VIDA DE LA PALABRA primeros días de MARZO
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida del mes de marzo («El que quiera venir en pos de mí, que
se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34) y la de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo
os acogió para gloria de Dios», Rm 15, 7):
1.- Ha habido múltiples
oportunidades, (personales y comunitarias), de encuentro con Jesús que se nos
presenta sobre diferentes cruces: ha fallecido otra hermana de José (2 en 18
días), Christian no se acaba de recuperar de los brotes de su enfermedad (en
diversas ocasiones ha debido ir a urgencias o al hospital), el coche robado a
mi hermano no aparece, Endi continúa viajando mucho apostólicamente… Todas son
oportunidades de ofrecerse a estar con unos y otros, llevarlos y traerlos (a
veces a deshora), estar atento a preparar comida o recoger la mesa (con todas
estas
circunstancias, está claro, los "turnos" saltan). Se trata, para "llevar la cruz de cada día", de descubrir sobre ella a Jesús, a Jesús Abandonado (" ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué…?") y "remangarse" uno sin cansarse de seguir amando.
circunstancias, está claro, los "turnos" saltan). Se trata, para "llevar la cruz de cada día", de descubrir sobre ella a Jesús, a Jesús Abandonado (" ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué…?") y "remangarse" uno sin cansarse de seguir amando.
2.- Estaba yo invitado a
una pequeña celebración. Aunque no conocía prácticamente a nadie, después de
saludarlos, procuré en cambio acercarme a charlar con los que veía más solos.
Un compañero me dijo que si nos
íbamos ya. Saliendo, me di cuenta que había un matrimonio atrás, pegados a la
pared, serios y sin ni siquiera hablar entre ellos. Me abrí paso entre los
grupitos y, con una sonrisa, los invité, (aunque yo no era organizador), a que
se acercaran a las mesas a pinchar algo o tomar un refresco; me presenté, les
pregunté si eran de por ahí cerca, etc. Ya empezaron a sonreír. Declinaron el
ofrecimiento, (¿quizá no sabían que cada uno traía algo para ese momento de
fiestecilla… y con ello les daba más "corte"…?), así que seguí con
ellos y, ya después de unos minutos, casi a la par de decirles que ya me estaba
yendo y me estaban esperando, se miran entre sí con una sonrisa y los dos se
dicen casi a la vez: "¿vamos a tomar algo?".
2.- En la primera parada
del tren-cercanías sube una mujer y se sienta frente a mí; con una sonrisa, aparto
mi abrigo y mi cartera para que tenga todo el espacio libre y, con ese gesto,
la saludo, le pregunto… Me llaman por teléfono y le pido disculpas y, si no le
importa, contesto (esperaba yo varias llamadas porque habían dado mi móvil como
referencia para una actividad).
Al colgar, seguimos charlando y me
dice: "no sabes lo que estaba haciendo…". Y continúa: "pues
estaba rezando los salmos en el móvil". Contesto yo: "¿sabes lo que estaba
haciendo cuando has subido tú?". Y ante su cara de extrañeza, sigo
rápidamente: "¡pues lo mismo que tú;
si quieres, seguimos juntos!". Ante su afirmación, me pongo a su lado
quitando mi abrigo y mi cartera. "¿Por
dónde ibas tú rezando?". En voz queda, continuamos juntos alternando
las estrofas de los salmos. Fue un rato realmente precioso.
Luego le contó entusiasmada a todo el mundo.
Luego le contó entusiasmada a todo el mundo.
Pocos días después, me escribe:
"Ayer…
el sacerdote comentó que a los cristianos nos da corte mostrarnos, y le dije
que de eso nada, que a algunos no: y le conté cómo habíamos rezado nona en el
tren. Le pareció alucinante, y me estuvo preguntando por ti. Había oído hablar
de tu centro y me dijo que eres de los focolares. Espero que me cuentes, porque
nunca había oído hablar...".
Días después, vino a visitarme. Y me
contó su historia: ¡preciosa historia de conversión, desde un agnosticismo beligerante
hasta hace 3 años, gracias a su hijo, a un cristianismo sentido y testimonial!
2b.- Al día siguiente en el tren, hablando con otra
persona (cuya vida religiosa estaba apartada), aproveché para narrarle ese
encuentro, la visita, la historia de conversión… Cuando comenté que a final de marzo
tendremos una jornada para niños en el Centro Mariápolis, para mi sorpresa
me dijo que intentará llevar a su hija.
me dijo que intentará llevar a su hija.
Se lo conté a la amiga anterior y me
contestó: "…le doy gracias a Dios por haberme puesto en tu camino. Es
alucinante cómo nos cuida y nos da en cada momento lo que necesitamos... Es
genial que hayas compartido mi testimonio... Lamentablemente hay muchísima
gente en España en esa situación: pasamos muchísimos años en colegios
católicos, pero nunca llegamos a conocer a Cristo, y el problema es que crees
que sabes lo que es el cristianismo, y llegas a la conclusión de que no tiene
nada que aportar en tu vida. Hay que sacarles de su error!!!! Rezo por esa
persona, para que pueda encontrarse con Él.
Qué
bien que podamos coincidir mañana de nuevo, aunque sea unos minutos!!!..."
3.- Naturalmente, no
siempre son fáciles las cosas. Uno de esos días, estaba sentado yo en el tren y
la persona con la que hablaba contesta a su teléfono. En ese momento, pasa ante
mí un hombre y me pregunta: "¿Tú eres sacerdote?". Ante mi respuesta
afirmativa, empieza a "meterse" conmigo, (al principio pensé que
quizá me estaba pidiendo dinero…), con los sacerdotes en general, con la
Iglesia… elevando cada vez más el tono y el desprecio, mientras va regresando a su sitio. Al principio, sacando toda amabilidad, le repuse suavemente, pero viendo que eso a él le enervaba más, y que quizá jamás se habría atenido a razones, le saludé con sencillez y una sonrisa y preferí callar recordando "la cruz de cada día" de la Palabra del mes. Mientras la persona con la que yo iba terminaba su llamada de teléfono, aproveché para rezar por él.
Iglesia… elevando cada vez más el tono y el desprecio, mientras va regresando a su sitio. Al principio, sacando toda amabilidad, le repuse suavemente, pero viendo que eso a él le enervaba más, y que quizá jamás se habría atenido a razones, le saludé con sencillez y una sonrisa y preferí callar recordando "la cruz de cada día" de la Palabra del mes. Mientras la persona con la que yo iba terminaba su llamada de teléfono, aproveché para rezar por él.
Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida del mes de marzo («El que quiera venir en pos de mí, que
se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34), la de febrero («Por eso, acogeos mutuamente,
como Cristo os acogió para gloria de Dios», (Rm 15,
7), la de enero («Jesús le dijo: ‘Dame de beber’», Jn 4,7) y la de diciembre («El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que
tenga comida, haga lo mismo», Lc 3,
11):
1.- “…cuando voy a la acogida en la parroquia,
tengo llave para entrar. Y antes de empezar, unos segundos visito al Señor
en la Capilla y le pido que me ayude a vivir la PdV. Y la verdad, casi siempre
lo consigo: trato de escuchar como si fuera la primera vez y hacer pequeñas
cosas como levantarme a abriles la puerta, darles la luz de las escaleras,
etc. Cuando los lunes voy a repartirles las cosas, tengo más tiempo: les escucho a fondo, les ayudo, les animo para que no dejen de hacer los cursos de idioma. Ellos me dan las gracias, me saludan por la calle y algunos que no se han portado muy bien, luego me piden perdón.
etc. Cuando los lunes voy a repartirles las cosas, tengo más tiempo: les escucho a fondo, les ayudo, les animo para que no dejen de hacer los cursos de idioma. Ellos me dan las gracias, me saludan por la calle y algunos que no se han portado muy bien, luego me piden perdón.
Suelo estar pendientes si el miércoles me han dicho que el lunes no
van a poder ir puntuales, porque tienen médico u otra cosa, y me lo apunto para
que no se me olvide.
Al finan salgo feliz porque he estado haciéndolo por Jesús; le doy las
gracias por darme la oportunidad de AMARLE…”
2.- “…muchas gracias por acordarte de mí. Se
ha notado: he vuelto hoy de mi país [(uno de oriente medio)], gracias a Dios y
sin ninguna incidencia. Gracias a Dios. Mi padre se encuentra mejor. Y los
problemas de trabajo parece ser que también se van solucionando, ¡Bendito sea
Dios! Ha habido momentos en los que por mi debilidad, me entraba algo de
angustia, pero con Él y apoyándome en Él, me hacía fuerte. Y al final, ha sido
todo sobre las alas de águila (cfr. Ex
19, 4-5)…”
3.- “…mil gracias por tus correos que leo siempre y que tanto bien me
hacen, con esos testimonios tan bonitos y que me encanta leerlos.
Llevo queriéndote escribir desde hace un mes y no
encuentro el momento...
El día 5 de enero tuvimos el mejor regalo de Reyes: a mi
marido le confirmaron que tenía trabajo, después de un proceso de selección
bastante largo.
Así que estos 15 meses que hemos pasado tan
preocupados, por fin, han llegado a su fin. Se incorporó y, gracias a Dios, está muy contento.
preocupados, por fin, han llegado a su fin. Se incorporó y, gracias a Dios, está muy contento.
¡Cómo valoras más todavía las cosas cuando te han faltado!
No sabes las gracias que le doy al Señor cuando por las mañanas lo veo que se
marcha a trabajar. Por eso me ha encantado la parte en la que hablas de cargar
la cruz de cada día, y cómo se le puede encontrar cada día a través de esa cruz
que te toca vivir. Creo que así lo hemos vivido nosotros juntos, y esta
experiencia, aunque te suene raro, (y no lo digo a posteriori, pues también lo hemos comentado muchas veces durante
estos meses), ha sido una bendición, pues nos ha fortalecido aún más si cabe,
como matrimonio y todavía admiro más a mi marido: cómo lo ha llevado, todo lo
que ha peleado, se ha movido... etc.
Y la cantidad de gente que ha rezado por nosotros: te
sientes tan acompañado. Y entre ellos sé que has estado tú, Paco, y no sabes
cómo se han notado las oraciones…”
4.- “…siempre tan puntual en medio de tantos
quehaceres: gracias por todo lo que te das y nos das... Te cuento unas
experiencias de estos días.
Hemos tenido "la semana blanca" aquí (una semana sin clases)...
Aunque estoy jubilada, pensaba hacer muchas cosas en estos días... y se
presentaron otras oportunidades de "hacer":
Una familia que había llegado de fuera hace poco y le viene bien todo lo
que le puedas ofrecer de casa, de ropa, etc. Me he dedicado a ir abriendo
maletas y, en otras maletas que tenía y que quería regalarles, iba poniendo
cosas... Me decía: "Tengo que compartir con Jesús". Así,
una cosa para la maleta que iba a guardar y otra para la que se iban a llevar
ellos... Esto me ha llevado tiempo, pero sentía una gran alegría por dentro y
una gran "libertad interior".
Tengo contacto con antiguas alumnas.
Una de ellas, que no terminó los estudios, me envió un largo escrito, un cuento
que ha hecho para sus niños (tiene tres). No había ni un acento...: dediqué
unas cuantas horas a corregirlo, puntuarlo y enviárselo...
Otra antigua alumna, que está muy agobiada por problemas familiares y no
tiene tiempo, me pide que le prepare un tema para hablar sobre "La mujer trabajadora", como
es pronto y lo tendrá que ensayar... ordenador, internet, recortes, ya sabes…
cuando quieres hacer una cosa y hacerla bien… También me ha llevado mis horas.
Pero es Jesús quien va a hablar.
Por mi diabetes y los
huesos, el médico me tiene
recomendado que al menos debo caminar una hora. A veces rezo rosarios mientras camino... pero el lugar hacía que me distrajera. Me he llevado el móvil con auriculares y, sin saber cómo, y sin que tenga internet el móvil fuera de casa, todo el tiempo he podido ir oyendo reflexiones y canciones religiosas que me ayudaban a orar mientras veía la belleza del mar y alababa a Dios por su grandeza. Yo misma me extrañaba de que las cosas hubieran salido así, pero me he dicho: “si tú has querido hacerle regalos a Jesús, Él te regala en este momento con estas grabaciones que te gustan...”. Y, la verdad, que me he sentido muy cerca de "mi Esposo", que me mima más que todos los del mundo…”
recomendado que al menos debo caminar una hora. A veces rezo rosarios mientras camino... pero el lugar hacía que me distrajera. Me he llevado el móvil con auriculares y, sin saber cómo, y sin que tenga internet el móvil fuera de casa, todo el tiempo he podido ir oyendo reflexiones y canciones religiosas que me ayudaban a orar mientras veía la belleza del mar y alababa a Dios por su grandeza. Yo misma me extrañaba de que las cosas hubieran salido así, pero me he dicho: “si tú has querido hacerle regalos a Jesús, Él te regala en este momento con estas grabaciones que te gustan...”. Y, la verdad, que me he sentido muy cerca de "mi Esposo", que me mima más que todos los del mundo…”
5.- “…cuido a C., que tiene Parkinson. A mi
hermana la tenían que operar de la columna: era operación complicada.
Hablando con mi sobrina, me ofrecí para ir y ayudar: viaje de 5 horas de bus
más 6 de tren. Fue bonito estar con mi familia en esos momentos difíciles, y
como estoy acostumbrada a cuidar enfermos, también de ayuda. Mi sobrina se
quedaba tranquila cuando tenía que hablar con los médicos y todas esas
situaciones inesperadas que se presentan en los hospitales y yo estaba con
ella. Una noche mi hermana… se quería ir a casa: estuve toda la noche pendiente
de que no se tirara la sonda, ni se arrancara la vía; después, momentos de
nervios, procurando que mi cuñado se sintiese útil y no invadir mucho su
espacio.
Ya estoy de vuelta, encontré a C. algo desmejorada,
pero muy bien atendida por una persona que no tenía trabajo y le vino muy bien sustituirme a mí: C. también estaba feliz de poder ayudar de esa manera a esta persona. Hoy rezamos por las intenciones del Papa y ofrecimos todos sus dolores y limitaciones, y mis dificultades, pues pesa y cada vez colabora menos.
pero muy bien atendida por una persona que no tenía trabajo y le vino muy bien sustituirme a mí: C. también estaba feliz de poder ayudar de esa manera a esta persona. Hoy rezamos por las intenciones del Papa y ofrecimos todos sus dolores y limitaciones, y mis dificultades, pues pesa y cada vez colabora menos.
Mira, me levanto muy temprano, llego a la ciudad para entrar justo a
trabajar, vengo de vuelta a las 4, solo hay misa dos días a la semana: echo
mucho de menos mi encuentro con Jesús Eucaristía. Pero soy consciente de que es
a Jesús a quien cuido en C.
Con mi marido es difícil. Este mes como no trabajé, (cuidando a mi hermana
en la otra punta de España), no cobro: tengo 400 € para gastos de la casa,
comer, medicinas, etc. y le dije a mi marido que este mes me tendría que dar
algo más. Montó en cólera y dijo muchas cosas injustas, entre ellas que soy una
caprichosa. Bueno, me enfadé mucho…, pero con Jesús en mi corazón, escuché
dentro y di mi “sí” a querer a mi marido tal cual es. Me sentí unida a tanta
gente que tiene menos que yo. Y le dije: “si Tú lo quieres, Jesús, yo lo
quiero”…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido
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