VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de MAYO
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra
de Vida de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo»,
Ef 2, 4-5):
1.- Hablando a comunidades o
matrimonios, en ocasiones cuento que en casa, entre nosotros, “a veces saltan
chispas”, pero que “lo importante es que no prendan las cortinas, –que quemarían
la casa–, sino que prendan los troncos de la chimenea y así –se agradece sobre
todo en “invierno”–, luego producen luz, claridad, calor, bienestar…”
Una tarde, ofrecí mi ayuda a uno de los compañeros para
una actividad que se haría dos horas después y que estaba él organizando con
otras personas desde hacía dos días. Pero, (luego por la noche me percaté), no me
paré a comunicárselo en la puerta de su habitación, sino que yo seguí haciendo
cosas y se lo iba diciendo en voz alta desde la mía o desde el pasillo. Para él
debió ser “gota que colma el vaso”. En ese momento no
entendí
por qué y me quedé muy mal, pero vi que tenía que guardar silencio para no empeorar. Nos volvimos a encontrar en la sacristía antes de empezar la Misa, nos miramos y mutuamente nos pedimos perdón, (aunque yo en mi ingenuidad todavía no acaba de entender la situación, di el primer paso), nos dimos un abrazo (a mí me “quemaba” en el alma la PdV del mes y, sobre todo, Mt 5) y quedamos para charlar cuando acabáramos todas las tareas del día. Resultó todo precioso y la gente (muchos venían por primera vez) quedaron realmente encantados, (por otra parte, el “Centro Mariápolis”, ya de por sí, “cautiva”).
por qué y me quedé muy mal, pero vi que tenía que guardar silencio para no empeorar. Nos volvimos a encontrar en la sacristía antes de empezar la Misa, nos miramos y mutuamente nos pedimos perdón, (aunque yo en mi ingenuidad todavía no acaba de entender la situación, di el primer paso), nos dimos un abrazo (a mí me “quemaba” en el alma la PdV del mes y, sobre todo, Mt 5) y quedamos para charlar cuando acabáramos todas las tareas del día. Resultó todo precioso y la gente (muchos venían por primera vez) quedaron realmente encantados, (por otra parte, el “Centro Mariápolis”, ya de por sí, “cautiva”).
Ya por la noche, aunque yo necesitaba desde hacía varios
días dormir pronto, (¡de nuevo, sí!), esto era más importante y estuvimos
charlando. A mitad del coloquio, llegó otro compañero y se insertó.
Al final, entre los tres, conversamos larga y distendidamente, con la
libertad de saber que estamos dispuestos a darlo todo cada uno por los otros,
(y, además, con la perspectiva todos de la misericordia que pide la PdV de
mayo); por tanto, con sencillez nos dijimos también las cosas que nos disgustan
o nos hacen sufrir de los otros. Había cosas normales en cada uno, pero por la
distinta psicología, a otro en cambio le hacían verdaderamente sufrir. Fue
bonito poder abrirnos mutuamente los ojos
unos a otros y pedir perdón cada uno a los otros dos.
Al final, (aunque “muertos” de sueño), estábamos todos felices. ¡Ahí me
di cuenta de la última parte de la PdV, que me había pasado un tanto
desapercibida!: la misericordia “nos ha
hecho revivir en Cristo”. Lo de la tarde es mi “versión”, quizá la de ellos
difiriese un poco; pero en lo que no hay duda es en esto. Y por la mañana, la
alegría era nueva (más allá del cansancio) y la relación entre todos ha
experimentado un salto de cualidad: se nota más la presencia de Jesús “donde dos o más…”, (que, en definitiva,
es el objetivo que nos impulsa a vivir en comunidad).
Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la vida diaria la Palabra de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo»,
Ef 2, 4-5), la de abril («Me he hecho todo a todos para salvar a toda
costa a algunos», 1
Cor 9, 22) y la del mes de marzo («El
que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz
y me siga», Mc 8,
34):
1.- “…por cierto, te voy a contar una experiencia de ayer que la viví
con cierta espiritualidad, y me recuerda a las de tu palabra de vida, jeje. El
día anterior me llamaron del centro de transfusiones de Madrid, para una
donación urgente de plaquetas para una paciente.
Ya en el centro,
oigo que comentan entre las enfermeras… "¿y
por qué lo han llamado -refiriéndose a mí-, si la otra está para morirse?",
y cosas así. Luego me contaron que mis plaquetas iban para una paciente de
leucemia que estaba muy grave, y reconozco que un pensamiento negativo pasó por
mi cabeza: "¿realmente vale la pena
que esté aquí, si es para alargar unos días la vida de esta pobre enferma?".
El proceso es
un poco pesado, dura una hora. Pero mientras me
dedicaba a leer un poco, le di
la vuelta al pensamiento negativo, y, en primer lugar, empecé a recordar
historias de pacientes que salen de situaciones tan malas que hasta los médicos
los habían dado por perdidos, y me dije: "¿por qué no?; para Dios no hay nada imposible", y,
aprovechando que era el día de la Virgen de Fátima, de camino al trabajo recé
un Rosario dedicando un misterio por la paciente desconocida. Y luego, pensé
incluso que, ya que en su caso, por su perfil genético, tiene muy pocos
donantes compatibles, quizás
era algo de la Providencia que yo hubiera decidido ir la tarde antes a donar,
sin saber qué tan necesarias eran mis plaquetas. Así que me sentí bien, y Dios
quiera que la paciente se recupere…”
2.- “…yo que siempre había
confiado en mi intuición, (por las pocas veces que Dios ha dejado que me
equivoque), me pasó algo parecido a lo que contaste la vez pasada:
Se me perdió algo y estaba convencida de que había
sido una persona y sentí desconfianza, (por suerte he aprendido a esperar y no
decir nada…). Un día después apareció y me sentí tan horriblemente mal que le
dediqué la meditación a esta persona en quien desconfíe, pensando y pidiendo a
Dios que tuviera en abundancia todo lo necesario y, si sus deseos no dañaban a
nadie, que se cumplieran y fuera muy feliz. Pero lo pasé muy mal.
Gracias por ser mi amigo-hermano-Padre Espiritual…”
3.- “…ayer
unos amigos me contaron que su hijo va a recibir la primera Comunión este
sábado y, sus padres, viendo que tenía de todo y no le hacía falta nada, le hicieron
la siguiente propuesta: pedir a los invitados que en vez de regalarle algo
concreto, le diesen el importe de lo que se fueran a gastar: la mitad se la
darían al hijo y la otra mitad nos la
iban a dar para la Fundación, para poder
ayudar a otros niños que no tuviesen tantas cosas como él tenía. Respuesta del
niño: “no me parece justo papá. Yo
soy uno solo y ellos son más. Lo justo es que yo me quede con menos dinero y
que casi todo vaya para ellos”.
La única petición que hizo el niño es saber a quién le
llegaría el dinero: le gustaría tener una foto de ellos. Este verano volveremos
a ir a África, así que yo misma les daré lo del hijo de mis amigos… y le traeré
a él fotos de los niños de allí para que sepa a quiénes ha llegado su
generosidad…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido
realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela; o, mejor aún, mándamela por correo-e.