jueves, 28 de abril de 2016

JESÚS EN MÍ AME A JESÚS EN TI

VIDA DE LA PALABRA                                    últimas semanas de ABRIL
Alguna, (mejor dicho, una sola continuada en varias secuencias), de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40) y la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20):
  1.-       WhatsApp de una buena amiga: “…en mi país mi madre [88 años] se cayó dos veces y está en cama sin levantarse, no había ambulancia y no la han llevado al hospital…”. No quiere molestar a nadie: sólo que yo rece. Así que, me quedo un rato más delante del Sagrario pidiendo con toda el alma.
            Al día siguiente nuevo mensaje: “Acabo de hablar con mi padre [92 años] y lo que me pide es que envíe una silla de ruedas: él se hizo daño al intentar cargarla y también está con dolores. El envío tardaría mucho: si no es mucha molestia, ¿puedes preguntar…?”. Allí, aunque presumen de sistema sanitario, es imposible encontrar una silla de ruedas.
            Llamo a un amigo y se le ocurren varias opciones, todas igualmente difíciles; y mandarla desde aquí es muy caro, muy complicado y seguramente ni llegaría. Me da varios teléfonos de ese país. Y luego añade que allí está destinado un amigo nuestro, también del movimiento. Mientras, pienso a quiénes conozco que sean de ese país o que estén allí. Les escribo varios correos exponiendo la necesidad.
            Cuando ya es buena hora, llamo a ese país: sorpresa y alegría después de tanto tiempo sin comunicarnos. Y me dice: “aquí tenemos en depósito una silla de ruedas; se la
llevaremos a casa a la madre de tu amiga”. Me da un vuelco el corazón: ni en el mejor de los casos me imaginaba algo así. En cuanto cuelgo, con lagrimillas de agradecimiento, bajo corriendo a la Capilla para agradecer a Jesús. Luego mando un whasApp a mi amiga: le parece imposible y no hace más que agradecer a Dios.

1b.-     Todo esto ha producido, además, una cadena de pequeñas cosas providenciales.
La primera: antes de llamar a ese país, todavía hice una segunda llamada aquí: oigo en cambio, otra voz conocida al otro lado de la línea telefónica, pues él no está. Era una amiga de José, que me pregunta por él, afirmando que ha conocido dos personas santas en vida y una de ellas es él. Nos alegramos de hablar después de tantos años. Le mando una experiencia que José escribió hace pocos años en “Ciudad Nueva” y luego me ha pedido que le envíe también este correo quincenal.

1c.-       Otro conocido, natural de aquellas tierras, (regresado hace poco allí), me contesta que está a 600 km. de aquella ciudad. Y a las pocas horas añade: “…una amiga estaba vendiendo una silla de ruedas nueva, pero si la necesitas, la regala a la madre de tu amiga…”.
¡Si allí es imposible conseguir una, ahora tendríamos dos! Dos días después, justo cuando contesto, me llega un correo-e. de un compañero sacerdote de allí al que yo había escrito y no me había respondido aún, y ahora decía que no
sólo no me puede conseguir una silla, sino que me pide él otra. Rápidamente vuelvo a escribir al otro y los pongo en contacto entre sí: y… ¡resulta además que se conocían entre sí y habían perdido el contacto hacía años!

1d.-      Poco después me dice mi amiga que ya han llevado a casa de sus padres la silla. Te copio varios mensajes suyos de ese momento y algunos anteriores de esos días: Ya han recibido la silla en casa. Gracias a ti y gracias a Dios!!!”. Le contesto yo: “no sabes lo feliz q estoy de haberte podido ayudar y de haber podido ayudar a tu mami! ¡¡Muchísimas gracias x darnos a mí y a mi amigo de allí la oportunidad de amar!!”. Me responde ella: “Claro que rezaré
x él e intentaré estar más cerca de Dios!! Gracias siempre y sabes que no solo por esto”. “¿Sabes?: me estoy dando cuenta de la unidad de los Focolares y el Amor entre hermanos”. “Es q me siento q muchas personas están haciendo cosas x mí; y nunca en mi vida me había pasado esto; la emoción me agobia un poco. Pero estoy inmensamente agradecida”. “…el mundo que viví de pequeña era de una completa frialdad e indiferencia; por eso cuando me dijiste lo de la silla de ruedas, el corazón se me puso a mil de la emoción”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de abril («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40), la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20), la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo», Is 66, 13):
1.-        “una amiga tiene que ir a revisión médica lejos de su domicilio y me pregunta si puedo recogerla temprano con el coche y acompañarla. No me viene bien y pienso: "tiene dos hijos que la pueden llevar...". Pero enseguida recuerdo la PV y le digo que sí. La visita médica es rápida, pero ya que estamos en el centro de la ciudad, le gustaría hacer algunas gestiones, tres en total. En cada una de ellas hay que esperar, aprovecho para que hablemos y poder compartir muchas vivencias, intento no mirar el reloj, amar también a los empleados... Pasamos juntas toda la mañana y logra hacer todo, (hasta le hacen un descuento inesperado): está muy contenta. Por la tarde, la respuesta de Dios no se hace esperar y yo logro hacer incluso más cosas de las que tenía programadas.

1b.- Me doy cuenta de que me están cobrando una cuota mensual por banco como miembro de un grupo de ventas del que no soy consciente de haberme hecho socia. Con sinceridad les escribo un correo expresándoles mi sorpresa y para que me den de baja. Lo hacen y me explican que acepté al comprar un billete de avión por
internet. Ya estoy tranquila de que no me cobrarán más cuotas, pero creo que también es amor hacerles ver, con todo respeto, que esa publicidad es engañosa y les escribo de nuevo. No lo esperaba, pero me contestan agradeciendo y diciendo que me devuelven el dinero cobrado. También yo les expreso mi agradecimiento y el dinero lo envío como ayuda a Ecuador

2.-        “he estado de peregrinación en Fátima… y he venido renovada. Nunca en mi vida me he sentido tan cerca de Dios y de la Virgen. Estoy conmocionada por esto, y sé que algo me espera en un futuro relacionado con la Iglesia, la vida cristiana, etc… aunque todavía no sé cómo se materializará.
Verás, estoy en paro desde hace unos meses, y todavía no he retomado mi camino. Estoy trabajándome a mí misma, mi persona, para poder comenzar de nuevo mi camino con más fuerzas, porque estaba bastante baja por varios motivos… Creo que me ha acercado más a Cristo, porque creo estar más abierta y
receptiva que nunca. Me invade una sensación de felicidad por todo el cuerpo y nerviosismo cada vez que pienso en la Virgen, en Cristo y en todo lo que día a día me dan. Es maravilloso y estoy muy agradecida de estar en este punto del camino.
Si puedo ayudaros en algo, colaborar de alguna forma que se te ocurra, estoy a vuestra disposición, Paco. Ya te había conocido antes, porque te había visto celebrar la Misa… o me sonabas de vista, pero como ahora, cuando habláis en la Eucaristía estoy cien por cien atenta, no me pierdo nada. Es maravilloso cómo te expresas, (lo comentaba con un tío mío cuando salimos de Misa). Cada uno de vosotros tenéis un estilo especial, no cabe duda, pero nos llegó tu forma de expresarlo, ya que te acercabas mucho... El caso es que nos inspiraste

3.-        “los días de Semana Santa... he tratado de cambiar las cosas..., no juzgar a ciertas personas, mi corazón me decía: “no juzgues y no serás juzgado”; el diablo de vez en cuando venía a hacer lamentar. Me acordaba de los ejercicios, (ahí en el Centro Mariápolis), de la Misericordia. Cambiaba. La verdad: luego fue bonito. Al día siguiente, lo que yo pensaba estaba, pero sin preguntar. Salió el tema y, si hubiera juzgado, tendría que haber pedido perdón.
 También, me propuse en Cáritas hacer un seguimiento a una persona que tiene una niña de meses: la tuvo ingresada porque no comía, no pedía la leche. Yo le daba la leche y la hacía ir los miércoles para controlar, pero un día me llama diciendo que no puede ir; pregunto si puede por la tarde. Me dijo que sí, pero no fue y me envía a unas personas que yo no conozco. Naturalmente no se lo puedo dar. Llamo a dos teléfonos: no contestan. ¿Qué hago? Me viene a la mente: “es Jesús quien me necesita, voy a su casa”. No está: me voy a Misa, estoy tranquila, sin juzgar ni pensar nada; estaba con paz, pero fui otra vez y seguía sin estar. Entonces pensé: “tengo que hablar con ella y educar y decirle que lo primero es la niña”. Pero por la noche me daba vueltas la cabeza: “eres Tú, Señor, que me llamas”. Fui al día siguiente. Su hermano me dijo q no estaba y le encargué que vaya el miércoles. Me fui tranquila por un lado porque yo había hecho mi parte, pero la niña no tenía la culpa. Se la encomendé al Señor. Cuando fue, le dije que eso no se podía hacer; la escuché a fondo y me dijo que no iba a pasar más, que lo sentía; salí de la acogida y me fui al coche a darle las cosas. Se fue contenta y yo le di gracias a Dios por haberme puesto en su camino

4.-        “quería comentarte mi experiencia del mes pasado de Jesús abandonado y la unidad.
Dos veces al mes vamos a “La Paz” a rezar por los enfermos y moribundos en la misma capilla del hospital. Una amiga me dijo que me acercara a visitar a un sobrino suyo que se estaba
muriendo de cáncer, (él y su familia no son católicos). Me acerqué a la habitación y vi a un chico joven de 37 años, tenía cubierto un ojo y en su semblante había mucha paz. Me contó muchas cosas sobre él, que lo que más le gustaba era escribir, había trabajado en una televisión autonómica, llevaba cinco años enfermo y lo que más deseaba era encontrar el Amor. Agradecía mucho que le vinieran a ver, sentirse querido.
Le mostré una estampa de Jesús de la Misericordia, y le pedí permiso para dejarla en la mesita: le dije que esta imagen trae mucha paz. Volví otro día y me habló mucho, que estaba aprendiendo a abandonarse en Dios, que había momentos en su corazón de mucha paz, que Dios está dentro de él. Hablamos de los miedos de cada uno de nosotros.
Me despedí de él, y bajé al capellán del hospital y le dije si podría pasar a verle: me comentó que, si no lo pide la familia, por ley no puede ir.
Otro día fui a verle: estaba ya muriéndose. Su madre me dejó entrar, hablé con él y me despedí. Ella me dijo que la imagen de Jesús de la Misericordia estaba debajo de su almohada. Después me enteré que finalmente había pasado el sacerdote: le había administrado los sacramentos y que fue un ejemplo para toda la familia. Para mí fue un honor haberle conocido, aprendí mucho de él, de ver en su corazón a Dios, de su ejemplo, de la familia y cómo la Unidad aquí se manifiesta...: "somos hijos del mismo Padre"

  
5.-        “con qué alegría recibo tus correos y con qué atención los leo y releo. Especialmente emocionante y emotiva tu estupenda descripción del viaje a Tierra Santa. ¡Con cuánto esmero te esfuerzas en contárnoslo y no sabes cuánto te lo agradezco!
Ahora te quiero compartir un regalo de Pascua. ¿Recuerdas que rezamos por el examen de mi hijo, que coincidía el fin de semana de los ejercicios en el C. Mplis.? El último día comentamos que no le había salido bien por no calcular el tiempo y estaba desanimado pues había hecho un gran esfuerzo personal de preparación estudiando; esto sirvió como un pequeño ejemplo de saber aceptar en un momento de nuestra vida una situación de dolor que supone vivir a Jesús abandonado; le había mandado yo un mensaje diciéndole que ahora era el momento de abrazarlo, que ya llegaría la alegría del Jesús Resucitado. Coincidía con lo que estábamos tratando en los ejercicios: a veces la situación parece injusta a nuestros ojos, pero hemos de confiar en la voluntad de Dios, cuando hemos puesto de nuestra parte, pues Él sabe por qué.
¡¡Pues ha llegado el Resucitado!!: en plena Pascua, sin
sospecharlo, habiendo aceptado que tendría que volver a examinarse, le ha llegado la nota y ha APROBADO por un puntito. Se quedó con la boca abierta y no se lo podía creer... y yo le recordé el mensaje y las oraciones de todos los que estábamos en los Ejercicios... Así es que, muchas gracias de su parte y de la mía a los que participáis de la alegría del Resucitado, ¡aleluya, aleluya, aleluya!

6.-        “aunque no te conteste, leo con mucha atención la Palabra de Vida y se la envío a algunas de mis amigas...
…desde que falleció mi marido, puedo disponer de mi tiempo como yo quiera, por tanto cada vez me involucro más tanto en aspectos de la vida religiosa, como con las personas que me necesitan. Ahora llevo una temporada que no paro de acompañar a personas amigas que han sido operadas, bien en los hospitales y en sus domicilios. Aunque esto me cansa, me encuentro muy contenta y pienso que es lo que Dios quiere de mí en este momento

7.-    [desde Rusia:]    felicitaciones con la Santa Pascua: ¡Ojala Cristo resucitado nunca deje de darte Su bendición! ¡Dios nunca acabará de sorprenderme de Su gracia! La semana pasada me sentía muy mal. Además de problemas de salud, (que no he podido resolver durante algunos meses), creía que me despedirían del trabajo (no pude traducir bien en un evento importante) y pasé el fin de semana casi en estado de un ataque de nervios: solamente pude rogar a Dios para que me ayudara en las dificultades. ¿Y sabes qué?: ¡¡ayer mi jefe me llamó y me dijo que quería darme promoción!! No puedo creer: para mí es un milagro pequeño... Puede ser un testimonio de la PdV también :)     ¡Gracias de nuevo por tu atención y envío…!


8.-        “hoy he tenido la escuela de padres en el cole: tema a tratar, la escucha. Tan difícil de practicar, con tanto ruido y prisas a nuestro alrededor. Hemos repasado la importancia de escucharnos a nosotros mismos: cómo estamos y cómo nos sentimos cada día. Al final aprendemos qué es lo importante. Yo me he comprometido a escuchar más a mis hijas, que a veces me cuesta




Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ y otras también AQUÍ


N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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viernes, 15 de abril de 2016

JESÚS EN EL HERMANO

Te ofrezco ahora unos textos que nos ayuden a seguir viviendo la Palabra de Vida del mes, la alegría pascual y el año de la misericordia, todo ello en las actuales circunstancias:

NUNCA NOS FALTARA UN PRÓJIMO AL QUE AMAR

"Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis": nos vuelve a confirmar que la caridad es lo más importante para Jesús. De hecho, es la esencia del Evangelio.
Es tan importante que el que ayuda concretamente a sus hermanos, es como si amase directamente a Jesús en ellos, aunque no lo sepa. Por esto podrá entrar entonces con Él en el Reino del Padre, es más, su corazón se verá invadido ya desde esta tierra por el Reino.
Es evidente, entonces… Comencemos enseguida a reconocer a Jesús en el que pasa a nuestro lado. Y más allá de toda vieja discriminación entre rico y pobre, culto o ignorante, simpático o antipático, viejo o joven, guapo o feo, tratemos a cada prójimo como realmente trataríamos a Jesús.
Sea cual sea, luego, nuestra posición en la sociedad, no
perdamos las numerosas ocasiones que se nos presenten para hacer muchos actos de amor, sobre todo, a los más necesitados ‑a los hambrientos, a los que no tienen casa, a los enfermos, a los parados, marginados, drogadictos‑ de los que sabemos todos los días en nuestras ciudades y en países lejanos.
Y cuando nos olvidemos, recomencemos inmediatamente. Nunca faltará un prójimo al que amar.

CHIARA LUBICH, Comentario a Mt 25,40 , noviembre 1984





A DIOS, LO QUE ES DE DIOS

…aunque sea indirectamente, a hacer o a renovar y a vivir la elección de Dios y la primacía de su amor en el compromiso social y político y en el cumplimiento de nuestros deberes... Nos ayuda, ante todo, a evitar dos peligros igualmente graves y opuestos. Uno consiste en la desconfianza y el desinterés hacia el compromiso político, como si fuese algo malo. El otro consiste en una confianza exagerada, que se traduce en una prisa excesiva por la búsqueda de resultados, que puede dar el compromiso político.
Indudablemente, el Evangelio tiene que penetrar en el campo político y social. Pero esto será posible en la medida en que aquellos que están llamados a trabajar allí pongan a Dios en el primer lugar y traduzcan este amor en un verdadero servicio a la sociedad, trabajando con desapego, paciencia y perseverancia.
Concretando aún más, aquellos que están llamados a ocuparse activamente de ese campo, deben hacer de estas actividades un verdadero servicio al hombre, dando preferencia, sobre todo, a los pobres y a los últimos. Y aquí vienen a la mente todas las ocasiones que ‑no sólo los ministros y los diputados, sino todos los funcionarios del Estado, desde los más altos a los más modestos empleados‑ tienen de vivir esta elección de Dios a través de un servicio más desinteresado, más puntual, más oportuno, dirigido a sus hermanos, por ejemplo, mediante una respuesta más solícita y diligente a sus justas expectativas, o en el desempeño de las tareas que les conciernen.
En lo que se refiere a los simples ciudadanos,… les empuja al cumplimiento fiel de sus deberes con el Estado y a un sentido de responsabilidad cada vez mayor por el bien de la colectividad. Es un deber cristiano participar, por ejemplo, con el voto en las elecciones políticas y administrativas, a no ser que lo impidan causas de fuerza mayor; es un deber, evitando subterfugios y restricciones mentales, pagar los impuestos, sin los cuales el Estado no podría asegurar los servicios que la comunidad necesita, como contribuir, en los límites permitidos a cada uno, al buen funcionamiento de los servicios públicos; es un deber cristiano respetar las leyes, que están dirigidas a proteger la vida y el bien de los ciudadanos, y sentirse responsables de la buena conservación de los bienes de la colectividad: edificios públicos, calles, jardines, bosques, paisaje, medios de transporte, etc. También para todos estos casos es válida la palabra de Jesús: "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis" (Mt 25,40)
Todo este servicio se dirige en último término a Jesús, amado en la persona concreta de nuestros hermanos.
Tenemos que estar contentos por tener posibilidades tan variadas y tan frecuentes.

CHIARA LUBICH, Comentario a Mt 22,21, octubre 1984




La apertura hacia el otro favorece el conocimiento y la confianza, y derriba ideas erróneas y preconceptos. Se descubre que las diversidades pueden ser un don de los unos hacia los otros. Se emprende la búsqueda común de aquello que nos une. Nacen encuentros de profundización… La experiencia de la fraternidad refuerza el compromiso común en construirla sobre todo donde parece que prevalecen la violencia y la intolerancia religiosa. Se contribuye a sanar el tejido social curando tensiones e integrando comunidades en conflicto.

Chiara Lubich e le religioni: la “regola” del dialogo

miércoles, 13 de abril de 2016

EL EVANGELIO ESTÁ VIVO HOY

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de abril
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra («Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mí me lo hicisteis», Mt 25, 40) y la de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20) :
 1.-       Me avisaron que había fallecido la hermana del que fue mi párroco en mi infancia y juventud. El entierro era solo a hora y cuarto de donde vivo y esa tarde tenía yo “hueco relativamente haciendo pequeños arreglos”.
La verdad es que me encuentro muy cansado estos meses, aunque desde hace casi una semana he empezado a dormir no tan mal como antes. En fin, que por un lado me apetecía acompañarlo directamente, (dado que poquísimas veces puedo acudir a este tipo de compromisos con tantísimos amigos de tantos lugares distantes), pero por otro no debo agotarme.
Acordándome de las obras de misericordia concretas que pide la Palabra de Vida de este mes, (“a Mí me lo hiciste”), al final fui; contento yo y contento él, que lo agradecía muchísimo.
Además, estuve rezando por tantos amigos y amigas a los que hubiera querido acompañar en sus circunstancias dolorosas o festivas, y casi nunca puedo hacerlo por vivir lejos o tener demasiadas ocupaciones, ayer mismamente no pude ir al entierro del padre de un compañero, a dos horas y pico de aquí: menos mal que, desde la fe, ofreciendo bien el vivir el momento presente y luego rezar (en la Misa sobre todo), traspasa las fronteras de tiempo y lugar, y hace que no se distancien la amistad ni los corazones; y, por supuesto, Dios acoge las oraciones y la celebración de la Misa se hagan desde donde se hagan. No en vano una de las obras de misericordia tradicionales es “rogar a Dios por vivos y difuntos”.


Como este mes sólo tengo una de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida, la dejo para mayo y, en cambio, copio las impresiones de los que han estado en Tierra Santa en nuestra peregrinación de Semana Santa, ya que tanto gustaron las mías cuando las conté hace quince días; te copio aquí una mínima parte de una riquísima “comunión de alma” a través de decenas y decenas de whatsApp, (¡da pena tener que seleccionar!), desde el mismo momento que aterrizamos ya hace 15 días y que continúa todavía:
0.-        nuestra peregrinación a Tierra Santa ha sido una experiencia preciosa. ¡¡¡En cada lugar hemos revivido el evangelio!!!
Desde la Anunciación a María en Nazaret, en la gruta que era su casa, diciendo mi “sí” particular a la voluntad de Dios... como María, sintiendo también miedo a lo desconocido…
El nacimiento en Belén: agradecer que todo un Dios se hiciera hombre por nosotros…
…La Transfiguración en el Tabor... sentir su divinidad... al igual que dijeron los apóstoles: “¡¡¡qué a gusto se estaba allí!!!”
El monte de las Bienaventuranzas... en un paraje precioso nos da las claves para ser bienaventurados, felices...
Renovar las promesas bautismales en el Jordán, donde Jesús se bautizó: sentía que Dios me decía también que soy su hija y me ama.
Pasar la pasión en Jerusalén...no encuentro palabras para describir la emoción y el dolor. El Jueves Santo
asistimos a la hora santa en Getsemaní, en el mismo lugar y hora de su agonía y prendimiento. Después, un Vía Crucis por el Torrente Cedrón hasta la cárcel, siguiendo el mismo camino que hizo aquella noche...
 El Viernes Santo, el Vía Crucis por la Vía Dolorosa (ahora llena de tiendas) hasta el Calvario... Leíamos el evangelio en cada lugar y nos transportábamos en el tiempo.
He sentido vivo el evangelio, Jesús nos hablaba!!!
Desde que he vuelto siento una gran alegría, por tantas cosas!!
            El grupo ha sido una auténtica familia; el guía, era un cristiano palestino que nos ha explicado las distintas costumbres en un país multicultural y cómo viven como minúscula minoría... increíble: ahora tengo más conciencia de nuestros hermanos perseguidos. Las diferencias con la religión judía... que lloran en el muro de las lamentaciones esperando la venida del Mesías... mientras que para nosotros se ha cumplido la Palabra: “Tendrá que padecer mucho, pero resucitará al tercer día”.
Pero, sobre todo, creo que mi alegría se debe a que siento a Jesús Resucitado!!! Se ha quedado con nosotros en la Eucaristía y en cada momento... "cuando dos o tres están reunidos en mi nombre allí estoy Yo en medio de ellos". Es un "Dios Amor" que se ha hecho hombre para ayudarnos, mostrarnos el camino para llegar al Padre y además nos acompaña. Gracias infinitas!!!…

1.-        “ya después de dormir y con la mente más despierta cada vez soy más consciente del gran regalo que me ha hecho Jesús y cada uno de vosotros en esta Semana Santa. Una vez más ¡gracias! Ahora leía el Evangelio de hoy y Jesús decía "...que vayan a Galilea y allí me verán." ¡Hemos visto!!! Y ahora Galilea es cualquiera de nuestras ciudades, donde está Resucitado, así que

2.-        “en el trabajo, me siento como el agua del Jordán: llegué turbia, con tantas emociones sentidas que no me dejaban pensar con claridad. Ahora, poco a poco, todo se va asentando y empiezo a ver más claro. El viaje, interior y exterior, ha sido un regalo del cielo, tanto por lo visto, como por lo sentido, aprendido y compartido con vosotros. Ahora me toca hacer mi parte, empezar a dar mis “sí” día a día, en cada pequeña cosa. Cuento, como ayuda, con vuestra fuerza y vuestras oraciones

3.-        “todos, inmersos en nuestra preocupación por un posible peligro que pudiese suponer el viaje, aceptamos el riesgo ya antes de partir, y fuimos como los Cruzados, guiados por nuestra Fe y queriendo conocer y ver a Jesús allí en la tierra que sintió sus pisadas. Pero en lugar de conquistar nada, somos nosotros los que nos hemos dejado conquistar por su Amor infinito: creo que todos hemos sentido cómo entraba en nuestro corazón. Me he quedado prendado por esa vida de familia que estos días Él nos regaló. Ya os echo de menos

4.-        “volvemos a lo cotidiano, pero sabiendo que con más fuerza que nunca Jesús ha resucitado en mi corazón. Hacía tiempo que no sentía una Semana Santa tan profunda, con una pasión tan fuerte: vivir el Vía Crucis en la Vía Dolorosa en cada momento, pensando que somos nosotros los que debemos ayudar a Jesús a llevar esa Cruz. Una muerte a cada momento y una Resurrección plena que es capaz de llenar de amor inmenso este pequeño corazón que intenta como María decir un “SÍ” inmenso y pleno. Esos momentos vividos que tan solo con una mirada, una sonrisa, se veía que Jesús realmente estaba presente y más vivo que nunca. Mil gracias a todos y cada uno por formar esta GRAN FAMILIA, ahora pensando y sufriendo también con los cristianos de esa tierra y sabiendo de primera mano cuán difícil es ser portadores de esta gran fe que Cristo nos dio

5.-        “verdaderamente ha sido un “recorrido por los pasos de Jesús”, (Quien, como a los discípulos de Emaús, nos ha ido explicando las lecturas) y hacer a la vez un recorrido interior que me ha hecho reconocerlo y quedar sorprendida como a ellos… Ahora… nos queda volver a nuestra realidad y contarlo

6.-        “hemos sido familia palpable, Jesús me "ha tocado" y ha sido un regalo a través de cada hermano. La mejor onomástica de mi vida. Hoy estoy de limpieza con la señora que viene a ayudarme y dice que no se me nota cansada, sino con una cara de felicidad
que nunca me había visto. Realmente en esta primera Semana Santa de mi vida sin mi madre, (que podía haber sido la más triste), he experimentado con gran plenitud la alegría de Jesús Resucitado que sigue vivo entre sus hijos que se aman recíprocamente

7.-        “el viaje cada día lo recuerdo más bonito y completo. Un viaje con alma. Además les he contado muchas cosas a mis compañeros de trabajo. Es más fácil hablar de un viaje que de un curso

8.-        “preciosos esos trocitos de meditaciones de Chiara Lubich en cada sitio. Y cada piedra decía una palabra, ¡mucho más que una palabra!, de modo que, al, final, el alma estaba totalmente inundada, totalmente llena de la presencia de Jesús

9.-        “ahora, a distancia, comprendo la profundidad de estos días. Para mí han sido un viaje exterior y sobre todo interior. A través de la exposición sensorial, (vista de sitios, audición de explicaciones del guía y tuyas, tacto de tantos lugares especiales, gusto de ese grupo magnifico y olfato de que era algo más), pude realizar ese viaje interior. Viaje a esas zonas internas para comprender quien ha sido Jesús hombre y Dios, que ha venido a resanar y purificar todo mi ser, a darme aquí y ahora la felicidad. La relación con otros cristianos en esa realidad me hizo entender la importancia de ser radical y consecuente entre lo que creo y lo que hago. El último día en el sepulcro, ya vacío, me hizo comprender que ahora Jesús ya no vive sólo allí, sino en cada sitio, en cada vida allí donde dos o más se reúnen en su nombre. Ahora nos espera en cada actividad cotidiana

10.-      “durante nuestra peregrinación, había un sentir general y unívoco de grupo. Todos fuimos esperando encontrar a las mismas personas, a Jesús y a María. Y efectivamente fuimos pisando por sus mismas pisadas, encontrándonos con ellos una y otra vez, cada uno imaginando fervientemente ser teletransportado a aquel entonces.
Y todo esto lo hicimos en un entrañable ambiente de familia, como UNO solo; lo que Él predicó.
Pero es que hemos vuelto y me maravilla sentir que seguimos con ese mismo espíritu de familia, compartiendo.
Os quiero

11.-      “con el corazón abierto al encuentro de Jesús llegamos a Tierra Santa. Y así ha sido. Un hombre-Dios se nos ha revelado a través de los lugares en los que vivió en un momento concreto de la historia. Y María, su madre, siempre presente desde el primer momento del viaje.
La Anunciación, el encuentro con Isabel, el nacimiento, la vida anónima, las bodas de Caná, y más tarde el sufrimiento, la desolación... Etapas del viaje, etapas de nuestra vida: el descubrimiento, el compromiso, el servicio, la rutina del día a día, los momentos difíciles...
Me impresionó especialmente la imagen de María en su lecho de muerte en la basílica de la dormición: una paz inmensa invadió mi
alma en ese momento. Verdaderamente parece dormida. Y las palabras de Chiara Lubich explicando cómo Jesús quería volver a verla en nosotros, " pequeñas Marías". "A vosotros, pues, os corresponde mitigar los dolores, las llagas, enjugar las lágrimas. Canta las letanías y trata de reflejarte en ellas"

12.-      “es genial leer el evangelio ahora, cada día, verdad? Se entiende todo de otra forma!!!

13.-      “se me pasa el tiempo y no os escribía. Así que, pongo lo que me brotaba de forma espontánea según íbamos "tras los pasos de Jesús" a modo de diario, y como lo que no se comparte... se pierde... aquí va!!:
Imposible no emocionarse pensando en aquella chiquilla que con su “Sí” ha revolucionado el mundo!! Mientras cantábamos "María" (“Cuando el Amor…”, del GenRosso) se me rompía la voz!!! En el monte Tabor he pedido especialmente para que seamos capaces de traducir esa transfiguración en la sociedad en la que vivimos. En la basílica de las bienaventuranzas nos ha cogido la noticia del atentado en Bruselas: la paz que se respiraba en este entorno, desentonaba tremendamente con estas noticias... pero luego esa pregunta de Jesús "Pedro, ¿me amas tú más que éstos?", ¡¡hoy era para mí!! Hoy de nuevo, frente a esta locura del odio, ¡¡quiero decirle que le quiero por encima de cualquier cosa!!
Aquí, cada paso te infunde la alegría junto con cierto temor (de Dios?) de estropear todo lo sagrado... Es impresionante estar recorriendo las calles que han pisado Jesús y María... Te hace estar en otra dimensión, parece que el resto es todo vanidad de vanidades!
Sí, hemos renovado el pacto y todos los regalos del Jueves Santo justo en la basílica del Getsemaní, que contiene la roca donde Jesús sintió angustia y temor! Creo que no podía hacerme regalo
más grande que estar aquí, ha sido súper impresionante! Todas nuestras angustias están allí, no tengamos miedo de entregárselas!
El corazón difícilmente puede contener tantas emociones, sensaciones, experiencias...
Por fin (tras 3 intentos) conseguimos entrar en el santo Sepulcro... Y antes en el Calvario y poco antes en el Cenáculo, una impresión profunda, de Jesús cenando con sus íntimos a los cuales confiaba su legado más importante: el mandamiento nuevo por el cual entregaba y sacrificaba su vida... ha sido para mí unos los de los momentos más bellos y profundos! Feliz Pascua!!

He vuelto con el compromiso de vivir fielmente mi ser cristiana... Es lo único que podemos hacer para aquellos hermanos que de verdad allí dan la vida. Aquí realmente lo tenemos "fácil"!


viernes, 1 de abril de 2016

A MÍ ME LO HICISTE

PALABRA DE VIDA                               ABRIL 2016
«Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños,
a Mí me lo hicisteis»
(Mt 25, 40)

¿Por qué estas palabras de Jesús nos son tan queridas y resuenan a menudo en las Palabras de vida que elegimos para cada mes? Quizá porque forman el núcleo del Evangelio. Son las que el Señor nos dirigirá cuando al final nos encontremos delante de Él. Sobre ellas versará el examen más importante de la vida, para el cual podemos prepararnos día a día.
Jesús nos preguntará si hemos dado de comer y de beber a quien estaba hambriento y sediento, si hemos acogido al forastero, si hemos vestido al desnudo, visitado al enfermo y al preso… Se trata de pequeños gestos que, sin embargo, valen la eternidad. Nada es pequeño si se hace por amor, si se lo hacemos a Él.
Pues Jesús no solo se acercó a los pobres y marginados, curó a los enfermos y consoló a los que sufren, sino que los amó con predilección, hasta llamarlos hermanos e identificarse con ellos con una misteriosa solidaridad.
Hoy Jesús sigue estando presente en quien sufre injusticias y violencia, en quien busca trabajo o vive en situación precaria, en quien se ve obligado a salir de su patria a causa de las guerras. ¡Cuántas personas sufren a nuestro alrededor por muchas causas e imploran, aun sin palabras, nuestra ayuda! Son Jesús, que nos pide un amor concreto, capaz de inventar nuevas «obras de misericordia» que respondan a las nuevas necesidades.
Nadie está excluido. Si una persona anciana y enferma es Jesús, ¿cómo no procurarle el alivio necesario? Si le enseño el idioma a un niño inmigrante, se lo enseño a Jesús. Si ayudo a mi madre a limpiar la casa, ayudo a Jesús. Si llevo esperanza a un preso, si consuelo a quien está afligido o perdono a quien me ha herido, me relaciono con Jesús. Y, cada vez, el fruto será no solo dar alegría al otro, sino sentir nosotros mismos una alegría aún mayor. Cuando damos, recibimos, sentimos una plenitud interior, nos sentimos felices porque, aunque no lo sepamos, nos encontramos con Jesús: el otro, como escribió Chiara Lubich, es el arco bajo el que hay que pasar para llegar a Dios.
Así evocaba ella el impacto de esta Palabra de vida desde el
inicio de su experiencia: «Todo nuestro antiguo modo de concebir y de amar al prójimo se derrumbó. Si Cristo estaba en cierto modo en todos, no podíamos hacer discriminaciones, no podíamos tener preferencias. Se hicieron añicos los conceptos humanos que clasifican a las personas: compatriota o extranjero, viejo o joven, guapo o feo, antipático o simpático, rico o pobre. Cristo estaba detrás de cada uno, Cristo estaba en cada uno. Y cada hermano era realmente “otro Cristo” […].
»Al vivir así nos dimos cuenta de que el prójimo era para nosotros el camino para llegar a Dios. Es más, el hermano se nos presentó como un arco bajo el cual era preciso pasar para encontrar a Dios.

»Así lo experimentamos ya desde los primeros días. ¡Cuánta unión con Dios sentíamos por la noche, en la oración o en el recogimiento, después de haberlo amado todo el día en los hermanos! Y ¿quién nos daba ese consuelo, esa unión interior tan nueva, tan celestial, sino Cristo, que vivía el “dad y se os dará” (Lc 6, 38) de su Evangelio? Lo habíamos amado todo el día en los hermanos y ahora Él nos amaba a nosotros».




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