martes, 31 de marzo de 2015

CRUZ: ENCUENTRO CON EL CRUCIFICADO

VIDA DE LA PALABRA                      últimas semanas de marzo

Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de marzo «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34):
1.-        Este mes ha habido multitud de pequeñas y grandes ocasiones de descubrir a Jesús Abandonado que se presenta sobre los más distintos tipos de cruz. Oportunidades de elegirlo a Él cada mañana desde bien temprano... y "lanzarme" a amar en la Voluntad de Dios de cada momento presente y a cada prójimo que pasa delante "olvidándome" de la "espinita" en el fondo del corazón.
            Pero para no dramatizar, te voy a contar sólo la más liviana, para que te rías conmigo y de mí.
            Desde hace poco, me corta el pelo, (¡el poco que tengo!), uno de los compañeros de casa. Yo preparo la máquina, (me la regaló por mi santo una de mis hermanas, y todavía no soy "experto"), lo aviso y él me "rapa". ¡Y nunca mejor dicho esta vez!
            Empieza y…, de pronto…, con cara de horror y poniéndose colorado, el pobre me dice: "…espero que te vaya la movida militar…". Me entraron los calores, (pensando mi llegado al "trabajo" al día siguiente, la Misa Crismal con mi arzobispo y mis compañeros de diócesis dos días después…), me sentí totalmente ridículo... Inmediatamente me acordé de "la cruz de cada día", y lo primero de todo pensé en que el otro no se sintiera mal, y empecé a "tomarme el pelo" a mí mismo y a reírnos los dos. Le dije que ya no había remedio, que continuara y ni me miré al espejo. Vamos, no voy "al cero", pero… ¡creo que tampoco llega quizá ni "al 1"!
            Tampoco es para tanto, pero el encuentro con cada persona, sobre todo los conocidos, y su mirada, (directa o subrepticia…, ¿sorprendida, chistosa…?), son simplemente una oportunidad para crecer en la amistad riéndonos juntos y un "truquillo" del que me estoy valiendo para acordarme de Jesús y de la Palabra de marzo (¡y vivirla…!, y… prolongarla durante unas semanas todavía).

2.-        Había ido un viernes a ayudar con las confesiones en un pueblo y, al acabar, debía irme a otro distinto a celebrar la Misa.
            Entre que no me había llevado el reloj y que luego me gusta saludar a la gente… me descuidé y, al subir al coche, me doy cuenta que no me va a quedar tiempo suficiente. Me gusta ser puntual, así que, pensar en llegar tarde, ya es una cruz. Pero traté de encontrarme en ella con el Crucificado, (y no sólo con el hecho de las prisas-agobio o de luego quedar mal o…). Iba hablando con Él desde mi corazón, con toda tranquilidad; y le bromeé: "como no pares el sol… como hiciste con Josué en el Antiguo Testamento…". A lo cual me vino una tranquilidad: "no te agobies, que no vas a llegar tarde". Me quedé sereno…, pero… sólo relativamente…: yo miraba el relojito del salpicadero… ¡y los minutos pasaban! Tentación de correr…; ¡no!: lo que marcan las señales, 70 en carretera y 40 por el pueblo, (¡nunca me había percatado lo lento que había que circular por esos tramos!). ¡¡Y el tiempo volaba!!
            Ya iba poniéndome de acuerdo con el Señor para ver qué excusas presentar a la gente (¡y a los curas cuando les hablara por teléfono, pues no estaban!), y me acordaba de lo que me dicen mis compañeros: "no pongas ninguna; reconócelo: a lo hecho, pecho; y la próxima vez, más atento". Pero a la vez, la tranquilidad que me ponía el Señor: "que no vas a llegar tarde". Cosa aparentemente ya
imposible, pues quedaba sólo un minuto.
            Llegué pocos minutos después de la hora… ¡¡pero a tiempo!!: se habían retrasado rezando el Via-Crucis parroquial, ¡y todavía me pude preparar, revestir… y tuve hasta que esperar! ¡¡Hombre de poca fe!!


Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de marzo «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34)
la de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», (Rm 15, 7):
1.-        “acabamos de venir de unos ejercicios espirituales ignacianos. Es una maravilla poder ver la vida de otra manera. Las cruces con Cristo son mucho más llevaderas: he perdido la visión de un ojo y el otro sigue el mismo camino. Al principio me dio mucha tristeza por lo que ello significa y depender de los demás, pero después me he puesto muy contento por tener algo que ofrecer y no aparecer en la presencia de Dios con las manos vacías.
          He leído todo lo que me mandas y es muy edificante...

2.-        “yo también sigo a Jesús camino del Calvario cargando con mi cruz: el prójimo que no me escucha, que me interrumpe y tiene siempre el "no" en los labios.
          Pienso que Jesús, con una mano aguanta su cruz y con la otra la mía. Pienso que yo también soy "una cruz" para quienes soportan mi manera de ser tan diferente de la suya

3.-        “no sé cómo contarte. Las cosas, de pronto, no van muy bien con C. Está enfadada con el mundo, y yo me siento interpelada por ella: no está contenta conmigo, ni con nadie (esto me viene muy bien a mi ego). Yo creía que era muy maja y que se me daba muy bien cuidar a los enfermos. De pronto, me cuesta mucho que C., después de lo que le hago al cabo del día, se queja de la persiana que está muy alta, la cortina mal puesta, etc., en fin cosas para mí sin importancia, pero eso forma parte de mi Cruz de cada día, y trato de abrazarla. Pero me siento incapaz de ayudar a C.: solo puedo  Amarla de una forma nueva, empezando cada día

4.-        “gracias ... por tus mensajes de vida. La Semana Santa se presenta en un hacer precioso y duro: he tenido que dejar a mi familia seguir sus tareas… y me he venido a cuidar a mi madre. Cuidar es una experiencia donde veo el amor en cada movimiento, y en mi caso (q apenas tengo fuerzas para mí...) veo cómo Dios me sostiene serenamente y me da la fuerza justa para velar por este ser tan necesitado... Cuidar a una madre, aceptar el sufrimiento de quien amas, es un camino que sin duda te desvela esos misterios que en Cristo te llenan de una paz amorosa. Me viene bien, como ves la canción “Regresando” de tu blog y tus palabras de vida. Como dice nuestro Papa Francisco siempre al final...: "rezad por mí". Así que… Gracias Paco y hoy también rezo por vosotros, por la fortaleza de nuestros pastores

5.-        “hoy, hace 11 años que falleció mi padre. Nunca imaginé que pudiese pensar en nadie más como padre, y , sin embargo hoy, más que nunca, pienso en Dios como un verdadero Padre. 
No como teoría
No por algo que aprendí en el cole
No porque lo escuche en Misa
          Porque siento que me quiere muchísimo, es por lo que pienso en Él como Padre. 
          Porque siento que me quiere muchísimo, todos los días me dirijo al crucifijo a hablar con Él. 
          Nunca hubiese imaginado que ese instante del día, se iba a convertir en el más esperado para mí. 
          Hace poco tiempo me regalaron un crucifijo. Lo había puesto en el salón, en un rincón, pero no me acababa de convencer. Lo he cambiado de sitio. Lo he puesto encima de la mesa donde trabajo y así empiezo mi jornada dirigiéndome a Él. La empiezo…, la termino y siempre que paso por delante algo le digo. 
          Es curioso. Dicen que Dios es silencioso, que no habla, a mí, me parece que es más bien al revés: ¡no calla! 
Constantemente nos habla a través de todo lo que acontece en nuestra vida. 
Constantemente nos demuestra su cariño
Constantemente está junto a nosotros en las alegrías y en las penas.
Constantemente nos demuestra que es un Padre que nos quiere con locura. 
Yo, por lo menos, así lo siento y, por eso, le quiero muchísimo


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