viernes, 15 de abril de 2016

JESÚS EN EL HERMANO

Te ofrezco ahora unos textos que nos ayuden a seguir viviendo la Palabra de Vida del mes, la alegría pascual y el año de la misericordia, todo ello en las actuales circunstancias:

NUNCA NOS FALTARA UN PRÓJIMO AL QUE AMAR

"Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis": nos vuelve a confirmar que la caridad es lo más importante para Jesús. De hecho, es la esencia del Evangelio.
Es tan importante que el que ayuda concretamente a sus hermanos, es como si amase directamente a Jesús en ellos, aunque no lo sepa. Por esto podrá entrar entonces con Él en el Reino del Padre, es más, su corazón se verá invadido ya desde esta tierra por el Reino.
Es evidente, entonces… Comencemos enseguida a reconocer a Jesús en el que pasa a nuestro lado. Y más allá de toda vieja discriminación entre rico y pobre, culto o ignorante, simpático o antipático, viejo o joven, guapo o feo, tratemos a cada prójimo como realmente trataríamos a Jesús.
Sea cual sea, luego, nuestra posición en la sociedad, no
perdamos las numerosas ocasiones que se nos presenten para hacer muchos actos de amor, sobre todo, a los más necesitados ‑a los hambrientos, a los que no tienen casa, a los enfermos, a los parados, marginados, drogadictos‑ de los que sabemos todos los días en nuestras ciudades y en países lejanos.
Y cuando nos olvidemos, recomencemos inmediatamente. Nunca faltará un prójimo al que amar.

CHIARA LUBICH, Comentario a Mt 25,40 , noviembre 1984





A DIOS, LO QUE ES DE DIOS

…aunque sea indirectamente, a hacer o a renovar y a vivir la elección de Dios y la primacía de su amor en el compromiso social y político y en el cumplimiento de nuestros deberes... Nos ayuda, ante todo, a evitar dos peligros igualmente graves y opuestos. Uno consiste en la desconfianza y el desinterés hacia el compromiso político, como si fuese algo malo. El otro consiste en una confianza exagerada, que se traduce en una prisa excesiva por la búsqueda de resultados, que puede dar el compromiso político.
Indudablemente, el Evangelio tiene que penetrar en el campo político y social. Pero esto será posible en la medida en que aquellos que están llamados a trabajar allí pongan a Dios en el primer lugar y traduzcan este amor en un verdadero servicio a la sociedad, trabajando con desapego, paciencia y perseverancia.
Concretando aún más, aquellos que están llamados a ocuparse activamente de ese campo, deben hacer de estas actividades un verdadero servicio al hombre, dando preferencia, sobre todo, a los pobres y a los últimos. Y aquí vienen a la mente todas las ocasiones que ‑no sólo los ministros y los diputados, sino todos los funcionarios del Estado, desde los más altos a los más modestos empleados‑ tienen de vivir esta elección de Dios a través de un servicio más desinteresado, más puntual, más oportuno, dirigido a sus hermanos, por ejemplo, mediante una respuesta más solícita y diligente a sus justas expectativas, o en el desempeño de las tareas que les conciernen.
En lo que se refiere a los simples ciudadanos,… les empuja al cumplimiento fiel de sus deberes con el Estado y a un sentido de responsabilidad cada vez mayor por el bien de la colectividad. Es un deber cristiano participar, por ejemplo, con el voto en las elecciones políticas y administrativas, a no ser que lo impidan causas de fuerza mayor; es un deber, evitando subterfugios y restricciones mentales, pagar los impuestos, sin los cuales el Estado no podría asegurar los servicios que la comunidad necesita, como contribuir, en los límites permitidos a cada uno, al buen funcionamiento de los servicios públicos; es un deber cristiano respetar las leyes, que están dirigidas a proteger la vida y el bien de los ciudadanos, y sentirse responsables de la buena conservación de los bienes de la colectividad: edificios públicos, calles, jardines, bosques, paisaje, medios de transporte, etc. También para todos estos casos es válida la palabra de Jesús: "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis" (Mt 25,40)
Todo este servicio se dirige en último término a Jesús, amado en la persona concreta de nuestros hermanos.
Tenemos que estar contentos por tener posibilidades tan variadas y tan frecuentes.

CHIARA LUBICH, Comentario a Mt 22,21, octubre 1984




La apertura hacia el otro favorece el conocimiento y la confianza, y derriba ideas erróneas y preconceptos. Se descubre que las diversidades pueden ser un don de los unos hacia los otros. Se emprende la búsqueda común de aquello que nos une. Nacen encuentros de profundización… La experiencia de la fraternidad refuerza el compromiso común en construirla sobre todo donde parece que prevalecen la violencia y la intolerancia religiosa. Se contribuye a sanar el tejido social curando tensiones e integrando comunidades en conflicto.

Chiara Lubich e le religioni: la “regola” del dialogo

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