VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de MARZO
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la vida diaria la Palabra de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20) y la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo»,
Is 66, 13):
1.- El sábado mi hermana pequeña emitió sus
Promesas de consagración a Dios. La verdad, (¡soy un desastre!), con tantas
tareas y compromisos, hasta 2 días antes que las focolarinas me dieron un
regalo para ella, ni me percaté de la importancia del acontecimiento. También
la sencillez y humildad de mi hermana, no dándose nunca relevancia, ni siquiera
al invitar para la ceremonia, contribuyeron a que muchos no cayéramos en la
cuenta. Pensándolo luego, lo uno y lo otro han sido para mí signo del “Reino de
Dios, que ya ha llegado a vosotros”, que viene y crece silenciosamente.
El ponernos de acuerdo todos los hermanos el mismo sábado
para hacerle unos regalos sencillos pero expresivos de afecto; el preparar
entre todos (sobrinillos incluidos) en un “pis, pas” decenas de “sándwiches” (antes
de irnos hacia la Misa) para invitar sencillamente a la gente después de la
celebración, (sobre todo a los que venían de otras provincias), con la alegría,
total y mutua colaboración (¡y celeridad!) que teníamos todos, era también signo
de ese Reino.
Mi hermana, con un rostro más radiante que todas las
novias juntas, (¡y no es para menos!: ¡¡el Esposo es Cristo!!), durante la Misa
y al leer y firmar sus promesas… hablaban de por sí de ese Reino. La misma
ceremonia, sencilla, pero cercana, sin ningún boato pero con toda la
profundidad, interiorizada por todos con fe y vitalidad. Las lágrimas de gozo
de mis otras hermanas y de mi madre, (y de todos pensando lo que estaría mi
padre desde el cielo disfrutando con su niña y viendo una celebración tan
sentida en su parroquia). La presencia no sólo de personas del movimiento
MI.ES., (en el que se ha consagrado a Dios mi hermana), sino de otros
movimientos y realidades eclesiales, así como de todas las parroquias del
pueblo. El posterior rato de humilde y alegrísima fiestecilla-convivencia en el
salón parroquial con saludos entre amigos, conocidos, o desconocidos hasta ese
momento.
Verdaderamente, en esto y en miles de detalles esos días,
“el Reino de Dios ha llegado a vosotros”. ¡Solo para gloria suya todo!, como
continuamente repite mi madre.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de marzo
(«El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20), la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo»,
Is 66, 13) y la de enero («Llamados a anunciar las proezas del Señor”», cf. 1 P 2, 9):
1.-
“…parece que el año comenzó con aires
nuevos y frescos. Con la ayuda de DIOS he podido resistir y tener una paciencia
que nunca pensé que podría tener. Han aparecido ofertas laborales... Estoy
contento por la oportunidad, pero también un poco asustado por si no soy capaz
de cumplir las expectativas que han puesto sobre mí: tanto tiempo
"aparcado" provoca, como es lógico, una cierta "oxidación
personal".
Por lo demás, bien, mi mujer y mi
hijo con salud, gracias a DIOS. La vida transcurre afortunadamente sin los
sobresaltos del pasado, (de eso tú y tu familia sabéis bien). Descubres que lo
ordinario se convierte en extraordinario cuando te limitas a vivir el día a día
sin una preocupación que provoca sufrimiento continuo.
Me alegro mucho de que te acuerdes
de mí enviándome la PdV y te emplazo para una charla tranquila y amable. Un
abrazo muy fuerte, PADRE, HERMANO Y AMIGO…”
2.-
“…la Palabra “como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolare Yo”. Lo compruebo en tantos casos de mi vida, a veces
auténticos “milagros”, ante los que solo puedo decir “GRACIAS”.
Pero este mes surgió algo: la hija de la chica que me
ayuda a limpiar, tenía un problema y el colegio le mandó una nota que la
llevara al psiquiatra. Aunque estoy retirada, soy psicólogo clínico y he
trabajado con niños con problemas en colegios. Además, vivimos cerca: todo era
más fácil. A pesar de lo que eso me desorganizaba, llevo 15 días dándole clases
y tratando que juegue y sea feliz, ya que sus abuelos son mayores y no tiene
amigos con quien jugar en este pueblo. La llevo al parque infantil, (varias
veces me dijo que su abuela no la llevaba nunca; tiene 8
años). Me he dedicado sin prisas: hablar, jugar y darle oportunidades de
juego aunque esté ella sola y afronte sus dificultades. Viene contenta y está
más feliz. Al vivir cerca, a veces viene antes de la hora. Estoy tratando que
no la mediquen a ser posible…”
3.- “…como siempre te me has adelantado:
desde que salí, llevo pensado en escribirte para darte las gracias por los
Ejercicios Espirituales, pero no he visto el momento.
Como siempre que voy al Centro
Mariápolis, me he encontrado super a gusto y muy querida; y en cuanto a las
meditaciones decirte que me han ayudado a presentar de nuevo mi nada al Señor y
a ver que lo que más me une a Él son mis faltas, mis pecados. Ellos son el
motivo por el que Él se entrega a una muerte de Cruz. Siempre he envidiado a
las personas que son mejores que yo, sin darme cuenta que ese deseo iba lleno
de orgullo. Ahora le doy gracias a Dios por quererme como soy, (saquito de
imperfecciones), y por concederme la infinita gracia del arrepentimiento que me
une a Él. Llevo trabajando en ver al Señor en cada circunstancia de mi vida, en
cada necesidad y ahora y principalmente en mis pecados.
Espero poder repetir los
Ejercicios en otra ocasión. A mi amiga también le han gustado mucho y a los
próximos igual viene otra amiga más, si Dios quiere…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
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