miércoles, 16 de marzo de 2016

EL REINO DE DIOS ESTÁ EN MEDIO DE VOSOTROS

Te ofrezco algunos textos que nos ayuden a seguir profundizando y viviendo la palabra de vida de marzo:


CONTRACORRIENTE

El cristiano ama la cruzaun en medio de las lágrimas, porque sabe que tienen valor. No por nada entre los innumerables medios que Dios tenía a su disposición para salvar a la humanidad eligió el dolor.
Pero Él ‑recuérdalo‑, después de haber llevado la cruz y de haber sido clavado en ella, resucitó.
La resurrección es también tu destino, si en vez de despreciar el dolor que te procura tu coherencia cristiana y todo lo que la vida te manda, sabes aceptarlo con amor. Entonces experimentarás que la cruz es camino, ya desde esta tierra, hacia una alegría jamás experimentada; la vida de tu alma comenzará a crecer; el reino de Dios adquirirá en ti consistencia, y fuera el mundo irá desapareciendo poco a poco a tus ojos y te parecerá de cartón. Y ya no envidiarás a nadie.
Entonces te podrás llamar seguidor de Cristo:"si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome la cruz cada día, y sígame". Y, como Cristo al que has seguido, serás luz y amor para las innumerables llagas que desgarran a la humanidad de hoy.

CHIARA LUBICH, Comentario a Lc 9,23, julio 1978




"Alabad al Señor todas las naciones y alabadlo todos los pueblos" (Rom 15,11): el amor de Dios se extiende a todos los pueblos de la tierra. Ya desde los tiempos más remotos también ellos han sido llamados a alabar juntos al Señor. Aquel amor con el que un día Dios ha elegido y llamado a Israel, hoy también acoge...
alabarlo en primer lugar a través de la concordia, de la unidad y de la paz, aceptándose unos a otros y pasando por encima de las relativas diversidades de mentalidad, tradición y
costumbres particulares de cada persona o grupo. Naturalmente, cuando se trata de los puntos fundamentales e irrenunciables de la fe, esta unidad exige de parte de cada uno una plena adhesión y acuerdo de mente y de corazón.
En segundo lugar están llamadas a alabarlo a través de la apertura hacia todas las personas pertenecientes a otras religiones y culturas, e incluso también a las simplemente no creyentes.
De hecho, el Concilio Vaticano II, refiriéndose a todas las personas que viven rectamente y buscan lealmente la verdad, nos ha dicho que también éstas pueden salvarse y nos ha enseñado a ver también en ellas candidatos a la gran familia de los hijos de Dios, llamados a alabarlo construyendo la unidad entre todos los pueblos en la justicia, en el amor y en la paz verdadera, conforme al proyecto de Dios.
Descubrimos que tenemos en común con ellos muchos puntos y muchos valores.
Como cristianos, tenemos que ser los primeros en dar testimonio de este espíritu de comprensión y de acogida. ¿Acaso no es éste el distintivo y la consigna que nos dejó Jesús? ¿No nos ha dicho que, debido a este testimonio, los demás nos reconocerán como verdaderos discípulos suyos? (cfr Jn. 15,35).

CHIARA LUBICH, Comentario a Rom 15,11





HACER NUESTRAS LAS EXPECTATIVAS DE QUIEN SUFRE

...querer el bien del otro. Es “hacerse uno” con él, acercarse a él completamente vacíos de nosotros mismos, de nuestros intereses, de nuestras ideas, de muchos prejuicios que nos nublan la vista, para hacernos cargo de lo que le pesa, de sus necesidades, sufrimientos, para compartir sus alegrías.
Es entrar en el corazón de aquellos con quienes nos relacionamos para compartir su mentalidad, su cultura, sus tradiciones y, en cierto modo, hacerlas nuestras; tratar de comprender verdaderamente qué necesitan y saber captar esos valores que Dios ha sembrado en el corazón de cada persona. En pocas palabras: vivir para quien está a nuestro lado…

CHIARA LUBICH, Comentario a Ef 4, 32





EL AMOR VENCE EL ODIO

[...]    Quizás también nosotros, a veces, como Jesús y como los mártires, tendremos que esperar al Cielo para ver la victoria plena del bien sobre el mal. Con frecuencia, tememos hablar del Paraíso, como si pensar en él fuese una droga para no afrontar con ánimo las
dificultades, una anestesia para mitigar el sufrimiento, un pretexto
para no luchar contra las injusticias. La esperanza del Cielo y la fe
en la resurrección son, en cambio, un impulso potente para afrontar cualquier adversidad, sostener a los demás en las pruebas, creer que la última palabra la tiene el amor que vence al odio, la vida que derrota a la muerte.

FABIO CIARDI, Abbiate coraggio, io ho vinto il mondo




EL REINO DE DIOS ESTÁ EN MEDIO DE VOSOTROS

…el reino de Dios no viene aparatosamente; …el reino de Dios está en medio de vosotros… Cuando Jesús explicaba en las parábolas cómo era el reino de Dios, utilizaba siempre palabras serenas, tranquilas y utilizaba también figuras que decían que el reino de Dios estaba escondido. Así, Jesús compara el reino a un mercader que busca perlas finas… o a un tesoro escondido en la tierra. O decía que era como una red que acoge a todos o como la semilla de mostaza, pequeñita, que luego llega a ser un árbol
grande… El reino de Dios es silencioso, crece dentro; lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad… Crece lentamente, silenciosamente…
…el Señor jamás dice que el reino de Dios es un espectáculo. Cierto, es una fiesta, pero es distinto. Es una fiesta bellísima, una gran fiesta. Y el cielo será una fiesta, pero no un espectáculo…
Al contrario del espectáculo, está la perseverancia de muchos cristianos que llevan adelante la familia: hombres, mujeres que se preocupan por sus hijos, que llegan a finales de mes con menos de un euro solamente, pero oran... Y el reino de Dios está allí, escondido en esa santidad de la vida cotidiana, esa santidad de todos los días. Porque el reino de Dios no está lejos de nosotros, está cerca...
La cercanía es una de las características del reino. Cercanía que quiere decir todos los días… Jesús aparta de la mente de los discípulos una imagen espectacular del reino de Dios. Y cuando quiere hablar de los últimos tiempos, cuando vendrá en su gloria, el último día, dice: así será el Hijo del hombre en su día, como el fulgor del relámpago, pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación...
Del reino de Dios, por lo tanto, forma parte también el sufrimiento, la cruz; la cruz cotidiana de la vida, la cruz del trabajo, de la familia. El reino de Dios es humilde, como la semilla: humilde; pero se hace grande por el poder del Espíritu Santo... Y a nosotros nos toca dejarlo crecer en nosotros, sin gloriarnos. Dejar que el Espíritu venga, nos cambie el alma y nos lleve adelante en el silencio, la paz, la quietud, la cercanía a Dios, a los demás, sin espectáculos… Invito a pedir al Señor esta gracia de cuidar el reino de Dios que está dentro de nosotros y en medio de nosotros y de nuestras comunidades: cuidarlo con la oración, la adoración, el servicio de la caridad, silenciosamente.

PAPA FRANCISCO, Homilía matutina en Sta. Marta, 13 noviembre 2014





Pequeños gestos de amor, de ternura, que hacen pensar que el Señor está con nosotros: así, se abre la puerta de la misericordia.
Dios nos ha acariciado con su misericordia: llevemos esa caricia a los demás, a aquellos que tienen necesidad.


Retweeted Papa Francisco @Pontifex_es

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