VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de marzo
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida de marzo «El que quiera venir en pos de mí, que
se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34):
1.- Este
mes ha habido multitud de pequeñas y grandes ocasiones de descubrir a Jesús
Abandonado que se presenta sobre los más distintos tipos de cruz. Oportunidades
de elegirlo a Él cada mañana desde bien temprano... y "lanzarme" a
amar en la Voluntad de Dios de cada momento presente y a cada prójimo que pasa
delante "olvidándome" de la "espinita" en el fondo del
corazón.
Pero para no dramatizar, te voy a
contar sólo la más liviana, para que te rías conmigo y de mí.
Desde hace poco, me corta el pelo,
(¡el poco que tengo!), uno de los compañeros de casa. Yo preparo la máquina,
(me la regaló por mi santo una de mis hermanas, y todavía no soy
"experto"), lo aviso y él me "rapa". ¡Y nunca mejor dicho
esta vez!
Empieza y…, de pronto…,
con cara de horror y poniéndose colorado, el pobre me dice: "…espero que te vaya la movida militar…".
Me entraron los calores, (pensando mi llegado al "trabajo" al día
siguiente, la Misa Crismal con mi arzobispo y mis compañeros de diócesis dos
días después…), me sentí totalmente ridículo... Inmediatamente me acordé de
"la cruz de cada día", y lo primero de todo pensé en que el otro no
se sintiera mal, y empecé a "tomarme el pelo" a mí mismo y a reírnos
los dos. Le dije que ya no había remedio, que continuara y ni me miré al
espejo. Vamos, no voy "al cero", pero… ¡creo que tampoco llega quizá
ni "al 1"!
Tampoco es para tanto, pero el encuentro con cada persona, sobre todo los
conocidos, y su mirada, (directa o subrepticia…, ¿sorprendida, chistosa…?), son
simplemente una oportunidad para crecer en la amistad riéndonos juntos y un
"truquillo" del que me estoy valiendo para acordarme de Jesús y de la
Palabra de marzo (¡y vivirla…!, y… prolongarla durante unas semanas todavía).
2.- Había ido un viernes
a ayudar con las confesiones en un pueblo y, al acabar, debía irme a otro distinto
a celebrar la Misa.
Entre que no me había llevado el
reloj y que luego me gusta saludar a la gente… me descuidé y, al subir al
coche, me doy cuenta que no me va a quedar tiempo suficiente. Me gusta ser
puntual, así que, pensar en llegar tarde, ya es una cruz. Pero traté de
encontrarme en ella con el Crucificado, (y no sólo con el hecho de las prisas-agobio
o de luego quedar mal o…). Iba hablando con Él desde mi corazón, con toda
tranquilidad; y le bromeé: "como no
pares el sol… como hiciste con Josué en el Antiguo Testamento…". A lo
cual me vino una tranquilidad: "no
te agobies, que no vas a llegar tarde". Me quedé sereno…, pero… sólo
relativamente…: yo miraba el relojito del salpicadero… ¡y los minutos pasaban!
Tentación de correr…; ¡no!: lo que marcan las señales, 70 en carretera y 40 por
el pueblo, (¡nunca me había percatado lo lento que había que circular por esos
tramos!). ¡¡Y el tiempo volaba!!
Ya iba poniéndome de acuerdo con el
Señor para ver qué excusas presentar a la gente (¡y a los curas cuando les
hablara por teléfono, pues no estaban!), y me acordaba de lo que me dicen mis
compañeros: "no pongas ninguna;
reconócelo: a lo hecho, pecho; y la próxima vez, más atento". Pero a
la vez, la tranquilidad que me ponía el Señor: "que no vas a llegar tarde". Cosa aparentemente ya
imposible, pues quedaba sólo un minuto.
imposible, pues quedaba sólo un minuto.
Llegué pocos minutos después de la
hora… ¡¡pero a tiempo!!: se habían retrasado rezando el Via-Crucis parroquial,
¡y todavía me pude preparar, revestir… y tuve hasta que esperar! ¡¡Hombre de
poca fe!!
Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida de marzo «El que quiera venir en pos de mí, que
se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga», Mc 8, 34)
la de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os
acogió para gloria de Dios», (Rm 15,
7):
1.- “…acabamos
de venir de unos ejercicios espirituales ignacianos. Es una maravilla poder ver
la vida de otra manera. Las cruces con Cristo son mucho más llevaderas: he
perdido la visión de un ojo y el otro sigue el mismo camino. Al principio me
dio mucha tristeza por lo que ello significa y depender de los demás, pero después
me he puesto muy contento por tener algo que ofrecer y no aparecer en la
presencia de Dios con las manos vacías.
He leído
todo lo que me mandas y es muy edificante... ”
2.- “…yo también sigo a Jesús camino del Calvario
cargando con mi cruz: el prójimo que no me escucha, que me interrumpe y tiene
siempre el "no" en los labios.
Pienso que Jesús, con una mano
aguanta su cruz y con la otra la mía. Pienso que yo también soy
"una cruz" para quienes soportan mi manera de ser tan diferente de la
suya…”
3.- “…no sé cómo contarte. Las cosas, de
pronto, no van muy bien con C. Está enfadada con el mundo, y yo me siento
interpelada por ella: no está contenta conmigo, ni con nadie (esto me viene muy
bien a mi ego). Yo creía que era muy
maja y que se me daba muy bien cuidar a los enfermos. De pronto, me cuesta
mucho que C., después de lo que le hago al cabo del día, se queja de la
persiana que está muy alta, la cortina mal puesta, etc., en fin cosas para mí
sin importancia, pero eso forma parte de mi Cruz de cada día, y trato de
abrazarla. Pero me siento incapaz de ayudar a C.: solo puedo Amarla de una forma nueva, empezando cada día…”
4.- “…gracias ... por tus mensajes de vida. La
Semana Santa se presenta en un hacer precioso y duro: he tenido que dejar a mi
familia seguir sus tareas… y me he venido a cuidar a mi madre. Cuidar es una
experiencia donde veo el amor en cada movimiento, y en mi caso (q apenas tengo
fuerzas para mí...) veo cómo Dios me sostiene serenamente y me da la fuerza
justa para velar por este ser tan necesitado... Cuidar a una madre, aceptar el
sufrimiento de quien amas, es un camino que sin duda te desvela esos misterios
que en Cristo te llenan de una paz amorosa. Me viene bien, como ves la canción “Regresando”
de tu blog y tus palabras de vida. Como dice nuestro Papa Francisco siempre al
final...: "rezad por mí". Así que… Gracias Paco y hoy también rezo
por vosotros, por la fortaleza de nuestros pastores”
5.- “…hoy, hace 11 años que falleció mi padre. Nunca imaginé que pudiese
pensar en nadie más como padre, y , sin embargo hoy, más que nunca, pienso en
Dios como un verdadero Padre.
No
como teoría
No
por algo que aprendí en el cole
No
porque lo escuche en Misa
Porque siento que me quiere muchísimo,
es por lo que pienso en Él como Padre.
Porque siento que me quiere muchísimo,
todos los días me dirijo al crucifijo a hablar con Él.
Nunca hubiese imaginado que ese
instante del día, se iba a convertir en el más esperado para mí.
Hace poco tiempo me regalaron un
crucifijo. Lo había puesto en el salón, en un rincón, pero no me acababa de
convencer. Lo he cambiado de sitio. Lo he puesto encima de la mesa donde
trabajo y así empiezo mi jornada dirigiéndome a Él. La empiezo…, la termino y
siempre que paso por delante algo le digo.
Es curioso. Dicen que Dios es
silencioso, que no habla, a mí, me parece que es más bien al revés: ¡no calla!
Constantemente
nos habla a través de todo lo que acontece en nuestra vida.
Constantemente
nos demuestra su cariño
Constantemente
está junto a nosotros en las alegrías y en las penas.
Constantemente
nos demuestra que es un Padre que nos quiere con locura.
Yo,
por lo menos, así lo siento y, por eso, le quiero muchísimo…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido
realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en
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