa y alegría después de tanto tiempo sin comunicarnos. Y me dice: “aquí tenemos en depósito una silla de ruedas; se la
llevaremos a casa a la madre de tu amiga”. Me da un vuelco el corazón: ni en el mejor de los casos me imaginaba algo así. En cuanto cuelgo, con lagrimillas de agradecimiento, bajo corriendo a la Capilla para agradecer a Jesús. Luego mando un whasApp a mi amiga: le parece imposible y no hace más que agradecer a Dios.

1b.-     Todo esto ha producido, además, una cadena de pequeñas cosas providenciales.
La primera: antes de llamar a ese país, todavía hice una segunda llamada aquí: oigo en cambio, otra voz conocida al otro lado de la línea telefónica, pues él no está. Era una amiga de José, que me pregunta por él, afirmando que ha conocido dos personas santas en vida y una de ellas es él. Nos alegramos de hablar después de tantos años. Le mando una experiencia que José escribió hace pocos años en “Ciudad Nueva” y luego me ha pedido que le envíe también este correo quincenal.

1c.-       Otro conocido, natural de aquellas tierras, (regresado hace poco allí), me contesta que está a 600 km. de aquella ciudad. Y a las pocas horas añade: “…una amiga estaba vendiendo una silla de ruedas nueva, pero si la necesitas, la regala a la madre de tu amiga…”.
¡Si allí es imposible conseguir una, ahora tendríamos dos! Dos días después, justo cuando contesto, me llega un correo-e. de un compañero sacerdote de allí al que yo había escrito y no me había respondido aún, y ahora decía que no
sólo no me puede conseguir una silla, sino que me pide él otra. Rápidamente vuelvo a escribir al otro y los pongo en contacto entre sí: y… ¡resulta además que se conocían entre sí y habían perdido el contacto hacía años!

1d.-      Poco después me dice mi amiga que ya han llevado a casa de sus padres la silla. Te copio varios mensajes suyos de ese momento y algunos anteriores de esos días: Ya han recibido la silla en casa. Gracias a ti y gracias a Dios!!!”. Le contesto yo: “no sabes lo feliz q estoy de haberte podido ayudar y de haber podido ayudar a tu mami! ¡¡Muchísimas gracias x darnos a mí y a mi amigo de allí la oportunidad de amar!!”. Me responde ella: “Claro que rezaré
x él e intentaré estar más cerca de Dios!! Gracias siempre y sabes que no solo por esto”. “¿Sabes?: me estoy dando cuenta de la unidad de los Focolares y el Amor entre hermanos”. “Es q me siento q muchas personas están haciendo cosas x mí; y nunca en mi vida me había pasado esto; la emoción me agobia un poco. Pero estoy inmensamente agradecida”. “…el mundo que viví de pequeña era de una completa frialdad e indiferencia; por eso cuando me dijiste lo de la silla de ruedas, el corazón se me puso a mil de la emoción”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40), la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20), la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo», Is 66, 13):
1.-        “una amiga tiene que ir a revisión médica lejos de su domicilio y me pregunta si puedo recogerla temprano con el coche y acompañarla. No me viene bien y pienso: "tiene dos hijos que la pueden llevar...". Pero enseguida recuerdo la PV y le digo que sí. La visita médica es rápida, pero ya que estamos en el centro de la ciudad, le gustaría hacer algunas gestiones, tres en total. En cada una de ellas hay que esperar, aprovecho para que hablemos y poder compartir muchas vivencias, intento no mirar el reloj, amar también a los empleados... Pasamos juntas toda la mañana y logra hacer todo, (hasta le hacen un descuento inesperado): está muy contenta. Por la tarde, la respuesta de Dios no se hace esperar y yo logro hacer incluso más cosas de las que tenía programadas.

1b.- Me doy cuenta de que me están cobrando una cuota mensual por banco como miembro de un grupo de ventas del que no soy consciente de haberme hecho socia. Con sinceridad les escribo un correo expresándoles mi sorpresa y para que me den de baja. Lo hacen y me explican que acepté al comprar un billete de avión por
internet. Ya estoy tranquila de que no me cobrarán más cuotas, pero creo que también es amor hacerles ver, con todo respeto, que esa publicidad es engañosa y les escribo de nuevo. No lo esperaba, pero me contestan agradeciendo y diciendo que me devuelven el dinero cobrado. También yo les expreso mi agradecimiento y el dinero lo envío como ayuda a Ecuador

2.-        “he estado de peregrinación en Fátima… y he venido renovada. Nunca en mi vida me he sentido tan cerca de Dios y de la Virgen. Estoy conmocionada por esto, y sé que algo me espera en un futuro relacionado con la Iglesia, la vida cristiana, etc… aunque todavía no sé cómo se materializará.
Verás, estoy en paro desde hace unos meses, y todavía no he retomado mi camino. Estoy trabajándome a mí misma, mi persona, para poder comenzar de nuevo mi camino con más fuerzas, porque estaba bastante baja por varios motivos… Creo que me ha acercado más a Cristo, porque creo estar más abierta y
receptiva que nunca. Me invade una sensación de felicidad por todo el cuerpo y nerviosismo cada vez que pienso en la Virgen, en Cristo y en todo lo que día a día me dan. Es maravilloso y estoy muy agradecida de estar en este punto del camino.
Si puedo ayudaros en algo, colaborar de alguna forma que se te ocurra, estoy a vuestra disposición, Paco. Ya te había conocido antes, porque te había visto celebrar la Misa… o me sonabas de vista, pero como ahora, cuando habláis en la Eucaristía estoy cien por cien atenta, no me pierdo nada. Es maravilloso cómo te expresas, (lo comentaba con un tío mío cuando salimos de Misa). Cada uno de vosotros tenéis un estilo especial, no cabe duda, pero nos llegó tu forma de expresarlo, ya que te acercabas mucho... El caso es que nos inspiraste

3.-        “los días de Semana Santa... he tratado de cambiar las cosas..., no juzgar a ciertas personas, mi corazón me decía: “no juzgues y no serás juzgado”; el diablo de vez en cuando venía a hacer lamentar. Me acordaba de los ejercicios, (ahí en el Centro Mariápolis), de la Misericordia. Cambiaba. La verdad: luego fue bonito. Al día siguiente, lo que yo pensaba estaba, pero sin preguntar. Salió el tema y, si hubiera juzgado, tendría que haber pedido perdón.
 También, me propuse en Cáritas hacer un seguimiento a una persona que tiene una niña de meses: la tuvo ingresada porque no comía, no pedía la leche. Yo le daba la leche y la hacía ir los miércoles para controlar, pero un día me llama diciendo que no puede ir; pregunto si puede por la tarde. Me dijo que sí, pero no fue y me envía a unas personas que yo no conozco. Naturalmente no se lo puedo dar. Llamo a dos teléfonos: no contestan. ¿Qué hago? Me viene a la mente: “es Jesús quien me necesita, voy a su casa”. No está: me voy a Misa, estoy tranquila, sin juzgar ni pensar nada; estaba con paz, pero fui otra vez y seguía sin estar. Entonces pensé: “tengo que hablar con ella y educar y decirle que lo primero es la niña”. Pero por la noche me daba vueltas la cabeza: “eres Tú, Señor, que me llamas”. Fui al día siguiente. Su hermano me dijo q no estaba y le encargué que vaya el miércoles. Me fui tranquila por un lado porque yo había hecho mi parte, pero la niña no tenía la culpa. Se la encomendé al Señor. Cuando fue, le dije que eso no se podía hacer; la escuché a fondo y me dijo que no iba a pasar más, que lo sentía; salí de la acogida y me fui al coche a darle las cosas. Se fue contenta y yo le di gracias a Dios por haberme puesto en su camino

4.-        “quería comentarte mi experiencia del mes pasado de Jesús abandonado y la unidad.
Dos veces al mes vamos a “La Paz” a rezar por los enfermos y moribundos en la misma capilla del hospital. Una amiga me dijo que me acercara a visitar a un sobrino suyo que se estaba
muriendo de cáncer, (él y su familia no son católicos). Me acerqué a la habitación y vi a un chico joven de 37 años, tenía cubierto un ojo y en su semblante había mucha paz. Me contó muchas cosas sobre él, que lo que más le gustaba era escribir, había trabajado en una televisión autonómica, llevaba cinco años enfermo y lo que más deseaba era encontrar el Amor. Agradecía mucho que le vinieran a ver, sentirse querido.
Le mostré una estampa de Jesús de la Misericordia, y le pedí permiso para dejarla en la mesita: le dije que esta imagen trae mucha paz. Volví otro día y me habló mucho, que estaba aprendiendo a abandonarse en Dios, que había momentos en su corazón de mucha paz, que Dios está dentro de él. Hablamos de los miedos de cada uno de nosotros.
Me despedí de él, y bajé al capellán del hospital y le dije si podría pasar a verle: me comentó que, si no lo pide la familia, por ley no puede ir.
Otro día fui a verle: estaba ya muriéndose. Su madre me dejó entrar, hablé con él y me despedí. Ella me dijo que la imagen de Jesús de la Misericordia estaba debajo de su almohada. Después me enteré que finalmente había pasado el sacerdote: le había administrado los sacramentos y que fue un ejemplo para toda la familia. Para mí fue un honor haberle conocido, aprendí mucho de él, de ver en su corazón a Dios, de su ejemplo, de la familia y cómo la Unidad aquí se manifiesta...: "somos hijos del mismo Padre"

  
5.-        “con qué alegría recibo tus correos y con qué atención los leo y releo. Especialmente emocionante y emotiva tu estupenda descripción del viaje a Tierra Santa. ¡Con cuánto esmero te esfuerzas en contárnoslo y no sabes cuánto te lo agradezco!
Ahora te quiero compartir un regalo de Pascua. ¿Recuerdas que rezamos por el examen de mi hijo, que coincidía el fin de semana de los ejercicios en el C. Mplis.? El último día comentamos que no le había salido bien por no calcular el tiempo y estaba desanimado pues había hecho un gran esfuerzo personal de preparación estudiando; esto sirvió como un pequeño ejemplo de saber aceptar en un momento de nuestra vida una situación de dolor que supone vivir a Jesús abandonado; le había mandado yo un mensaje diciéndole que ahora era el momento de abrazarlo, que ya llegaría la alegría del Jesús Resucitado. Coincidía con lo que estábamos tratando en los ejercicios: a veces la situación parece injusta a nuestros ojos, pero hemos de confiar en la voluntad de Dios, cuando hemos puesto de nuestra parte, pues Él sabe por qué.
¡¡Pues ha llegado el Resucitado!!: en plena Pascua, sin
sospecharlo, habiendo aceptado que tendría que volver a examinarse, le ha llegado la nota y ha APROBADO por un puntito. Se quedó con la boca abierta y no se lo podía creer... y yo le recordé el mensaje y las oraciones de todos los que estábamos en los Ejercicios... Así es que, muchas gracias de su parte y de la mía a los que participáis de la alegría del Resucitado, ¡aleluya, aleluya, aleluya!

6.-        “aunque no te conteste, leo con mucha atención la Palabra de Vida y se la envío a algunas de mis amigas...
…desde que falleció mi marido, puedo disponer de mi tiempo como yo quiera, por tanto cada vez me involucro más tanto en aspectos de la vida religiosa, como con las personas que me necesitan. Ahora llevo una temporada que no paro de acompañar a personas amigas que han sido operadas, bien en los hospitales y en sus domicilios. Aunque esto me cansa, me encuentro muy contenta y pienso que es lo que Dios quiere de mí en este momento

7.-    [desde Rusia:]    felicitaciones con la Santa Pascua: ¡Ojala Cristo resucitado nunca deje de darte Su bendición! ¡Dios nunca acabará de sorprenderme de Su gracia! La semana pasada me sentía muy mal. Además de problemas de salud, (que no he podido resolver durante algunos meses), creía que me despedirían del trabajo (no pude traducir bien en un evento importante) y pasé el fin de semana casi en estado de un ataque de nervios: solamente pude rogar a Dios para que me ayudara en las dificultades. ¿Y sabes qué?: ¡¡ayer mi jefe me llamó y me dijo que quería darme promoción!! No puedo creer: para mí es un milagro pequeño... Puede ser un testimonio de la PdV también :)     ¡Gracias de nuevo por tu atención y envío…!


8.-        “hoy he tenido la escuela de padres en el cole: tema a tratar, la escucha. Tan difícil de practicar, con tanto ruido y prisas a nuestro alrededor. Hemos repasado la importancia de escucharnos a nosotros mismos: cómo estamos y cómo nos sentimos cada día. Al final aprendemos qué es lo importante. Yo me he comprometido a escuchar más a mis hijas, que a veces me cuesta




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