Nos ayudarán a ello la Palabra que estamos viviendo este mes de mayo («Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo») y para
profundizarla, te ofrezco unos textos:
EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA
1. Jesucristo es el rostro de la misericordia del
Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar
su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret…
2. …Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra
salvación. Misericordia: es la palabra que revela el
misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y
supremo con el cual Dios viene a nuestro
encuentro.
Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de
cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el
camino de la vida. Misericordia: es la vía que une
Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre
no obstante el límite de nuestro pecado.
3. Hay momentos en los
que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la
mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del
Padre. Por
esto he anunciado un Jubileo
Extraordinario de la Misericordia como
tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más
fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes...
… experimentar el amor de Dios que consuela, que
perdona y ofrece esperanza…
4. …
Concilio Ecuménico Vaticano II… …habían percibido intensamente, como un
verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres… en
un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían
recluido la Iglesia…, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos
de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la
responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre…
…
atravesaremos la Puerta Santa, en la plena confianza de sabernos acompañados
por la fuerza del Señor Resucitado que continua sosteniendo nuestra peregrinación. El
Espíritu Santo que conduce
los pasos de los creyentes para
que cooperen en la obra de
salvación realizada por Cristo, sea guía y
apoyo del Pueblo de Dios para ayudarlo a contemplar el rostro de la misericordia…
6. …la
misericordia divina no sea en
absoluto un signo de
debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia de Dios. Por esto la liturgia… invita a orar diciendo: «Oh Dios que revelas tu omnipotencia sobre
todo en la misericordia y el perdón». Dios será siempre para la humanidad
como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso…
14. … Así
entonces, misericordiosos como el Padre es
el “lema” del Año Santo. En la
misericordia tenemos la prueba de cómo Dios ama. Él da todo sí mismo, por siempre, gratuitamente
y sin pedir nada a cambio.
Viene en nuestra ayuda cuando lo invocamos. Es bello que la oración cotidiana
de la Iglesia inicie con estas palabras: «Dios
mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme» (Sal 70,2).
El auxilio que invocamos es ya el primer paso de la misericordia de Dios hacia
nosotros. Él viene a salvarnos de la condición de debilidad en la que vivimos. Y su
auxilio consiste en permitirnos captar su presencia y cercanía. Día tras día, tocados por su compasión, también nosotros
llegaremos a ser compasivos con todos.
25. … la
Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y
gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea
siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu
amor; que son eternos» (Sal 25,6).
(Bula de Convocación
del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)
del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)
SER CONSTRUCTORES DE PAZ
"[...]
¿Qué nos quiere decir este programa? Quiere decir trabajar para conocernos y
descubrir lo positivo que hay en cada uno; quiere decir escucharse y
comprenderse. Quiere decir mirarnos con amor, cubriendo con la misericordia los
eventuales errores pasados, y aceptarnos los unos a los otros para construir una base
común de respeto, de estima y de confianza recíproca.
Por
esto cada vez es más necesario formarnos y formar al mayor número de personas
posible al amor,
a ese amor que
no se mira a sí mismo, que no desea su propio interés, que sabe
superar
todos los obstáculos interpuestos por las diferencias tradicionales; un
amor que sea más fuerte que cualquier otra cosa. Se tratará de hacer un cambio total de
mentalidad, pero es necesario.
Al
final de este milenio y cuando se aproxima el tercero, el amor tendría que
convertirse cada vez más en nuestra conducta y la de muchos. El amor, la fuerza
más potente, fecunda y segura que puede unir toda sociedad. [...]"
DIOS NUNCA SE CANSA DE PERDONAR
“…Fui a confesar
durante esa Misa… Se acercó entonces una
señora anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le
dije: “Abuela —porque así llamamos nosotros a las personas ancianas—: Abuela
¿desea confesarse?” Sí, me dijo. “Pero si usted no tiene pecados…” Y ella me
respondió: “Todos tenemos pecados”. Pero, quizás el Señor no la perdona... “El
Señor perdona todo”, me dijo segura. Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora? “Si el Señor no
perdonara todo, el mundo no existiría”. Tuve ganas de preguntarle:
Dígame, señora, ¿ha estudiado usted en la Gregoriana? Porque ésa es la sabiduría que
concede el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la misericordia de Dios.
No olvidemos esta
palabra: Dios
nunca se cansa de perdonar. Nunca. “Y, padre, ¿cuál es el problema?”
El problema
es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él
jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a
veces, nos cansamos de pedir
perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que
siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros.
Y aprendamos
también nosotros a ser misericordiosos con todos. Invoquemos la
intercesión de la Virgen, que tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha
hombre…”
SABER PERDONAR
[...] «en cambio, el perdón es el acto más racional y más
sabio a la vez, porque induce al culpable a asumir la
responsabilidad de su propia acción y, por lo tanto, a manifestar su
disponibilidad para
resarcir a la sociedad y a los demás de la culpa cometida.
No hace falta mucho
para comprender que éste es el nivel más alto de justicia hacia el
que nuestras sociedades han de tender. Pero ésta es la cuestión, para llegar a
ser capaces de perdonar es necesario ser capaces de donar; no se
puede perdonar, si no se es capaz de
donar.
LUIGINO BRUNI – LUCA CRIVELLI, P di perdono, Ed. Città
Nuova
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